lunes, 2 de marzo de 2015

Sello del tiempo: Capítulo XI


CAPÍTULO XI
Deseos oscuros

La luna brillaba y en la orilla de unos árboles una mujer admiraba el aroma de las flores sus cabellos castaños rodeaban su espalda, las flores se combinaban perfectamente con su vestido amarillo, risueña en ese armonioso ambiente empezó a caminar con sus pies descalzos hasta que notó un aroma distinto y al escuchar unos pasos cerca, se dirigió hacia el recién llegado.

El acarició sus cabellos y le dijo con la seguridad que acostumbraba, "pronto recuperarás la vista y el habla... sólo debes esperar un poco más",  sostuvo su mano suavemente y ella pasó sus dedos sobre el rostro de él y sonrió.

Ella disfrutaba de aquel lugar, era muy feliz porque para la muchacha el sueño donde podía estar cerca del ser que amaba se hacia realidad y eso ocurría ya con frecuencia. Estaba enmudecida y ciega pero al tocar su rostro con sus blancas manos creyó estar ante Kibo persona que amaba y esperaba su pronto regreso de aquél libro mágico sin embargo era ajena a lo que sucedía en verdad.

Por otro lado, el nunca creyó que después de múltiples intentos pudiera volver a sonreír, siempre sólo en el palacio, robando almas sin descanso para lograr mezclarse con la realidad hasta que finalmente lo consiguió. Había encontrado a ésta chica en la primera luna, un alma distinta y errante, no conocía el cómo ni el porqué de su existencia en su mundo, sin embargo le agradaba verla alegre y sonriente, como si fuese un espíritu libre y lleno de vida que se materializó en forma humana y por más que intentaba capturarla no tenía éxito  porque ella desaparecía despertando su interés repentinamente.

"Cuando la tercera luna llegue formarás parte de mi nuevo reinado y juntos dominaremos a todos los humanos con el poder de la oscuridad jajajaja" pensó al verla jugar con las flores e insectos de aquél jardín.

Muy lejos del palacio, la sombra de una persona de gran tamaño y con los cabellos alborotados a pocos metros, fue motivo de preocupación en ella. No era un sueño o pesadilla, tenía la certeza de haberlo visto cuando fue al palacio, la pregunta que atormentaba su mente era no saber quien era. Había recordado los días que vivió con su madre y estar conversando en ocasiones con la sombra de un niño cerca del río.

Ese recuerdo le vino inusitadamente a su mente de la chica como si un fuerte peso comenzase a incrustarse. Continuó volando deslizándose a través del viento, sus alas se agitaban con rapidez, entre sus brazos llevaba el cuerpo de una persona inconsciente y con su ropa cubierta por manchas carmesí debido a la herida profunda que éste mantenía y a la pelea la cual había provocado, su mente era un mar de recuerdos algunos claros y otros borrosos, la sensación de dolor en su pecho no se había disipado, "esos cadáveres eran las personas que asesiné por ese maldito...", el recordar era agotador, tenía que hacerlo después que logre curar al chico y deternerlos era algo inevitable. No estaba tranquila y tal atrevimiento no iba pasarlo por alto.

Descendió al lugar que por primera vez tomó un gratificante baño, sabía que el agua de aquél manantial tenía propiedades curativas y colocó al cuerpo de éste sobre el agua sumergiéndolo con el rostro flotando.

"Vamos mocoso, ¡resiste!", sus ojos violetas estaban hinchados por las lágrimas que había derramado en el trayecto. Observó las luciérnagas a su alrededor y una imagen irrumpió su mente deteniendo su paso por completo; en esa imagen pudo ver a la sombra de alguien de cabellos largos quien la sostenía entre sus brazos mientras sus labios se unían con las de ella. Ver eso la despertó y retrocedió unos pasos, "¿QUÉ?..." palideció y pensó "¡¿QUIÉN RAYOS ES ESA PERSONA?!, ¡¡JURO QUE LO MATARÉ POR ATREVERSE A TOCARME!!", se inquietó y sus ojos se tornaron rojos por unos segundos para decir "debo romper el sello lo más pronto...". El resplandor que empezaba a rodear al cuerpo del chico la hizo reaccionar y despertar del pequeño trance que se encontraba. 

Unos destellos comenzaron  a cubrir el cuerpo de Kibo cerrando toda herida que tenía haciéndolo despertar para verla a ella con el semblante de angustia mezclado con enojo. "¡¡¡ERES UN IDIOTA POR PREOCUPARME DE ESA FORMA!!!, le gritó cerrando sus ojos y apretando sus manos con fuerza.

"Lo siento..., pero... me alegro el ver de regreso a la Am que conocí" sonrió.

"¡ERES UN COMPLETO IDIOTA!...", las ganas de apretar su cuello o estrellarlo contra un árbol era lo que quería hacer, pero se contuvo, "yo...", se levantó, le costaba pedir disculpas o dar las gracias, pero debía hacerlo, era una promesa que se hizo al examinar sus errores soltando un gran suspiro le dijo "yo... te agradezco el haberme liberado de ese hechizo...", recordaba parte de su pasado sin embargo había algo que necesitaba con ansias volver a ver lo que no sabía era que era..., el dolor en su pecho se manifestó con más intensidad, sujetó su collar y murmuró "mocoso...", se apoyó en el hombro de él, quien la recostó al pié de un árbol.  

"¿El dolor a iniciado antes o después de romper el conjuro?" preguntó asustado.

"Después...".

"Quizá el beber un poco de esa agua te recuperes Am...", se dispuso a ir a la orilla y ella le sujetó su mano deteniendo sus pasos y haciéndolo sonrojarse.  

Con sus garras apretó la mano de él y observó cómo su rostro se iba enrojeciendo más, después de lo que había vivido y pasó anteriormente la había dejado inquieta porque aunque no entendía lo que estaba pasando, "incluso un niño como tú es capás de soportar mis cambios de humor" pensó y le ordenó soltándole "no demores.

"Volveré... en unos minutos", se fue a la orilla tomó una hoja doblándola un poco y adjuntó agua el cual ella bebió.

"Mocoso... a veces puedes ser útil...", necesitaba saber lo que pasó antes que desaparezca cerró sus ojos violetas quedando dormida a los pocos segundos él observó su semblante con preocupación y se dispuso a recoger algunos troncos para hacer una pequeña fogata por el frío que se estaba manifestando. Luego de encender el fuego, se sentó al costado de ella y pensó "lo que te dije... es cierto... quiero estar a tu lado y protegerte tal como tú lo has hecho, porque te has vuelto alguien importante para mí...". Se sonrojó y movió su cabeza, "debo ser lo que ella dice, un perfecto idiota, no puedo estar... no... ella nunca aceptaría tal confesión, se reiría o quizá se alejé de nuevo, eso es lo que menos quiero".  Observó las luciérnagas y soltó un suspiro, "debo de haber enloquecido...", vio como aún dormida una inquietud se reflejaba en el rostro pálido de la chica.

En medio de aquel viaje una mujer parecida a ella le había dicho unas cosas que le eran ajenas a su realidad. El cuerpo de Am sudaba frío y empezaba a delirar dormida.

En el palacio alguien que observaba a través del balcón murmuraba mientras acariciaba al viejo reloj entre sus manos, "te has liberado de mi hechizo, pero no de tu pasado" sonrió y caminó ingresando a su habitación "si tus memorias regresan por completo tu fin también se acerca" comenzó a reir escandalosamente.

