CAPÍTULO
II
MENSAJE
Los tres sujetos al escuchar el
sonido característico de la policía intentaron escapar, el cual los condujo a golpear
y empujar por una esquina a Emir Harrison y Noa Wayans, pero éstos últimos fueron
detrás de ellos para detenerlos hasta que la policía intervino con éxito y los
esposaron. Emir se ofreció hacer las declaraciones correspondientes mientras
retornaban al lugar de los hechos.
Cuando el joven rubio llegó junto a
dos agentes de la policía, observó a Ismael sujetando el cuerpo de Alexa la cual estaba
inconsciente, con algunas heridas abiertas y sobre sus manos sostenía aquel
libro extraño que Kibo había sacado de sus pertenencias. Su rostro de él estaba
lívido y cayó de rodillas al ver a su amigo; el rubio había preguntado por el
joven de ojos plomos el cual no estaba por ningún lado, pero éste solo asintió.
Eso solo aumentó su estado de incertidumbre, la policía cuando le interrogó por
si otra persona había salido afectada, éste negó que haya otro herido aparte de
su amiga. El rubio sospechó que algo más había ocurrido pero fue discreto hasta
poder hablar con él a solas.
Luego de darle indicaciones al
joven de cabellos alborotados desde su móvil, ambos amigos ingresaron a la
ambulancia, les angustiaba la salud de Alexa, la cual tenía sus ojos cerrados
con rezagos de lágrimas en ellos, mientras era trasladada al hospital y al
dejarla bajo los cuidados de los médicos, el rubio se acercó y murmuró con su
mano empuñada.
— Ismael… ¿dónde esta Kibo?... —preguntó
el joven Wayans— en su cabeza cruzaba la idea que algo había sucedido, por que
la seriedad y melancolía no era usual en él, toda esa actitud era indicios de
que algo realmente malo le había pasado a su amigo. Se sorprendió al notar su
respuesta, por que éste había señalado a ese viejo libro el cual estaba en la
silla y lo observaba como si mordiese o estuviese a punto de estallar una bomba
de ahí. ¿Qué pasa con el libro? —dijo sosteniéndolo y al mismo tiempo soltándolo
de golpe sobre el piso. ¿Qué fue eso?... el li… libro… tiene temperatura… como
si estuviese vivo… me estoy volviendo loco —se espantó— por que el libro tiene
temperatura como nosotros… ¿qué ocurrió Ismael?, ¡exijo una explicación!,
¡donde esta KIBO!, se supone que él estaba con Alexa, y ahora….él no esta…
¡respóndeme! —lo sujetó de su chaqueta— ¡por
favor…responde!….
Su
interlocutor levantó el libro del piso aceptando la realidad, tomó asiento y le
invitó hacer lo mismo, si quieres saber lo que pasó tienes que tranquilizarte —le
dijo con un gran suspiro— no era fácil de comprender lo que iba a oír así que
insistió, sé que no me vas a creer… pero nuestro amigo Kibo esta dentro de este
libro.
— No entiendo lo que estas diciendo,
como que él se encuentra en el libro, ¡te volviste loco!.
— Eso creí al principio, sin
embargo sucedió tan rápido…—cerró sus ojos— empezó a explicarle todo recordando
aquel momento…
Ustedes se habían ido persiguiendo
a esos delincuentes, yo aguardaba la ambulancia mientras observé que Kibo
sacaba el cuchillo de la espalda de ella y entonces lo apretó fuerte con su
mano.
—¿Que haces? —le pregunté e intenté
detenerlo pero fue inútil, por que su cuerpo emanaba una energía fuerte como si
la gravedad que lo rodeaba hubiese aumentado cincuenta veces más de lo normal.
¡Porque intentas lastimarte! —rezongué a unos metros de él— y su respuesta sólo
fue… no intervengas.
