viernes, 4 de abril de 2014

Sello del tiempo- Capítulo II


CAPÍTULO II

MENSAJE


Los tres sujetos al escuchar el sonido característico de la policía intentaron escapar, el cual los condujo a golpear y empujar por una esquina a Emir Harrison y Noa Wayans, pero éstos últimos fueron detrás de ellos para detenerlos hasta que la policía intervino con éxito y los esposaron. Emir se ofreció hacer las declaraciones correspondientes mientras retornaban al lugar de los hechos.

Cuando el joven rubio llegó junto a dos agentes de la policía, observó a Ismael  sujetando el cuerpo de Alexa la cual estaba inconsciente, con algunas heridas abiertas y sobre sus manos sostenía aquel libro extraño que Kibo había sacado de sus pertenencias. Su rostro de él estaba lívido y cayó de rodillas al ver a su amigo; el rubio había preguntado por el joven de ojos plomos el cual no estaba por ningún lado, pero éste solo asintió. Eso solo aumentó su estado de incertidumbre, la policía cuando le interrogó por si otra persona había salido afectada, éste negó que haya otro herido aparte de su amiga. El rubio sospechó que algo más había ocurrido pero fue discreto hasta poder hablar con él a solas.

Luego de darle indicaciones al joven de cabellos alborotados desde su móvil, ambos amigos ingresaron a la ambulancia, les angustiaba la salud de Alexa, la cual tenía sus ojos cerrados con rezagos de lágrimas en ellos, mientras era trasladada al hospital y al dejarla bajo los cuidados de los médicos, el rubio se acercó y murmuró con su mano empuñada.

— Ismael… ¿dónde esta Kibo?... —preguntó el joven Wayans— en su cabeza cruzaba la idea que algo había sucedido, por que la seriedad y melancolía no era usual en él, toda esa actitud era indicios de que algo realmente malo le había pasado a su amigo. Se sorprendió al notar su respuesta, por que éste había señalado a ese viejo libro el cual estaba en la silla y lo observaba como si mordiese o estuviese a punto de estallar una bomba de ahí. ¿Qué pasa con el libro? —dijo sosteniéndolo y al mismo tiempo soltándolo de golpe sobre el piso. ¿Qué fue eso?... el li… libro… tiene temperatura… como si estuviese vivo… me estoy volviendo loco —se espantó— por que el libro tiene temperatura como nosotros… ¿qué ocurrió Ismael?, ¡exijo una explicación!, ¡donde esta KIBO!, se supone que él estaba con Alexa, y ahora….él no esta… ¡respóndeme! —lo sujetó de su chaqueta—  ¡por favor…responde!….

Su interlocutor levantó el libro del piso aceptando la realidad, tomó asiento y le invitó hacer lo mismo, si quieres saber lo que pasó tienes que tranquilizarte —le dijo con un gran suspiro— no era fácil de comprender lo que iba a oír así que insistió, sé que no me vas a creer… pero nuestro amigo Kibo esta dentro de este libro.

— No entiendo lo que estas diciendo, como que él se encuentra en el libro, ¡te volviste loco!.

— Eso creí al principio, sin embargo sucedió tan rápido…—cerró sus ojos— empezó a explicarle todo recordando aquel momento…

Ustedes se habían ido persiguiendo a esos delincuentes, yo aguardaba la ambulancia mientras observé que Kibo sacaba el cuchillo de la espalda de ella y entonces lo apretó fuerte con su mano.

—¿Que haces? —le pregunté e intenté detenerlo pero fue inútil, por que su cuerpo emanaba una energía fuerte como si la gravedad que lo rodeaba hubiese aumentado cincuenta veces más de lo normal. ¡Porque intentas lastimarte! —rezongué a unos metros de él— y su respuesta sólo fue…   no intervengas.

Eh decidido el símbolo que me representará, no tengo dudas al respecto  —comentó—  el cielo empezó a formarse un remolino sobre nosotros, me asusté tanto que mi cuerpo empezó a temblar quería correr pero no podía, estaba inmovilizado quien sabe por que, luego él continuó abriendo el libro y se dirigió a la última hoja de éste la cual emitía una luz muy brillante,  ahí derramó su sangre y empezó hacer un dibujo con ella, distinguí que era la figura de un reloj de arena y alrededor un circulo que tenia la forma de serpiente la cual encerraba al reloj en la parte superior del conteo. Cuando terminó de ilustrarlo, del cielo un viento empezó a girar alrededor de él y el suelo empezó a brillar como el libro. Ofrezco con mi sangre y éste símbolo, el sello de nuestro pacto, todo a cambio por la vida de ella….  El libro que se encontraba abierto en el suelo, ascendió delante de él y destelló una luz aun mas intensa que la anterior, entonces el cuerpo de él empezó a perder su volumen y a quedar traslucido ante mis ojos, los vientos empezaron a bajar su intensidad y el cielo volvía a la normalidad.

— ¡¡¡KIBOOOO!!! —grité desde donde estaba aun sin poder moverme.

Ismael… —dijo sosteniendo la mano de ella— si algún día conoces el amor, sabrás que no hay mejor tributo que el dar tu vida por la persona que amas”,  —cerró  sus ojos—  mi vida ahora le pertenece a este libro el cual eh dado un nuevo sello.

PERO…QUE VA SER DE ELLA CUANDO DESPIERTE… ¡COMO TE PODEMOS TRAER DE REGRESO!...

A donde voy, es un mundo desconocido sin retorno…, no traten de abrir este libro por que sería peligroso para ustedes, Alexa… —la observó nuevamente—  espero que comprenda algún día lo que hice… —sonrió—  siempre la amaré…; fue lo último que dijo antes de desaparecer junto a esa luz, la tapa del libro se había cerrado y descendió suavemente sobre el cuerpo de ella.

Todo había terminado y por fin pude moverme, caminé hacia Alexa, descubrí que gozaba nuevamente pulso y no tenía señales de la herida anterior en su espalda, con algunas heridas abiertas permanecía inconsciente; fue cuando tú y los demás agentes aparecieron.

— Él está en éste odioso libro —dijo el rubio Wayans— ¡qué se ha creído!, ¡que puede abandonarnos así por así!,  empezó a intentar abrirlo, pero no podía estaba tan duro y comprimido como si tuviese un imán en su interior que lo apretaba fuertemente. ¡Porqué rayos no se puede abrir!.