Por otro lado, Kibo había roto un pedazo de su camisa y le colocaba paños de agua sobre la frente de ella, no sabía el porque cada minuto Am parecía entrar en una crisis de sueño o pesadilla.

La imagen de estar en medio de un palacio junto a su guardián y luego ser marcada por ese sujeto hizo que se enfureciera, "¡maldito!, ¡fuiste tú el que me hechizó!, ¡te odio por lo que hiciste!", había murmurado entre sueños. Luego vio como éste insistía a que se despoje de su collar, cosa que ella no obedeció. Su aspecto era distinto junto a Etel habían partido hacia numerosas aldeas  en busca de las joyas y asesinando a mucha gente sin piedad ni remordimiento alguno.

Las lágrimas empezaban a caer en aquel lugar oscuro y lleno del olor a muerte, su alma era prisionera sin saber que mientras más muerte provocaba fortalecía más al conjuro. Sus ojos violetas se sorprendieron de espanto al ver que casi asesinó a Sara y se disponía a acabar con Kibo con su flama azul, sin  embargo, el recibió un poder extraño cambiando de aspecto y actitud, "esa persona... yo la conozco... tu eres...", apretó su collar y dijo "imposible... tú... porque..." sollozó como si todo sus esfuerzos hubiesen logrado su objetivo sonrió al escucharle decir esas palabras y luego verle partir inesperadamente la volvió a entristecer.

En medio de aquella soledad y presa donde su cuerpo y alma estaban, pudo  escuchar una voz cálida y amable, alentándola a seguir y no rendirse. "Vive y sé feliz con el ser que amas", le había murmuado la voz de una chica, eso la hizo querer intentarlo por última vez, pero las cosas que pasaban fuera y los actos que hacía con hostilidad no tenían reparo.

Kibo al verla llorar con desesperación, no sabía que hacer, ese sueño que ella tenía la estaba lastimando y ver eso era doloroso para él, así que sujetó su larga mano con garras pequeñas la cual estaba fría. "Am estoy contigo, tranquilízate por favor...", le dijo mientras ella continuaba sumergida en los vívidos recuerdos.

Se había dispuesto a asesinar al chico con su anillo azul sin embargo, no hubo reacción favorable. "No pude quemarle... ¿porque?...". En su desesperación al ver su mano marcada y con el sello por completarse, había estallado en su flama causando que ésta salga disparada en varias direcciones hasta llegar a impactar en Emilio quien fue atravesado por aquél fuego azul. Segundos después secuestró a Sara y luego con las frases de esa chica desconocida clavadas en su mente, cayó de los aires en medio del bosque.

Fue allí que su dolor creció, escuchó las palabras que había dicho él dejándola paralizada y luego ver que éste ofrecía su vida con tal de deshacer el conjuro. El dolor que mantenía en su interior se fue disipando poco a poco haciéndole abrir sus ojos violetas, notando que él le había colocado un pedazo de tela sobre su frente y su mano sujetaba la suya. Ver eso le hizo darse cuenta que era un buen chico casi como la persona que estaba buscando, pero... no era él.... sus recuerdos estaban incompletos y muchas interrogantes merodeaban su mente.  Le soltó su mano y éste reaccionó.

"¿E-estas mejor Am?".

"Sí, no te preocupes", se levantó, " ¿y esta fogata?".

"Creí conveniente hacerla porque es muy tarde y hace frió".

"No vamos a quedarnos aquí, debemos ir con los demás, sólo te traje para curar esa herida con el agua del manantial".

"Oh entonces debemos darnos prisa porque deben estar preocupados", caminó unos pasos en dirección de un sendero y ella le retuvo del brazo, "ni se te ocurra irte sólo, porque sin mí tu existencia no tiene sentido..., ¿fue eso lo que dijiste o me equivoco?", le observó fijamente.

Sus ojos plomos se habían quedado estáticos y con ligero sonrojo respondió- "si...".

"Vaya tonterías que dijiste en verdad me conmovieron" soltó la risa "aun así... tengo curiosidad por saber lo último que ibas a decir" sonrió y pensó "si esa persona pudo comunicarse por medio de él... quizá...". Después de recordar lo sucedido había decidido tratarlo mejor, siempre y cuando no de motivos a enojarse y más ahora que encontró su pista principal.

El sólo ocultó su sonrojo con los largos flequillos negros y dijo- "yo... creo que debemos irnos, los demás nos están esperando".

"¿Ah?, yo quiero escuchar lo que ibas a decir creo que era algo importante, ¡así que habla o te ahogo aquí mismo!", se cruzó de brazos levantando una ceja.

"Am debemos irnos de aquí... no es momento de que me tortures" soltó un suspiro.

"¡Oh!, gran idea de tortura", una sonrisa malvada se apoderó de ella y le dijo"recuerdas que fue por esta zona que están esos frutos que te agradan por sus efectos", bajó dos de un árbol diciéndole "¡habla o te haré comer esto hasta que me canse!".

El retrocedió unos pasos al ver con terror esos frutos, tenía miedo de la reacción de ella al enterarse de sus sentimientos, "no lo diré así me tortures mil veces, es mi secreto".

"¡¡¡Ohh es un secreto!!! —celebró— “¡mejor aún!", sus ojos violetas brillaron, "el saber eso, lo hace más interesante", vio la luna percatándose de algo y unas imágenes muy rápidas cruzaron por su mente  asintiendo, "ya... ya descubriré lo que escondes..., por ahora tenemos cosas más importantes que hacer", lo levantó en sus brazos para sorpresa de él y extendió sus alas, elevándose por los aires.

"Era para ir a pié, no soy aficionado a las alturas", le dijo bien sujeto a ella con temor de caer.

"Ah… no sabía que aparte de torpe eras miedoso jajajaja".

"Am no empieces...".

"Si eligiera a la mascota fiel ese sería mi preciado guardián Etel, luego el conejo pequeño y el último serías tú jajajaja".

"Am... ya van dos....", le comentó con ligera molestia por categorizarlo así.

"Si hubiese un concurso del humano más tonto, ¡¡lo ganarías!!, jajajaja sólo a ti se te ocurre decir y hacer cosas que atentan con tu propia vida, ¿acaso no la valoras?".

"Si la valoro solo que...".

"¡¡Solo que nada!!, considérate importante para todos en este mundo, eres el único que puede salvarnos por ser el poseedor de joyas, si tu mueres seguro que en tu mundo las personas que te quieren se sentirán muy tristes y llorarán por ti".

El se sorprendió al escucharla, no era la misma, estaba más sensibilizada con los demás en cierto aspecto, suspiró- "tienes razón... aunque no recuerde porque vine a este extraño mundo, no debo morir hasta saber la verdad".

"Pero si gustas te puedo dar unas lecciones de como puedes morir jajaja".

"No gracias...".

"Sí, aunque sea una, ¿sí?" habló con una sonrisa maliciosa.

"No".

"Pues yo si quiero divertirme contigo, eres como un cachorro de oso al que quiero domesticar jajaja".

"No me compares con un animal salvaje".

"Está bien y... ¿qué tal un ave?", se empezó a reír y lo soltó de sus brazos al bosque, "eres libre de volar jajajaja".

"¡¡¡¡¡¡Ammmmmmmm!!!!!!", había gritado por los aires descendiendo a toda velocidad, "¡¡¡quieres matarme!!!".

