CAPÍTULO
X
Rivales hasta la
muerte
La lluvia se había convertido en una fuerte tormenta, el galope de
los caballos tenían una dirección como destino... uno que quizá sea el inicio
para unos y el final para otros...
La mente del Duque Dana era un torrente de preocupaciones, su hija
corría grave peligro al revelar la verdadera naturaleza de su esposa, podía
percibir su peculiar poder y un mal presentimiento se incrementaba a cada
segundo. Sus acompañantes al escuchar su relato comprendieron pero no tenían otra
opción que llegar lo más rápido a la mansión.
Un fuerte rayo cayó y el cielo iluminó la noche, los ojos grises
del chico de cabellos negros estaban dilatados de asombro por volver a ver a
Am, conocía su situación y debía ayudarla a liberarse de aquel conjuro.
—"¡Am!" —repitió él varias veces pero no mostraba
reacción al escuchar su nombre. Cubierto como se encontraba e inmovilizado sólo
podía llamarle, mientras ella y su guardián avanzaban hacia Aris. Eso motivó a
que éste lo soltase por unos minutos para recobrar el aliento.
Al estar a escasos
metros de Aris apuntó sus garras, diciéndole— "no intervengas", dejándo al
espíritu paralizado al notar el fuerte y oscuro poder que emitía, sus demonios
soltaron por completo a Kibo mientras él planeaba su siguiente movimiento
porque aunque era un espíritu errante anhelaba tener una o más joyas en su
poder, entonces se limitó a observar.
El chico al verse
libre de aquellas ataduras intentó subir por los escombros en donde estaba la
madre de Sara, pero se tropezó con la imponente figura de Am, la cual al
expandir su energía estrelló contra los escombros al cuerpo del chico,
dejándolo en el suelo y con gesto de dolor en su rostro.
—"... ¿Por qué... haces
esto...?", había dicho Kibo sin poder creer que no lo reconoció y el dolor
del golpe no se comparaba con el dolor que le producía verla así en ese
momento, "porqué..." —observó
los ojos negros de ella quien siguió su trayectoria sin inmutarse. Él al ver
que su objetivo era la madre de Sara, corrió del otro lado e intentó defenderla
pero antes que haga un movimiento ella lo lanzó por uno de los escombros donde
estaba la niña inconsciente.
Sus largos cabellos
negros se deslizaban rápido ordenando a su guardián que elimine a Aris, él
obedeció e inició otra pelea en el primer piso, mientras ella se encontraba en
el piso superior. Rasguñó con sus filosas garras en el campo de energía que
tenía en su delante, no logró romperlo pero si debilitarlo, su ceño marcaba su
enfado, desenvainó su espada y continuó con su afán de extraer la joya, "el espíritu de ésta mujer no va a
soportar por mucho tiempo" —pensó— cada ataque era más y más
fuerte.
Fayad tomó una
decisión al ver a su hija y al chico en peligro diciéndole a éste,
"sólo tú puedes salvarnos... por favor... cuida de Sara", los ojos
del chico se dilataron al ver que el espíritu de ella rompía en numerosas
mariposas que revoloteaban a su alrededor y desaparecieron en las palmas de sus
manos. Aún desconcertado intentaba analizar el comportamiento de Am, con la
magia que poseía, sabía que si ella lo hubiese querido en un inicio
tranquilamente lo habría asesinado pero sólo le interesaba obtener las joyas o
al menos eso pensaba. Ahora sus pasos de ella se centraban en la niña; al
percatarse de eso se puso de pié e invocó nuevamente al sistro el cual apareció
en su mano derecha y debía intentar detenerla.
No muy lejos de la
mansión, Emilio notó la ausencia de Kibo, inquieto por no encontrarlo empezó a
preguntar a los encargados y algunos heridos, hasta que uno de ellos coincidió
con las características del muchacho y al ver la dirección que mencionó el
informante, sus temores cayeron como los fuertes rayos cubiertos por la
tormenta que rodeaba sólo a la mansión, eso observó a lo lejos y empezó a
correr, "¡¡¡no puede ser!!!", sus ojos temblaron, "acaso esa
chica y Etel estan...".
En pocos minutos de
recibir la orden, el guardián terminó con el espíritu de Aris y quedó en
silencio observando como su ama debilitaba el campo de protección que aquella
joya había creado desde los escombros. Su deber era obedecer y protegerla, pero
con el enorme poder que ella tenía no había mucho por hacer salvo acatar sus
órdenes.
Sara despertó
repentinamente y al ver que el espíritu de su madre no estaba imaginó que uno
de los presentes extrajo la joya, unas lágrimas se deslizaron por su rostro
infantil, sin embargo vio que el joven Susume se enfrentaba a su amiga de
cabellos blancos y que ahora los tenía de color negro, pero lo que le asustaba
fue ver que en los ojos de Am, no figuraban sentimientos que demostrase, si no
la presencia de una asesina quien intentaba matarle y ese chico estaba
arriesgando su vida con tal de defenderla.
—"Am... por favor
despierta de este cruel hechizo, tu no tienes por qué hacer esto... por
favor... ¡despierta!", fueron las palabras de Kibo deseando no pelear con
ella, sin embargo al verla con la mirada fija en Sara aniquilaba sus esperanzas
y su sentimiento de culpa se hacía más fuerte no quería lastimarla más de lo
que ya lo había hecho.
Al dar el primer paso
sin escuchar las palabras de su interlocutor avanzó y dijo— "poseedor de joyas, ¡apártate!",
su tono de voz era fría.
—"¡No!" —respondió con lamento sujetando al sistro el cual emitió un brillo
peculiar, "no puedo dejar que lastimes a Sara".
Ella al ver su
posición y notar que la marca en su mano avanzaba se enfureció más, no podía
perder su libertad eso estaba clavado en su mente y con un rápido movimiento
casi invisible ante los ojos del chico extendió sus filosas garras sobre el
hombro derecho de él y lo arrojó por los aires fuera de la casa, la niña al ver
eso se espantó y salió corriendo.
Sus ojos negros
visualizaron a la niña e indicó a su guardián que detenga a la infante, Sara al
estar fuera vio el cuerpo de Kibo en medio de un charco de sangre y eso la
aterró, "señor... usted no debe morir, por favor...", juntó sus manos
asustada y escuchó los pasos de alguien acercándose entre las sombras, cerró
sus ojos temiendo lo peor. Sin embargo, fue Emilio quien había llegado y un
brillo de esperanza iluminó los ojos de la pequeña.
—"Señor... el trató de
defenderme de esa mujer mala y ahora esta muerto...", sollozaba la niña.