— Supongo que… es por el sello que Kibo guardó en su interior —respondió el joven de cabellos castaños— al ver que su amigo zarandeaba el libro y al escucharlo se detuvo.

— Ismael entonces debemos de investigar sobre ese sello para poder liberar a nuestro amigo de ahí —comentó  Noa caminando pensativo de un lado a otro.

— Si….

El doctor llegó y les avisaron a ambos amigos que habían controlado las heridas de la joven aun así entró en coma, y era crucial las últimas 48 horas de observación.

—  Pero ella no sufrió heridas en su cabeza que hayamos visto.

— No se necesita un golpe en la cabeza para entrar en coma, existen muchos factores que pudieron intervenir para que ella llegase en esa condición —dijo antes de retirarse el médico.

El silencio era profundo en medio de una tenue oscuridad la cual avanzaba lentamente, su cuerpo flotaba en la penumbra y observó un gran cristal oscuro tenía la forma de un espejo muy antiguo pero lo extraño era que no podía ver su reflejo. Así él descendió, empezando a caminar deteniendo su paso frente a éste. ¿Qué clase de destino me espera en este lugar?… —se cuestionó el joven de cabellos negros—  al tocar el cristal éste empezó absorberlo.

Cuando abrió sus ojos estaba en la orilla de una playa, aun en confusión observó a su alrededor, es…una isla…,  el sonido de su voz hizo que la tierra empezara a temblar y las gaviotas se alborotaran en el cielo. ¡¿Qué sucede aquí?!.  Sus ojos se desorbitaron por unos instantes al ver que del mar una sombra emergía,  ¡que es eso! —empezó a retroceder mientras la masa de agua tomaba forma— su cabeza estaba llena de escamas verde azuladas, sus ojos rojos iluminaban el grosor de sus prolongados brazos los cuales arrastraba hacia adelante, no tenia cabellos y de su dorso unas grandes espinas sobresalían, no tenia pies solo se arrastraba por unos seudos gigantescos sobre la arena, en el centro de su cuerpo había una gran abertura la cual empezaba a moverse en ondas junto a miles de dientes excretaban un líquido viscoso. No estaba soñando por que no solo era uno sino varios empezaron a salir del océano. ¡Que clase de mundo es éste! —empezó a correr— esas criaturas amorfas se dirigían hacia donde estaba él.

— Parece que cada vez que hablo, estas cosas se enfurecen más, lo rugidos de esos sonidos lo tenían aterrado mientras corría sobre la arena hacia las peñas más grandes. Ahí encontró una cueva, pero el rugido se hizo más notable, era cuestión de minutos para que lo hallasen, así que continuó hasta encontrar una grieta la cual brillaba, no lo dudó e ingresó para encontrarse en un bosque…  —pensó— debía tener cuidado en no pronunciar ninguna palabra por que había experimentado que sea lo que este en lugar que habitaba lo pudiese atacar y quizá no corra la misma suerte como en la playa.

No entiendo que hago aquí… —pensó y sujetó su cabeza— el dolor en las cienes iba en aumento conforme caminaba escuchó el ruido de una cascada, es hermoso… murmuraba en su mente y bajo un árbol descansó observando la belleza del lugar. El color verde de los árboles, el sonido de los pájaros y el agua deslizándose sobre las rocas le daba la tranquilidad que necesitaba. Era extraño pero no recordaba nada salvo su nombre y que iba a una Universidad en Pensylvania, pero algo le mortificaba el problema era saber…¿qué es?.

Los saltos eran altos y las cabezas flotaban en medio de mar de oscuridad, el rencor que guardaba en su interior por los humanos la hacían temible para los cadáveres recién llegados al mundo de los muertos y para los espectros rebeldes. Ella había sido rescatada por uno de los guardias la cual la había encontrado desmayada y no podía enviarla a ninguno de los senderos de penitencia, por que aun estaba viva y era otra especie distinta a los seres humanos,  por eso la criaron en entre las sombras ardientes de la oscuridad que gobernaba ese mundo.

— Te has convertido en toda una experta en la materia —comentó el guardia que llevaba más de cien años en ese mundo— suelto de ánimos y empezando una discusión verbal como estaba acostumbrado.

— ¡Que, debo agradecértelo! —aseveró sería— ¡yo no pedí tu benevolencia anciano!. A pesar de tener una apariencia joven sabia que era mayor a la edad límite de un humano común.

— Nunca cambies, quizá algún día llegues a conocer a nuestro amo —sonrió— tienes muchas cualidades valiosas. 

—No me hagas reír, el amo no se muestra así de fácil, tus palabras son vacías… además, el gran número de ustedes son una sarta de mentirosos y traicioneros —crujió  la última cabeza sobre el suelo y la arrojó junto a las demás.

— Ese es tu punto débil, no sabes mentir y valoras la justicia como cada gota de tu sangre —sonrió— le encantaba hacerla enojar, sus orejas se hacían rojas y eso era divertido el poder verla así.

— ¡TE HAS PROPUESTO MOLESTAR EL DÍA HOY ANCIANO! —sujetó su pesada espada sobre su espalda—  dirigiendo sus pasos a la otra sala de purgatorio.

Eres una especie de hibrido que ha sobrevivido por alguna razón, de pequeña eras tan inocente e indefensa —pensó el guardia al verla desparecer en la oscuridad de los rincones—  en cambio ahora te has vuelto fría y muy determinada en tus objetivos. Sus extensos brazos y piernas tenían unas garras filosas capaces de destrozar lo que obstaculice su paso, una larga y alborotada cabellera blanca, su piel muy pálida de ojos violeta, su boca era pequeña pero sobresalían sus caninos como si fuese una descendiente de aquella leyenda del conde Drácula y sus orejas eran idénticas a las de un elfo. De pequeña había llegado con una herida en su abdomen y desde que cicatrizó siempre lo cubre con la gruesa armadura negra y roja que ella misma fabricó. Solo cuando se ve atrapada muestras sus enormes alas de murciélago con la cual logra escapar volando; eso sucedió cuando tenia 12 años y la entrenaba… ese año fue el más duro pero gracias a eso ahora ha crecido como toda una guardiana, supera en fuerza a los espectros y es la mejor asesina letal por su velocidad y precisión”. 

