CAPÍTULO VII - OMAKE
I
“LA NOCHE DEL
FESTIVAL”
Aturdido
por lo que había visto, el casi como un espíritu dentro de una habitación y a
pocos metros su cuerpo dormía tranquilamente,
¿qué es lo que pasó? —pensó, estaba confundido por lo que estaba
experimentando, cuando al intentar tocar la mano de su cuerpo una fuerte
energía lo arrojó al piso quedando inconsciente, hasta que una voz conocida
empezó a llamarle repetidamente.
—
“¡Zhi!, ¡estas bien!, ¡Zhi!, ¡Zhi!, ¡responde!”, los ojos escarlata le
observaban con preocupación.
— “Amai…” —abrió sus ojos y un fuerte
dolor de cabeza hizo que se quejase por unos minutos— “lo que vi antes fue un sueño o un recuerdo… fue demasiado extraño” —pensó
en medio de su confusión.
—
“Zhi, si estas mal debemos quedarnos aquí por un momento y de ahí debes
regresar a tu casa, el otro año veremos el festival”, le dijo ella
sosteniéndolo.
— “No… descuida, estoy bien” —sonrió— “solo es algo sin importancia, vayamos al
festival”.
—
“¿Estas seguro?” —preguntó.
— “Si” –sonrió– “además quiero ver como pierdes en los juegos y aplicar el castigo que
te mencioné”.
Ella
alzó una ceja, “no sé que rayos es un beso, incluso le pregunté a mamá antes de
venir y solo se empezó a reír sin decir media palabra, como le dije que vendría
al festival con mi único amigo, ella incluso me presto este atuendo, me veo
extraña…”, le surgió una gota, “parezco esos muñecos extraños que mamá vendía
hace años”.
— “¿Cuál atuendo…?, si estas con esa capa
puesta no puedo ver nada”, le observó con gesto gracioso.
—
“Hay es que me veo muy rara… además te vas a burlar, pasas todo el tiempo
burlándote de mí con tus cosas y con preguntas que no conozco”, se cruzó de
brazos y giró su cabeza hacia un costado.
— “Jajajajaja, quizás un poco jajajaja, es
que me gusta ver cuando te enojas” —sonrió.
—
“¡Lo vez!” —gruñó ella con una vena en la cabeza— “hay ratos que quisiera
sumergirte bajo el rio hasta que digas, “lo siento Amai, perdóname por hacerte
enojar”” —comentó feliz.
— “¡Oh!, aun con tus 15 años y ya piensas en
hacer torturas” —movió sus cabeza en negación— “yo no merezco eso de ti, veo que me mataras algún día” —se hizo el
sollozante.
—
“¡Ah ya deja de decir cosas como esa!, yo nunca te mataría, por que sino con
quien pelearía todos los días jajajajaja, eres un tonto que no puedo hacerle
daño” —suspiró.
— “Jajajajaja, ya vez como si quieres a este
tonto” —sonrió con una gota sobre su cabeza.
—
“Al menos te reconoces jajajaja y si te quiero, pero también te odio por
hacerme enojar cada vez que se te antoja”.
— “Es un progreso” —pensó— “bueno volvamos a ver lo que tienes bajo esa
capa, quiero ver el atuendo que tu madre con todo su cariño obsequió para ti”
—sonrió al ver que su rostro se hacia azul— “¿qué
pasa, por que esa expresión?”.
—
“Es que…” —suspiró y le dijo— “cierra tus ojos”, eso era tal y como él hacia
cuando le entregó aquella capa que llevaba.
— “Esta bien, ya los cerré” —dijo aún
sentado en el suelo.
Pasó
unos segundos y ella dijo con su cara azul al verse extraña con esa vestimenta,
“ya puedes ver…”.
— “¡Oh!” —dijo él al observarla y un leve
sonrojo tiñó su rostro.
—
“Me veo rara, ¿verdad?” —comentó ella.
— “No” —movió su cabeza— “al contrario, te vez hermosa con ese
Kimono rosa”, se levantó y notó que el color azul se disipó de su rostro.
—
“Gracias” —sonrió— “vamos”, le dijo acomodándose su capa de nuevo.