El amigo de su padre
se acercó para verificar los signos vitales de Kibo, tomó el pulso y vio que
aún estaba con vida pero con graves heridas. Sara se tranquilizó un poco al
escucharle pero luego se quedó paralizada y con pánico en su rostro dijo— "esa mujer... está aquí".
Él al voltear vio a
Am a pocos metros acercándose y Etel en dirección a Sara. "¡Rayos!" —sacó su espada y con la velocidad particular que tenía atacaba a
Etel, mientras en el suelo el chico de cabellos oscuros empezaba a despertar
para solo verla aproximarse.
—"Todos tenían razón...
ella no es la misma que conocí y no se como romper el hechizo de ese sujeto..."
—pensó y para sorpresa vio
que la herida que le había provocado empezaba a cerrar.
La niña al verlo
consciente se alegró diciendo—
"que bueno que esta a salvo", lo abrazó y ayudó a levantarse.
—"Es
por que tienes el poder de las joyas... ellas te protegen" —escuchó una voz masculina
ajeno a los que conocía que lo dejó desconcertado.
Él observó a su
alrededor y movió su cabeza diciendo— "éstas personas confían en mí e incluso se que ella también
lo hace..., debo hacer lo correcto y ésta vez no dudaré", en sus
flequillos negros escurrían las gotas de lluvia y una firme decisión expresó en
su rostro, apareciendo el sistro nuevamente.
Ella corrió hacia él
iniciando un ataque directo con su espada y él no tenía una espada que blindar,
sólo el sistro como instrumento físico. Fue entonces que escuchó en su mente el
susurro de Fayad —la madre de Sara—"puedes usar mi poder solo une tus manos y extiéndelas, de
esa manera crearás un campo de protección".
Eso hizo y ella se
sorprendió al ver que no podía atravesarle ya que un escudo de energía pura
impedía sus movimientos, "estas
usando la joya de ese espíritu, interesante... pero no tengo tiempo para jugar
con un despreciable humano".
—"Am recuerda quien
eres... por favor...".
Nuevamente no hubo
reacción alguna, su mirada de ella estaba centrada en romper el escudo que éste
había creado. "¿Qué debería hacer para liberarla de este hechizo?...
", sus ojos grises temblaron inquietos por desconocer la respuesta e
inmerso en aquella frustración que vivía al verla así. El poco tiempo que había
convivido con ella, las cosas que pasaron y ser preso de sus constantes gritos
y cambios de humor, eran lo el extrañaba en esa persona o al menos él la
consideraba así. Ella se había vuelto alguien importante en su vida, alguien
por el cual estaba agradecido por mantenerlo con vida en un mundo encantado y
lleno de peligros. "Fue ella quien siempre me salvó, debo devolverle el
favor, no importa lo que tenga que hacer, simplemente lo haré".
—"Ella
ya no es la chica que conociste..."
El respondió a la voz
que inesperadamente irrumpía de nuevo su mente diciendo— "eso lo sé... pero aún así debo ayudarla".
—"¿Serías capaz de dar tu vida por ella?".
—"Si eso la regresaría a
la normalidad y rompe el hechizo de ese sujeto, no dudaría en hacerlo".
—"Sólo es por eso... ¿estas seguro?...".
—"Sí".
El conejo pequeño
apareció entre los arbustos y se acercó a Kibo sobre sus pies, el al ver al
animal pensó— "también te preocupas
por ella, ¿verdad?".
—"Así es" —respondió en la mente del chico— "sólo tú puedes escucharme por que ya no eres una persona común,
desde que las joyas te eligieron tu vida cambió y seguirá así hasta que todo
termine".
—"¿Hasta que todo
termine?".
—"Sí...".
El sonido
electrizante que emanaba del cuerpo de Am sorprendió a Kibo y usó ambas manos
para contener la fuerza de su ataque.
—"Ella no se detendrá hasta capturar todas las joyas y
finalmente te asesinará...".
—"Entiendo,
pero..." —cerró sus ojos grises y le
respondió— "eso es algo... que no
lo permitiré, muchas personas fijan sus esperanzas en mí, debo hacer todo lo
que pueda para salvarles y si debo de dar mi vida entera lo hare con
gusto".
Los ojos del conejo
brillaban al escuchar sus palabras y entre destellos y vientos envolvió al
cuerpo de éste y le dijo— "déjame luchar contigo,
quiero ayudarte a romper el hechizo".
—"Sí". Al aceptar
tal petición su cuerpo sufrió un cambio repentino irradiando una gran cantidad
de luz muy cálida que calmaba a los presentes, sorprendíendoles detuvieron sus
movimientos para presenciar cómo el cuerpo de él se elevaba del suelo y los
cabellos negros del chico crecían a la altura de sus rodillas y su manos
parecían más largas y delgadas.
—"¿Qué es
esto?" —murmuró ella al intentar moverse y sin poder dar un paso, dirigió
una orden a su guardián sin tener éxito, "este
poder... nunca lo vi en un humano...".
El cuerpo de Kibo empezaba
a crecer y la luz cegaba a todos los que presenciaban la escena, de su mano
derecha la cual sostenía el sistro ahora se había transformado en una espada
larga curveada de un metro de longitud, con empuñadura plateada y de trenzado
dorado, su ojos se abrieron lentamente brillaban más claros que de costumbre
apretó su espada y desvaneció el escudo que había creado para presentarse ante
ella, quien aún no salía de su asombro.
—"¿Qué significa
esto?", reaccionaron los demás acercándose a la nueva figura que había
adoptado Kibo. Y vieron que este levantó su mano como señal que se detuvieran.
Etel al poder moverse se colocó a unos metros detrás de Am.
—"La diversión aún no empieza" —dijo él enterrando su espada la observó sonriente- dejando
desconcertado a los que lo conocían, se inclinó y extendiendo su mano hacia
ella le dijo calmado— "por fin... nos volvemos a
encontrar...".
***** *****
*****
Los documentos que le
habían llegado a sus manos por uno de sus agentes hicieron que tenga un
rompecabezas el cual sería de gran utilidad para poder evitar más víctimas de
aquél manuscrito.
Ismael junto a Noa
permanecían en silencio por varias horas al analizar los expedientes. Aún
permanecían en China y tenían que encontrar alguna forma de salvar a sus
amigos.
Localizar a una
descendiente con vida de la familia Ho y conocer sobre su trágico destino que
arrastraba los hizo pensar en que la locura de su hermano sea por que el ritual
que fue sometido por su clan fue uno de sacrificio.
