CAPÍTULO
XI
Deseos
oscuros
La
luna brillaba y en la orilla de unos árboles una mujer admiraba el aroma de las
flores sus cabellos castaños rodeaban su espalda, las flores se combinaban
perfectamente con su vestido amarillo, risueña en ese armonioso ambiente empezó
a caminar con sus pies descalzos hasta que notó un aroma distinto y al escuchar
unos pasos cerca, se dirigió hacia el recién llegado.
El
acarició sus cabellos y le dijo con la seguridad que acostumbraba, "pronto
recuperarás la vista y el habla... sólo debes esperar un poco más", sostuvo su mano suavemente y ella pasó sus
dedos sobre el rostro de él y sonrió.
Ella
disfrutaba de aquel lugar, era muy feliz porque para la muchacha el sueño donde
podía estar cerca del ser que amaba se hacia realidad y eso ocurría ya con
frecuencia. Estaba enmudecida y ciega pero al tocar su rostro con sus blancas
manos creyó estar ante Kibo —persona que amaba y esperaba su pronto regreso de aquél libro
mágico— sin embargo era
ajena a lo que sucedía en verdad.
Por
otro lado, el nunca creyó que después de múltiples intentos pudiera volver a
sonreír, siempre sólo en el palacio, robando almas sin descanso para lograr
mezclarse con la realidad hasta que finalmente lo consiguió. Había encontrado a
ésta chica en la primera luna, un alma distinta y errante, no conocía el cómo
ni el porqué de su existencia en su mundo, sin embargo le agradaba verla alegre
y sonriente, como si fuese un espíritu libre y lleno de vida que se materializó
en forma humana y por más que intentaba capturarla no tenía éxito porque ella desaparecía despertando su
interés repentinamente.
— "Cuando la tercera luna llegue formarás parte de mi nuevo
reinado y juntos dominaremos a todos los humanos con el poder de la oscuridad
jajajaja" —pensó al verla jugar
con las flores e insectos de aquél jardín.
Muy
lejos del palacio, la sombra de una persona de gran tamaño y con los cabellos
alborotados a pocos metros, fue motivo de preocupación en ella. No era un sueño
o pesadilla, tenía la certeza de haberlo visto cuando fue al palacio, la
pregunta que atormentaba su mente era no saber quien era. Había recordado los
días que vivió con su madre y estar conversando en ocasiones con la sombra de
un niño cerca del río.
Ese
recuerdo le vino inusitadamente a su mente de la chica como si un fuerte peso
comenzase a incrustarse. Continuó volando deslizándose a través del viento, sus
alas se agitaban con rapidez, entre sus brazos llevaba el cuerpo de una persona
inconsciente y con su ropa cubierta por manchas carmesí debido a la herida
profunda que éste mantenía y a la pelea la cual había provocado, su mente era
un mar de recuerdos algunos claros y otros borrosos, la sensación de dolor en
su pecho no se había disipado, "esos cadáveres eran las personas que
asesiné por ese maldito...", el recordar era agotador, tenía que hacerlo
después que logre curar al chico y deternerlos era algo inevitable. No estaba
tranquila y tal atrevimiento no iba pasarlo por alto.
Descendió
al lugar que por primera vez tomó un gratificante baño, sabía que el agua de
aquél manantial tenía propiedades curativas y colocó al cuerpo de éste sobre el
agua sumergiéndolo con el rostro flotando.
— "Vamos mocoso, ¡resiste!", sus ojos violetas estaban
hinchados por las lágrimas que había derramado en el trayecto. Observó las
luciérnagas a su alrededor y una imagen irrumpió su mente deteniendo su paso
por completo; en esa imagen pudo ver a la sombra de alguien de cabellos largos
quien la sostenía entre sus brazos mientras sus labios se unían con las de
ella. Ver eso la despertó y retrocedió unos pasos, "¿QUÉ?..." —palideció y pensó— "¡¿QUIÉN RAYOS
ES ESA PERSONA?!, ¡¡JURO QUE LO MATARÉ POR ATREVERSE A TOCARME!!", se
inquietó y sus ojos se tornaron rojos por unos segundos para decir—
"debo romper el sello lo más pronto...". El resplandor que empezaba a rodear al cuerpo del chico la hizo
reaccionar y despertar del pequeño trance que se encontraba.
Unos
destellos comenzaron a cubrir el cuerpo
de Kibo cerrando toda herida que tenía haciéndolo despertar para verla a ella
con el semblante de angustia mezclado con enojo. "¡¡¡ERES UN IDIOTA POR
PREOCUPARME DE ESA FORMA!!!, le gritó cerrando sus ojos y apretando sus manos
con fuerza.
—"Lo siento..., pero... me alegro el ver de regreso a la Am
que conocí" —sonrió.
—"¡ERES UN COMPLETO IDIOTA!...", las ganas de apretar su
cuello o estrellarlo contra un árbol era lo que quería hacer, pero se contuvo,
"yo...", se levantó, le costaba pedir disculpas o dar las gracias,
pero debía hacerlo, era una promesa que se hizo al examinar sus errores —soltando un gran
suspiro le dijo— "yo... te agradezco el haberme liberado de ese
hechizo...", recordaba parte de su pasado sin embargo había algo que
necesitaba con ansias volver a ver lo que no sabía era que era..., el dolor en
su pecho se manifestó con más intensidad, sujetó su collar y murmuró—
"mocoso...", se apoyó en el hombro de él, quien la recostó al pié de
un árbol.
—"¿El dolor a iniciado antes o después de romper el
conjuro?" —preguntó asustado.
—"Después...".
—"Quizá el beber un poco de esa agua te recuperes Am...",
se dispuso a ir a la orilla y ella le sujetó su mano deteniendo sus pasos y
haciéndolo sonrojarse.
Con
sus garras apretó la mano de él y observó cómo su rostro se iba enrojeciendo
más, después de lo que había vivido y pasó anteriormente la había dejado
inquieta porque aunque no entendía lo que estaba pasando, "incluso un niño
como tú es capás de soportar mis cambios de humor" —pensó y le ordenó
soltándole— "no demores.
— "Volveré... en unos minutos", se fue a la orilla tomó
una hoja doblándola un poco y adjuntó agua el cual ella bebió.
—"Mocoso... a veces puedes ser útil...", necesitaba saber
lo que pasó antes que desaparezca —cerró sus ojos violetas quedando dormida a los pocos segundos— él observó su
semblante con preocupación y se dispuso a recoger algunos troncos para hacer
una pequeña fogata por el frío que se estaba manifestando. Luego de encender el
fuego, se sentó al costado de ella y pensó— "lo que te dije... es cierto... quiero estar a tu lado y
protegerte tal como tú lo has hecho, porque te has vuelto alguien importante
para mí...". Se sonrojó y movió su cabeza, "debo ser lo que ella
dice, un perfecto idiota, no puedo estar... no... ella nunca aceptaría tal
confesión, se reiría o quizá se alejé de nuevo, eso es lo que menos
quiero". Observó las luciérnagas y
soltó un suspiro, "debo de haber enloquecido...", vio como aún dormida
una inquietud se reflejaba en el rostro pálido de la chica.
En
medio de aquel viaje una mujer parecida a ella le había dicho unas cosas que le
eran ajenas a su realidad. El cuerpo de Am sudaba frío y empezaba a delirar
dormida.
En
el palacio alguien que observaba a través del balcón murmuraba mientras
acariciaba al viejo reloj entre sus manos, "te has liberado de mi hechizo, pero no
de tu pasado" —sonrió y caminó ingresando a su habitación— "si tus memorias regresan por completo tu fin también se
acerca" —comenzó a reir escandalosamente.