Eh
decidido el símbolo que me representará, no tengo dudas al respecto —comentó—
el cielo empezó a formarse un remolino sobre nosotros, me asusté tanto
que mi cuerpo empezó a temblar quería correr pero no podía, estaba inmovilizado
quien sabe por que, luego él continuó abriendo el libro y se dirigió a la última
hoja de éste la cual emitía una luz muy brillante, ahí derramó su sangre y empezó hacer un dibujo
con ella, distinguí que era la figura de un reloj de arena y alrededor un
circulo que tenia la forma de serpiente la cual encerraba al reloj en la parte
superior del conteo. Cuando terminó de ilustrarlo, del cielo un viento empezó a
girar alrededor de él y el suelo empezó a brillar como el libro. Ofrezco con mi sangre y éste símbolo, el
sello de nuestro pacto, todo a cambio por la vida de ella…. El libro que se encontraba abierto en el
suelo, ascendió delante de él y destelló una luz aun mas intensa que la
anterior, entonces el cuerpo de él empezó a perder su volumen y a quedar
traslucido ante mis ojos, los vientos empezaron a bajar su intensidad y el
cielo volvía a la normalidad.
— ¡¡¡KIBOOOO!!! —grité desde donde
estaba aun sin poder moverme.
— Ismael… —dijo sosteniendo la mano de ella— si algún día conoces el amor, sabrás que no hay mejor tributo que el
dar tu vida por la persona que amas”, —cerró sus ojos— mi vida
ahora le pertenece a este libro el cual eh dado un nuevo sello.
— PERO…QUE VA SER DE ELLA CUANDO DESPIERTE… ¡COMO TE PODEMOS TRAER
DE REGRESO!...
— A donde voy, es un mundo desconocido sin retorno…, no traten de abrir
este libro por que sería peligroso para ustedes, Alexa… —la observó
nuevamente— espero que comprenda algún día lo que hice… —sonrió— siempre
la amaré…; fue lo último que dijo antes de desaparecer junto a esa luz, la
tapa del libro se había cerrado y descendió suavemente sobre el cuerpo de ella.
Todo había terminado y por fin pude
moverme, caminé hacia Alexa, descubrí que gozaba nuevamente pulso y no tenía
señales de la herida anterior en su espalda, con algunas heridas abiertas
permanecía inconsciente; fue cuando tú y los demás agentes aparecieron.
— Él está en éste odioso libro
—dijo el rubio Wayans— ¡qué se ha creído!, ¡que puede abandonarnos así por así!, empezó a intentar abrirlo, pero no podía
estaba tan duro y comprimido como si tuviese un imán en su interior que lo
apretaba fuertemente. ¡Porqué rayos no se puede abrir!.
— Supongo que… es por el sello que
Kibo guardó en su interior —respondió el joven de cabellos castaños— al ver que
su amigo zarandeaba el libro y al escucharlo se detuvo.
— Ismael entonces debemos de
investigar sobre ese sello para poder liberar a nuestro amigo de ahí —comentó Noa caminando pensativo de un lado a otro.
— Si….
El doctor llegó y les avisaron a
ambos amigos que habían controlado las heridas de la joven aun así entró en
coma, y era crucial las últimas 48 horas de observación.
— Pero ella no sufrió heridas en su cabeza que
hayamos visto.
— No se necesita un golpe en la
cabeza para entrar en coma, existen muchos factores que pudieron intervenir
para que ella llegase en esa condición —dijo antes de retirarse el médico.
El silencio era profundo en medio
de una tenue oscuridad la cual avanzaba lentamente, su cuerpo flotaba en la
penumbra y observó un gran cristal oscuro tenía la forma de un espejo muy
antiguo pero lo extraño era que no podía ver su reflejo. Así él descendió,
empezando a caminar deteniendo su paso frente a éste. ¿Qué clase de destino me espera en este lugar?… —se cuestionó el
joven de cabellos negros— al tocar el
cristal éste empezó absorberlo.