—"Si fue un
sacrificio... ¿porque no murió en ese instante?", pasó una de sus manos
sobre sus cabellos rubios y añadió pensativo, "según las tradiciones de
éste país involucran la fuerza espiritual para los encantamientos antiguos que
se han mantenido durante su historia, sin embargo los clanes a los que suelen
pertenecer son impredecibles sobre sus planes futuros...".
—"Eso los colocaría como
los más fuertes entre los demás clanes y sobresalientes....", el pelirrojo
quedó sorprendido pero continuó su análisis, "si estos tenían una meta más
alta... puede ser que lo hallan considerado un secreto muy bien elaborado
llenos de sacrificios humanos para volverlo más poderoso... si es así... tiene
sentido el terrible poder que posee aquél libro".
—"Creo que deberíamos de
ordenar las muertes según su procedencia, así tendremos una noción más amplia
de lo que nos enfrentemos" —sugirió Ismael en uno de los muebles de la habitación.
—"Es cierto, pero de
alguna forma esa mujer de aquella residencia tenebrosa no es muy confiable y sé
que la familia Spencer puede ser muy influyente... aún así no debería confiarse
demasiado porque estamos en un país conocido por sus tradiciones y hechicerías
ancestrales... eso me inquieta un poco" —afirmó el rubio quien sostenía varias carpetas y lucía preocupado.
El castaño estuvo de
acuerdo con la opinión de su amigo y Dick solo sonrió, "no se preocupen
por nuestra seguridad tengo todo bajo control, así que descuiden, ordenemos
esto después de cenar, supongo que deben estar exhaustos".
—"A eso está muy bien,
porque muero de hambre", se alegró Noa, mientras Ismael sonreía, habían
estado muy tensos por las cosas que tuvieron que hacer ese día.
—"¿Quieren bajar al
restaurante del hotel o le aviso a recepción para que suban la cena a esta
suite?" —comentó con entusiasmo el
pelirrojo al saber que sus espectativas en ellos no estaban equivocadas después
de todo.
—"Pues opto por bajar al
restaurante y tú Ismael?".
—"Igual, me encantaría
ver la vista nocturna desde el 14avo piso donde nos encontramos".
Todos salieron y se
dirigieron al ascensor del hotel, al llegar al restaurante, Noa leía la lista
de los alimentos asiáticos e Ismael hacia unas anotaciones por una libreta y
luego la guardó en su abrigo para disfrutar la vista de la ciudad, Dick usaba
su móvil para terminar de enviar algunos mensajes.
A los pocos minutos
observó Ismael algo extraño, dos personas de gafas oscuras se sentaron cerca de
donde ellos estaban. Él cruzó miradas con Dick y éste sólo le dijo— "descuida, ellos son mis guargaespaldas".
Después de cenar
subieron a la suite donde encontraron todo un desorden.
—"¡¿Qué pasó aquí?!",
se asombró Noa. Y unos sujetos de negro aparecieron detrás y delante de ellos
con pasamontañas apuntándoles con unas filosas katanas.
—"Yo tenía un mal
presentimiento desde un comienzo…" —pensó el rubio al ver que podían asesinarles en ese instante.
El pelirrojo y
castaño estaban perplejos, habían burlado su seguridad y estaban tan indefensos
ante ellos. Unos segundos después escucharon una voz grave y calmada saliendo
de la suite donde se hospedaban, "disculpen
a mis escoltas por el inesperado encuentro pero lo que tenía por hacer ya lo
terminé, nos retiramos sin más preámbulo" - salió un joven de cabellos
negros cortos, de pantalones y camisa oscura, cubierto por una gabardina blanca
y con lentes negros.
Noa al igual que
Ismael estaban asustados al ver que estos se alejaban de ahi y entraron a la
suite donde al cerrar la puerta. Dijo el rubio- "¡¿qué se supone que fue
eso?!, no era una visita de cortesía... ellos en verdad tenían espadas tan
filosas que pudieron hacernos picadillo".
—"No se cómo pudieron
neutralizar la seguridad que teníamos, pero... si está claro que alguien está
inquieto por nuestra presencia en su país y sobre todo por que no intentemos
buscar pistas sobre el origen de ese libro". Los ojos de Dick e Ismael se
cruzaron al ver que el libro no estaba y Noa comentó—"sabía que algo así podía pasar, así que coloqué el libro en
mi mochila y se lo entregué a tu chofer de hoy para que lo guardase".
En ese instante el
pelirrojo llamó por su chofer y confirmó que el libro estaba seguro, soltó un
gran suspiro al igual que Ismael y éste último agregó— "a veces tu cabeza se ilumina jajaja".
—"Ja ja ja que
gracioso", se encogió de hombros el rubio y dijo— "la noche recién comienza como las temporadas de exámenes,
con el susto de esos tipos se me fue el sueño, quisiera ordenar todo el tiradero
que dejaron".
—"Yo te ayudo, además
estamos aquí por hallar la forma de salvar a nuestros amigos", empezó a
recojer los documentos regados por la alfombra, el pelirrojo hizo lo mismo y
luego de ordenar todo por unos 20 minutos Dick les dijo— "disculpen por exponer sus vidas en peligro, prometo ser más
cuidadoso".
—"Tranquilo, por suerte
no sucedió nada grave y mejor volvamos con los puntos pendientes por
analizar" —comentó Ismael y los demás
estuvieron de acuerdo.
Las enfermeras
salieron de la habitación, era de noche y los ojos azules de Alexa se abrían
después de varios días de permanecer en una fuerte crisis de múltiples heridas
en su cuerpo, sin embargo esa noche todo parecía estar mejor, sentada en la
cama observaba la ciudad y pensó— "donde quieras que estés Kibo espero que estés bien, Ismael,
Dick y Noa están ayudando para resolver este extraño encantamiento del cual
aceptaste".
Abrió una gabeta de
la mesa de cabecera y en su bolso sacó su celular, vio algunas fotos que
guardaba de los trabajos en el laboratorio y esbozó una sonrisa. El toque de la
puerta la sacó de sus recuerdos y vio entrar a su madre.
—"¿Cómo estás
hija?", se acercó su mamá y tomó asiento cerca de la cama.
Ella le sonrió y dijo— "creo que mejorando, al menos hoy las heridas no sangran
mucho, quisiera ir a casa pero creo que es inútil discutir eso...".
—"Así es", sacó
unos documentos del bolso y le dijo— "hay algo del que me gustaría que conversemos".