Ella voló a su costado observándolo como caía aterrado y dijo "no, como crees, sólo estoy jugando con mi...", se puso a meditar con una garrita sobre su mejilla, "ya no eres mi sirviente o esclavo...., mmmm te libero de eso, por ser noble y torpe humano jajaja, a partir de ahora serás Bo, mi nuevo amigo".

"¿Nuevo amigo?..." pensó y vio que ya faltaba poco para que se estrelle con los árboles "¡¡¡¡Ammmmmmmmm!!!" gritó nuevamente.

Ella le sujetó del brazo y continuó volando, podía ver la fogata en el lugar donde estaban los demás. "Ya llegamos" descendió dejando al chico sobre el suelo.

"Ah..." suspiró "creí que moriría...".

Se acercó la sombra y al verlo pálido le dijo "adivino... ella intentó matarte jajaja".

"No, sólo estuve jugando un poco" respondió cruzada de brazos.

"A ustedes les gustan los juegos peligrosos" comentó la sombra.

"¡¿Qué?!, ¿acaso quieres ayudar a Bo con algún juego nuevo?", al decir eso la sombra se desvaneció, ella siguió caminando y entre los arbustos un conejo pequeño se acercó por sus pies. "¡¡Oh estas vivo pequeño!!, ¡te extrañe mucho!", lo levantó y abrazó, los demás la quedaron observando sin creer por el derroche de afecto que tenía con el animal. Ella se dio cuenta que era el centro de atención y dijo "¿ustedes que miran?, ¡acaso no puedo abrazar a mi mascota!".

"No, descuide" murmuró Roel a lado de su hermano que lucía triste.

"Joshua..." comentó ella al tropezar con su rostro desencajado, se acercó muy despacio con el conejo entre sus manos y dijo "lamento lo que hice... no quise lastimar a nadie..., pero ese sujeto...", frunció el seño.

El rubio sonrió levemente y mencionó "no había forma de evitarlo... pero el fue feliz hasta sus últimos momentos, no se culpe por favor".

"Esta bien..." asintió se colocó en medio de aquella fogata donde estaban reunidos y en señal de alerta les comunicó "debemos partir a un lugar de inmediato".

"¿Un lugar?" preguntó el Duque Dana con su hija en brazos la cual dormía.

Ella sólo empezó a caminar y su guardián se transformó en lobo, "Debemos ir ya, no hay tiempo que perder, Bo tu vienes detrás mío, los demás te acompañarán".

"Am... ¿a dónde nos llevas?" preguntó Kibo.

"Lo sabrán cuando hallamos llegado...", se tornó sería y continuó el paso internándose en el bosque.

Adaria y su amiga estaban contrariadas, no entendían porque debían de obedecer a la mujer que era una asesina.

"Si no fuese porque quiero irme de este horrendo lugar, no me mezclaría con este tipo de gentuza" pensó la rubia y de mala gana siguió el sendero que la mujer de cabellos blancos indicaba. 

Kibo tenía dudas sobre el conejo, "fue ése animal que me prestó su poder y evitó que Am me asesine... además mencionó otro nombre al dirigirse hacia ella, no se porque pero creo haberlo escuchado antes...", caminando pudo observar que ella parecía inquieta. "¿Será que puede recordar su vida pasada?", se adelantó unos pasos junto al lobo y preguntó "¿puedes recordar tu pasado Am?".

Ella prefirió no responder y siguió caminando, el conejo que tenía en sus manos la observó y asintió.

El chico no podía comprender lo que ocurría y se detuvo, "estás actuando muy extraño Am... no sé si el lugar a donde nos diriges sea seguro o no, por eso exijo una explicación de lo contrario no te seguiremos", fueron las palabras de él, ya no quería  perder a nadie más del grupo y menos exponerlos a otro peligro.

"Entiendo" cerró sus ojos violetas y volteó a verle diciéndole "aún falta para que amanezca, tienen derecho a saber la verdad sobre este mundo torcido y su relación conmigo", se acercó a él y murmuró "tenías razón puedo recordar muchas cosas...".

Eso lo dejó perplejo y junto a los demás prestaron atención a lo que ella iba a revelarles.

"No debe decir nada aún" intervino otra vez esa voz en la mente de Kibo "por favor impide que su identidad sea revelada ante las joyas o sino éstas intentarán asesinarla".

Él al escuchar eso se acercó y le dijo "no dirás nada", le sujetó del brazo e inesperadamente la alejó unos metros del resto para decirle "lo siento, pero aunque quiero saber la verdad como los demás no puedo permitir que algo malo te pase".

"¡Oh! ya veo.... eso quiere decir que sabes lo que me pasaría si yo contase la verdad antes de tiempo, dime, ¡¿QUIÉN TE ADVIRTIÓ?!, ¡¿DÓNDE ESTÁ?!", le sujetó de la camisa con enfado y luego sus brazos se volvieron temblorosos, "dímelo... por favor...".

Él al ver que sus ojos violetas temblaron no sabía que hacer, pudo compreder que ella amaba a ése espíritu que albergaba en el interior del conejo, finalmente pudo escuchar la respuesta de éste en su mente, "no..., no puedes decirle donde estoy, aún no...".

"Así que era eso..." pensó y se entristeció al darse cuenta que sentía algo especial por alguien que ya tenía a un ser quien amaba y eso le dolía. Soltó un gran suspiro y dijo "él aún no puede revelar su ubicación... pero todo lo que digas él te puede escuchar con claridad". 

"Si es así", sus mejillas se tornaron con leve sonrojo, luego apretó sus manos y gritó al firmamento "¡NO IMPORTA DÓNDE ESTÉS!, ¡TE SEGUIRÉ BUSCANDO HASTA ENCONTRARTE! Y LUEGO... JURO QUE...".

Él no se pudo contener ante la expresión que ella había tenido y le preguntó "¿le amas...?".

Ella reaccionó abriendo sus ojos violetas y sujetó del cuello a éste con una furia jamás vista que los demás retrocedieron al verla, "¡ESCÚCHAME MUY BIEN MOCOSO!, NO VUELVAS A PREGUNTAR SI AMO O NO, LO ÚNICO QUE PUEDO SENTIR ES ¡ODIO! HACIA ESE SER, MI SANGRE HIERVE DE NO PODER MATARLE CUANDO TUVE OPORTUNIDAD" sus ojos eran totalmente rojos y su aura azul hacía pesada la atmósfera y observó a los demás con total enfado, "¡TODOS USTEDES NO SABEN LO QUE LES ESPERA!, DEBEMOS LLEGAR A ÉSE LUGAR... ANTES DE LA TERCERA LUNA... DE LO CONTRARIO...", su aura se desvaneció y cayó inconsciente en los brazos de él, quien la observaba asustado y preocupado por sus comentarios.  

"¿Qué fue eso muchacho?" comentó la sombra, quien se apareció entre los arbustos.

"¿Qué puede ocurrir en la tercera luna?..." pensó el Duque.

"No lo sé... pero Am debe descansar y ustedes también, cuando amanezca decidiremos a donde ir", la acomodó al pie de un árbol y se sentó a su costado, una de las chicas con su guadaña corto varios troncos y el Duque encendió fuego para mantener una temperatura adecuada y menorar el frío que hacía. Inquieto la observó y se preguntaba "¿qué misterio escondes Am?...".