Por
otro lado, Kibo había roto un pedazo de su camisa y le colocaba paños de agua
sobre la frente de ella, no sabía el porque cada minuto Am parecía entrar en
una crisis de sueño o pesadilla.
La
imagen de estar en medio de un palacio junto a su guardián y luego ser marcada
por ese sujeto hizo que se enfureciera, "¡maldito!, ¡fuiste tú el que me
hechizó!, ¡te odio por lo que hiciste!", había murmurado entre sueños.
Luego vio como éste insistía a que se despoje de su collar, cosa que ella no
obedeció. Su aspecto era distinto junto a Etel habían partido hacia numerosas
aldeas en busca de las joyas y
asesinando a mucha gente sin piedad ni remordimiento alguno.
Las
lágrimas empezaban a caer en aquel lugar oscuro y lleno del olor a muerte, su
alma era prisionera sin saber que mientras más muerte provocaba fortalecía más
al conjuro. Sus ojos violetas se sorprendieron de espanto al ver que casi
asesinó a Sara y se disponía a acabar con Kibo con su flama azul, sin embargo, el recibió un poder extraño
cambiando de aspecto y actitud, "esa persona... yo la conozco... tu
eres...", apretó su collar y dijo "imposible... tú... porque..."
—sollozó como si todo
sus esfuerzos hubiesen logrado su objetivo— sonrió al escucharle decir esas palabras y luego verle partir
inesperadamente la volvió a entristecer.
En
medio de aquella soledad y presa donde su cuerpo y alma estaban, pudo escuchar una voz cálida y amable, alentándola
a seguir y no rendirse. "Vive y sé feliz con el ser que amas", le
había murmuado la voz de una chica, eso la hizo querer intentarlo por última
vez, pero las cosas que pasaban fuera y los actos que hacía con hostilidad no
tenían reparo.
Kibo
al verla llorar con desesperación, no sabía que hacer, ese sueño que ella tenía
la estaba lastimando y ver eso era doloroso para él, así que sujetó su larga
mano con garras pequeñas la cual estaba fría. "Am estoy contigo,
tranquilízate por favor...", le dijo mientras ella continuaba sumergida en
los vívidos recuerdos.
Se
había dispuesto a asesinar al chico con su anillo azul sin embargo, no hubo
reacción favorable. "No pude quemarle... ¿porque?...". En su
desesperación al ver su mano marcada y con el sello por completarse, había
estallado en su flama causando que ésta salga disparada en varias direcciones
hasta llegar a impactar en Emilio quien fue atravesado por aquél fuego azul.
Segundos después secuestró a Sara y luego con las frases de esa chica
desconocida clavadas en su mente, cayó de los aires en medio del bosque.
Fue
allí que su dolor creció, escuchó las palabras que había dicho él dejándola
paralizada y luego ver que éste ofrecía su vida con tal de deshacer el conjuro.
El dolor que mantenía en su interior se fue disipando poco a poco haciéndole
abrir sus ojos violetas, notando que él le había colocado un pedazo de tela
sobre su frente y su mano sujetaba la suya. Ver eso le hizo darse cuenta que era
un buen chico casi como la persona que estaba buscando, pero... no era él....
sus recuerdos estaban incompletos y muchas interrogantes merodeaban su
mente. Le soltó su mano y éste
reaccionó.
—"¿E-estas mejor Am?".
—"Sí, no te preocupes", se levantó, " ¿y esta
fogata?".
—"Creí conveniente hacerla porque es muy tarde y hace
frió".
—"No vamos a quedarnos aquí, debemos ir con los demás, sólo te
traje para curar esa herida con el agua del manantial".
—"Oh entonces debemos darnos prisa porque deben estar preocupados",
caminó unos pasos en dirección de un sendero y ella le retuvo del brazo,
"ni se te ocurra irte sólo, porque sin mí tu existencia no tiene
sentido..., ¿fue eso lo que dijiste o me equivoco?", le observó fijamente.
Sus
ojos plomos se habían quedado estáticos y con ligero sonrojo respondió-
"si...".
—"Vaya tonterías que dijiste en verdad me conmovieron" —soltó la risa— "aun así...
tengo curiosidad por saber lo último que ibas a decir" —sonrió y pensó— "si esa persona
pudo comunicarse por medio de él... quizá...". Después de recordar lo
sucedido había decidido tratarlo mejor, siempre y cuando no de motivos a
enojarse y más ahora que encontró su pista principal.
El
sólo ocultó su sonrojo con los largos flequillos negros y dijo- "yo...
creo que debemos irnos, los demás nos están esperando".
—"¿Ah?, yo quiero escuchar lo que ibas a decir creo que era
algo importante, ¡así que habla o te ahogo aquí mismo!", se cruzó de
brazos levantando una ceja.
—"Am debemos irnos de aquí... no es momento de que me
tortures" —soltó un suspiro.
—"¡Oh!, gran idea de tortura", una sonrisa malvada se
apoderó de ella y le dijo— "recuerdas que fue por esta zona que están esos frutos que te
agradan por sus efectos", bajó dos de un árbol diciéndole— "¡habla o te
haré comer esto hasta que me canse!".
El
retrocedió unos pasos al ver con terror esos frutos, tenía miedo de la reacción
de ella al enterarse de sus sentimientos, "no lo diré así me tortures mil
veces, es mi secreto".
—"¡¡¡Ohh es un secreto!!! —celebró—
“¡mejor aún!", sus ojos
violetas brillaron, "el saber eso, lo hace más interesante", vio la
luna percatándose de algo y unas imágenes muy rápidas cruzaron por su
mente asintiendo, "ya... ya
descubriré lo que escondes..., por ahora tenemos cosas más importantes que
hacer", lo levantó en sus brazos para sorpresa de él y extendió sus alas,
elevándose por los aires.
—"Era para ir a pié, no soy aficionado a las alturas", le
dijo bien sujeto a ella con temor de caer.
—"Ah… no sabía que aparte de torpe eras miedoso jajajaja".
—"Am no empieces...".
—"Si eligiera a la mascota fiel ese sería mi preciado guardián
Etel, luego el conejo pequeño y el último serías tú jajajaja".
—"Am... ya van dos....", le comentó con ligera molestia
por categorizarlo así.
—"Si hubiese un concurso del humano más tonto, ¡¡lo
ganarías!!, jajajaja sólo a ti se te ocurre decir y hacer cosas que atentan con
tu propia vida, ¿acaso no la valoras?".
—"Si la valoro solo que...".
—"¡¡Solo que nada!!, considérate importante para todos en este
mundo, eres el único que puede salvarnos por ser el poseedor de joyas, si tu
mueres seguro que en tu mundo las personas que te quieren se sentirán muy
tristes y llorarán por ti".
El
se sorprendió al escucharla, no era la misma, estaba más sensibilizada con los
demás en cierto aspecto, suspiró- "tienes razón... aunque no recuerde
porque vine a este extraño mundo, no debo morir hasta saber la verdad".
—"Pero si gustas te puedo dar unas lecciones de como puedes
morir jajaja".
—"No gracias...".
—"Sí, aunque sea una, ¿sí?" —habló con una sonrisa maliciosa.
—"No".
—"Pues yo si quiero divertirme contigo, eres como un cachorro
de oso al que quiero domesticar jajaja".
—"No me compares con un animal salvaje".
—"Está bien y... ¿qué tal un ave?", se empezó a reír y lo
soltó de sus brazos al bosque, "eres libre de volar jajajaja".
—"¡¡¡¡¡¡Ammmmmmmm!!!!!!", había gritado por los aires
descendiendo a toda velocidad, "¡¡¡quieres matarme!!!".