Alexa se mostró
interesada en un inicio, sabía que su madre estaba preocupada por su condición
física y no entendía como fue que se hizo tales heridas, estaba un poco
nerviosa al tener que darle una explicación poco convincente del tema.
—"Esas heridas en tu
cuerpo no las causaste tú, quiero que me digas la verdad hija, tu padre y yo
queremos ayudarte", le sujetó su mano observándola.
—"Ma-mamá no te
preocupes" —sonrió y con una gota sobre
su cabeza dijo— "estos síntomas es de
una extraña enfermedad a la piel… ya pronto me darán de alta y estaré por
casa".
—"Ya veo..." —soltó su mano y pensó— "entonces no dirás la
verdad". Ella tenía unas sospechas de lo que le pasaba a su única hija y
temía que alguien la lastimase. Su esposo aunque estaba muy ocupado por el
trabajo le confirmó el haberla visto en compañía de unos chicos de extraños
comportamientos. Además sabía que uno de sus compañeros de universidad había
solicitado su traslado de la enfermería a una clínica particular, no pudo
soportar la intriga y le dijo—
"¿estas involucrada con algún delincuente que te lástima y te amenaza?, ¡¿es
eso Alexa?!".
Los ojos azules de
ella parpadearon sin creer lo que la imaginación de su madre había llegado a
tal conjetura, "claro que no mamá, no tengo ninguna relación peligrosa o
que involucre delincuentes que amenacen mi vida, lo que pasa es que...",
se detuvo al ver los ojos temblorosos de la autora de sus días. Yo... no quiero
engañarte, pero hay cosas… que es mejor ignores por el momento...".
—"Alexa...", le
sujetó su mano con temor, "lo único que me importa es tu bienestar" —cerró sus ojos y comentó— "no quiero que te suceda nada malo hija...", la abrazó
con fuerza y con lágrimas en sus ojos hizo un profundo silencio en la
habitación.
—"No llores, estaré
bien", recibió el abrazo de su madre, no podía expresarle sus miedos y
experiencias que estaba siendo sometida involuntariamente. Le miró fijamente y
con una sonrisa mencionó— "no te preocupes,
recuerda que ustedes dos me deben un viaje y no crean que lo eh olvidado".
—"Es verdad", se
tranquilizó un poco. Sabía que ella ansiaba conocer un lugar en especial desde
pequeña y lo habían postergado por falta de tiempo, "es una promesa que
tenemos contigo".
La chica sólo sonrió
y vio salir de la habitación a su madre más calmada. Alexa conocía lo
importante que esa promesa significaba para ella. Nuevamente vio sus vendajes y
se preguntó— "espero poder ver ese
día junto a ustedes... mamá... papá...". Y una duda invadió su mente
haciendola marcar unos números telefónicos por su móvil.
Las horas habían
pasado y en la suite los tres chicos habían terninado de encajar la mitad de
aquél rompecabezas. El rubio estaba a punto de quedarse dormido al igual que
Ismael de pronto su celular empezó a timbrar y le causó sorpresa escuchar la
voz de su amiga. "¿Qué bueno escucharte?".
—"Buenos noches Noa,
espero no interrumpirlos, yo solo...".
—"No te preocupes,
estamos bien" —afirmó el rubio sentándose
en el sofá.
—"Que bien y... ¿cómo
están Ismael y Dick?".
—"¡Controlando las
locuras de Noa!, jajaja ya sabes como es él", se escuchó la voz cercana
del castaño y el pelirrojo le hizo una señal al rubio para que coloque la
llamada en alta voz.
Una vena saltó en la
cabeza de Noa y continuó hablando, "no hagas caso de Ismael, el bromista
como de costumbre y ¿cómo has estado amiga?".
—"Creo que mis heridas
están cerrando poco a poco y voy recuperando las energías para salir pronto de
la clínica".
—"Estoy seguro que se
recuperara señorita Flyn" —comentó
el pelirrojo— "nosotros nos
encargaremos de seguir con las investigaciones".
—"Les estoy agradecida a
todos ustedes por ayudarme, si no fuera por sus atenciones yo.... no sé si
estuviese viva, por eso quise llamarles y aunque no pueda ser de utilidad en
estos momentos deseo que logren encontrar una solución pertinente".
Todos se alegraron de
escuchar las palabras de ella y el pelirrojo cerró su portátil desconectando
unos extraños aparatos.
—"Creo que debo colgar,
acaban de llegar las enfermeras y el doctor a cargo".
Los demás se
despidieron de ella y luego Dick empezó a recoger todo los documentos que
tenían, "iremos a otro lugar".
—"Pero Dick, porque el
repentino cambio... ¿a dónde vamos?".
—"Lo sabrán cuando
lleguemos", avanzaron en empacar todo y minutos después estaban en el auto
nuevamente. Encendió su portátil y conectó unos aparatos a éste diciendo— "por fin podemos hablar con claridad".
—"¿A qué te refieres?,
¡explícate Dick!".
—"¿Ustedes creen que ese
tipo que invadió la suite y nuestra privacidad se iba a quedar
tranquilo?", hizo nuevas indicaciones al chofer y continuó ante los dos
pares de ojos que asimilaban cada detalle de lo que pasaba. "Esos tipos
eran asesinos que buscaban algo que no
es el libro como creí en un primer instante, si querían los documentos los
hubieran eliminado, sin embargo los dejaron regados por toda la habitación, del
mismo caso corren nuestras vidas, eso significa que lo que querían hallar aún
no estaba listo".
—"¿No estaba
listo...?" —repitió Ismael pálido.
—"Tengo mis motivos para
pensar que alguien trata de utilizar nuestra investigación para cubrir sus
planes, no deben ser nada buenos porque mi localizador detectó una bomba en el
interior de la suite, por eso tuve que ocultarles esto, no podíamos levantar
sospechas en irnos en el momento que vimos a ese tipo y sus escoltas.
—"U-una bomba?!", los
ojos de ambos quedaron estáticos.
—"Si, estuve igual de
sorprendido como ustedes, pero gracias a los agentes de seguridad lograron
desactivar aquello con éxito".
El rostro de alivio
de los dos al conocer lo sucedido se notó y el rubio súbitamente se asustó y
dijo— "Alexa llamó al
celular, ¿es posible que escucharan la conversación?...".
—"No, felizmente se
logró bloquear los dispositivos de filtros y por seguridad también movilice a
la señorita Flyn a la mansión de mi familia con enfermeras y médicos de
confianza, así que todo esta bien" —afirmó el pelirrojo.