***     ***     ***

Sus ojos rojos admiraban la ciudad y los fuegos artificiales mientras sus heridas estaban cicatrizando gracias al poder de curación que tenía Zhi Ho su único amigo "se supone que hoy debería ver el festival en la ciudad y lo terminé viéndolo desde el campo, además si quisiera ir ya no podría, las personas me temen" suspiró.

"No todas" sonrió "además me debes un beso como castigo".

"Sigues con lo mismo", se levantó de las rocas y le comentó "no soy capas de besar tu mano porque sé que te burlaras y eso me enfada".

"Mejor olvida el castigo, ¿qué opinas si danzamos un poco?, empezaron a bailar sin música seguían el compás que el viento les manifestaba, entre risas la luna esa noche brilló hasta que ambos se quedaron mirando, sus latidos se aceleraron más y más al tener pocos centímetros entre ellos.

"No entiendo porque mi corazón parece salirse de mi pecho" agregó preocupada y con leve sonrojo.

"Yo creo que lo entenderemos con esto", se adelantó un paso y unió sus labios con los de ella.

Amai había abierto sus ojos rojos de asombro en los primeros segundos para luego cerrarlos y responder ante aquella extraña sensación que experimentaba.

"Nunca imaginé que el torpe de Zhi pudiera llenar mis emociones al grado de olvidarme por completo de mis preocupaciones" pensó mientras disfrutaba de estar en contacto con sus cálidos labios, los cuales la tenía en estado febril, al detenerse éste ella le dijo con su rostro todo rojo. "Zhi... me gustas... y mucho, no creí poder querer así a otra persona aparte de mis padres".   

El se alegró al oir por primera vez que sus sentimientos eran correspondidos, la abrazó y le dijo "tu me gustas aún más y eres a quien amo y amaré por siempre".

"Gracias por existir para mí" sonrió.

Inusitadamente unos pájaros salieron volando despavoridos haciendo que ambos se observen sonrojados y empiecen a reír. Después de hablar sobre el incidente con los aldeanos ella preguntó "¿pronto harán una ceremonia en honor a tu fecha de nacimiento?".

"Sí, pero los ancianos del clan quieren hacer un ritual de iniciación tres días antes" no entiendo bien porque su apuro si igual harán la ceremonia después  "además mi padre quiere que me despose el día de mi cumpleaños".

"¿Desposarte?" preguntó ella con interrogante en su mente.

El se percató de su desconcierto y le dijo "las personas se desposan para unir sus vidas con otras y así formar una familia".

"Oh ya veo...", había quedado triste con la noticia que él ya se casaría y de sólo pensar que estaría sola nuevamente y no volverlo a ver la llenaba de angustia. Sus ojos rojos se abrieron de sorpresa cuando notó que él la había tomado de la cintura y le susurró a uno de sus oídos, "no quiero desposarme con nadie que no seas tú, mi amada Amai".

Sus ojos rojos brillaron de una profunda alegría, "¿es eso cierto?".

"Sí, hablaré con mi padre y le diré que te elegí como esposa" sonrió y ella se volteó para abrazarlo, estaba realmente feliz, tenía que contárselo a su madre.

Después de despedirse con otro beso ambos tomaron caminos distintos. Ella corrió hacia su casa y cuando iba a ingresar vio salir a un señor de trajes chinos y tres sujetos más le acompañaban.

"¿Quienes son ustedes? y ¿qué hacen en mi casa?", les preguntó.

"Así que eres tú quien mi hijo Zhi frecuenta, seguro estas conspirando en contra mía y de nuestra familia".

"No señor yo no-".

"¡SILENCIO!", le había interrumpido con el ceño muy marcado y su tono de enfado en sus palabras se incrementaban, "tú, quien los aldeanos llaman un demonio del bosque", le observó y señaló firmemente, "no te tengo miedo y no dejaré a mi hijo bajo tu merced",  se adelantó unos pasos y sacó su espada atravezando su pecho, "solo eres un insignificante estorbo, ahora le harás compañía a tu madre en el infierno". Sacó su espada teñida de sangre y se retiró de ahí con total tranquilidad junto a sus tres soldados.

Sus ojos de ella se dilataron al escuchar las últimas palabras de éste, "mi mamá... no...", después de caer por la estocada, se levantó con dificultad e ingresó a su casa mientras apretaba con su mano su pecho para detener la sangre, la cual se iba esparciendo por su cuerpo.

"No...", sus ojos temblaron al verla en el suelo con la ropa ensangrentada, la señal de la espada aún cerca de su corazón la hizo correr con las pocas fuerzas que tenía y sujetarla entre sus brazos, "¡mamá responde por favor!", sus lágrimas brotaban sin control, "no te mueras por favor, tú no...".

Al escuchar la voz de su hija, ella abrió sus ojos débilmente y dijo con dificultad, "no llores hija..." notó su herida y se asustó "tu sangre... ayudará a cicatrizar tus heridas... cuando hayas despertado por completo...".

"De qué hablas... no entiendo" sollozó.

"La verdad es que no sólo eres mitad humana sino mitad demonio...".

"¿Ah...?" abrió sus ojos repentinamente al darse cuenta de su particular diferencia con los demás.

"Perdóname por no decirlo antes, yo amo y amaré siempre a tu padre... sin importar lo que era, fui muy feliz a su lado.... antes que su hermano nos separase...", de su boca un grueso hilo de sangre empezaba a deslizarse sobre su mejilla.  

"Entiendo tu amor por papá pero... ¿a qué te refieres con haber despertado por completo?...".

"Tú cuerpo como humana... tiene un límite de vida... cuando se termine... tús poderes se activarán y serás inmortal...” —tosió un poco de sangre e hizo una pausa— “un demonio necesita un cuerpo que poseer… pero en tu caso eres la hija de uno, posees su sangre pura…, eso te hace más poderosa de lo que imaginas", le acarició su rostro el cual estaba desencajado y lleno de confusión, "debes ser fuerte...". Sacó de su bolsillo una gema brillante de color verde la cuál le había dado Sei antes de partir, "éste es el único regalo y recuerdo de tu padre...", la sangre brotaba con facilidad de su boca y herida "recuerda que siempre te amamos...". Su brazo dejó de acariciar el rostro de ella y cayó al suelo sin movimiento.

Sus ojos de ella se paralizaron a ver que su madre no respiraba, "mamá... ¡mamá!... no me dejes sola…" sollozaba y gritó "¡¡¡mamaaaaaaaaaaaaaá!!!" abrazó el cuerpo desfallecido con fuerza mientras su visión se hacia borrosa.  

Inesperadamente escuchó los pasos de alguien y al pronunciar su nombre varias veces con desesperación, ella murmuró "Zhi... viniste…". Él al entrar y llamarla consecutivamente al verla desangrándose y aferrada al cuerpo yerto de una anciana, se asustó y la sujetó en sus brazos, "¡Amai!, ¿quién les hizo esto?".

Ella débilmente respondió "tu padre... asesinó a mi mamá y...", apretó el obsequio que le dio su madre en memoria de su padre colocando su otra mano cerca de su corazón para detener un poco la hemorragia.

"Mi padre fue..." repitió y ella asintió mientras sus lágrimas seguían saliendo. "¡Juro que pagarán por el daño que le hizo a tu madre!" apretó sus manos y con el temor de verla en ése estado dijo "sin embargo debo curar esa herida". Se disponía a colocar sus manos y usar su poder de sanación pero fue detenido por alguien más.