— “Si”.
Por
otro lado, unos ojos verdes estaban vigilantes y observaba cada movimiento de
la hija de su hermano, sabia que al final se convertiría en un demonio de gran
nivel. “Sei no tiene recuerdos de ella ni de esa mujer, aún así se siente sólo
y baja a la tierra pocas veces a disfrutar del aroma del lago al amanecer”.
Se cruzó de brazos sobre un árbol y comiendo una manzana dijo— “solo
es cuestión de tiempo para que se de el cambio” —sonrió.
—
“Zhi, ¿por qué el andar descalza no duele como el estar con estas cosas en los
pies?, además de la cintura aprieta un poco” —dijo ella caminando con
dificultad.
— “Las cosas que llevas en los pies se llaman
“geta”, vienen a ser los zapatos que se usa con el Kimono la cual es la tela
que cubre todo tu cuerpo, lo que arropa tus pies es “tabi” conocido como
calcetines, lo que aprieta tu cintura se llama “obi” es el cinturón y lo que
sujeta tu largo cabello se llama “Kanzashi”, que es un accesorio y que te
sienta muy bien” —sonrió al terminar su explicación.
—
“¡Oh!, vaya que conoces mucho de vestimentas, pero hay cosas que no dijiste,
como esta cosa que sujeta al obi y la almohada que va entre este, y la camisa
que llevo dentro, ¡ahhh!” —se sujetó la cabeza, al verse que estaba envuelta
con muchas cosas— “¡caminar con este Kimono es una tortura para mi cuerpo
entero!”.
— “No mencioné algunas cosas por que no
recordaba sus nombres, pero estoy casi seguro que lo que llevas debajo del
Kimono y le dices camisa, se llama “eri”, el otro que se parece a una almohada
según tu, es el “obiage” y lo que sujeta al obi es “obijime” —sonrió y una
idea le pasó en mente— “si sientes malestar
al caminar con el Kimono y sus accesorios puedo cargarte, para mi no hay
problema”.
—
“¡Si!, ¡por favor!”, le iba a tomar su mano pero luego se detuvo, “¡espera un
momento!, no te cobraras este favor después” —alzó una ceja— “porque si es así,
prefiero destrozar mis pies de camino al pueblo”.
— “Por supuesto que no haré eso, así que no
te preocupes, vamos sube a mi espalda” —comentó tranquilo y sonriente.
—
“Si” —se sujetó de su cuello y sus pies flotaban en el aire— “¿así?”, le surgió
una gota.
— “Si” —pensó— “no puedo pedirle que me abrase con sus piernas ya que el Kimono no le
permite y además se pondría incomoda” —movió sus cabeza. “Amai puedes no apretar mi cuello tan
fuerte, siento que me estas ahorcando” —comentó el al ver que le faltaba el
aire.
—
“¡Oh, ¡si!, ¡disculpa!” —dejó descansar su cabeza sobre el hombro del él,
diciendo— “Zhi… si en caso pasa algo… estarás conmigo, ¿verdad?”.
— “Si, yo te protegeré así que descuida,
mientras estés junto a mi nadie te hará daño” —sonrió con leve sonrojo.
Ella
se alegró al escuchar decirle eso y observaba el camino hasta el pueblo, nunca
pensó conocer alguien así, le soportaba muchas cosas, incluso su mal genio que
no demostraba en frente de su madre, habían momentos que no entendía el porqué
de su enojo, lo único que sabia era que estaba cambiando poco a poco su forma
de ser, no solo era su conducta sino la forma de su cuerpo y eso en el fondo la
aterraba”.
— “Amai, ya llegamos” —comentó suavemente
Zhi, irrumpiendo sus pensamientos de ella.
“Bienvenida a la fiesta del tres del tres entre
los Bai de
Dali” —continuó caminando y luego la bajó de su
espalda, diciendo— “es una
fiesta muy importante que se celebra cada tres de marzo lunar, por ser la
primera ocasión del año en que los jóvenes se encuentran; dura una semana. Es la mayor fiesta Bai, con una tradición de
cientos de años”.