El rubio soltó un
gran suspiro y sonrió un poco diciendo— "vaya susto para terminar el día", después de 40
minutos llegaron a otro hotel, los tres habían quedado exhaustos y
profundamente dormidos en el trayecto del auto.
Las horas pasaron y
estaba amaneciendo, los ojos azules de Alexa se abrieron y vio un hermoso
jardín cerca de la habitación, "¿ah?, esto no parece ser la clínica...
¿dónde estoy?", se extrañó al no conocer el resinto y segundos después un
fuerte latido en su pecho la desconcertó, no había dolor alguno solo la
sensación de nostalgia la invadía al punto de levantarse de la cama y quitarse
todos los cables que estaba conectada, no entendía lo feliz que era observando
ver el alba por una de las ventanas, con sus pies descalzos caminó sobre la
alfombra y arrastrando su bata blanca vio un paisaje maravilloso, sonrió y dijo— "creo que nos volveremos a encontrar" —cerró sus ojos—
"espera por favor...".
***** *****
*****
Aquél cambio
repentino del chico la hizo dar un salto largo y marcar su enfado, ya no tenía
mucho tiempo, su mano terminaría marcada con el sello de ese tipo. Ése mismo
que sin razón alguna aborrecía y se mordía los labios para no perder el control, "mi único objetivo es recolectar las
joyas y llevar al poseedor de éstas ante él, sea vivo o muerto no me interesa,
sólo así recuperare mi libertad" —levantó su espada y gritó— "¡¡¡DESTRUIRÉ A QUIEN
INTERFIERA CON MI DESEO!!!". Corrió rápidamente para enterrar su
espada en el cuerpo de Kibo, sin embargo el esquivó sus movimientos con
ligereza.
—"¿Qué es esto?, ¿porque
la estructura de mi cuerpo cambio?", se asombraba al sentir que era
arrastrado por un gran poder que provenía de aquel espíritu. "Yo no quiero
lastimarla".
—"Nunca
haría tal cosa... yo solo..." —respondió la voz calmada del espíritu.
El chasquido de sus
filosas uñas hizo que un torrente de fuego azul apareciese rodeándolo. Él se
asustó y murmuró— "Es el fuego de
Am".
—"No" —corrigió el espíritu— "ese fuego... es el poder de un demonio que permanece sellado y
ansía ser libre". Sabía que si ese fuego lo tocase moriría
incinerado en las flamas. No podía dejar
que eso pasase, un viento empezó a emerger de éste agitando sus cabellos negros
y un destello penetrante alertó a los presentes e iluminó el cielo nocturno.
La persona que
permanecía sentada con sus ojos cerrados inesperadamente los abrió y dijo— "así que lograste escapar de mis dominios". Se
levantó y sujetando al viejo reloj entre sus manos recitó un conjuro— “... dies veniunt praeteritis ac pretium dolor et desperatio copulati,
eritis et vos, quoniam in aeternum” ("el día se acerca… y el precio de tu
pasado te encadena al dolor y desesperanza, porque eso eres y en eso te
convertirás por toda la eternidad"). La risa empezó a escucharse
desde el interior del salón hasta los corredores de su fortaleza y múltiples
rayos cayeron cerca.
El viento que rodeaba
al chico se había convertido en un remolino fuerte y cortante el cual evitó que
éste se queme con las llamas azules. Y el escuchar los rayos caer en
sincronización le hizo ver que el hechizo había sido renombrado y su tiempo se
estaba terminando.
—"Lo
lamento... creo que después de todo no pude ayudarte a romper el
hechizo...", caminó unos pasos
hacia ella y al ver que ella le iba atacar, él dijo— "Amai..." —levantó su mano acariciando su rostro— "me alegró volver a verte" —sonrió y se apartó unos pasos, dejándola sin movimiento por unos
minutos.
Kibo intentaba
asimilar lo que había pasado, sin embargo lo último que escuchó de aquel
espíritu en su interior fue decir— "lo que suceda de ahora en adelante... será por tu voluntad y no
la mía", con el sonido del último rayo el aura traslucida
desapareció mencionando— "gracias... adiós...".
Ella al ver que la
magia de ese espíritu ya no estaba presente en el chico y al poder recuperar el
movimiento de su cuerpo le apretó el cuello con su mano de garras largas y con
total repudio le reprochó— "¡MALDITO HUMANO!, ¡PREPÁRATE PORQUE TE MATARÉ!", lo
soltó con fuerza hacia uno de los árboles.
Sara y Emilio
quedaron enmudecidos al verlo nuevamente regresar a su verdadero aspecto
físico, él se sentía extraño por no estar débil ante el cambio si no lo
contrario, podía notar una gran fuerza en su interior, se puso de pie y se
percató que Am estaba dando órdenes para que su guardián asesine a Sara.
Emilio se colocó
delante con su espada salvando a la niña pero recibiendo el impacto de su
viento eléctrico cayó de rodillas a un costado de Sara. La niña le abrazó al
ver su cuerpo del amigo de su padre, el cual estaba gravemente herido en el
abdomen y brazos. "Lo lamento Sara...", una gruesa mancha carmesí
brotaba de sus labios, "creo que... Etel resultó ser un oponente
fuerte...".
—"No puedo
permitir..." —apretó sus puños— "que esto continúe...", los ojos de él estaban llenos
de enfado y decisión por lo que levantó la espada que aún conservaba y dijo con
fuerza, "atraviesa y presenta tus flamas ante mí, ¡¡¡joya de
fuego!!!".
Cerca de la mansión,
un resplandor salió de uno de los carruajes y como una ráfaga flameante
llegó formando un círculo alrededor de
Kibo, hasta adoptar la forma humana y sosteniendo en su regazo a su hija, quien
le abrazó con fuerza.
—"Gracias por
invocarme" —comentó el Duque Dana viendo
que las heridas de Emilio eran graves y notó que a pocos metros estaba Etel.
"Supongo que el decirte que huyamos no viene al caso porque comparto el
mismo espíritu de lucha", unas lenguas de fuego se colocaron alrededor.
—"Esto... debe
terminar" —dijo el chico cuyos cabellos
y ropa estaban mojados de la lluvia y con varios golpes en su cuerpo se dispuso
a enfrentar a Am.
Después de llegar al
hotel y verificar las extrañas desapariciones de las personas en diferentes
partes del mundo, los tres chicos habían llegado a la conclusión de que un
ciclo de sacrificios había comenzado hace muchos años y se mantuvo oculto por
medio de aquel manuscrito el cual necesitaba ser purificado lo más pronto.
—"El número de almas que
tiene bajo su poder es considerable" —señaló Ismael.