Ella
voló a su costado observándolo como caía aterrado y dijo— "no, como crees,
sólo estoy jugando con mi...", se puso a meditar con una garrita sobre su
mejilla, "ya no eres mi sirviente o esclavo...., mmmm te libero de eso,
por ser noble y torpe humano jajaja, a partir de ahora serás Bo, mi nuevo
amigo".
—"¿Nuevo amigo?..." —pensó y vio que ya faltaba poco para que se estrelle con los
árboles—
"¡¡¡¡Ammmmmmmmm!!!" —gritó nuevamente.
Ella
le sujetó del brazo y continuó volando, podía ver la fogata en el lugar donde
estaban los demás. "Ya llegamos" —descendió dejando al chico sobre el suelo.
—"Ah..." —suspiró— "creí que moriría...".
Se
acercó la sombra y al verlo pálido le dijo— "adivino... ella intentó matarte jajaja".
—"No, sólo estuve jugando un poco" —respondió cruzada de
brazos.
—"A ustedes les gustan los juegos peligrosos" —comentó la sombra.
—"¡¿Qué?!, ¿acaso quieres ayudar a Bo con algún juego
nuevo?", al decir eso la sombra se desvaneció, ella siguió caminando y
entre los arbustos un conejo pequeño se acercó por sus pies. "¡¡Oh estas
vivo pequeño!!, ¡te extrañe mucho!", lo levantó y abrazó, los demás la
quedaron observando sin creer por el derroche de afecto que tenía con el
animal. Ella se dio cuenta que era el centro de atención y dijo— "¿ustedes que
miran?, ¡acaso no puedo abrazar a mi mascota!".
—"No, descuide" —murmuró Roel a lado de su hermano que lucía triste.
—"Joshua..." —comentó ella al tropezar con su rostro desencajado, se acercó muy
despacio con el conejo entre sus manos y dijo— "lamento lo que hice... no quise lastimar a nadie..., pero
ese sujeto...", frunció el seño.
El
rubio sonrió levemente y mencionó— "no había forma de evitarlo... pero el fue feliz hasta sus
últimos momentos, no se culpe por favor".
—"Esta bien..." —asintió— se colocó en medio de aquella fogata donde estaban reunidos y en
señal de alerta les comunicó— "debemos partir a un lugar de inmediato".
—"¿Un lugar?" —preguntó el Duque Dana con su hija en brazos la cual dormía.
Ella
sólo empezó a caminar y su guardián se transformó en lobo, "Debemos ir ya,
no hay tiempo que perder, Bo tu vienes detrás mío, los demás te
acompañarán".
—"Am... ¿a dónde nos llevas?" —preguntó Kibo.
—"Lo sabrán cuando hallamos llegado...", se tornó sería y
continuó el paso internándose en el bosque.
Adaria
y su amiga estaban contrariadas, no entendían porque debían de obedecer a la
mujer que era una asesina.
—"Si no fuese porque quiero irme de este horrendo lugar, no me
mezclaría con este tipo de gentuza" —pensó la rubia y de mala gana siguió el sendero que la mujer de
cabellos blancos indicaba.
Kibo
tenía dudas sobre el conejo, "fue ése animal que me prestó su poder y
evitó que Am me asesine... además mencionó otro nombre al dirigirse hacia ella,
no se porque pero creo haberlo escuchado antes...", caminando pudo
observar que ella parecía inquieta. "¿Será que puede recordar su vida
pasada?", se adelantó unos pasos junto al lobo y preguntó— "¿puedes
recordar tu pasado Am?".
Ella
prefirió no responder y siguió caminando, el conejo que tenía en sus manos la
observó y asintió.
El
chico no podía comprender lo que ocurría y se detuvo, "estás actuando muy
extraño Am... no sé si el lugar a donde nos diriges sea seguro o no, por eso
exijo una explicación de lo contrario no te seguiremos", fueron las
palabras de él, ya no quería perder a
nadie más del grupo y menos exponerlos a otro peligro.
—"Entiendo" —cerró sus ojos violetas y volteó a verle diciéndole— "aún falta para
que amanezca, tienen derecho a saber la verdad sobre este mundo torcido y su
relación conmigo", se acercó a él y murmuró— "tenías razón puedo recordar muchas cosas...".
Eso
lo dejó perplejo y junto a los demás prestaron atención a lo que ella iba a
revelarles.
—"No debe decir nada aún" —intervino otra vez
esa voz en la mente de Kibo— "por favor impide que
su identidad sea revelada ante las joyas o sino éstas intentarán
asesinarla".
Él
al escuchar eso se acercó y le dijo— "no dirás nada", le sujetó del brazo e inesperadamente
la alejó unos metros del resto para decirle— "lo siento, pero aunque quiero saber la verdad como los
demás no puedo permitir que algo malo te pase".
—"¡Oh! ya veo.... eso quiere decir que sabes lo que me pasaría
si yo contase la verdad antes de tiempo, dime, ¡¿QUIÉN TE ADVIRTIÓ?!, ¡¿DÓNDE
ESTÁ?!", le sujetó de la camisa con enfado y luego sus brazos se volvieron
temblorosos, "dímelo... por favor...".
Él
al ver que sus ojos violetas temblaron no sabía que hacer, pudo compreder que
ella amaba a ése espíritu que albergaba en el interior del conejo, finalmente
pudo escuchar la respuesta de éste en su mente, "no..., no puedes decirle donde estoy, aún no...".
—"Así que era eso..." —pensó y se entristeció al darse cuenta que sentía algo especial
por alguien que ya tenía a un ser quien amaba y eso le dolía. Soltó un gran
suspiro y dijo— "él aún no
puede revelar su ubicación... pero todo lo que digas él te puede escuchar con
claridad".
—"Si es así", sus mejillas se tornaron con leve sonrojo,
luego apretó sus manos y gritó al firmamento— "¡NO IMPORTA DÓNDE ESTÉS!, ¡TE SEGUIRÉ BUSCANDO HASTA
ENCONTRARTE! Y LUEGO... JURO QUE...".
Él
no se pudo contener ante la expresión que ella había tenido y le preguntó— "¿le
amas...?".
Ella
reaccionó abriendo sus ojos violetas y sujetó del cuello a éste con una furia
jamás vista que los demás retrocedieron al verla, "¡ESCÚCHAME MUY BIEN
MOCOSO!, NO VUELVAS A PREGUNTAR SI AMO O NO, LO ÚNICO QUE PUEDO SENTIR ES
¡ODIO! HACIA ESE SER, MI SANGRE HIERVE DE NO PODER MATARLE CUANDO TUVE
OPORTUNIDAD" —sus ojos eran totalmente rojos y su aura azul hacía pesada la
atmósfera y observó a los demás con total enfado, "¡TODOS USTEDES NO SABEN
LO QUE LES ESPERA!, DEBEMOS LLEGAR A ÉSE LUGAR... ANTES DE LA TERCERA LUNA...
DE LO CONTRARIO...", su aura se desvaneció y cayó inconsciente en los
brazos de él, quien la observaba asustado y preocupado por sus comentarios.
—"¿Qué fue eso muchacho?" —comentó la sombra, quien se apareció entre los arbustos.
—"¿Qué puede ocurrir en la tercera luna?..." —pensó el Duque.
—"No lo sé... pero Am debe descansar y ustedes también, cuando
amanezca decidiremos a donde ir", la acomodó al pie de un árbol y se sentó
a su costado, una de las chicas con su guadaña corto varios troncos y el Duque
encendió fuego para mantener una temperatura adecuada y menorar el frío que
hacía. Inquieto la observó y se preguntaba— "¿qué misterio escondes Am?...".