Los pasos eran débiles y suaves al tener a pocos metros una alma que intentaba escapar, así que utilizó su velocidad y la capturó del cuello, al intentar arrancárselo esta le sujeto con su mano —provocando que se detuviera por unos segundos para ver quien era el humano que se atrevía a ensuciarla de esa forma según ella.

No lo hagas por favor…,  había pedido el alma de la humana.

— YO NO TENGO PIEDAD DE NADIE, la tiró contra un charco de agua, extendiendo sus garras de sus manos para atravesar su garganta y algo le impidió matarla. ¡¿QUÉ CLASE DE HUMANA ERES QUE NO PUEDO MATARTE?! —comentó molesta— sacó sus espada y apuntó contra ella.

Los humanos también podemos cruzar los límites de la razón en alguna ocasión… por que nada es absoluto… todo es relativo…. y si pude encontrarte es más que suficiente para mí”.

— NO ENTIENDO TUS PALABRAS HUMANA, YA HABLA DE UNA VEZ, Y DIME ¡¿QUIÉN ERES Y QUIEN TE ENVIÓ?!.

La respuesta eres Tú –se levantó con el filo de la espada apuntándola— sé que no me harás daño por que el hacerlo sería tu muerte en este mundo”.

— Probemos tu teoría —hundió su espada en el brazo de su interlocutora y un dolor invadió su cuerpo, se asombró al ver que se había herido a si misma utilizando el cuerpo de la humana.  Ya he maldecido desde pequeña a los humanos pero ahora en verdad los odio mil veces más —se enfureció— ¡NO SE QUIEN RAYOS SEAS, PERO CUALQUIER ATAQUE QUE HAGA  REGRESARÁ A MI CUERPO!, ¡¡RAYOS!!”.

Por fin lo entiendes  —aseveró el alma sentada sobre el charco.

— ¡QUE DEMONIOS QUIERES PARA DEJARME EN PAZ!, había gritado muy enojada y sus orejas enrojecidas.

Toma este collar y huye de aquí, le extendió sus manos para entregarle el objeto.

— ¡TE HAS VUELTO LOCA!, ¡NO PUEDO ABANDONAR ESTE MUNDO!, tratando de reunir toda su paciencia que le quedaba.

Si, si puedes… con este collar podrás salir de este mundo y de muchos, por que es el valor de mi alma y la tuya unidas  —le dijo el alma tranquila.

— ¡QUE!, sus ojos violetas se desorbitaron y brillaron, conocía el comportamiento de los humanos, su paciencia se había agotado y quería matarla.

Tómalo, date prisa, alguien se acerca y te matará si no lo haces —le comentó el alma con semblante de angustia.

— ¡¡¡Allí esta Amai Seishin!!!, ¡¡¡vayan tras ella!!!, ¡¡¡se ha vuelto rebelde!!!., señalaron varios guardias poderosos de la primera sala.

— ¡YO NO HECHO NADA!, se sobresaltó al escuchar a corta distancia la falsa acusación adoptando la posición de ataque.

— ¡¡¡Has matado al guardia que te crió!!!, aseguraron nuevamente.

— ¡NO, ESO NO ES CIERTO!. ¡NO ASESINÉ A ESE ANCIANO! —refutó con indignación.

— ¡¡¡Lo encontramos muerto y susurró tu nombre como culpable!!!, se acercaron rápidamente.

— ¡MALDITO VIEJO, YO NO LO MATÉ! —dijo retrocediendo y empezó a correr, era imposible ganarle a los guardias de la primera sala.

—¡¡¡Atrápenla!!!,  se abalanzaron más de diez guardias detrás de ella.
— ESE VIEJO AUN DESPUÉS DE MUERTO ME FASTIDIA LA EXISTENCIA, Y AHORA NO TENGO OTRA OPCIÓN QUE ACCEDER A ESTA HUMANA, PERO ES EXTRAÑO…ELLOS NO LA PUEDEN VER. ¿PORQUÉ?.

Solo tú puedes verme, por que soy parte de ti, recuérdalo —comentó el alma junto a ella en paralelo a su recorrido.

—¡OH SI! —dijo con ironía— ¡ESTOY BAJO TUS ORDENES SU MAJESTAD! —sujetó el objeto— ¡TODO ES POR ESTE SIMPLE COLLAR!.

No es un simple collar…  —dijo desapareciendo— ahora tu eres la dueña….

— ¡PERO QUE RAYOS!, ¡ADONDE SE FUE!, en ese momento escuchó a los guardias gritar. ¡¡¡Allí esta!!!. Su sangre parecía hervir, era del coraje que sentía por todo lo que estaba pasando, ¡OH!, ¡MALDICIÓN!, empezó hablarle al objeto llevaba entre sus garras, ¡COLLAR!, SI TIENES ALGÚN PODER MANIFIÉSTATE POR QUE SI ESOS GUARDIAS ME LLEVAN CON EL AMO, NO TENDRÉ ESCAPATORIA. El objeto seguía sin dar movimiento o reacción alguna. ¡MALDICIÓN!, esa alma era una farsa o ilusión creada por mi imaginación. Las vibraciones en todo su cuerpo eran evidentes y en su escapatoria se detuvo para dar abertura a sus enormes alas negras de murciélago las cuales extendía abriendo camino por los aires en la oscuridad que la rodeaba. Aquellos picos y montañas de cadáveres era lo que ella conocía y ahora estaba escapando de algo que era una acusación infundada por ese anciano. Observó que a pocos metros los guardias que la perseguían utilizarían sus artes para atraparla. ¡Oh!, ¡no!, si tan sólo hubiera una salida…, apretó sus garras y continuó volando lo más rápido hacia la profundidad de un precipicio y una luz la envolvió sumergiéndola en el completo silencio.

Unas gotas de agua deslizándose sobre su rostro despertaron al joven de ojos plomos, había quedado dormido bajo aquel árbol. El dolor de cabeza había cedido y tenía la fuerza suficiente para explorar el lugar —se levantó— acercándose al río para beber un poco de agua. Al pie de la orilla había unas flores azules que llamaron su atención. La imagen de unos ojos azules se reveló en su mente e hizo que se aparte y de un paso hacia atrás. ¿Qué fue eso?... acaso es alguien que conocí… —pensó— la duda lo invadió —sujetó su cabeza— algo no esta bien en mi, quizá una falla en el laboratorio hizo que llegue a este lugar…pero si ese sería el caso, yo estaría muerto… sin embargo estoy con vida —indagaba mentalmente, tenía muchas betas blancas que no conseguía recordar y eso lo angustiaba.