Cuando abrió sus ojos estaba en la
orilla de una playa, aun en confusión observó a su alrededor, es…una isla…, el sonido de su voz hizo que la tierra
empezara a temblar y las gaviotas se alborotaran en el cielo. ¡¿Qué sucede
aquí?!. Sus ojos se desorbitaron por
unos instantes al ver que del mar una sombra emergía, ¡que es eso! —empezó a retroceder mientras la
masa de agua tomaba forma— su cabeza estaba llena de escamas verde azuladas,
sus ojos rojos iluminaban el grosor de sus prolongados brazos los cuales
arrastraba hacia adelante, no tenia cabellos y de su dorso unas grandes espinas
sobresalían, no tenia pies solo se arrastraba por unos seudos gigantescos sobre
la arena, en el centro de su cuerpo había una gran abertura la cual empezaba a
moverse en ondas junto a miles de dientes excretaban un líquido viscoso. No
estaba soñando por que no solo era uno sino varios empezaron a salir del
océano. ¡Que clase de mundo es éste! —empezó a correr— esas criaturas amorfas se
dirigían hacia donde estaba él.
— Parece que cada vez que hablo,
estas cosas se enfurecen más, lo rugidos de esos sonidos lo tenían aterrado
mientras corría sobre la arena hacia las peñas más grandes. Ahí encontró una
cueva, pero el rugido se hizo más notable, era cuestión de minutos para que lo
hallasen, así que continuó hasta encontrar una grieta la cual brillaba, no lo
dudó e ingresó para encontrarse en un
bosque… —pensó— debía tener cuidado en no pronunciar
ninguna palabra por que había experimentado que sea lo que este en lugar que
habitaba lo pudiese atacar y quizá no corra la misma suerte como en la playa.
— No entiendo que hago aquí… —pensó y sujetó su cabeza— el dolor en
las cienes iba en aumento conforme caminaba escuchó el ruido de una cascada, es hermoso… murmuraba en su mente y bajo
un árbol descansó observando la belleza del lugar. El color verde de los árboles,
el sonido de los pájaros y el agua deslizándose sobre las rocas le daba la
tranquilidad que necesitaba. Era extraño pero no recordaba nada salvo su nombre
y que iba a una Universidad en Pensylvania, pero algo le mortificaba el
problema era saber…¿qué es?.
Los
saltos eran altos y las cabezas flotaban en medio de mar de oscuridad, el
rencor que guardaba en su interior por los humanos la hacían temible para los
cadáveres recién llegados al mundo de los muertos y para los espectros rebeldes.
Ella había sido rescatada por uno de los guardias la cual la había encontrado
desmayada y no podía enviarla a ninguno de los senderos de penitencia, por que
aun estaba viva y era otra especie distinta a los seres humanos, por eso la criaron en entre las sombras
ardientes de la oscuridad que gobernaba ese mundo.
— Te has convertido en toda una
experta en la materia —comentó el guardia que llevaba más de cien años en ese
mundo— suelto de ánimos y empezando una discusión verbal como estaba
acostumbrado.
— ¡Que, debo agradecértelo! —aseveró
sería— ¡yo no pedí tu benevolencia anciano!. A pesar de tener una apariencia
joven sabia que era mayor a la edad límite de un humano común.
— Nunca cambies, quizá algún día
llegues a conocer a nuestro amo —sonrió— tienes muchas cualidades valiosas.
—No me hagas reír, el amo no se
muestra así de fácil, tus palabras son vacías… además, el gran número de
ustedes son una sarta de mentirosos y traicioneros —crujió la última cabeza sobre el suelo y la arrojó
junto a las demás.
— Ese es tu punto débil, no sabes
mentir y valoras la justicia como cada gota de tu sangre —sonrió— le encantaba
hacerla enojar, sus orejas se hacían rojas y eso era divertido el poder verla
así.
— ¡TE HAS PROPUESTO MOLESTAR EL DÍA
HOY ANCIANO! —sujetó su pesada espada sobre su espalda— dirigiendo sus pasos a la otra sala de purgatorio.