"Eso si yo lo permito", se escuchó la voz del autor de sus días, quien ordenó sujetar a su hijo con sus ayudantes.  

"¡Suéltenme!, ¡padre!, ¡¡debo curarle!!, ¡¡¡suéltenme!!!", forcejeaba y le miraba con desprecio.

"Esa chica no es digna de tu clase hijo, ahora observa como su vida se extingue bajo mis manos", se acercó a la muchacha y ante los atónitos ojos de Zhi sacó la espada del cuerpo de la madre de Amai para luego atravesárlo sin remordimiento alguno al de la muchacha.

"Zhi...", fue lo último que pronunció ella y cayó al suelo sin ningún movimiento.
"¡¡¡Nooooooooooooo!!!", había gritado él y mientras lágrimas brotaban de sus ojos claros, un terrible odio se apoderaba con intensidad en contra de su padre.  

"¡Vámonos!, este lugar apesta" comentó el anciano mientras sus subordinados llevaban a rastras a su hijo.

A lo lejos un par de ojos grandes observaron lo sucedido y cruzado de brazos sobre un árbol con una manzana entre sus garras dijo "ésta noche nacerá tu verdadera hija Sei, tengo curiosidad por ver su potencial".

El dolor de haber presenciado aquello y ser escoltado a la fuerza por los soldados de su padre, el cual lo confinó en su habitación, donde apretaba sus puños maldiciéndolo y a él por no poder impedir los crímenes que éste cometía.

"¿Porqué tuvieron que morir si ambas eran inocentes?, no es posible que un ser esté con sed de poder sin importarle su familia, ¿no le bastó con matar a mi madre?, es que en vez de padre tenía un vil asesino, un monstruo sin escrúpulos ni principios de los cuales profesaba pensaba el chico de cabellos oscuros.

La puerta se abrió sacándolo de sus pensamientos y ver a su frágil hermana menor ingresando a su habitación.

"Zhi... ¿qué tienes?, ¿porque padre está muy enfadado contigo?".

"No quiero hablar de eso... Yu". Prefirió no decir lo que sucedía apretando sus manos estrujando sus sábanas.

"Hermano", le sujetó una de sus manos sorprendiendo a éste y le sonrió, "madre está presente y nos cuida, ya verás que intercede con padre para que te levante el castigo y sea bueno contigo".  

"Mi inocente hermana no tienes la menor idea de lo que pasa... aún así te preocupas", la abrazó y dijo "gracias Yu... eres lo único valioso que me queda en esta vida", la apartó y sostuvo sus manos pequeñas diciendo "juro que te protegeré", ella sonrió y en su mente él agregó "incluso de mi propio padre".  

El viento esa noche se hizo cada vez más fuerte y el hermano de Sei murmuró "el momento que eh esperado por fin ha llegado...".

En el interior de la cabaña el cuerpo frío de Am quien había permanecido inmóvil y atravesada con la espada que terminó con la vida de su madre, empezaba a emitir movimiento, un aura azul muy fuerte la rodeaba y la atmósfera se tornaba pesada, sus cabellos castaños cambiaron a un blanco puro y sus ojos rojos se abrieron lentamente al observar la espada en su pecho, la cual la sacó de un sólo tirón derramando sangre con cada paso que daba y conforme avanzaba la sangre se detenía y cicatrizaba, su piel era muy pálida y sus garras habían crecido a un tamaño pronunciado, siguió caminando en dirección al cuerpo exánime de su progenitora y dijo con total furia en su expresión "mamá... juro que vengaré tu muerte".

Los ojos violetas se abrieron, había quedado inconsciente después de salvar al chico y enfurecerse, sujetó su collar con fuerza, ahora entendía muchas cosas de su vida y también le inquietaba, se levantó y observó que pronto iba amanecer, caminó y se subió al árbol más alto, mientras los demás dormían. "Te extraño... mamá..." cerró sus ojos violetas para abrirlos esta vez cambiaron a rojos y comenzó a cantar con tristeza por los recuerdos de cuando fue humana.   

A través de las estrellas, el coraje y los recuerdos...
busco por tu huella,
ruego que descanses pacíficamente por toda la eternidad...
ésta es la mitad del camino

Con alas que no pueden volar...
corro hacia la colina,
cuando me desvío del camino...
cierro mis ojos y sigo adelante

"Mis preciados recuerdos... debo recuperarlos todos..." pensó mientras cantaba.

Aquella canción despertó a Kibo y posteriormente a los demás.

"Am... está ...", la vio en lo más alto de un árbol observando el amanecer y cantando con profunda tristeza.

A través de las estrellas, el coraje y los recuerdos...
busco por tu huella,
ruego que descanses pacíficamente por toda la eternidad...
ésta es la mitad del camino

Con alas que no pueden volar...
corro hacia la colina,
cuando me desvío del camino...
cierro mis ojos y sigo adelante

"Esa no solo es una canción si no una oración..." comentó Joshua.

"Ella debe sentirse muy triste para entonarla..." añadió su hermano.

"¿Ustedes conocen esa canción?" preguntó Kibo a ambos hermanos.

"Sí, solíamos cantarla cuando nuestros padres o algún ser querido fallecía".

"Ya veo..."

Minutos después ella bajó no con el color violeta de sus ojos si no unos brillantes ojos rojos, se dirigió a Kibo y le dijo sin inmutarse "lo siento". Continuó caminando junto a su lobo al cual por primera vez le acariciaba su cabeza y luego sostuvo en sus brazos al conejo pequeño, "debemos partir hacia el Este" comentó sin emoción alguna, con las mismas palabras frías que solía dirigirse.   

"Ella no demostraba sus sentimientos abiertamente ante nadie, pero ahora se expresa con los animales, imagino que recordaste algo muy doloroso" pensó y mientras los demás se alistaban para partir, él se acercó a donde estaba ella y le dijo "no tienes por qué disculparte... sólo me gustaría verte alegre y no triste como luces ahora, pareciese como si estuvieras a punto de querer llorar pero no lo haces".  

Ella cruzó su mirada gélida con la de él y le dijo "no puedo llorar, creo que agoté mis lágrimas en ti como una idiota", una vena saltó en su cabeza, “te odio".

"¿Ah?, tu lloraste... por mí?", parpadeó sin creerlo.

"Así es torpe, creí que te había asesinado con el filo de mi espada cuando decidiste voluntariamente morir", dos venas saltantes aparecieron, "grrr para la próxima muere con tu propia espada y no con la mía" protestó y siguió caminando.

"Esta bien" sonrió y pensó "no importa si me odias yo igual te quiero Am", le parecía raro verla con sus ojos rojos y no con los violetas, sea cual sea igual le gustaban. Ya había comprendido que hubo alguien más en su vida de ella y que a pesar de enfurecerse le amaba. "De eso no hay duda...", fue caminando al compás de los demás y meditaba, "la voz de ese espíritu no ha vuelto a manifestarse y por más que miro al conejo no da señales de ser el mismo de ayer... todo es muy extraño...".

Habían pasado varios pueblos pequeños y ya era hora del almuerzo, se disponían a ir al mercado o alguna posada cercana, cuando ella apareció con un jabalí en sus hombros y lo dejó caer diciendo " aliméntense bien".

Todos la observaron asombrados y las chicas empezaron a cocinar una parte del animal, el resto lo guardaron para cuando fuese de noche, era el cumpleaños de Adaria.  