— ¡¿Hay alguien ahí?! —se escuchó una voz infantil—  merodeando cerca de unos arbustos. El joven de cabellos negros quedó observando al pequeño, este llevaba  unos ropajes muy desgastados y su rostro tenía señales de haber sollozado. ¡Señor!, por favor, ¡dígame!, ¿ha visto a mi hermano!, el joven movió su cabeza, para responderle al pequeño, por la seguridad del niño y la suya sin poder decir una sola palabra y no ser atacado por algo desconocido como en aquella playa.

— ¡Señor!, ayúdame a encontrarlo, ¡por favor!, ¡ayúdeme! —suplicó el pequeño– sujetándole su mano. Estaba muy asustado y desesperado por encontrar  a su familiar.

El joven de cabellos negros sonrió y sujetó la mano del niño, éste entendió y empezaron su recorrido en medio del bosque.

— ¡Señor! —señaló el final de un sendero— por ahí queda nuestra aldea y fue la última vez donde lo vieron pasar. Caminaron y el bullicio de la gente les llamó la atención, había un sujeto de bigote colocándole unas sogas a un pequeño de cabellos castaños, el cual protestaba ante las acusaciones de la gente.

— ¡¡¡El las robó!!!, gritaba la mujer con una bolsa en la mano, ¡¡¡pequeño ladrón!!!, ¡¡¡llévenselo!!! —comentaba la muchedumbre.

— ¡¡¡Hermano!!!! —gritó—  soltando la mano del joven de cabellos oscuros y corriendo ante él.

— ¡¡¡No se lo lleven!!!, ¡¡¡por favor!!! —suplicó desesperadamente—  ante los ojos de la gente, su hermano a quien lo acusaban de ladrón, lucia unos años mayor que él, y todo evidenciaba que el suceso era por extraer varios frutos de una tienda de la mujer. Así que Kibo al observar todo, se colocó delante del pequeño y sacó su reloj de plata que le regaló su padre y lo entregó como precio de por los frutos robados. La mujer y los pobladores observaron sus ademanes. Les parecía extraño por su forma de vestir y que no pronunciase ninguna palabra. Así que aceptaron su oferta, soltando al hermano mayor quien abrazó al más pequeño.

— ¡Gracias, señor!, prometo no volverlo hacer —asintió el niño— su interlocutor sonrió y revoloteó los cabellos de ambos.

— ¿Cuál es su nombre? —preguntó el mayor con curiosidad mientras entrando de camino al bosque— su hermano menor le sujetó la ropa y le dijo que no podía hablar, era mudo. Lo cual el joven de ojos plomos escuchó y sonrió, claro que puedo hablar —pensó— pero no puedo exponer a ninguno de ustedes en esta aldea a que corran algún peligro, por eso decidí no articular palabra alguna así evito que esos monstruos que habitan en este lugar aparezcan. Una idea le vino a su mente, empezó a sacar de su mochila un cuaderno y lápiz, no podré comunicarme verbalmente pero si literal —pensó—  escribió unas líneas.

— Mi nombre es Kibo, y el de ustedes es?...

— ¡Oh!, hermano él sabe escribir igual que tú —musitó el más pequeño.

— Es cierto —afirmó el mayor—  él es Joshua Flannery  y yo Roel Flannery.

— ¿Por qué fue que tomaste esos frutos sin permiso? —preguntó el joven de cabellos oscuros— necesitaba saber porque siendo un niño haga ese tipo de acciones.

— Es que ya no hay que comer, el bosque a cambiado y ahora sus frutos tiene sustancias que afectan a los aldeanos, por eso lo poco que quedó almacenado en las tiendas es lo único comestible —asintió— por eso dejé a Joshua dormido mientras fui a conseguir algo para comer… llevamos un día sin alimento y tenemos mucha hambre….

— Comprendo… —escribió— no podía creer que la gente se la aldea sufra de tal forma. Ahora él era parte de ese lugar, debo hallar una forma para solucionar este problema… tomaré unas muestras lo más rápido —pensó— dirigió sus pasos alrededor de los pequeños y con ayuda de algunos objetos que siempre llevaba al laboratorio y los cuales estaban en el interior de su mochila, pudo examinar y descartar si el PH y el nivel de acides estaba en el régimen normal. Después de breves minutos encontró que algo no andaba bien, había señales anormales en las reacciones de la muestras. Pero… ¿porque los animales que habitan en el bosque siguen con vida?, ya hubiesen muerto o estarían enfermos…, varias interrogantes invadían su mente. No puedo dejar de investigar esto, por el momento los niños no deben probar bocado de este bosque hasta saber que el peligro ha pasado. El ruido de un fruto cayendo sobre el suelo, lo sacó de sus pensamientos. Observó que Roel le había lanzado la fruta a Joshua quien los recogía y luego se llevaba a la boca una manzana, eso provocó que deje todo lo que estaba haciendo.

— ¡Nooooooo!  –gritó– los pequeños se detuvieron y observaron a Kibo con extrañeza, mientras él se lamentaba el haber hablado. ¡Oh!, No, ¡que hice! —masculló pálido al notar que un viento y temblor en la tierra ensombrecía la luz del sol. ¡Vámonos de aquí! —les dijo a ambos niños— llevando al menor en sus brazos y al otro sujeto de su mano, era notable que algo estaba a punto de aparecer.

— Lo siento, estábamos jugando y tenía hambre, pero no llegué a comer nada, ¡en serio! —dijo el menor en sus brazos.  ¿Vamos a la aldea? —comentó Roel asustado. ¿Por qué estamos corriendo?, y ¿por qué ya habla?, ¿Qué ocurre?...

— ¡Debemos alejarnos de la aldea! —agregó Kibo con inquietud latente.

— Estamos en dirección a la aldea —dijo Joshua,  ¿debemos ir al sentido contrario entonces? —musitó Roel confundido.