—
“Es interesante pero…”, se detuvo al ver que a pocos metros había mucha gente
caminando.
— “No tengas miedo, todo va salir bien” —sonrió
y le extendió su mano al costado de ella— “sujétala
si te hace sentir mejor”.
—
“Sentir mejor no es la palabra Zhi, yo diría que tu me das seguridad” —sonrió y
aceptó la oferta.
Empezaron
a caminar por cada tienda abierta, habían muchos juegos así como ventas de
mercería, era solo cuestión de escoger lo que ella le parecía divertido y
conocido de hacer, su sonrisa y asombro se extendía al ver disimuladamente las
cosas que las personas hacían y quiso jugar, no quería perder ante él y le dijo—
“hay concurso de arquería, ¡QUIERO INTENTARLO!” —su voz sonaba enérgica y
decidida.
— “Recuerda lo que te enseñe hace poco, así
será más fácil para ti este juego o más bien esta competencia conmigo” —sonrió.
Tomó el arco y se colocó en posición, “muy bien Amai, ahora observa al maestro” —sonrió
y sin perder de vista al centro tiró con firmeza dando en el blanco.
—
“¡SI!, ¡NO PERDERÉ!” —aseveró ella y levantó el arco, colocó la flecha en el
punto exacto y luego soltó cayendo la flecha en el centro del tablero.
Después
de varias rondas de estaban en la última, ninguno de ellos había tenido errores
en un solo juego de cinco, así que el que se equivoque en este perdería.
— “Listo” —dijo al soltar la flecha y
anotar otro punto a favor en el tablero. Había sido instruido desde pequeño en
eso así que no tenia ningún problema.
—
“NO PERDERÉ ANTE TI ZHI” —pensó, su mirada echaba fuego y segundos antes de
lanzar la flecha escuchó unas risas burlonas, giro su cabeza hacia arriba para observar
y unos ojos verdes muy brillantes la observaban desde un árbol a lo alto cerca
de donde estaban. Su cuerpo tembló y tiro la flecha cayendo fuera del tablero. El
marcador indicaba que Zhi había ganado, pero ella no escuchaba se había quedado
paralizada en total silencio.
— “Te dije que ganaría” —comentó
sonriente, pero se dio cuenta que algo andaba mal, ella no se movía aun con el
arco en sus manos. “Amai, ¿te sientes
bien?, tómalo con calma es un juego no te enfades”, le colocó su mano sobre
su hombro y ella se sobresaltó. “¿Qué
sucede?” —preguntó con preocupación por su reacción.
—
“Zhi, ese tipo del árbol me esta observando y se burla de mi…” —soltó el arco y
le abrazó— “tengo miedo Zhi”, sus manos temblaban.
— “Tranquila” —recibió su abrazo y le
dijo— “estamos rodeados de arboles Amai,
salgamos de aquí e indícame donde lo viste”
—
“Si”, se alejaron unos metros de ahí y cuando volvió a ver para decirle a su
amigo la ubicación del sujeto, éste ya no se encontraba por ningún lado. “Ya no
esta… no esta” —se sujetó su cabeza— “algo anda mal en mí, estoy viendo cosas
que no existen” —comentaba intranquila.
— “Quizá la presión del juego te alteró un
poco” —le sostuvo sus manos levantándolas y le dijo— “tranquila yo estoy contigo” —sonrió.
—
“Si” —cerró sus ojos— “por un momento pensé que iba a desaparecer y eso me dio
miedo, sus ojos verdes eran muy grandes y llenos de maldad”.
— “Ya no pienses en eso” —acomodó su capa
y le dijo— “¿dónde esta la Amai valiente
y llena de energía, que no teme a nada?”.
—
“Cierto” —su voz se notó mas calmada y sonrió– “¡aquí esta!, soy yo y tienes
razón, no sé que me ocurrió, pero gracias a eso ganaste un juego” —cruzó los
brazos.
— “Es verdad” —sonrió— “pero no te desanimes, el castigo se aplica
si pierdes en la final, así que depende de ti el ganar o perder”.