—"Y peligroso... incluso
puede afectar nuestra realidad si no tenemos el cuidado adecuado" —agregó el rubio y vio que Dick configuraba algunos datos en su
ordenador. De pronto su celular empezó a timbrar.
—"Señor Spencer, de la
mansión se ha interceptado una llamada de dudosa procedencia" —explicó un agente de seguridad.
—"Rastreen la llamada de
inmediato" —respondió el pelirrojo con
seriedad.
Con preocupación
indagó Ismael, "¿sucede algo malo?"
—"No
exactamente...".
—"¿Alexa esta
bien?", se inquietó el rubio.
—"Sí, eso espero".
Ambos chicos quedaron
pensativos y un lijero golpe en la puerta hizo que los tres sobtesaltasen.
—"Joven Spencer, la
señora ha llegado".
Los tres recibieron a
la anciana de trajes tradicionales con respeto y benevolencia. Sabían que
estaban muy cerca de romper tal encantamiento, la mujer avanzó unos pasos y les
dijo— "no deben temer porque si él
lo percibe estaremos en graves problemas".
Ellos se disculparon
y continuaron con lo que sería "el ritual de los deseos", mientras
los tres iniciaban la ceremonia.
En la mansión, la
enfermera de cabecera entró a la habitación y vio a la chica sumida en un
profundo sueño, le colocó algunos cables que estaban desconectados y se dispuso
a cubrirla con la sábana, Pero, escuchó el chillido de una radio sin señal.
Empezó a buscar la procedencia de éste hasta que vio el celular encendido entre
la mano derecha de la paciente, se disponía a apagarlo pero escuchó los gritos
y lamentos de personas. Eso la aterró y al tocar el objeto éste violentamente
empezó quemarle la mano, ella arrojó al móvil
rápidamente y salio corriendo, podía sentir como todo el ardiente calor
de su mano se iba expandiendo por todo su cuerpo, "¡¡¡auxilio!!!",
había repetido varias veces hasta que uno de los guardias presenció su desmayo
y las terribles quemaduras que tenía. Enseguida llamó a la ambulancia pero se
apartó rápido de ella al ver que el cuerpo de la enfermera empezaba arder en
llamas.
Los demás guardias de
seguridad llegaron y con varios extintores reducieron el fuego para sólo ver el
cuerpo carbonizado de la mujer, "¿que fue lo que pasó?" —preguntó uno de sus compañeros.
—"Ella tenía quemaduras
graves cuando la vi corriendo deseperada hasta que se desmayó y luego...
apareció el fuego rodeándola" —comentó el guardia aturdido por lo que vio.
—"Debemos de avisar del
incidente al señor Spencer" —sugirió uno y los demás estuvieron de acuerdo.
En medio de una total
oscuridad, las gotas de agua se escuchaban con frecuencia, todo parecía estar
vacío, sin embargo el cuerpo de una mujer con bata blanca apareció
inesperadamente en el lugar menos pensado. Después de hablar con su madre
comunicándoles su ubicación, recibió aquella extraña llamada telefónica y se
había quedado dormida instantáneamente, los ojos azules de ella se abrieron y
al despertar dio tremendo grito al ver que se encontraba rodeada de un mar de
cadáveres y no lejos de donde estaba habia una mujer que tenía sujeto los
brazos por unas enredaderas obscuras que enterraban sus manos, pies, tenia una gran
estatura y con el cabello blanco cubriendo su cuerpo casi humano dejaba ver una
cicatriz en el pecho.
Alexa empezó avanzar
hasta llegar a un paso de aquella mujer. Pudo notar que los ojos de ella a
pesar de estar cerrados estaban llenos de lágrimas.
—"¿Por qué estás cautiva en este lugar?...", había preguntado la chica de cabellos castaños obteniendo como
respuesta el sonido de las lágrimas como ecos que simulaban ser las agujas del
reloj, marcando la prisión de aquel conjuro.
Fuera de la mansión
se iniciaba una batalla donde el mínimo error significaba la muerte del otro.
Por un lado estaba el Duque Dana atacando con sus flamas a los vientos
cortantes acompañados por numerosos rayos que Etel esparcía para asesinarle a
su hija y a él, asi arrebatarles sus joyas.
El filo de la espada
de ambos chocar entre sí, mostraba que la actitud de él había cambiado. Siempre
fue ella quien le salvaba, aún con su mal humor ingresó a su vida sin permiso
alguno, destestando a los humanos por motivos desconocidos, no le gustaba
hablar de ella y cuando quiso hacerlo sus recuerdos eran borrosos al igual que
él. Ambos compartían espacios iguales y al mismo tiempo realidades distintas.
La tormenta a su
alrededor no los detenía, estaba claro que si en algun momento dudó en
atacarle, ya no lo haría, internamente se se sentía mal por ello, pero no tenía
otra salida más que enfrentarla y terminar con lo que ya era un hecho
inevitable.
Como ráfagas de
vientos la flama azúl de ella estalló con fuerza envolviendo al chico, el cual
detuvo a tiempo creando un escudo con su mano izquierda y con la espada en su
derecha lograba contrarrestar la fuerza de la magia de ella.
—"¿Porque te rendiste
Am?, tú siempre peleas hasta el final, ¡porque te dejaste dominar por aquel sujeto!",
le reclamaba a ella cuyos ojos eran negros como la noche.
El anillo azúl se
hizo más fuerte quebrando la barrera del chico y fue entonces que las llamas
invadieron al cuerpo de Kibo. Para sorpresa de ambos el aún seguía de pie,
incrédulo por ver que no se quemaba.
Ella detuvo su ataque
para decir— "porque... no puedo matarte".
Escucharle decir eso
fue una señal para él que no todo estaba perdido y había esperanza de recuperar
a su amiga Am, porque el la consideraba así o al menos eso pensaba. Le observó
nuevamente y palideció al ver el gesto de odio que emanaba de ella.
No comprendía el
dolor que le causaba el que ella le odie, se sorprendió porque desde un inicio
fue despreciado por ser un "humano" al que siempre le aborrecía,
"¿porque ahora el saber que me odia... me afecta de esta manera?...
¿porque?...", se preguntaba y fue que ella levantó su espada para iniciar
otro ataque directo.
—"¿Por qué quieres tomar
mi vida con desesperación?", le preguntó y a la vez dijo— "no se supone que debes recolectar todas las joyas y luego
asesinarme o quizá llevarme ante tu nuevo amo".
—"Las joyas que faltan ya las tengo, sólo quedan este grupo y
tú... poseedor de joyas" —respondió con enfado, empezó a agitar su espada con gran velocidad
de un lado a otro y él los esquivaba con dificultad.