"Una fiesta de humanos eh... vaya tontería...", había dicho al enterarse de la celebración y se retiró entre los árboles.

Kibo habló con el Duque y salió por leña al bosque, necesitaba pensar  los últimos acontecimientos y en el transcurso de ir y dejar leña, se dio cuenta de algo que lo paralizó, "no puede ser... ése espíritu le llamó Amai a Am...", soltó el pedazo de leña y salió corriendo por otro sendero del bosque al recordar el pergamino.

Escuchó un sollozo y entre los arbustos la vio a ella arrodillada ante una tumba, "Am..." dijo inconscientemente.

Ella al sentir otra presencia cerca se levantó y lo vio a él a pocos metros, "¿qué haces aquí mocoso?, deberías estar ayudando para la celebración de esa chica".

"Bueno yo... recordé algo, te busqué y te encontré...".

"Én éste lugar pasé mis mejores años como una inocente humana..., lejos de todos y en compañía de mi madre, yo al despertar pude recordarla y... acabo de encontrar su tumba...", sus lágrimas empezaron a caer ante la imagen que su mente revelaba.

El se acercó y le dijo- "lo siento Am... debió ser duro para ti recordar lo que pasó".

"Sí..." cerró sus ojos "era el único familiar que tenía".

El se arrodilló a su costado y sonrió "ahora me tienes a mí y todos nuestros amigos que poseen joyas".  

Ella le observó y con su mano acarició el rostro de éste haciendo que él se sonroje, "eres un buen chico" comentó y se levantó "gracias por tus palabras, me siento mejor". Luego lo sujetó del cuello de su camisa y lo levantó varios centímetros del suelo, "Pobre de ti si dices a alguien más sobre lo que te conté", sus ojos rojos destellaban fuego.

"Eso lo sé, no tienes necesidad de amenazar, es parte de la confianza que nos tenemos" sonrió "soy tu amigo después de todo".   

"Mmm sí, un torpe amigo sí", lo soltó y se cruzó de brazos.  

"Sólo te diré algo y espero que lo recuerdes", le observó y dijo tranquilamente, "date una oportunidad para volver a sonreír, olvida por esta noche las tristezas y preocupaciones", le extendió su mano, "vayamos a festejar el cumpleaños de Adaria".

Ella alzó una ceja y colocó en su mano un Jagi era un fruto de licor nuevo y muy delicioso, "iré siempre y cuando comas cinco de estos".

El empezó a sudar frío, "¡cinco!, Am con uno basta para que más".

—“¡Hazlo!, de lo contrario no iré”, se cruzó de brazos.

El suspiró y en el camino fue consumiendo cada fruto, luego preguntó "Am, aún no recuerdas tu verdadero nombre...".

"Porque el interés tan repentino, ¿acaso tú lo sabes?".

"Es que recordé algo sobre ese espíritu que me prestó su poder ayer, el se refirió a ti como Amai".  

"Ah... eso..., bueno si es cierto, mi nombre es Amai".  

Detuvo sus pasos y le dijo- "no... no puedes llamarte así, porque eso significa... que tu moriste en el primer enfrentamiento contra el rey de este mundo de Hiya".

Ambos rostros palidecieron y ella se quedó temblando al recordar su primera muerte con aquella espada que el padre de Zhi le atravesó, "no, eso es imposible, debe haber un error, ¡¿dónde encontraste ese dato de mi nombre?!".

"En el pergamino, donde menciona a las víctimas de la primera rebelión que tuvo este mundo".

"No mocoso...", sujetó su collar y dijo, "yo no puedo estar muerta".

"Lo sé, tu estas muy viva y debe haber un error en ése manuscrito".

"Así es y ya deja de decir cosas que me alteran, mejor sigue comiendo tu fruto que esta muy delicioso" sonrió.

"Jajaja eres malvada" comentó él mientras iban caminando y comiendo los Jagis.

"¿Qué descubrimiento?, jajajaja".

"Igual malvada o no, yo... estaré a tu lado" agregó sonrojado y terminando el último fruto.

"Claro" empezó a reír "eres el único que tiene permiso sobre las demás personas de estar a mi derecha después de mi guardián jajaja".  

El soltó un suspiro, "Am... yo... quiero decirte algo...".

"¿Qué?".

"Am...", su rostro se empezó hacer más rojo. "Yo... quiero decirte algo muy importante… es que...".

Ella lo veía cada vez más rojo y nervioso que de costumbre, "no me digas... estás enfermo",

"No, no es eso, yo estoy perfectamente bien... sólo es que".

"¿Sólo es qué entonces?".

"Chicos que bueno que los encuentro, la fiesta ya empezó", había dicho Roel apareciendo repentinamente y notó que Kibo pasó de un rojo intenso a un pálido en su rostro. "¿estás bien chico?".

"Si..." cerró sus ojos grises y suspiró.

"Actuas muy extraño...", ella le observó de cerca y dijo " ¿estás seguro que no estas enfermo?".

"Si" sonrió y dijo  "disfruta de la fiesta Am".

"Si", había caminado hacia la chica del onomástico y la saludó, luego empezó a degustar las comidas.

"No importa donde corra o intente esconder mis sentimientos... sin embargo porque cada vez que quiero decirle mi mente se vuelve inestable y confusa...", si el recuerdo de esa otra chica no interviniese yo le diría a Am lo que siento sin titubeos, pero… porque recuerdo ese beso...", se hizo rojo por completo y sacudió su cabeza, "¿qué me está pasando?...".

"¡¿Ey Bo?!, ¡¡ven aquí pronto!!".

Ella le estaba llamando para que se una al grupo el cual disfrutaba de una abundante cena.

"No puedo preocuparles con algo que no entiendo" pensó y dijo "¡ya voy!". Caminó en dirección de los demás e ignorando lo que pasaba realmente en su mundo. La media noche avanzaba y con ello las agujas de los relojes que todos poseían se habían detenido  cuando la mujer de edad al haber hecho un pentagrama con el libro en su centro iniciaba el ritual.  

El rubio estrujaba el brazo del castaño, quien le estiró su mochila y éste abrazó a ésta con fuerza. Nunca había sido participe de "rituales mágicos y menos a esa hora". Las luces de la habitación y algunos veladores que estaban cerca a un diminuto altar comenzaban a parpadear y un ligero viento helado como si el invierno cayera en ese pequeño espacio apagaron las veladoras. Ismael y el pelirrojo pudieron sentir que la temperatura disminuía y un escalofrío los estremeció por unos minutos.

La mujer arrodillada en aquél símbolo y con una daga de oro con gemas esmeraldas recitaba algunas palabras en otro idioma y al término de su recital pasó la daga sobre su mano y dejó escurrir gruesas gotas de su sangre sobre el libro. El cual al sólo contacto del líquido carmesí brilló con fuerza, iluminando la habitación y a los tres jóvenes.

Los ojos azules del rubio estaban más que abiertos, sudaba frío de lo que observaba, a su costado Ismael lucía asombrado y con cierta inquietud. El pelirrojo solo miraba con total atención.

Unos segundos después un sonido abrumó a todos, eran los gritos y sollozos de personas de varios sexos, incluso niños y bebés. Y con ello se podía sentir un calor sofocante, como si esos lamentos proviniesen de un pueblo entero ardiendo entre las flamas.

"El ritual ha comenzado" habló con molestia el anciano dirigiendo su incomodidad a una mujer joven con trajes chinos.  