—
“¡Cierto!” —empezaron a caminar y vieron una tienda que decía concurso de
canto, había mucha gente, pero ella se entusiasmó y le dijo— “quiero cantar Zhi
pero… tu no participaras por que… ¿no sabes cantar o si?”.
— “No, el canto no es lo mio, pero has de
cuenta que competirás conmigo si le ganas a todas estas personas” —sonrió— “¿qué estas esperando para competir en este
juego?”.
—
“Si, sin duda ganaré esta vez”, se dirigió e inscribió. El observaba que la
mayoría de las participantes no tenían la dulce y aguda voz que ella tenia y después
de casi una hora de la participación de todas, dijeron a la ganadora y fue
Amai, le entregaron una pequeña medalla, su sonrisa se distinguía bajo esa
capa.
—
“¡Gané Zhi!, ¡gané!” —le dijo corriendo hacia él después que terminará todo— “¡GANÉ!,
¡TE GANÉ!, jajajajaja”.
— “Esta bien, estamos en un empate” —suspiró—
“el siguiente juego será el de cazar el
mayor número de peces en una bolsa usando esa red”, le indicó con su mano
el lugar y lo que se refería con la red.
—
“¡Ah pero esa no es red sino papel!, el peso del pez no lo soportará se
romperá” —afirmó ella con total seguridad.
— “Justamente, es ahí donde el ingenio de la
persona actúa para ganar ese reto” —comentó el a pocos pasos de la tienda.
—
“Eh cazado peces en el río desde pequeña y un tonto juego no será la excepción”
— comentó con brillo en sus ojos rojos— “¡GANARÉ!”
Al
romperse la red de papel fino al intentar capturar un pez, su seño se marcó más
y un aura azul empezó a brotar naturalmente de su cuerpo. La gente empezó a
asustarse y fue cuando Zhi intervino diciendo— “Amai, tranquilízate por favor, es un juego”.
—
“Pero…”, sus ojos rojos estaban llenos de frustración— “eh perdido Zhi, no
logré capturar ni un solo pez” —suspiró.
— “Ya no te preocupes por eso, como te dije
es solo un juego, estoy seguro que en el próximo festival podrás ganar” —sonrió.
—
“¡Si!” —exclamó con entusiasmo.
— “Ya va ser hora de la lanza de antorchas”
—extendió su mano— “vamos”.
—
“Si” —sonrió y a la vez se preocupó— “Zhi… aunque halla perdido la competencia contigo,
¿no vas a darme un castigo o si?... es que la verdad no sé que sea un beso y
eso me tiene preocupada… no se por qué…”.
Ante
la sola mención del “beso”, un leve sonrojo tiñó su rostro. “Ah… eso… bueno yo…” —prefirió aislarse
un poco de la multitud para hablar con ella.
—
“¿Sucede algo Zhi?”, se preocupó al ver que se había alejado de la gente.
— “Amai, tengo algo que decirte… pero no se
como hacerlo…”, su mente era un caos de como explicarle.
—
“JAJAJA tan solo dilo y ya, es la primera vez que te veo con esa rara expresión
de confusión enrojecida en tu rostro JAJAJAJAJA” —continuaba riéndose.
— “No te burles” —volteó su cara a un
costado por la incomodidad que sentía al ver que ella lo tomaba como una broma.
—
“Jajajajaja es que te vez muy gracioso jajajajaja”, se dejó de reír al ver que él
se inclinaba como una reverencia hacia ella y le sujetó su mano con delicadeza,
“¡¿q-q-qué haces?!”, se sorprendió.
— “Amai…
te voy a decir lo que significa un beso” —sonrojado unió sus labios sobre
la mano de ella y luego se apartó, diciendo— “un beso es una demostración de afecto que tiene una persona con
alguien…”.
Ella
quedó inmóvil y preguntó—
“¿con alguien?... ese alguien puede ser un animal o cosa, ¿verdad?”.
— “Si” —cerró sus ojos para continuar explicando— “además la ubicación de este es según esa
persona desee, puede ser como señal de respeto o también como amor…”.
—
“Mmmmm entiendo sobre su ubicación pero… ¿qué es amor?” —preguntó interesada ya que el solo hecho de que le diga y
demuestre el castigo el cual le parecía algo atemorizante de su parte, solo era
una forma de respeto y conocer más.