— Debo dejarles a salvo en la aldea, llegó al camino antes visto —bajando a Joshua de sus brazos colocándolo junto al  de cabellos castaños— ustedes vayan algún templo y protéjanse ahí, ¡háganlo ya!.

— Pero… y ¿usted? —preguntaron ambos niños.

— Yo entraré al bosque, no se preocupen, sea lo que sea, me buscan a mi, no a ustedes, ahora, ¡váyanse!  —les ordenó y se fue corriendo lo más rápido posible lejos de la aldea y de los niños.

El viento se hacia más fuerte agitando a los arboles, las liebres y pájaros se alborotaban mientras el continuaba corriendo internándose cada vez más en el bosque. El temblor había cesado pero la oscuridad había cubierto todo —volteó precipitadamente—  al escuchar el desgarro de un árbol cayendo, una rama de varios metros de largo y de grosor pronunciado fue más rápida logrando golpearlo en su abdomen y arrojándolo por los arbustos.

Eres… el elegido —se escuchó una espantosa voz con eco y de entre los arboles un sujeto salió, tenia el cuerpo con la textura de un tronco, su brazos eran una ramas las cuales se movían onduladamente; en su cabeza, tenía los cabellos verdes muy largos, dos orificios conformaban sus orejas, sus ojos eran como esmeraldas y debajo de éstos una mancha carmesí marcaba su mentón y parte de sus pómulos, no tenia nariz su boca era un viejo hoyo y sus piernas eran unas largas y gruesas raíces las cuales se levantaban varios metros haciéndole ver su fuerza e ímpetu.  

— ¡Porque me atacas! —exclamó— levantándose del suelo enfrentando a su agresor.

Porque eres el elegido… y debes morir, esas son las nuevas ordenes… —resopló con fuerza las últimas palabra que hizo volar al muchacho varios metros atrás estrellándolo contra un macizo árbol.

— Si esto continua, moriré… —pensó— tenia dolor en su cuerpo y un hilo de sangre que se iba haciendo mas abundante en su hombro. Que puedo hacer… —sujetó el pedazo de una rama cortándola con sus manos y sacó de su bolsillo un encendedor que Ismael le prestó en el laboratorio. Veré si el fuego logra alejarte de aquí —comentó— preparando su defensa ante su interlocutor.

— La llama que encendiste es tan insignificante como tú —señaló— la potencia del viento que expulsó con sus palabras apagó la pequeña flama que éste hizo y lo hizo retroceder varios metros. Las raíces empezaron a moverse bajo la tierra y al salir a la superficie sujetaron con fuerza el cuerpo de chico envolviéndolo en forma de un ovillo y de sus prolongados brazos la punta afilada de uno se extendió con fuerza dirigiéndose al muchacho.  Es tu fin…

La tarde daba comienzo y con la velocidad de un rayo una luz amarilla se extendía en espiral alrededor de una larga capucha la cual escondía su identidad, con varios giros su contrincante evitaba el ataque hasta llegar al suelo, allí con su mano hizo tres gestos rápidos y el cabello blanco se deslizó sobre la capa.
— Recuerde, nosotros nunca revelamos quienes somos —comentó su oponente al provocar varias ráfagas de vientos con su último ataque.

— Si… lo se…. cualquiera que revele su identidad será sometido al castigo de los cuatro maestros, por ser parte de la ley —aseveró— siempre se dirigían con el respeto y a una distancia apropiada, sin embargo, tenia dudas y se detuvo un instante para preguntarle, ¿nadie cuestionó sus leyes?.

— No y por favor continúe o acaso se ha rendido…, lanzó dos golpes con una chispa hacia el cielo y mencionó fuertemente, ¡¡¡undantem ignis!!! (fuego ondulante). Un rayo impactó sobre su mano sin afectarle, la cual se distinguió cuatro dedos muy largos y de esta un círculo de fuego empezó a extenderse creando varios aros del mismo para salir disparados en pequeñas cantidades hacia la chica.

— Nunca me rendiré —sonrió— el sonido del viento deslizándose sobre su piel pálida azotando su capa, la llenaba de vitalidad, había aprendido que podía sentir la alegría en ella, justamente a ella, quien sólo albergaba odio y rechazo por todo el mundo de los humanos y demás. Pero haber encontrado a uno de los cuatro maestros los cuales no eran humanos y ser parte de su práctica, no solo le agradaba si no que sentía que se había liberado de una gran carga sobre todo su cuerpo, la paz que encontró en este mundo la llenaba por completo. Alzó dos de sus dedos en su mano en un ángulo de noventa grados y le dio rotación perfecta hasta completar la circunferencia, la cual se había tornado azul brillante, al mismo tiempo que ella mencionó enérgica, ¡¡¡hyacinthum anulum!!! (anillo azul).

El choque de ambos ataques impactó con simetría en poder por varios minutos hasta que unos pasos acercándose los interrumpió, ustedes dos, el banquete esta listo, dejen su entrenamiento para después y síganme —comentó— arrastrando su capa blanca sobre el suelo y conduciendo a ambos a la cabaña.

Cuando utilice el hyacinthum anulum trate de sentir su poder en vez de solo invocarlo, así generará una mayor fuerza al lanzar el hechizo, sugirió su compañero de combate.

— Lo tendré en cuenta —aseveró— llevaba su espada en una de sus manos.

— Es bueno saber que ya no depende de ese objeto filoso, al principio lo empleaba todo el tiempo, pero ahora ya sabe como darle un nuevo uso.

— Es cierto… —dijo ella quitándose la capa delante de los demás. Ellos la consideraban una especie de hibrido de elevadas habilidades las cuales necesitaban de cierto entrenamiento adecuado para pulir y si ella rebelaba su identidad no les causaba ningún daño por ser de otro mundo.

Cuando había salido de aquella oscuridad y esa luz la envolvió la había conducido a otra dimensión desconocida donde los habitantes no eran diferentes a los espectros y guardias que conocía, sobre todo no eran humanos (su olor era diferente a ellos y demás seres vivientes que haya conocido). Estaba muy cómoda y tranquila aprendiendo varias cosas nuevas, una de ellas era la magia, la cual le llamó la atención desde el primer momento que observó que era el común denominador de todos ellos. Había escapado del mundo de los muertos y ahora era una experta en hacer hechizos, sus habilidades se habían incrementado en las semanas que llevaba en ese lugar y todo iba de maravilla. 