*** ***
***
Sus
ojos rojos admiraban la ciudad y los fuegos artificiales mientras sus heridas
estaban cicatrizando gracias al poder de curación que tenía Zhi Ho —su único amigo— "se supone que
hoy debería ver el festival en la ciudad y lo terminé viéndolo desde el campo,
además si quisiera ir ya no podría, las personas me temen" —suspiró.
—"No todas" —sonrió— "además me debes un beso como castigo".
—"Sigues con lo mismo", se levantó de las rocas y le
comentó— "no soy capas
de besar tu mano porque sé que te burlaras y eso me enfada".
—"Mejor olvida el castigo, ¿qué opinas si danzamos un poco?,
empezaron a bailar sin música seguían el compás que el viento les manifestaba,
entre risas la luna esa noche brilló hasta que ambos se quedaron mirando, sus
latidos se aceleraron más y más al tener pocos centímetros entre ellos.
—"No entiendo porque mi corazón parece salirse de mi
pecho" —agregó preocupada y
con leve sonrojo.
—"Yo creo que lo entenderemos con esto", se adelantó un
paso y unió sus labios con los de ella.
Amai
había abierto sus ojos rojos de asombro en los primeros segundos para luego
cerrarlos y responder ante aquella extraña sensación que experimentaba.
—"Nunca imaginé que el torpe de Zhi pudiera llenar mis
emociones al grado de olvidarme por completo de mis preocupaciones" —pensó mientras
disfrutaba de estar en contacto con sus cálidos labios, los cuales la tenía en
estado febril, al detenerse éste ella le dijo con su rostro todo rojo.
"Zhi... me gustas... y mucho, no creí poder querer así a otra persona
aparte de mis padres".
El
se alegró al oir por primera vez que sus sentimientos eran correspondidos, la
abrazó y le dijo— "tu me gustas aún más y eres a quien amo y amaré por
siempre".
—"Gracias por existir para mí" —sonrió.
Inusitadamente
unos pájaros salieron volando despavoridos haciendo que ambos se observen
sonrojados y empiecen a reír. Después de hablar sobre el incidente con los
aldeanos ella preguntó— "¿pronto harán una ceremonia en honor a tu fecha de nacimiento?".
—"Sí, pero los ancianos del clan quieren hacer un ritual de
iniciación tres días antes" —no entiendo bien porque su apuro si igual harán la ceremonia
después— "además mi padre quiere que me despose
el día de mi cumpleaños".
—"¿Desposarte?" —preguntó ella con interrogante en su mente.
El
se percató de su desconcierto y le dijo— "las personas se desposan para unir sus vidas con otras y
así formar una familia".
—"Oh ya veo...", había quedado triste con la noticia que
él ya se casaría y de sólo pensar que estaría sola nuevamente y no volverlo a
ver la llenaba de angustia. Sus ojos rojos se abrieron de sorpresa cuando notó
que él la había tomado de la cintura y le susurró a uno de sus oídos, "no
quiero desposarme con nadie que no seas tú, mi amada Amai".
Sus
ojos rojos brillaron de una profunda alegría, "¿es eso cierto?".
—"Sí, hablaré con mi padre y le diré que te elegí como
esposa" —sonrió y ella se
volteó para abrazarlo, estaba realmente feliz, tenía que contárselo a su madre.
Después
de despedirse con otro beso ambos tomaron caminos distintos. Ella corrió hacia
su casa y cuando iba a ingresar vio salir a un señor de trajes chinos y tres
sujetos más le acompañaban.
—"¿Quienes son ustedes? y ¿qué hacen en mi casa?", les
preguntó.
—"Así que eres tú quien mi hijo Zhi frecuenta, seguro estas
conspirando en contra mía y de nuestra familia".
—"No señor yo no-".
—"¡SILENCIO!", le había interrumpido con el ceño muy
marcado y su tono de enfado en sus palabras se incrementaban, "tú, quien
los aldeanos llaman un demonio del bosque", le observó y señaló
firmemente, "no te tengo miedo y no dejaré a mi hijo bajo tu
merced", se adelantó unos pasos y
sacó su espada atravezando su pecho, "solo eres un insignificante estorbo,
ahora le harás compañía a tu madre en el infierno". Sacó su espada teñida
de sangre y se retiró de ahí con total tranquilidad junto a sus tres soldados.
Sus
ojos de ella se dilataron al escuchar las últimas palabras de éste, "mi
mamá... no...", después de caer por la estocada, se levantó con dificultad
e ingresó a su casa mientras apretaba con su mano su pecho para detener la
sangre, la cual se iba esparciendo por su cuerpo.
—"No...", sus ojos temblaron al verla en el suelo con la
ropa ensangrentada, la señal de la espada aún cerca de su corazón la hizo
correr con las pocas fuerzas que tenía y sujetarla entre sus brazos,
"¡mamá responde por favor!", sus lágrimas brotaban sin control,
"no te mueras por favor, tú no...".
Al
escuchar la voz de su hija, ella abrió sus ojos débilmente y dijo con
dificultad, "no llores hija..." —notó su herida y se asustó— "tu sangre... ayudará a cicatrizar tus heridas... cuando
hayas despertado por completo...".
—"De qué hablas... no entiendo" —sollozó.
—"La verdad es que no sólo eres mitad humana sino mitad
demonio...".
—"¿Ah...?" —abrió sus ojos repentinamente al darse cuenta de su particular
diferencia con los demás.
—"Perdóname por no decirlo antes, yo amo y amaré siempre a tu
padre... sin importar lo que era, fui muy feliz a su lado.... antes que su
hermano nos separase...", de su boca un grueso hilo de sangre empezaba a
deslizarse sobre su mejilla.
—"Entiendo tu amor por papá pero... ¿a qué te refieres con
haber despertado por completo?...".
—"Tú cuerpo como humana... tiene un límite de vida... cuando
se termine... tús poderes se activarán y serás inmortal...” —tosió un poco de sangre e hizo una pausa— “un demonio necesita un cuerpo que poseer… pero en tu caso eres
la hija de uno, posees su sangre pura…, eso te hace más poderosa de lo que imaginas",
le acarició su rostro el cual estaba desencajado y lleno de confusión,
"debes ser fuerte...". Sacó de su bolsillo una gema brillante de
color verde la cuál le había dado Sei antes de partir, "éste es el único
regalo y recuerdo de tu padre...", la sangre brotaba con facilidad de su
boca y herida— "recuerda que
siempre te amamos...". Su brazo dejó de acariciar el rostro de ella y cayó
al suelo sin movimiento.
Sus
ojos de ella se paralizaron a ver que su madre no respiraba, "mamá...
¡mamá!... no me dejes sola…" —sollozaba y gritó— "¡¡¡mamaaaaaaaaaaaaaá!!!" abrazó el cuerpo desfallecido
con fuerza mientras su visión se hacia borrosa.
Inesperadamente
escuchó los pasos de alguien y al pronunciar su nombre varias veces con
desesperación, ella murmuró "Zhi... viniste…". Él al entrar y
llamarla consecutivamente al verla desangrándose y aferrada al cuerpo yerto de
una anciana, se asustó y la sujetó en sus brazos, "¡Amai!, ¿quién les hizo
esto?".
Ella
débilmente respondió— "tu padre... asesinó a mi mamá y...", apretó el
obsequio que le dio su madre en memoria de su padre colocando su otra mano
cerca de su corazón para detener un poco la hemorragia.
—"Mi padre fue..." —repitió y ella asintió mientras sus lágrimas seguían saliendo.
"¡Juro que pagarán por el daño que le hizo a tu madre!" —apretó sus manos y
con el temor de verla en ése estado dijo— "sin embargo debo curar esa herida". Se disponía a
colocar sus manos y usar su poder de sanación pero fue detenido por alguien
más.