Este
suspiró, ya le parecía raro que ella no se sonroje o que haga una escena típica
de una chica normal al sentir un poco de pena que otra persona le bese la mano,
pero ella no, ella era diferente al resto, estaba ahí de pie con total
naturalidad y ansiosa de saber sobre el tema. “Ah… que voy hacer contigo Amai, me vas a causar un ataque al corazón
con tu inocencia” —pensó.
Un
carraspeo hizo que éste empezara a hablar, “Amor
es un sentimiento que todo ser humano tiene por naturaleza innata, el cual
crece y se fortalece con el tiempo, una forma de expresar nuestro amor es
nuestros padres, es un amor distinto puesto que fueron ellos lo que nos dieron
la vida, otro, es la demostración de afecto que tiene uno con los animales, el
gustar, quererlos y protegerlos nos hacen amarlos también, sin embargo, cuando
una persona se siente atraída por otra, no solo por lo físico si no por su
forma de ser, con sus cualidades y defectos, se puede decir que esa persona ama
a la otra; y ese lazó prevalece por la intensidad de los sentimientos de
ambos”.
—
“¡Oh!, ahora entiendo a mamá, los sentimientos hacia papá, ella y yo aunque no
lo vemos… no dejamos, ni dejaremos de amarlo” —pensó,
cerró sus ojos y juntó sus manos sobre su pecho. “Gracias por decirme todo esto
Zhi, nunca le llegué a preguntar a mamá sobre este tipo de cosas, en verdad te
lo agradezco” —sonrió.
El
solo le observó y decidido le dijo— “nunca
antes le dije esto a nadie Amai, pero…” —se acercó y tomó de sus manos— “tu eres la única persona que considero
después de mi hermana, como la mujer que más amo en este mundo”.
—
“Jajajajajaja que tonterías dices Zhi, que yo…”, le observó y continuó riéndose,
“jajajajajaja vamos Zhi la clase de hoy sobre sentimientos ya se terminó, no
tienes por qué hacer más bromas”.
— “Pero, no es ninguna broma” —afirmó serio al ver que ella creía que estaba jugando.
—
“¿AH?... no es broma… si no es broma, significa que es verdad y que tu me amas…”,
le soltó de sus manos y se apartó molesta, “¡eso es mentira!, tu eres mi amigo y
no puedes amarme, ¡no puedes!” —salió corriendo, pero el la alcanzó y le tomó
del brazo diciendo— “lo siento… no te
alejes de mi por favor”.
—
“¡Suéltame!, ¡Suéltame!” —se apartó de él y dijo—
“yo… lo único que sé, es que eh perdido a mi mejor amigo y me duele decirte
adiós, pero así debe ser…” —sus ojos
rojos empezaron brotar lágrimas, había recordado su promesa de pequeña, sus
prioridades eran ayudar a su mamá y que su padre regrese a casa. No había lugar
para que ella se distraiga con otras emociones y eso le dolía en ese momento,
mientras corría entre el bosque dejó caer su capa y sus ojos desbordados de
lágrimas, empañaban su visión, “¿por qué tiene que ser así?... ¿porqué?...” —se preguntaba y detuvo sus pasos cayendo de rodillas al suelo
apretando sus manos.
—
“¡Chicos miren que nos trajo el festival hoy!” —comentó
a pocos metros un aldeano. Otros seis aparecieron y empezaron a molestarla.
—
“¡DÉJENME EN PAZ!, ¡VÁYANSE!” —gritó ella
y le miró con enojo en sus ojos rojos.
—
“¡Oh!, ¡un demonio!, ¡un demonio!” —dijeron
y enardecieron— “¡¡¡acabemos con el demonio!!!”.
—
“¡¡¡Si!!!” —dijeron los demás y otro grupo se les unió.