"Descuide mi señor" sonrió y en tono burlón dijo "ni esos niños... ni la sacerdotiza que hallan encontrado, podrán liberar algo que un demonio ha sellado por todos estos años".

"Es nuestro deber el mantener el sello con las almas de inocentes". Caminó hacia la ventana y vio que una densa oscuridad de nubes empezaba a cubrir el cielo despejado de aquella pacífica noche de luna llena.   

En la mansión Alexa empezaba agitarse y transpirar por el calor que su cuerpo sentía.

"Señorita.... ¿está bien?, ¿me escucha?".

"Me estoy... quemando... ayúdenme…". Fueron sus palabras de ella entre sueños hacia una de las agentes que la habían asignado el cuerpo policial tras la muerte de la enfermera y tenía prohibido tocar a la paciente por razones desconocidas. Fuera de la habitación, los guardias de seguridad intentaban llamar al joven Spencer pero su móvil estaba apagado. Esa fue una de las reglas que la anciana impuso al empezar la ceremonia del “ritual de los deseos”. En el cual los gritos y lamentos en agonía y desesperación cesaban para dar paso a un ambiente más pesado alrededor del libro. Ella intentó sujetarlo pero tal era la fuerza que éste ejercía que con dificultad expresó...

"Hermano... por favor, si me escuchas... no sigas más con el conjuro...". Había suplicado la anciana ante lo que parecía una lucha contra la misma gravedad y espacio.

La sonrisa burlona y sus cabellos alborotados denotaban a la figura tras una de las ventanas, luego con su paso grácil y vacilante se dirigió al trono real, las túnicas y vestimentas de ambos eran distintas.

"Estimado Rey", se inclinó para saludarle y luego agregó, "los humanos están intentando alterar el tiempo, ¿qué piensa hacer al respecto?". Aseveró el de traje verde con una ligera armadura de escamas y un cascabel entre sus muñecas.

"El que alteren el tiempo es una ofensa contra los dioses... ya una vez uno de ellos jugó con los deseos de la gente de ése planeta, por eso y más... la historia no debe repetirse" cerró sus ojos rojos y levantándose de su trono, deslizó su largo cabello blanco el cual resaltaba en su túnica de color negro con un collar de rubíes que cubrían desde su cuello hasta parte de sus hombros. Con total seriedad dijo "liberen a los Goilh".  

"Será un placer mi Rey.... o debería decir... Sei".  

Ante aquéllas palabras de su hermano menor éste sólo lo observó con la tranquilidad y seriedad acostumbrada diciendo "no debieron cruzar el límite de sus acciones".

La fiesta en onomástico de Adaria había comenzado y para celebrarlo hicieron una fogata, alrededor de esta, los visitantes conversaban, otros degustaban de los bocados que las chicas habían preparado y Joshua con su hermano bailaban con sus respectivas parejas. El Duque Dana escuchaba con entusiasmo las canciones que la pequeña Sara vocalizaba. Algunos de los representantes de clanes desvalijaron poco de sus provisiones y sacaron sus mejores vinos. "Nada mejor que una fiesta para aliviar tensiones" comentó uno de ellos.

El guardián convertido en lobo permanecía a los pies de Am, quien observaba el fuego con detenimiento, Kibo estaba a pocos metros sosteniendo al conejo entre sus manos. Ambos habían bailado y bebido lo suficiente, por un momento ella disfrutó torturarlo viéndolo ebrio. Pero después nuevamente ella al ver la tercera Luna llena se estremeció y asintió. El silencio habría un abismo entre los dos y eso se interrumpió cuando él indagó- "¿estás asustada por lo que dije antes..., verdad?.

"Haz dicho demasiadas tonterías hoy que no vale la pena prestarles la atención debida" respondió levantándose y le pidió de regreso al conejo. Éste se lo dio y notó que había algo más que le pasaba, lo que no sabía era qué.   

"Ésta luna llena... me inquieta un poco... no se porque...", observando su reloj de su muñeca comentó "espero que en el próximo pueblo halla algún relojero".

"¿Porque lo dices?".

"Mi reloj lleva detenido desde que llegué a éste mundo, debió romperse alguna pieza supongo... ya que no ha vuelto a funcionar como debe ser". 

A ella poco le importaba un reloj u objeto humano, sólo pensaba y lo observó con detenimiento diciendo "para ser el poseedor de joyas... no lo haces mal... quizá el regreso a tu mundo dependa de la fuerza de", iba a decir más pero todos y cada uno se sorprendieron al ver la barrera del tiempo que protegía la gran muralla se resquebrajaba.

"¡Imposible!... la barrera está a punto de romperse", Am se levantó de inmediato sin creer lo que veían sus ojos.

"Así parece..." agregó él cuando repentinamente "¡¡¡aaarrrrgggggggg!!". Un fuerte e inesperado dolor en la cabeza lo hizo apretarse las cienes con ambas manos.

"¡¿Qué sucede mocoso?!'.

"Mi cabeza.... va estallar" dijo él en medio de aquél ataque.

"Rayos.... es la barrera la cual te está afectando", aseguró Am y ante la preocupación de los demás ella sugirió alejarlo del perímetro del palacio. Los demás estuvieron de acuerdo. Sin embargo, a los pocos pasos se escuchó un crujido demasiado fuerte y rápidamente un ligero cristal de magia se observaba caer en miles de pedazos. Los ojos rojos de ella se abrieron y dijo "es... es tarde".

"La barrera del tiempo se ha roto..."  musitó quien sostenía el viejo reloj en el palacio, con una risa irónica caminó con paso lento bajo su capa y sacó de su altar un juego de espadas. "Que empiece la cacería", con una de las espadas se hizo un pequeño corte en sus dedos y escurrió gotas de su sangre en tres cadáveres de sus soldados y con ello éstos volvieron a la vida. La única diferencia de ser humanos ahora eran sus ojos los cuales eran un total negro con las facciones en sus rostros llenos de odio, de sonrisa retorcida y sus poderes sobrenaturales.

"Mi sangre les dará el poder suficiente para acabarles, vayan y maten, destrocen y crucen portales para conseguir nuevos huéspedes". La risa le invadió al verlos desaparecer con magia muy poderosa que iluminó aquél salón.

En la mansión de los Spencer, los agentes de seguridad no lograban comunicarse por móvil al hijo de aquella fortaleza, la puerta de la habitación se abrió y aquella agente les dijo "algo anda mal con esta chica... dice incoherencias, necesita un psiquiatra y los médicos de guardia que respaldan a ésta familia".  

"Lo sentimos pero tenemos órdenes precisas para con esta paciente, sin embargo, lo que a sucedido debe saberlo el joven Spencer... y nos de las órdenes que debemos hacer al respecto" suspiró y empezó a escribir desde su celular, si no responde a las múltiples llamadas le enviaré mensajes a su ordenador y chofer, pero tiene que haber una respuesta ya".   

Ella sólo observó con preocupación la situación, era un caso extraño y más extraño era cómo se desarrollaban las cosas en el mundo de Hiya por que en medio de aquella sorpresiva ruptura de la barrera del tiempo que impedía cruzar a la gran muralla y acceder finalmente a la mansión era ver al chico de cabellos oscuros retorcerse de dolor en la cabeza, una densa niebla empezaba a cubrir el camino, la oscuridad de la noche se iluminaba con los rayos y relámpagos cerca del palacio y se podía distinguir un denso humo dispersarse en distintas direcciones.