—"Entiendo..." —asintió en medio de los numerosos golpes y chasquidos de sus
espadas mencionando— "se muy bien cual es
mi rol en este extraño mundo... mi vida esta expuesta a cada segundo, aún
así... yo... quiero decirte algo...".
Las manos de Alexa se
entrelazaron y su dulce voz dijo— "debes estar junto a
él para ayudarle... yo... realmente comprendo lo que tú significas",
secó las lágrimas de ella y con tristeza murmuró— "sé como te sientes al
estar alejada de tu realidad... y de tu ser amado...".
La marca de su mano
empezaba a quemarle y de un giro tiró varios metros al chico quien se volvía a
estar de pié. Ella al ver que sólo faltaba poco para que el sello se complete,
gritó— "¡¡¡NO PERMITIRÉ QUE ME ARREBATEN MI LIBERTAD!!!", la
tierra empezó a temblar, a pocos metros Joshua y los demás llegaban deteniendo
sus pasos al notar aquella explosión de energía.
Las flamas azules
salieron disparadas por todos lados, Kibo creó un campo que protegia al Duque,
su hija y Emilio. Pero, no se percató de los demás, sobre todo de Joshua quien
se acercaba corriendo a toda velocidad.
—"¡¡¡Cuidado
Joshua!!!", se escuchó la advertencia de Kibo, a los pocos segundos vio a
Emilio aún con las heridas que tenía en su cuerpo, correr hacia su amigo, una
de las flamas azules iba a impactar al rubio y éste se colocó delante,
recibiendo la flama que lo atravesó cayendo al suelo.
—"¡¡¡Nooooooooooooooooooooo!!!"
—gritó Joshua sosteniendo a
su amigo el cual empezaba a expulsar destellos sobre su cuerpo, materializando
la joya de agilidad que poseía.
—"Emilio...",
musitó Kibo sin creer que éste estaba muriendo en brazos del rubio. Vio que
ella iba en dirección de extraer la joya de éste. Aquella explosión de llamas
había desaparecido y corrió ante ambos e izó su espada la cual resplandeció
adhiriendo la joya a su cuerpo.
—"¡JOYA!", ordenó
ella a su guardián y éste creo un vórtice de vientos eléctricos alrededor y un
rayo impactó en el hombro del Duque Dana, haciendo que suelte a Sara. En un abrir
y cerrar de ojos Am tenía sujeta del brazo a la niña la cual estaba
inconsciente.
Su padre y los demás
quedaron estupefactos ante lo que observaban y escucharon decir de ella, "SI QUIERES VER CON VIDA A ESTA HUMANA,
ENTREGARÁS LAS JOYAS QUE POSEES Y LAS JOYAS RESTANTES", se dirigió a
Joshua y demás compañeros, "LOS
ESTARÉ ESPERANDO ANTES DEL AMANECER EN LA CASCADA DEL ESTE" —extendió sus alas y los vientos la envolvieron alejándose en aquel
remolino.
En medio del hedor de
los cadáveres, ella estaba de pié ante la chica de cabellera blanca y con sus
manos entrelazadas sobre su pecho dijo— "yo... aún espero su
regreso" —sonrió— "por eso..." —sostuvo su mano sobre el corazón de ella, "vive feliz con el ser que amas". Con esas palabras
empezó a desaparecer de aquél sueño observando como sus lágrimas continuaban
brotando pese a que ella las había limpiado y volvió a repetir, "vive feliz con el ser que
amas...".
Al desaparecer la
chica de cabellos castaños, los ojos de Am temblaron y una angustia muy profunda
invadió su rostro, sus párpados los sentía demasiado pesados para abrirlos sin
embargo lo hizo, percibió algo familiar, era un aroma que conocía perfectamente
y el cual detestaba, sus ojos violetas se tornaron rojos al ver que estaba
rodeada de muertos, demasiados cuerpos sin vida ante sus pies, los cuales
estaban enterrados al igual que sus manos,
"¡¡¡¿DÓNDE RAYOS ESTOY?!!!" —gritó con enfado.
Etel quien la llevaba
protegida por su vórtice de vientos, detuvo su magia y vio que sus alas de ella
habían desaparecido y caía de una gran altura hacia el profundo bosque. Los
demás la observaron caer a lo lejos y el primero en salir corriendo fue Kibo,
haciéndose muchas preguntas en el trayecto.
El guardián lucía
confundido al igual que su ama, sin embargo, usó una nube de vientos los cuales
amortiguaron la estrepitosa caída de ella y de la niña.
La mayoría habían ido
al bosque excepto Joshua quien sostenía a un agonizante Emilio.
—"¡¿Por qué hiciste
tremenda locura Emilio?!", había protestado el rubio.
—"Eres como mi hijo... y
un padre... siempre protege a sus hijos...", la sangre brotaba de su boca
y el orificio que tenía en el pecho era bloqueado por la mano de Joshua quien
empezaba a derramar lágrimas de sus ojos verdes.
—"Soy un hijo demasiado
infantil, que no cree soportar tu partida...".
—"No guardes
resentimientos hacia los demás..."—levantó su mano limpiando las lágrimas de éste— "ya no eres un niño y estoy muy orgulloso de tu crecimiento
estos meses".
—"Gracias...
padre...".
—"Se feliz...", fue
lo último que dijo con una sonrisa en su rostro dejando caer su mano. El rubio
lo abrazó con fuerza y un profundo silencio de dolor lo embargo esa noche.
La sombra que
permanecía oculta entre los árboles, se acercó y le dijo— "si quieres sepultarlo conozco un buen lugar...".
—"Sí..." —levantó entre sus brazos el cuerpo fallecido de quien fue como un
padre, amigo al cuál le enseñó muchas cosas valiosas por el cual tenía que
seguir adelante. Después de enterrarlo y colocar su espada como recuerdo en su
tumba partió en compañía de la sombra, debía alcanzar a los demás.
La mente de Kibo era
un caos, tenía dudas de muchas cosas una de ellas era la forma que Emilio salvó
a Joshua, no sabía como pero esa escena se le hizo familiar, no recordaba
dónde, pero tenía la sensación de haberla vivido. Por otra parte el ver la
caída de Am junto a Sara lo tenía confundido, "¿acaso se quedó sin
energías y cayó o ese sujeto le hizo daño con otro hechizo?, debo saber que
ocurrió", continuaba corriendo rápidamente hasta que por fin llegó a donde
estaba ella.