Las
duras palabras de ella resonaban en su mente y al verla partir así, lo dejó sumergido
en sus pensamientos, el hecho de haberle confesado sus sentimientos hizo que
ella se aleje de él por siempre. Eso era algo que no lograba asimilar, ya había
perdido a su madre y la vida de su hermana dependía de las ordenes de su padre,
su único refugio era Amai a quien amaba y no podía perderla de esa forma, “debo hablar con ella…” —reaccionó y empezó a correr hacia el bosque. En el camino
encontró la capa que una vez le obsequió. “No
puede ser… ella no debe quitarse la capa por que las personas pueden atacarla”,
una inquietud muy fuerte lo invadió y continuó buscándola.
—
“¡¡¡Maten a ese demonio!!!” —decían
unos aldeanos.
—
“¡¡¡Quémenla!!!, solo traerá destrucción al pueblo entero, ¡¡¡quémenla!!!” —comentaban la gente enardecida al ver que uno de ellos le
había tirado una piedra en la cabeza y la dejó inconsciente, luego la habían
amarrado contra un árbol y su cuerpo estaba raspado por que había sido
arrastrado hacia ese lugar.
— “¿Qué es lo que pasa?” —preguntó Zhi, al ver que había movimiento en medio del
bosque, gente con antorchas se dirigían a una sola dirección. Este detuvo a uno
y le había comentado, que encontraron un demonio y lo iban a matar. “No puede ser… acaso ella es…” —corrió unos metros para encontrar a toda una multitud de
aldeanos dispuestos a quemar viva a alguien—
“Amai…” —dijo y sus ojos se dilataron al verla atada, inconsciente y
con señales de que la habían golpeado. “¡¡¡Deténganse!!!”
—gritó y se mezcló entra la gente hasta llegar al pie de
aquel árbol donde se encontraba atada—
“¡¡¡Amai!!!, ¡¡¡Amai!!!”, le llamaba
y ella empezó a abrir con dificultad sus ojos rojos.
—
“Zhi… ¿qué haces aquí?...” —pensó y
sentía que su corazón empezaba a latir con más fuerza y notó que las uñas de
sus manos empezaban a tomar forma de punta, eso la aterró. Su respiración se
hizo más rápida al querer escapar y no poder hacerlo por las cuerdas las cuales
aprisionaban su cuerpo. ¡¡¡ALÉJENSE DE MI!!!”, no podía controlar más su ira
que sentía contra toda esa gente, un vórtice de vientos empezaron a rodearla y
una energía muy fuerte brotaba de ella, era un fuego azul que emanó quemando las
cuerdas y haciéndola flotar por unos minutos en el aire.
La
gente al ver lo que sucedió salieron corriendo temiendo por sus vidas, quedando
sólo Zhi en medio de todo, observando lo que había pasado. Ahora comprendía su
forma de ser, ella no era humana por eso su madre no quería que fuese vista por
los aldeanos, ella conocía cual iba a ser la reacción de estos. El cuerpo de
Amai descendió y cayó en los brazos de Zhi.
Al
abrir sus ojos rojos, lo primero que vio fue a él, su tonto amigo que le hacia
bromas y que hace poco le había confesado sus sentimientos hacia ella. “Zhi…
yo…” —cerró sus ojos—
“lo siento… no soy digna de ser amada por ti”.
— “¿Porque?...” —indagó el con temor en su respuesta.
—
“Soy diferente a las demás personas… me
estoy convirtiendo en un monstruo” —sollozó— “tengo miedo de poder hacerte daño…”.
— “No eres un monstruo y no creo que
puedas hacerme daño” —respondió
y a la vez preguntó— “¿por qué tienes
miedo?”.
—
“El solo hecho de pensarlo me aterra y no quiero que nada malo te pase Zhi” —asintió— “porque tu
también me gustas mucho pero… no soportaría verte sufrir por mi culpa…”.
Al
escucharle decir eso, vio que el rostro de ella se había hecho rojo eso le
alegró y le dijo— “sufrir o no sufrir…
no me importa, solo quiero estar a tu lado” —sonrió.
—
“Estas loco, pero aun así te amo”, le dijo ella bajando de sus brazos y
sujetada por las manos de él.