—"Eso si yo lo permito", se escuchó la voz del autor de
sus días, quien ordenó sujetar a su hijo con sus ayudantes.
—"¡Suéltenme!, ¡padre!, ¡¡debo curarle!!, ¡¡¡suéltenme!!!",
forcejeaba y le miraba con desprecio.
—"Esa chica no es digna de tu clase hijo, ahora observa como
su vida se extingue bajo mis manos", se acercó a la muchacha y ante los
atónitos ojos de Zhi sacó la espada del cuerpo de la madre de Amai para luego
atravesárlo sin remordimiento alguno al de la muchacha.
—"Zhi...", fue lo último que pronunció ella y cayó al suelo
sin ningún movimiento.
—"¡¡¡Nooooooooooooo!!!", había gritado él y mientras
lágrimas brotaban de sus ojos claros, un terrible odio se apoderaba con
intensidad en contra de su padre.
—"¡Vámonos!, este lugar apesta" —comentó el anciano mientras sus subordinados llevaban a rastras a
su hijo.
A
lo lejos un par de ojos grandes observaron lo sucedido y cruzado de brazos
sobre un árbol con una manzana entre sus garras dijo— "ésta noche nacerá tu verdadera hija Sei, tengo curiosidad por ver
su potencial".
El
dolor de haber presenciado aquello y ser escoltado a la fuerza por los soldados
de su padre, el cual lo confinó en su habitación, donde apretaba sus puños
maldiciéndolo y a él por no poder impedir los crímenes que éste cometía.
—"¿Porqué tuvieron que morir si ambas eran inocentes?, no es
posible que un ser esté con sed de poder sin importarle su familia, ¿no le
bastó con matar a mi madre?, es que en vez de padre tenía un vil asesino, un
monstruo sin escrúpulos ni principios de los cuales profesaba —pensaba el chico de
cabellos oscuros.
La
puerta se abrió sacándolo de sus pensamientos y ver a su frágil hermana menor
ingresando a su habitación.
—"Zhi... ¿qué tienes?, ¿porque padre está muy enfadado
contigo?".
—"No quiero hablar de eso... Yu". Prefirió no decir lo
que sucedía apretando sus manos estrujando sus sábanas.
— "Hermano", le sujetó una de sus manos sorprendiendo a
éste y le sonrió, "madre está presente y nos cuida, ya verás que intercede
con padre para que te levante el castigo y sea bueno contigo".
—"Mi inocente hermana no tienes la menor idea de lo que
pasa... aún así te preocupas", la abrazó y dijo— "gracias Yu... eres lo único valioso que me queda en esta
vida", la apartó y sostuvo sus manos pequeñas diciendo— "juro que te
protegeré", ella sonrió y en su mente él agregó— "incluso de mi propio padre".
El
viento esa noche se hizo cada vez más fuerte y el hermano de Sei murmuró— "el momento que eh esperado
por fin ha llegado...".
En
el interior de la cabaña el cuerpo frío de Am quien había permanecido inmóvil y
atravesada con la espada que terminó con la vida de su madre, empezaba a emitir
movimiento, un aura azul muy fuerte la rodeaba y la atmósfera se tornaba
pesada, sus cabellos castaños cambiaron a un blanco puro y sus ojos rojos se
abrieron lentamente al observar la espada en su pecho, la cual la sacó de un
sólo tirón derramando sangre con cada paso que daba y conforme avanzaba la
sangre se detenía y cicatrizaba, su piel era muy pálida y sus garras habían
crecido a un tamaño pronunciado, siguió caminando en dirección al cuerpo
exánime de su progenitora y dijo con total furia en su expresión— "mamá... juro que vengaré tu
muerte".
Los
ojos violetas se abrieron, había quedado inconsciente después de salvar al
chico y enfurecerse, sujetó su collar con fuerza, ahora entendía muchas cosas
de su vida y también le inquietaba, se levantó y observó que pronto iba
amanecer, caminó y se subió al árbol más alto, mientras los demás dormían.
"Te extraño... mamá..." —cerró sus ojos violetas para abrirlos esta vez cambiaron a rojos y
comenzó a cantar con tristeza por los recuerdos de cuando fue humana.
A través de las estrellas, el coraje y los recuerdos...
busco por tu huella,
ruego que descanses pacíficamente por toda la eternidad...
ésta es la mitad del camino
Con alas que no pueden volar...
corro hacia la colina,
cuando me desvío del camino...
cierro mis ojos y sigo adelante
—"Mis preciados recuerdos... debo recuperarlos todos..." —pensó mientras
cantaba.
Aquella
canción despertó a Kibo y posteriormente a los demás.
—"Am... está ...", la vio en lo más alto de un árbol
observando el amanecer y cantando con profunda tristeza.
A través de las estrellas, el coraje y los recuerdos...
busco por tu huella,
ruego que descanses pacíficamente por toda la eternidad...
ésta es la mitad del camino
Con alas que no pueden volar...
corro hacia la colina,
cuando me desvío del camino...
cierro mis ojos y sigo adelante
—"Esa no solo es una canción si no una oración..." —comentó Joshua.
—"Ella debe sentirse muy triste para entonarla..." —añadió su hermano.
—"¿Ustedes conocen esa canción?" —preguntó Kibo a ambos hermanos.
—"Sí, solíamos cantarla cuando nuestros padres o algún ser
querido fallecía".
—"Ya veo..."
Minutos
después ella bajó no con el color violeta de sus ojos si no unos brillantes
ojos rojos, se dirigió a Kibo y le dijo sin inmutarse— "lo siento". Continuó caminando junto a su lobo al cual
por primera vez le acariciaba su cabeza y luego sostuvo en sus brazos al conejo
pequeño, "debemos partir hacia el Este" —comentó sin emoción alguna, con las mismas palabras frías que
solía dirigirse.
—"Ella no demostraba sus sentimientos abiertamente ante nadie,
pero ahora se expresa con los animales, imagino que recordaste algo muy
doloroso" —pensó y mientras los demás se alistaban para partir, él se acercó
a donde estaba ella y le dijo— "no tienes por qué disculparte... sólo me gustaría verte
alegre y no triste como luces ahora, pareciese como si estuvieras a punto de
querer llorar pero no lo haces".
Ella
cruzó su mirada gélida con la de él y le dijo— "no puedo llorar, creo que agoté mis lágrimas en ti como una
idiota", una vena saltó en su cabeza, “te odio".
—"¿Ah?, tu lloraste... por mí?", parpadeó sin creerlo.
—"Así es torpe, creí que te había asesinado con el filo de mi
espada cuando decidiste voluntariamente morir", dos venas saltantes
aparecieron, "grrr para la próxima muere con tu propia espada y no con la
mía" —protestó y siguió
caminando.
—"Esta bien" —sonrió y pensó— "no importa si me odias yo igual te quiero Am", le
parecía raro verla con sus ojos rojos y no con los violetas, sea cual sea igual
le gustaban. Ya había comprendido que hubo alguien más en su vida de ella y que
a pesar de enfurecerse le amaba. "De eso no hay duda...", fue
caminando al compás de los demás y meditaba, "la voz de ese espíritu no ha
vuelto a manifestarse y por más que miro al conejo no da señales de ser el
mismo de ayer... todo es muy extraño...".
Habían
pasado varios pueblos pequeños y ya era hora del almuerzo, se disponían a ir al
mercado o alguna posada cercana, cuando ella apareció con un jabalí en sus
hombros y lo dejó caer diciendo— " aliméntense bien".
Todos
la observaron asombrados y las chicas empezaron a cocinar una parte del animal,
el resto lo guardaron para cuando fuese de noche, era el cumpleaños de Adaria.