— ¿Se siente bien? —preguntó— la voz grave en un lado de la cabaña sujetando su presa.

— Todo bien, ¿porque la pregunta? —dijo ella y continuó alimentándose.

— El silencio es parte de la meditación y usted se enmudeció por unos segundos sin mostrar sus emociones al ver el banquete —comentó terminando su festín. Los cuatro maestros estaban alrededor, cada uno ocupando un ángulo de la cabaña, ella como aprendiz y no ser de su misma raza estaba como invitada, por lo tanto, para ellos, el lugar de los invitados y demás era el centro de la casa, así cada par de ojos y orejas podían leer sus movimientos y actitudes en su estadía; siempre en vigilia y analizando cada detalle.         

— El hecho que hayan sostenido un entrenamiento de semanas nos sorprende por la forma en que aprende los conjuros, y su nivel de concentración a mejorado notablemente  —comentó otro quien estaba al lado de la puerta.

— Eso es gracias a ustedes  —comentó terminando su cena al igual que los demás.

— Levantándose y tirando los huesos de su presa a un rincón —sugirió uno de ellos— que les parece si comprobamos la fuerza y poder de la invitada en un último encuentro con dos de nosotros y los que restan evaluaremos todos sus movimientos, pero esta vez será un duelo real, no como práctica, así que depende de ustedes el no salir heridos.

— Perfecto —aseveró ella— no iba a ser fácil derrotarlos pero le encantaba los retos y aún más donde demostrase sus habilidades.

La luna iluminaba esa noche y el viento revoloteaba las hojas de los arboles, Amai iba a luchar contra dos de los grandes maestros. Tiro su espada por un costado y dio algunos pasos para observar a ambos de cada lado.

— ¡Empiecen! —ordenaron los dos subordinados— abrieron su puerta de la cabaña de par en par y se sentaron a observar el espectáculo. 

— Este duelo, será realmente interesante… —murmuró irónicamente el otro a su derecha sentado observando—  de su capucha se observó una sombra con ojos violetas.

Un gesto indicó la señal al otro y de inmediato este deslizó su brazo con dirección lateral diciendo con fuerza ¡¡¡ignis clavem!!! (llave de fuego),  creando un camino de fuego, sin embargo ella había hecho lo suyo, alzando dos de sus dedos con el filo de sus garras en su mano dibujó un ángulo de noventa grados con rotación perfecta hasta completar la circunferencia, la cual se había tornado azul brillante, al mismo tiempo que ella mencionó con furia, ¡¡¡hyacinthum anulum!!! (anillo azul). Destellante energía salía de aquel aro y se dirigía a detener el fuego.

— Estas segura detener el fuego con el anillo azul… conoces muchos hechizos por que utilizar este…. Había murmurado su otro oponente a su derecha que permanecía sin inmutarse.

— Necesito perfeccionar el poder de este hechizo, por que yo lo cree y es parte de mi vida —comentó— fue extraño ver que su conjuro no estaba dando resultado el fuego avanzaba y su energía disminuía, rayos, si esto continúa el fuego me encerrará sin poder moverme y podría morir quemada en pocos minutos, su mente trabaja y la sangre que corría por su cuerpo empezaba a encenderse, sus ojos de ser violetas brillaban como flamas, su anillo azul se había dividido en dos y ahora tenían un color violeta impactando con mayor fuerza haciendo retroceder a la llave de fuego de su maestro.

— Creo que es momento de intervenir —dijo el sujeto que había permanecido inmóvil al costado de su compañero.

Dando varios giros con su mano hacia la superficie empezó a formarse en espiral un torbellino, ¡¡¡aquae verticibus!!! (remolino de agua). Este remolino iba con toda potencia como una esfera de energía hacia la chica, la cual se percató al instante fijando su mirada en su otro oponente mientras sus manos estaban ocupadas con el conjuro anterior, un luz carmesí muy brillante se observó salir de sus ojos la cual abrirlos con fuerza creó un campo de fuerza que al recibir el impacto de su otro atacante destrozó el suelo que había a su alrededor sin causarle ningún daño.

— Esta es su verdadera fuerza —dijeron los que estaban sentados en la cabaña.

No solo es su rapidez y fuerza, sino que su agilidad y concentración han mejorado notablemente… quizá algún día llegue a formar parte de nuestro cuarteto —comentó el otro a su costado.

— ¡Deténganse! —ordenaron los subordinados— este duelo tiene ya tiene un ganador.

— ¡QUE!, pero si recién empezábamos  —comentaron ambos aun en combate.

El duelo terminó desde el momento en que sus ojos cambiaron, de esta manera su fuerza se multiplicó como sus demás habilidades, no queremos que salgan heridos, es por su bien, así que les ordeno detenerse —se comunicó mentalmente con los dos maestros restantes.

— Como usted diga maestro —se detuvieron al igual que ella, quien despertaba de su estado febril en el que se había encontrado.

— Y bien, ¿cómo se siente? —preguntó el mayor de los cuatro.

— No se como explicarlo, mi sangre aun esta hirviendo por todo mi cuerpo, me siento como si hubiese vuelto a nacer, ¡¡estoy llena de vida!! —aseveró dando saltos y girando sobre su eje.

— Se ha convertido en una gran hechicera —le dijeron quienes la habían entrenado.

— Eso fue gracias a su apoyo, además estoy a gusto en este lugar —sonrió— era de noche y uno de ellos había hecho una fogata con todos a su alrededor.

— Ahora sonríe con frecuencia —comentaron los demás. Cuando había llegado por primera vez tenía pésimo carácter pero cuando empezó como aprendiz del gran maestro todo fue mejorando.

— Así es —aseveró—después de todo lo que eh vivido, llegar a este mundo es lo mejor que me ha pasado.

— Maestro… ¿qué le preocupa los últimos días?  —preguntó uno con curiosidad.

El espejo de la verdad…  —comentó al resto.

— ¡¿Alguien de ustedes sabe lo que es? —preguntó ella—  quería conocer más sobre ese asunto la cual le parecía interesante y a la vez recóndito.

… el espejo de la verdad… es sólo una vieja leyenda… al cual dicen que si alguien logra encontrarlo, revelará todas sus inquietudes, pero antes de eso… deberá probar si es merecedor de poder conocer dicha verdad… .