— “Amai, hoy te haré una promesa la
cual cumpliré pase lo que pase, sin importar el futuro” —observó el firmamento—
“…las
estrellas brillan pero eventualmente se apagan, sin embargo la luz de tu alma
es eterna… por eso más allá de los lamentos que enfrentes, siempre estaré ahí
para ayudarte… para protegerte… para amarte… siempre”.
Ella
se había quedado observando a los ojos plomos de éste mientras el cabello
azabache se deslizaba con el viento, era como una danza sincronizada de ambos,
el sostenerse de sus manos y el sonrojo que tenían al verse y el aceptar los
sentimientos del otro, hacían que el bosque fuese un lugar maravilloso donde el
sonido de la naturaleza a su alrededor detuviese el tiempo, sin penas, ni
angustias, solo la alegría de saber que estaban juntos.
— “Curemos esas heridas” —sonrió y caminaron hacia la orilla del rio, sentando a Amai
sobre una rocas mientras el sacaba un pañuelo y lo remojaba con el agua. “disculpa por no llegar antes… saliste
herida por mi… lo siento” —dijo con pesar
en su rostro.
—
“No” —asintió— “la única
responsable de esto fui yo por salir huyendo y decirte esas cosas tan
desagradables… es que yo… hice una promesa de pequeña mucho antes de
conocerte…”.
— “¿Una
promesa?”, se sorprendió e interesó por saber
más, mientras continuaba pasando con cuidado su pañuelo sobre el brazo de ella,
“¿qué promesa?”.
—
“Yo…” —suspiró— “prometí
que lo más importante para mi seria ayudar a mamá y encontrar a papá, por eso
siempre canto esa canción que aprendí de ella, quizá algún día no muy lejano mi
voz pueda ser escuchada por él y así regrese a casa”.
— “Entiendo” —dijo el cerrando sus ojos—
“la vida puede ser impredecible en muchas
formas, unos aman a sus padres… otros lo odian…, sin embargo el solo hecho de
haberles dado vida hacen que la existencia tenga un propósito para con sus
semejantes y las personas que más les importa”.
Ella
le observó y vio tristeza en su rostro apuesto, el siempre bromista pero a
veces tan solitario en su forma de pensar o hacer las cosas, “es verdad… lo que
dices, pero nunca hay que rendirnos, mamá me enseñó más de una vez que siempre
hay que guardar la esperanza, que todo saldrá bien, las cosas suceden por algo
y debemos luchar por obtener nuestros deseos” —sonrió.
— “Si”, la paz que ella le transmitía era tan gratificante para su
alma que algo sucedió al pasar el pañuelo sobre su otro brazo, este se cayó y
en vez de la tela colocó su mano, “quisiera
intentar curar como mamá lo hacia cuando era pequeño…”, fue la idea que cruzó
por su mente e inconscientemente lo hizo, causando sorpresa en ambos al ver una
tenue luz blanca brotó de su mano, cicatrizando la herida de la chica.
—
“Zhi…” —sus ojos rojos se dilataron—
“tienes el poder de curar a las personas”.
— “Si, eso creo…” —observó sus manos— “es el poder se sanación que mamá
tenía”.
—
“¡Grandioso!” —sonrió y una idea hizo que se emocioné al punto de decirle
señalándolo con uno sus dedos el cual tenia una pequeñas garritas en vez de
uñas normales— “¡Zhi Ho!, yo Amai Sei Xing necesito de su gran don de
curación para que mis heridas cierren y así cuando mamá me vea no se preocupe
por este suceso, ¿me ayudarás?”.
— “Será todo un honor” —sonrió mientras continuaba con su labor esa noche.
—
“Es sorprendente ver crecer a la hija de Sei” —comentó su tío en uno de los arboles observando la escena de
ellos en la orilla del río. “El hecho de ser diferente te asusta…
entonces, ¿qué harás cuando te hayas transformado en un verdadero demonio?...
¿qué sucederá con ese humano al que dices amar?...” —repitió las mismas palabras que le había dicho a esa mujer
en la cabaña hace una hora, aquello había sido una visita de advertencia, “ahora
depende de su madre dar el siguiente paso en hacer su elección” —sonrió.
Capítulo
VIII: “Un encuentro con Kibo”
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