A unos metros de Am
estaba Etel, quien permanecía en silencio observando a su ama y su terrible
dolor de su pecho. El cual iba aumentando a cada segundo tirando a Sara por un
lado y sosteniéndose con una mano sobre el tronco de un árbol. Su respiración
era rápida y jadeante, "¿qué
demonios pasa conmigo?!... el sello aún no se ha completado... ¡¿por qué tengo
este sufrimiento que me carcome por dentro?!!!, ¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHH!!!",
un grito de dolor se escuchó de ella, quién apretó su collar con fuerza y
cuando se dio cuenta, vio a pocos metros al chico que había enfrentado quien le
estaba observando.
—"¡¿QUÉ DEMONIOS
HACES AQUÍ SÓLO Y SIN TU GRUPO DE JOYAS QUE TE RESPALDAN?!...¡¡¡ACASO DESEAS
MORIR!!!..." —comentó agitada.
—"Estoy aquí por ti
Am" —dijo él acercándose y con
leve sonrojo continuó— "no hay razón para
seguir existiendo si tu no regresas a mi lado".
Ella levantó su
espada y su mano empezó a temblar. "¡¿Q-QUE
RAYOS PASA CON MI CUERPO QUE NO ME OBEDECE?!".
El notó que entre su
mano de ella el collar que siempre cargaba desde que la conoció emitía un ligero
brillo y ver su confusión huraña le alegró.
—"Sé que me puedes
escuchar Am y por eso yo... a pesar de
lo que dije, yo... no quiero romper mi promesa contigo, ahora más que nada
quiero estar a tu lado y protegerte tal como lo has hecho siempre".
Pudo ver que ella
avanzaba, sus ojos negros se habian nublado y apretaba su collar con fuerza,
intentando controlar su malestar.
El alma de Am intentó
liberarse de las ataduras obscuras en la que se encontraba pero sólo sus manos
se liberaron y los cadáveres empezaron a moverse para retenerla haciendo sus
movimientos más lentos. "Rayos... es inútil escapar de aquí…"
—pensó y con dificultad
extendió su mano— "lamento… no haberte
escuchado cuando hubo tiempo...".
"Si
haces algo mal, debes disculparte con sinceridad".
Eso me enseñaron cuando era pequeña.
Pero desde entonces, mi corazón
se ha vuelto testarudo.
Eso me enseñaron cuando era pequeña.
Pero desde entonces, mi corazón
se ha vuelto testarudo.
El quedó paralizado
por unos segundos y pensó— "esa voz es de
Am...", observó a la chica de cabellos negros que estaba avanzando
sujetando su espada. "Ella trata de comunicarse aún bajo el hechizo de ese
sujeto...".
—"Ya no soy dueña de mis
acciones...”, había melancolía en sus palabras, “eh roto el tabú que mantiene el equilibrio de este mundo... éste
collar es el lazo que prueba mi existencia y la de mi pasado...".
—"No digas eso, por muy
cruel que sea el pasado, el presente lo puedes cambiar para construir un mejor
futuro".
Nos
damos la espalda tercamente, tanto tú como yo.
Evitamos hablarnos cara a cara.
Lo que nuestros corazones sienten no lo expresamos con palabras,
porque sabemos que éstas no nos alcanzarán.
Evitamos hablarnos cara a cara.
Lo que nuestros corazones sienten no lo expresamos con palabras,
porque sabemos que éstas no nos alcanzarán.
Ella quedo en
silencio y una nube borrosa se formaba cerca, observando a éste a unos pasos de
su espada la cual avanzaba, "no puedes hacer nada por liberarme del
conjuro, lo siento mocoso... a pesar que eres un humano no pude odiarte como
los demás, huye de mí por favor... no quiero matarte...", un gesto
de angustia invadió su rostro y gritó, "¡¡APÁRTATE DE MÍ!!, ¡¡RÁPIDO!!",
dejando escapar unas gotas cristalinas que descendieron por sus mejillas.
Si
hubiera sabido decir mejor aquel "Lo siento."
no hubiéramos acabado de esta manera.
No fui sincera, perdóname, por favor.
Creo que ya es demasiado tarde... lo siento.
no hubiéramos acabado de esta manera.
No fui sincera, perdóname, por favor.
Creo que ya es demasiado tarde... lo siento.
El filo de su espada
se había entallado con la ropa de él y éste calmado le respondió— "no lo haré..." —asintió y con una sonrisa le dijo— "si con mi muerte te puedo liberar del hechizo, con gusto
entrego mi vida" —avanzó un paso más y el
filoso objeto ingresaba a su cuerpo derramando su sangre ante los ojos de
espanto de ella la cual se había quedado paralizada mientras el siguió
caminando al mismo tiempo que palidecía continuó hablando, "porque yo...
yo…", la fuerza de su cuerpo no respondió más y se desplomó en el suelo.
Unas lágrimas
escaparon de sus ojos negros cayendo sobre el collar de ella, el brillo del objeto
se intensificó y sus ojos rojos parpadearon nuevamente en su cuerpo real guardando
sus garras para sostener el cuerpo de él y decir fuertemente, "¡¡¡¡MOCOSOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!"
El Duque y los demás
llegaron ahí y vieron como los cambios en ella y su guardián retornaba a su forma original, sorprendidos al
ver al chico Susume en los brazos de ella con la espada atravesándole.
Las lágrimas de Am caían
sin control y al sacar la espada de él dijo— "porque... no entiendo porque los humanos... ¡SON UNOS IDIOTAS!".
Observó a su guardián y a los demás diciéndoles—"siento mucho el causarles problemas".
El Duque sujetó a su
hija que estaba inconsciente sin el menor daño y dijo— "no te culpes, estabas bajo un fuerte hechizo, creo que es
mejor llevar al joven Kibo a-", no pudo terminar de hablar porque ella
sujetó al chico entre sus brazos y extendió sus alas, agitando su cabellera
blanca le dijo a Etel, "esperen en este lugar, debo sanar esa
herida que provoqué y sólo conozco un sitio donde ir", alzó vuelo
y se alejó de ahí.
Joshua y la sombra
llegaron a donde estaba el resto del grupo, el Duque al explicar lo sucedido le
surgió una gota.
—"Creo que alguien debió
de decirle que Kibo adquirió la habilidad de poder cicatrizar rápido sus
heridas" —comentó Roel.
—"¡Uy pobre chico!, más
le vale que demore en cicatrizar esa herida de espada porque sino ella lo va
querer matar de verdad jajajaja" —comentó la sombra en tono burlón mientras los demás hacían una
fogata.
Capítulo XI: Deseos oscuros