— ¡Oh!, sorprendida por lo que habían comentado  —continuó—  y… ¿hay alguien que lo ha visto o ha pasado esa prueba?.

Solo uno… pero falleció hace muchos años, y después de eso nadie sabe si en verdad existe ese espejo  —comentó el mayor.

— Entiendo… —aseveró— lo que no entiendo… es por qué patriarca de la aldea norte antes de morir dijo que buscase ese espejo de la verdad…, que sólo así podría encontrar el misterio de este collar…rayos acaso seguiré a merced de esto… —pensaba y sujetó fuertemente la cadena. La luz brillante empezó a escapar de sus manos, asombrando al resto.

— ¡QUE RAYOS SUCEDE! —dijo— colocándose de pie y observando que el brillo de la cadena se hacia mas fuerte.

— Esta luz… ¡es un portal! –comentaron sus maestros reconociendo de inmediato lo que ocurría ante ellos.

— ¡¡¡COMO!!! —se sorprendió al notar que empezaba a desaparecer— ¡¡¡AYUDENME!!!.

No debe asustarse —comentó el mayor— la cadena es un portal que permite ir a otros mundos desconocidos, si quiere encontrar la solución debe hallar el espejo de la verdad y enfrentar su destino.

— Lo encontraré, ¡lo juro! —dijo más tranquila por definir lo que sucedía— gracias por toda su ayuda.

— ¡Sea fuerte!, ¡cuídese!, ¡esperaremos con gusto su visita algún día!..., fue lo último que lograron decirle antes de que desaparezca por completo.

La biblioteca había abierto sus puertas y estaba repleta de estudiantes y visitantes foráneos. Habían utilizado la laptop de Ismael y habían descargado varios datos, después de eso acordaron ir juntos a buscar algún libro de exorcismo o de signos que le ayudasen. El rubio estaba cansado de revisar libro tras libro y no encontrar nada que pudiese dar una señal o indicio de algún texto significativo.

— Deberíamos de exorcizar ese libro —sugirió el rubio irritado de no poder abrirlo.

— No creo que un exorcismo ayude, más bien busquemos en la sección hechizos o simbolismo  —comentó el joven de cabellos castaños.

— Tienes razón —resopló sus flequillos rubios— ese Kibo no se va librar fácilmente de nosotros. Habían pedido permiso al supervisor por su compañero en las investigaciones mientras ganaban tiempo en traerlo de regreso, según ellos. Después de varias horas, éste comentó— ¡Encontré uno!, había hablado tan fuerte que los demás lo habían observado con molestia, la biblioteca es para guardar silencio por los lectores en estudio, tenga más respeto —dijo la encargada entre susurros con la seriedad marcada en su rostro. El joven estaba apenado y solo respondió con una disculpa, mientras escondía su cabeza.
— Hay Noa tu no cambias… —suspiró— déjame ver el libro que mencionaste con euforia.

— Ya no te burles —colocó el libro sobre la mesa para el observador, es un libro de símbolos —agregó el rubio.

— Se supone que hay muchos de éstos en la biblioteca, ¿qué tiene este de particular? —inquirió— ya habían revisado más de cuarenta libros y no habían hallando ninguna pista referencial.

— Revisa esta página y observa el símbolo, ¿te parece familiar? —comentó el rubio con una ceja levantada.

— ¡Oh! —se sorprendió— ¡es el mismo del libro donde esta Kibo!.

— Así es, y tiene un escrito sobre lo que significa ese símbolo —comentó el rubio empezando a leer el texto— << la serpiente y el reloj de arena —pausó—éste símbolo compuesto, es una combinación de dos símbolos muy antiguos. La serpiente mordiéndose la cola es anterior al otro. La serpiente era tenida como símbolo de la sabiduría por los pueblos primitivos. En la literatura sagrada y en los escritos antiguos no se dice por qué se atribuyó la sabiduría a la serpiente, pero puede ser que haya surgido de la narración bíblica del Jardín del Edén y de otras historias semejantes >>.

— Continúo leyendo Ismael al ver que su amigo se había quedado pensativo, << el símbolo del círculo formado por la serpiente con la cola en la boca es el de la eternidad, el universo sin principio ni fin, completo y sapiente. Cuando este símbolo se combina con el del reloj de arena, que representa el tiempo, la interpretación es: Sabiduría universal constante en su acción y eterna en su existencia >>.

— Esto nos quiere decir algo —comentó el rubio inflamando su cara y sus ojos vidriosos— Kibo quiere vivir eternamente en ese odioso libro —sollozo…sollozo…

— Hay Noa, por favor compórtate, pareces una niña llorona —dijo con exasperación.

— Porque nadie me entiende… deberíamos pedirle ayuda al supervisor, quizá el…tenga una mejor solución a todo esto —sugirió el rubio.

— Lo único que conseguirías sería es que te envíen directo a una institución para enfermos mentales, ¿quieres eso? —se detuvo a pensar con malicia y sonriente—aunque tú ya esta loco de remate, de seguro que te expulsan pasada la hora en ese lugar jajajaja.

— Ismael… que chistosito amaneciste —comentó el joven Wayans — ya deja de hacer bromas que estamos en un asunto serio.

— Si, si… —asintió— quien sabe lo que su amigo estaría pasando en este momento. Además estaban preocupados por la salud de Alexa, ella no había dado señales de mejoría los últimos días y según los doctores había entrado en coma de manera definitiva. Revisemos lo que tenemos en datos  —sostuvo Ismael.

— Lo único que hallamos es el significado del símbolo que nuestro amigo dibujo ese día y el cual ahora era parte de la tapa posterior del condenado libro —murmuró Noa.

— Debemos indagar en la sección de hechizos, quizá encontremos algo ahí… —sugirió su interlocutor.

— Si.

Las horas pasaban y no hallaban nada relevante en los libros de hechicería, se fueron almorzar y luego al hospital a visitar a Alexa. Cuando llegaron al pasillo se encontraron con Regina  Doe  y Victoria Blair las cuales lucían preocupadas.

— ¿Cómo amaneció hoy? —preguntaron ambos chicos.

— Igual… luce tranquila en ese sueño profundo en el que está, por más que le hablamos ella no nos responde —sollozó—  hasta cuando va estar así…, cuando saldrá del coma, el doctor nos dijo que puede durar meses o incluso años… eso no sucederá ¡verdad!, ella es muy joven para perderse de la vida de esta forma.