"¡¡Mocoso, resiste!!, había dicho Am.

La tierra empezaba a temblar y con ello una ráfaga de oscuridad que habían visualizado a lo lejos se hacia presente a una velocidad impresionante. Al chocar tierra tenía la apariencia de un soldado con los ojos totalmente negros y entre sus manos formó una espada con la cual se lanzó contra el jefe del Clan Hajari  partiéndolo en dos mitades a la altura de la cintura y arrancando el brazo de éste para ingerirlo con desesperación, al saborear la carne y sangre dijo "mmmmmm huele a un delicioso banquete".

Los demás quedaron atónitos por lo que presenciaban, Adaria gritó y junto a su amiga corrieron pero tarde fue su reacción porque aquél sujeto se deslizó como el viento, sujetó a la muchacha de cabellos castaños y bastó un movimiento de sus manos para que un crujido seco y leve separe una pieza de su cuerpo. La rubia quien era su mejor amiga y la cual estaba a pocos metros de éste desenvainó su guadaña y lo enfrentó por la derecha sin tener éxito porque él de una gran fuerza de su aura oscura la despejó por los aires junto a los demás y luego comenzó a arrancar los ojos de aquella cabeza la cual sostenía. Al mismo tiempo hizo aparecer entre su mano derecha una especie de remolino negro el cual absorbió a la joya de la chica y continuó devorando el cadáver.

Am al igual que los demás no sabían que hacer ante tal monstruo de forma humana que tenían en su delante. "¡¡¡VÁYANSE DE AQUÍ!!!, ¡¡¡YO ME HARÉ CARGO!!!", fue lo que ella anunció.

Kibo quien permanecía aturdido le dijo "¡no!, no huiremos, ni te dejaremos sola con éste monstruo, ¡debemos vencerlo todos juntos!".

"¡ES QUE ACASO NO LO ENTIENDES!, ÉSTE SUJETO LOS MATARÁ POR SU SANGRE. ¡QUIZÁ YO TENGA MÁS VENTAJA SOBRE USTEDES!, POR ESO... ¡FUERA DE AQUÍ!, ¡ETEL ENCIÉRRALOS Y LLÉVALOS LEJOS!”. 

"Si mi ama". Antes que los demás pudiesen hacer algún conjuro ya estaban en una especie de burbuja invisible y el guardián los alejaba en medio del bosque.  

Al terminar su presa éste notó que sólo estaba la chica de cabellos blancos y con fuerte decisión en su mirada, había desenvainado su espada y sus ojos rojos se cruzaron con los negros.

"Tú...", en el siguiente segundo ya no estaba a varios metros sino a su detrás olfateando su aroma, "eres igual que yo, estas muerta pero viva al mismo tiempo, me confundes mujer...".  

Al escuchar eso se estremeció y un frío gélido recorrió sus venas y dijo "¡¡¡DEJA DE DECIR TONTERÍAS Y PELEA!!!". Recibió una sonrisa burlona de su interlocutor.

"Si eso quieres, entonces te mostraré de lo que soy capaz".

Ella lanzó dos cortes al frente pero éste detuvo su espada y la sujetó del brazo aplastando y girándole, lanzándola por los aires y luego darle varios golpes en todo su cuerpo, ella no podía ver sus movimientos, era demasiado rápido y fuerte que sus golpes de ella no le hacían ningún rasguño.

"Jugaré contigo y luego iré por comida".

"Eso lo veremos...", se levantó con dificultad y extendió ambos brazos provocando un tremenda explosión de su aura azul la cual chocó con la de él y éste le dijo "pierdes tu tiempo en intentar detener los planes de mi señor". Toda esa energía azul que lo rodeaba y parecía romper ante él fue manipulada y bastó con un chasquido de sus dedos para que avance en reversa. "Recibe de lleno tu propio ataque" sonrió.   

El fuerte impacto hizo que ella sea arrastrada junto a decenas de árboles. Había quedado inconsciente en el suelo en medio de aquél bosque con su cuerpo lleno de moretones y heridas las cuales deslizaban el rojo escarlata por sus poros de su pálida piel.

En el trayecto y tras intentar destruir aquel escudo mágico del guardián. Kibo se había recuperado un poco del dolor que le aquejaba, pero gritaba y les exigía a los demás que le ayudasen a regresar por Am, pero nadie quiso ir porque era un suicidio le habían respondido.

Segundos después, Etel abrió sus ojos claros al no sentir la presencia de su dueña y su poder se debilitó mucho al perder la conexión de su magia, el escudo se desvaneció, empezando a descender al igual que todos del grupo. La sombra ayudó con un conjuro de viento amortiguando la fuerte impacto de todos.

"¿Porque caímos así?..." preguntó Kibo con leve dolor de cabeza.

"El guardián perdió contacto con su dueña eso le origina un desbalance mágico" respondió el Duque Dana y la pequeña Sara se acercó e indagó preocupada, "¿estará bien, verdad papá?".

"Sí hija, dentro de pocos minutos despertará en su forma falsa".

"Si Etel perdió la conexión con su dueña... eso quiere decir que Am...", sus ojos grises temblaron y salió corriendo a la dirección donde había sido aquella explosión.

El sujeto de ojos negros que asesinó y consumió los cuerpos de uno de los representantes de los clanes y a Adaria, solo deslizó su espada a paso ligero en dirección donde ella estaba. "El juego llegó a su fin niña, ¡¡¡MUEREEEE!!!".

Al abrir sus ojos rojos y verse en la oscuridad creyó que estaba muerta. Pero algo llamaba su atención era una cálida luz verde que brotaba de su pecho. "Esto es... la gema que mi mamá me entregó...", un fuerte latido de su corazón la hizo despertar y esquivar el filo de la espada del asesino. Aún en el suelo retrocedió varios pasos atrás y se tropezó con un muro de piedra. Y al estar recostada sintió como si hubiese estado ahí antes, vio una inscripción tallada "Amai Seishin...", al leerla sus ojos se paralizaron y su corazón latía con más fuerza.

"Ahora suplica por tu vida", se acercó con su espada y cuando intentó su ataque final la atmósfera que la rodeaba era tan fuerte que detuvo la espada a varios centímetros.

"Quien suplicará por su miserable vida serás tú y esos malditos", Am destilaba un odio único por sus ojos rojos, las flamas azules y su aura que la rodeaban eran muy pesadas que hizo retroceder a su interlocutor, "por fin mi deseo... se hará realidad".  

Cerca de ahí, Kibo podía percibir aquella energía oscura y a la vez conocida por el y los demás que le seguían el paso.

La anciana en otro mundo dijo "no hay nada más que hacer... el sello se ha roto… y ahora depende de ellos el morir ahí o seguir con vida...".  

En el viejo templo imperial, seis figuras con túnicas negras se dispersaron entre las sombras, el anciano se levantó recitando un conjuro y aquella bruja dijo "ya están aquí".

En el camino por llegar a donde estaba Am. Kibo pudo percibir que las agujas de su reloj comenzaban a moverse y con ello un fuerte sismo comenzaba dejando al descubierto no muy lejos de ahí unas ruinas con el símbolo de la serpiente y el reloj en la entrada. Con asombro e inquietud éste dijo "¿qué es... lo que sucede aquí?...".

Capítulo XII: Conjuro y pruebas interminables