—"Una fiesta de humanos eh... vaya tontería...", había
dicho al enterarse de la celebración y se retiró entre los árboles.
Kibo
habló con el Duque y salió por leña al bosque, necesitaba pensar los últimos acontecimientos y en el
transcurso de ir y dejar leña, se dio cuenta de algo que lo paralizó, "no
puede ser... ése espíritu le llamó Amai a Am...", soltó el pedazo de leña
y salió corriendo por otro sendero del bosque al recordar el pergamino.
Escuchó
un sollozo y entre los arbustos la vio a ella arrodillada ante una tumba,
"Am..." —dijo inconscientemente.
Ella
al sentir otra presencia cerca se levantó y lo vio a él a pocos metros,
"¿qué haces aquí mocoso?, deberías estar ayudando para la celebración de
esa chica".
—"Bueno yo... recordé algo, te busqué y te encontré...".
—"Én éste lugar pasé mis mejores años como una inocente
humana..., lejos de todos y en compañía de mi madre, yo al despertar pude
recordarla y... acabo de encontrar su tumba...", sus lágrimas empezaron a
caer ante la imagen que su mente revelaba.
El
se acercó y le dijo- "lo siento Am... debió ser duro para ti recordar lo
que pasó".
—"Sí..." —cerró sus ojos— "era el único familiar que tenía".
El
se arrodilló a su costado y sonrió— "ahora me tienes a mí y todos nuestros amigos que poseen
joyas".
Ella
le observó y con su mano acarició el rostro de éste haciendo que él se sonroje,
"eres un buen chico" —comentó y se levantó— "gracias por tus palabras, me siento mejor". Luego lo
sujetó del cuello de su camisa y lo levantó varios centímetros del suelo,
"Pobre de ti si dices a alguien más sobre lo que te conté", sus ojos
rojos destellaban fuego.
—"Eso lo sé, no tienes necesidad de amenazar, es parte de la
confianza que nos tenemos" —sonrió— "soy tu amigo después de todo".
—"Mmm sí, un torpe amigo sí", lo soltó y se cruzó de
brazos.
—"Sólo te diré algo y espero que lo recuerdes", le
observó y dijo tranquilamente, "date una oportunidad para volver a
sonreír, olvida por esta noche las tristezas y preocupaciones", le
extendió su mano, "vayamos a festejar el cumpleaños de Adaria".
Ella
alzó una ceja y colocó en su mano un Jagi era un fruto de licor nuevo y muy
delicioso, "iré siempre y cuando comas cinco de estos".
El
empezó a sudar frío, "¡cinco!, Am con uno basta para que más".
—“¡Hazlo!, de lo contrario no iré”, se cruzó de brazos.
El
suspiró y en el camino fue consumiendo cada fruto, luego preguntó— "Am, aún no
recuerdas tu verdadero nombre...".
—"Porque el interés tan repentino, ¿acaso tú lo sabes?".
—"Es que recordé algo sobre ese espíritu que me prestó su
poder ayer, el se refirió a ti como Amai".
—"Ah... eso..., bueno si es cierto, mi nombre es Amai".
Detuvo
sus pasos y le dijo- "no... no puedes llamarte así, porque eso
significa... que tu moriste en el primer enfrentamiento contra el rey de este
mundo de Hiya".
Ambos
rostros palidecieron y ella se quedó temblando al recordar su primera muerte
con aquella espada que el padre de Zhi le atravesó, "no, eso es imposible,
debe haber un error, ¡¿dónde encontraste ese dato de mi nombre?!".
—"En el pergamino, donde menciona a las víctimas de la primera
rebelión que tuvo este mundo".
—"No mocoso...", sujetó su collar y dijo, "yo no
puedo estar muerta".
—"Lo sé, tu estas muy viva y debe haber un error en ése
manuscrito".
—"Así es y ya deja de decir cosas que me alteran, mejor sigue
comiendo tu fruto que esta muy delicioso" —sonrió.
—"Jajaja eres malvada" —comentó él mientras iban caminando y comiendo los Jagis.
—"¿Qué descubrimiento?, jajajaja".
—"Igual malvada o no, yo... estaré a tu lado" —agregó sonrojado y
terminando el último fruto.
—"Claro" —empezó a reír— "eres el único que tiene permiso sobre las demás personas de
estar a mi derecha después de mi guardián jajaja".
El
soltó un suspiro, "Am... yo... quiero decirte algo...".
—"¿Qué?".
—"Am...", su rostro se empezó hacer más rojo. "Yo...
quiero decirte algo muy importante… es que...".
Ella
lo veía cada vez más rojo y nervioso que de costumbre, "no me digas...
estás enfermo",
—"No, no es eso, yo estoy perfectamente bien... sólo es
que".
—"¿Sólo es qué entonces?".
—"Chicos que bueno que los encuentro, la fiesta ya
empezó", había dicho Roel apareciendo repentinamente y notó que Kibo pasó
de un rojo intenso a un pálido en su rostro. "¿estás bien chico?".
—"Si..." —cerró sus ojos grises y suspiró.
—"Actuas muy extraño...", ella le observó de cerca y dijo— " ¿estás seguro
que no estas enfermo?".
—"Si" —sonrió y dijo— "disfruta de la
fiesta Am".
—"Si", había caminado hacia la chica del onomástico y la
saludó, luego empezó a degustar las comidas.
—"No importa donde corra o intente esconder mis
sentimientos... sin embargo porque cada vez que quiero decirle mi mente se
vuelve inestable y confusa...", si el recuerdo de esa otra chica no
interviniese yo le diría a Am lo que siento sin titubeos, pero… porque recuerdo
ese beso...", se hizo rojo por completo y sacudió su cabeza, "¿qué me
está pasando?...".
—"¡¿Ey Bo?!, ¡¡ven aquí pronto!!".
Ella
le estaba llamando para que se una al grupo el cual disfrutaba de una abundante
cena.
—"No puedo preocuparles con algo que no entiendo" —pensó y dijo— "¡ya
voy!". Caminó en dirección de los demás e ignorando lo que pasaba
realmente en su mundo. La media noche avanzaba y con ello las agujas de los
relojes que todos poseían se habían detenido
cuando la mujer de edad al haber hecho un pentagrama con el libro en su
centro iniciaba el ritual.
El
rubio estrujaba el brazo del castaño, quien le estiró su mochila y éste abrazó
a ésta con fuerza. Nunca había sido participe de "rituales mágicos y menos
a esa hora". Las luces de la habitación y algunos veladores que estaban
cerca a un diminuto altar comenzaban a parpadear y un ligero viento helado como
si el invierno cayera en ese pequeño espacio apagaron las veladoras. Ismael y
el pelirrojo pudieron sentir que la temperatura disminuía y un escalofrío los
estremeció por unos minutos.
La
mujer arrodillada en aquél símbolo y con una daga de oro con gemas esmeraldas
recitaba algunas palabras en otro idioma y al término de su recital pasó la
daga sobre su mano y dejó escurrir gruesas gotas de su sangre sobre el libro.
El cual al sólo contacto del líquido carmesí brilló con fuerza, iluminando la
habitación y a los tres jóvenes.
Los
ojos azules del rubio estaban más que abiertos, sudaba frío de lo que
observaba, a su costado Ismael lucía asombrado y con cierta inquietud. El
pelirrojo solo miraba con total atención.
Unos
segundos después un sonido abrumó a todos, eran los gritos y sollozos de
personas de varios sexos, incluso niños y bebés. Y con ello se podía sentir un
calor sofocante, como si esos lamentos proviniesen de un pueblo entero ardiendo
entre las flamas.