— Tranquilízate Regina, ella despertará, ya lo veras —le dijo Ismael abrazando a su amiga.

— ¿Qué andan haciendo ustedes que los veo poco por la Universidad?  —preguntó Victoria— en las clases y en el laboratorio se van muy apurados bien terminaban sus experimentos.

— Ah… eso, pues trabajamos en un proyecto alterno con Noa —afirmó el joven de cabellos castaños.

— ¿Proyecto alterno?  —comentaron ambas al unísono.

— Si, el cual esta un poco dificultoso…  —murmuró el rubio.

— Si gustan podemos ayudarles  —sugirió Regina.

— Le agradecemos su ayuda, pero descuiden las dificultades que tengamos lo resolveremos pronto —les dijo Ismael y pensó— no podemos involucrarlas en algo que ni siquiera conocemos bien sus efectos.

— Tenemos clase a la 3pm así que debemos irnos —dijeron ambas chicas— cuídense nos vemos mañana en el laboratorio.

— Claro, hasta mañana… —se despidieron e ingresaron a la habitación de la paciente.

La enfermera revisaba el suero, luego colocó algunas inyecciones, tomó una carpeta que estaba al pie de la cama de Alexa e hizo varias anotaciones y se fue. Ambos amigos se habían puesto del lado lateral de la cama y observaron a su amiga en un profundo sueño.
 
— Lo siento Alexa, si yo lo hubiese detenido en ese momento no estuvieras así — murmuró Ismael.

— No digas eso —respondió el rubio— si hubieras hecho eso, ella estaría muerta en estos momentos, y te apuesto que Kibo le hubiera seguido los mismos pasos.

— Ése se cree listo al dejarnos con la dura tarea de poder descifrar esta cosa —sostenía el libro entre sus manos y lo colocó sobre la cama de Alexa— Noa y yo juramos que hallaremos la forma de traerlo de vuelta y no descansaremos hasta conseguirlo.

— Una idea cruzó por la mente del rubio mientras su amigo estaba sentado al pie de la cama de ella,  que pasaría… —sujetó al libro y lo colocó sobre la mano de ella ante los ojos de Ismael— si él se comunicase a través del libro con Alexa, tal vez así despierte —ambos observaron si había alguna reacción pero fue en vano la máquina que registraba sus latidos aun seguía igual.

— Es inútil…, ni Kibo dentro de ese libro puede ayudarla… —susurró Ismael.

— Espera, el libro esta reaccionando, ¡solo observa! —dijo el rubio al ver que un ligero brillo aparecía en éste— ¡ya vez te lo dije!.

— Dijiste que quizá el libro donde él está pueda comunicarse con ella y logre que despierte, pero Alexa sigue igual  —comentó Ismael.

— ¡En que momento te volviste pesimista!, acaso no mencionaste antes que hallaremos la forma de traerlo de vuelta y no descansaremos hasta conseguirlo —aseveró el rubio— ya sé que mis ideas son muchas veces irracionales o este loco como me llamas, pero no me importa, por que sé que todo lo que haga es una forma de poder ayudarlo y conseguir su regreso, por que él es mi amigo y nos hace falta a todos….

— Si, tienes razón —asintió Ismael— no importaba si tenia o no razón, aunque sonaba locura desatada tenia razón, se levantó y empezó a darle ánimos al libro— ¡vamos Kibo!, ¡tu puedes darle fuerza a Alexa para que despierte y no se rinda fácilmente a ese oscuro sueño que la invade!.

El ataque de aquella bestia o lo que sea que fuese, pero no era humano, lo tenia aprisionado bajo sus raíces, sus ojos ya no podían distinguir a su oponente, sus manos y pies estaban siendo apretados al igual que todo su cuerpo, cerró sus ojos, este en verdad va ser mi fin…, mi cuerpo ya no me responde sin embargo mi corazón se siente tan cálido y tranquilo, no se por qué…será que voy a morir…. En la oscuridad de su mente un grito con eco resonó simultáneamente diciendo: ¡Kiboooooooo!...  ¡Kiboooooooo!... ¡Kiboooooooo!... alguien esta repitiendo mi nombre… ¿quién es?... —abrió sus ojos plomos y por unas pequeñas aberturas que habían entre las raíces pudo observar el filo de uno de sus brazos de aquella cosa que se preparaba para dar su último golpe. No quiero morir aquí… no quiero… —empezó a luchar atrapado en el ovillo que habían formado las raíces.

¡Debes morir! —comentó la voz gruesa proveniente del árbol— lanzando su filoso brazo directo al corazón del chico. En ese instante una luz se abrió del cielo cegando a la bestia en pleno ataque y alguien se mostraba con una capa cubriendo todo su cuerpo, en uno de sus brazos sostenía una espada de grueso volumen, ésta estaba envuelta con una flama azul, la cual levantó con fiereza cortando el brazo del atacante y sus garras crecieron de tal forma que de un solo rasguño hizo pedazos a aquel ovillo de raíces dejando caer al joven por el suelo.

Porque interrumpes, debo terminar con ese humano —comentó—  estaba vez se disponía atacar a la visitante.

— ¿ERA UN HUMANO?…, DE HABERLO SABIDO ANTES LO HUBIESE DEJADO QUE LO MATES, PERO SABES, NO ME CAES BIEN, sus ojos eran rojos y el tronar de sus garras fue lo último que hizo al destrozar cada parte de su oponente. RAYOS, PORQUE DE TODOS LOS MUNDOS TUVE QUE VENIR DONDE HAY PERSONAS COMO ESTA —observó quien estaba a pocos metros de ella y se estaba levantando con dificultad—  FUE TU DÍA DE SUERTE, CHIQUILLO.

— Gracias por salvarme  —dijo él.

— NO AGRADEZCAS –murmuró guardando su espada.

— Como que no debo de agradecerle, si esa cosa, en verdad quería matarme… aun no se por qué…  —musitó él presionando su hombro el cual sangraba.

— ¡Y QUIEN TE ASEGURA, QUE YO NO LO HARÉ!.

Con esa respuesta el joven de cabellos negros se estremeció al ver la hostilidad que ésta mostraba.



Capítulo II: Los lirios del prado

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