—"El ritual ha comenzado" —habló con molestia el anciano dirigiendo su incomodidad a una
mujer joven con trajes chinos.
—"Descuide mi señor" —sonrió y en tono burlón dijo— "ni esos niños... ni la sacerdotiza que hallan encontrado, podrán
liberar algo que un demonio ha sellado por todos estos años".
—"Es nuestro deber el mantener el sello con las almas de
inocentes". Caminó hacia la ventana y vio que una densa oscuridad de nubes
empezaba a cubrir el cielo despejado de aquella pacífica noche de luna llena.
En
la mansión Alexa empezaba agitarse y transpirar por el calor que su cuerpo
sentía.
— "Señorita.... ¿está bien?, ¿me escucha?".
—"Me estoy... quemando... ayúdenme…". Fueron sus palabras
de ella entre sueños hacia una de las agentes que la habían asignado el cuerpo
policial tras la muerte de la enfermera y tenía prohibido tocar a la paciente
por razones desconocidas. Fuera de la habitación, los guardias de seguridad
intentaban llamar al joven Spencer pero su móvil estaba apagado. Esa fue una de
las reglas que la anciana impuso al empezar la ceremonia del “ritual de los
deseos”. En el cual los gritos y lamentos en agonía y desesperación cesaban
para dar paso a un ambiente más pesado alrededor del libro. Ella intentó
sujetarlo pero tal era la fuerza que éste ejercía que con dificultad expresó...
— "Hermano... por favor,
si me escuchas... no sigas más con el conjuro...". Había suplicado la
anciana ante lo que parecía una lucha contra la misma gravedad y espacio.
La
sonrisa burlona y sus cabellos alborotados denotaban a la figura tras una de
las ventanas, luego con su paso grácil y vacilante se dirigió al trono real,
las túnicas y vestimentas de ambos eran distintas.
—"Estimado Rey", se inclinó para saludarle y luego agregó, "los humanos están intentando alterar el tiempo, ¿qué piensa hacer al respecto?".
Aseveró el de traje verde con una ligera armadura de escamas y un cascabel
entre sus muñecas.
— "El que alteren el
tiempo es una ofensa contra los dioses... ya una vez uno de ellos jugó con los
deseos de la gente de ése planeta, por eso y más... la historia no debe
repetirse" — cerró sus ojos rojos y levantándose de su trono, deslizó su largo
cabello blanco el cual resaltaba en su túnica de color negro con un collar de
rubíes que cubrían desde su cuello hasta parte de sus hombros. Con total
seriedad dijo— "liberen a los Goilh".
— "Será un placer mi Rey.... o debería decir... Sei".
Ante
aquéllas palabras de su hermano menor éste sólo lo observó con la tranquilidad
y seriedad acostumbrada diciendo— "no debieron cruzar el
límite de sus acciones".
La
fiesta en onomástico de Adaria había comenzado y para celebrarlo hicieron una
fogata, alrededor de esta, los visitantes conversaban, otros degustaban de los
bocados que las chicas habían preparado y Joshua con su hermano bailaban con
sus respectivas parejas. El Duque Dana escuchaba con entusiasmo las canciones
que la pequeña Sara vocalizaba. Algunos de los representantes de clanes
desvalijaron poco de sus provisiones y sacaron sus mejores vinos. "Nada
mejor que una fiesta para aliviar tensiones" —comentó uno de ellos.
El
guardián convertido en lobo permanecía a los pies de Am, quien observaba el
fuego con detenimiento, Kibo estaba a pocos metros sosteniendo al conejo entre
sus manos. Ambos habían bailado y bebido lo suficiente, por un momento ella
disfrutó torturarlo viéndolo ebrio. Pero después nuevamente ella al ver la tercera
Luna llena se estremeció y asintió. El silencio habría un abismo entre los dos
y eso se interrumpió cuando él indagó- "¿estás asustada por lo que dije
antes..., verdad?.
—"Haz dicho demasiadas tonterías hoy que no vale la pena
prestarles la atención debida" — respondió levantándose y le pidió de regreso al conejo. Éste se
lo dio y notó que había algo más que le pasaba, lo que no sabía era qué.
—"Ésta luna llena... me inquieta un poco... no se
porque...", observando su reloj de su muñeca comentó— "espero que en
el próximo pueblo halla algún relojero".
—"¿Porque lo dices?".
— "Mi reloj lleva detenido desde que llegué a éste mundo,
debió romperse alguna pieza supongo... ya que no ha vuelto a funcionar como
debe ser".
A
ella poco le importaba un reloj u objeto humano, sólo pensaba y lo observó con
detenimiento diciendo— "para ser el poseedor de joyas... no lo haces mal... quizá
el regreso a tu mundo dependa de la fuerza de", iba a decir más pero todos
y cada uno se sorprendieron al ver la barrera del tiempo que protegía la gran
muralla se resquebrajaba.
—"¡Imposible!... la barrera está a punto de romperse", Am
se levantó de inmediato sin creer lo que veían sus ojos.
— "Así parece..." —agregó él cuando repentinamente— "¡¡¡aaarrrrgggggggg!!". Un fuerte e inesperado dolor en
la cabeza lo hizo apretarse las cienes con ambas manos.
—"¡¿Qué sucede mocoso?!'.
—"Mi cabeza.... va estallar" —dijo él en medio de aquél ataque.
— "Rayos.... es la barrera la cual te está afectando",
aseguró Am y ante la preocupación de los demás ella sugirió alejarlo del
perímetro del palacio. Los demás estuvieron de acuerdo. Sin embargo, a los
pocos pasos se escuchó un crujido demasiado fuerte y rápidamente un ligero
cristal de magia se observaba caer en miles de pedazos. Los ojos rojos de ella
se abrieron y dijo— "es... es tarde".
— "La barrera del tiempo se ha roto..." —musitó quien sostenía el viejo reloj en el palacio, con una risa
irónica caminó con paso lento bajo su capa y sacó de su altar un juego de
espadas. "Que empiece la cacería", con una de las espadas se
hizo un pequeño corte en sus dedos y escurrió gotas de su sangre en tres
cadáveres de sus soldados y con ello éstos volvieron a la vida. La única
diferencia de ser humanos ahora eran sus ojos los cuales eran un total negro
con las facciones en sus rostros llenos de odio, de sonrisa retorcida y sus
poderes sobrenaturales.
— "Mi sangre les dará el poder suficiente para acabarles, vayan y
maten, destrocen y crucen portales para conseguir nuevos huéspedes".
La risa le invadió al verlos desaparecer con magia muy poderosa que iluminó
aquél salón.
En
la mansión de los Spencer, los agentes de seguridad no lograban comunicarse por
móvil al hijo de aquella fortaleza, la puerta de la habitación se abrió y
aquella agente les dijo— "algo anda mal con esta chica... dice incoherencias,
necesita un psiquiatra y los médicos de guardia que respaldan a ésta
familia".
— "Lo sentimos pero tenemos órdenes precisas para con esta
paciente, sin embargo, lo que a sucedido debe saberlo el joven Spencer... y nos
de las órdenes que debemos hacer al respecto" —suspiró y empezó a escribir desde su celular, si no responde a las
múltiples llamadas le enviaré mensajes a su ordenador y chofer, pero tiene que
haber una respuesta ya".
Ella
sólo observó con preocupación la situación, era un caso extraño y más extraño
era cómo se desarrollaban las cosas en el mundo de Hiya por que en medio de aquella
sorpresiva ruptura de la barrera del tiempo que impedía cruzar a la gran
muralla y acceder finalmente a la mansión era ver al chico de cabellos oscuros
retorcerse de dolor en la cabeza, una densa niebla empezaba a cubrir el camino,
la oscuridad de la noche se iluminaba con los rayos y relámpagos cerca del
palacio y se podía distinguir un denso humo dispersarse en distintas
direcciones.
— "¡¡Mocoso, resiste!!, había dicho Am.
La
tierra empezaba a temblar y con ello una ráfaga de oscuridad que habían
visualizado a lo lejos se hacia presente a una velocidad impresionante. Al
chocar tierra tenía la apariencia de un soldado con los ojos totalmente negros
y entre sus manos formó una espada con la cual se lanzó contra el jefe del Clan
Hajari partiéndolo en dos mitades a la
altura de la cintura y arrancando el brazo de éste para ingerirlo con
desesperación, al saborear la carne y sangre dijo— "mmmmmm huele a un
delicioso banquete".
Los
demás quedaron atónitos por lo que presenciaban, Adaria gritó y junto a su
amiga corrieron pero tarde fue su reacción porque aquél sujeto se deslizó como
el viento, sujetó a la muchacha de cabellos castaños y bastó un movimiento de
sus manos para que un crujido seco y leve separe una pieza de su cuerpo. La
rubia quien era su mejor amiga y la cual estaba a pocos metros de éste
desenvainó su guadaña y lo enfrentó por la derecha sin tener éxito porque él de
una gran fuerza de su aura oscura la despejó por los aires junto a los demás y
luego comenzó a arrancar los ojos de aquella cabeza la cual sostenía. Al mismo
tiempo hizo aparecer entre su mano derecha una especie de remolino negro el
cual absorbió a la joya de la chica y continuó devorando el cadáver.
Am
al igual que los demás no sabían que hacer ante tal monstruo de forma humana
que tenían en su delante. "¡¡¡VÁYANSE DE AQUÍ!!!, ¡¡¡YO ME HARÉ
CARGO!!!", fue lo que ella anunció.
Kibo
quien permanecía aturdido le dijo— "¡no!, no huiremos, ni te dejaremos sola con éste monstruo, ¡debemos
vencerlo todos juntos!".
—"¡ES QUE ACASO NO LO ENTIENDES!, ÉSTE SUJETO LOS MATARÁ POR
SU SANGRE. ¡QUIZÁ YO TENGA MÁS VENTAJA SOBRE USTEDES!, POR ESO... ¡FUERA DE
AQUÍ!, ¡ETEL ENCIÉRRALOS Y LLÉVALOS LEJOS!”.
— "Si mi ama". Antes que los demás pudiesen hacer algún
conjuro ya estaban en una especie de burbuja invisible y el guardián los
alejaba en medio del bosque.
Al
terminar su presa éste notó que sólo estaba la chica de cabellos blancos y con
fuerte decisión en su mirada, había desenvainado su espada y sus ojos rojos se
cruzaron con los negros.
— "Tú...", en
el siguiente segundo ya no estaba a varios metros sino a su detrás olfateando
su aroma, "eres igual que yo, estas
muerta pero viva al mismo tiempo, me confundes mujer...".
Al
escuchar eso se estremeció y un frío gélido recorrió sus venas y dijo— "¡¡¡DEJA DE
DECIR TONTERÍAS Y PELEA!!!". Recibió una sonrisa burlona de su
interlocutor.
— "Si eso quieres,
entonces te mostraré de lo que soy capaz".
Ella
lanzó dos cortes al frente pero éste detuvo su espada y la sujetó del brazo
aplastando y girándole, lanzándola por los aires y luego darle varios golpes en
todo su cuerpo, ella no podía ver sus movimientos, era demasiado rápido y
fuerte que sus golpes de ella no le hacían ningún rasguño.
— "Jugaré contigo y luego iré por comida".
— "Eso lo veremos...", se levantó con dificultad y
extendió ambos brazos provocando un tremenda explosión de su aura azul la cual
chocó con la de él y éste le dijo— "pierdes tu tiempo en
intentar detener los planes de mi señor". Toda esa energía azul que lo
rodeaba y parecía romper ante él fue manipulada y bastó con un chasquido de sus
dedos para que avance en reversa. "Recibe
de lleno tu propio ataque" —sonrió.
El
fuerte impacto hizo que ella sea arrastrada junto a decenas de árboles. Había
quedado inconsciente en el suelo en medio de aquél bosque con su cuerpo lleno
de moretones y heridas las cuales deslizaban el rojo escarlata por sus poros de
su pálida piel.
En
el trayecto y tras intentar destruir aquel escudo mágico del guardián. Kibo se
había recuperado un poco del dolor que le aquejaba, pero gritaba y les exigía a
los demás que le ayudasen a regresar por Am, pero nadie quiso ir porque era un
suicidio le habían respondido.
Segundos
después, Etel abrió sus ojos claros al no sentir la presencia de su dueña y su
poder se debilitó mucho al perder la conexión de su magia, el escudo se
desvaneció, empezando a descender al igual que todos del grupo. La sombra ayudó
con un conjuro de viento amortiguando la fuerte impacto de todos.
— "¿Porque caímos así?..." —preguntó Kibo con leve dolor de cabeza.
— "El guardián perdió contacto con su dueña eso le origina un
desbalance mágico" —respondió el Duque Dana y la pequeña Sara se acercó e indagó
preocupada, "¿estará bien, verdad papá?".
— "Sí hija, dentro de pocos minutos despertará en su forma
falsa".
— "Si Etel perdió la conexión con su dueña... eso quiere decir
que Am...", sus ojos grises temblaron y salió corriendo a la dirección
donde había sido aquella explosión.
El
sujeto de ojos negros que asesinó y consumió los cuerpos de uno de los
representantes de los clanes y a Adaria, solo deslizó su espada a paso ligero
en dirección donde ella estaba. "El
juego llegó a su fin niña, ¡¡¡MUEREEEE!!!".
Al
abrir sus ojos rojos y verse en la oscuridad creyó que estaba muerta. Pero algo
llamaba su atención era una cálida luz verde que brotaba de su pecho.
"Esto es... la gema que mi mamá me entregó...", un fuerte latido de
su corazón la hizo despertar y esquivar el filo de la espada del asesino. Aún
en el suelo retrocedió varios pasos atrás y se tropezó con un muro de piedra. Y
al estar recostada sintió como si hubiese estado ahí antes, vio una inscripción
tallada— "Amai
Seishin...", al leerla sus ojos se paralizaron y su corazón latía con más
fuerza.
— "Ahora suplica por tu
vida", se acercó con su espada y cuando intentó su ataque final la
atmósfera que la rodeaba era tan fuerte que detuvo la espada a varios
centímetros.
— "Quien suplicará por su miserable vida serás tú y esos
malditos", Am destilaba un odio único por sus ojos rojos, las flamas
azules y su aura que la rodeaban eran muy pesadas que hizo retroceder a su
interlocutor, "por fin mi deseo... se hará realidad".
Cerca
de ahí, Kibo podía percibir aquella energía oscura y a la vez conocida por el y
los demás que le seguían el paso.
La
anciana en otro mundo dijo— "no hay nada más que
hacer... el sello se ha roto… y ahora depende de ellos el morir ahí o seguir
con vida...".
En
el viejo templo imperial, seis figuras con túnicas negras se dispersaron entre
las sombras, el anciano se levantó recitando un conjuro y aquella bruja dijo— "ya están
aquí".
En
el camino por llegar a donde estaba Am. Kibo pudo percibir que las agujas de su
reloj comenzaban a moverse y con ello un fuerte sismo comenzaba dejando al descubierto
no muy lejos de ahí unas ruinas con el símbolo de la serpiente y el reloj en la
entrada. Con asombro e inquietud éste dijo— "¿qué es... lo que sucede aquí?...".
Capítulo XII: Conjuro y pruebas interminables