— Eres una especie de hibrido que ha sobrevivido por alguna razón, de
pequeña eras tan inocente e indefensa —pensó el guardia al verla desparecer
en la oscuridad de los rincones— en
cambio ahora te has vuelto fría y muy determinada en tus objetivos. Sus
extensos brazos y piernas tenían unas garras filosas capaces de destrozar lo
que obstaculice su paso, una larga y alborotada cabellera blanca, su piel muy
pálida de ojos violeta, su boca era pequeña pero sobresalían sus caninos como
si fuese una descendiente de aquella leyenda del conde Drácula y sus orejas
eran idénticas a las de un elfo. De
pequeña había llegado con una herida en su abdomen y desde que cicatrizó
siempre lo cubre con la gruesa armadura negra y roja que ella misma fabricó.
Solo cuando se ve atrapada muestras sus
enormes alas de murciélago con la cual logra escapar volando; eso sucedió
cuando tenia 12 años y la entrenaba… ese año fue el más duro pero gracias a eso
ahora ha crecido como toda una guardiana, supera en fuerza a los espectros y es
la mejor asesina letal por su velocidad y precisión”.
Los pasos eran débiles y suaves al
tener a pocos metros una alma que intentaba escapar, así que utilizó su
velocidad y la capturó del cuello, al intentar arrancárselo esta le sujeto con
su mano —provocando que se detuviera por unos segundos para ver quien era el
humano que se atrevía a ensuciarla de esa forma según ella.
— No lo hagas por favor…,
había pedido el alma de la humana.
— YO NO TENGO PIEDAD DE NADIE, la
tiró contra un charco de agua, extendiendo sus garras de sus manos para
atravesar su garganta y algo le impidió matarla. ¡¿QUÉ CLASE DE HUMANA ERES QUE
NO PUEDO MATARTE?! —comentó molesta— sacó sus espada y apuntó contra ella.
— Los humanos también podemos cruzar los límites de la razón en alguna
ocasión… por que nada es absoluto… todo es relativo…. y si pude encontrarte es
más que suficiente para mí”.
— NO ENTIENDO TUS PALABRAS HUMANA,
YA HABLA DE UNA VEZ, Y DIME ¡¿QUIÉN ERES Y QUIEN TE ENVIÓ?!.
— La respuesta eres Tú –se levantó con el filo de la espada apuntándola—
sé que no me harás daño por que el
hacerlo sería tu muerte en este mundo”.
— Probemos tu teoría —hundió su
espada en el brazo de su interlocutora y un dolor invadió su cuerpo, se asombró
al ver que se había herido a si misma utilizando el cuerpo de la humana. Ya he maldecido desde pequeña a los humanos
pero ahora en verdad los odio mil veces más —se enfureció— ¡NO SE QUIEN RAYOS
SEAS, PERO CUALQUIER ATAQUE QUE HAGA REGRESARÁ A MI CUERPO!, ¡¡RAYOS!!”.
— Por fin lo entiendes —aseveró
el alma sentada sobre el charco.
— ¡QUE DEMONIOS QUIERES PARA
DEJARME EN PAZ!, había gritado muy enojada y sus orejas enrojecidas.
— Toma este collar y huye de aquí, le extendió sus manos para
entregarle el objeto.
— ¡TE HAS VUELTO LOCA!, ¡NO PUEDO
ABANDONAR ESTE MUNDO!, tratando de reunir toda su paciencia que le quedaba.
— Si, si puedes… con este collar podrás salir de este mundo y de muchos,
por que es el valor de mi alma y la tuya unidas —le dijo el alma tranquila.
— ¡QUE!, sus ojos violetas se
desorbitaron y brillaron, conocía el comportamiento de los humanos, su
paciencia se había agotado y quería matarla.
— Tómalo, date prisa, alguien se acerca y te matará si no lo haces —le
comentó el alma con semblante de angustia.
— ¡¡¡Allí esta Amai Seishin!!!, ¡¡¡vayan
tras ella!!!, ¡¡¡se ha vuelto rebelde!!!., señalaron varios guardias poderosos
de la primera sala.
— ¡YO NO HECHO NADA!, se sobresaltó
al escuchar a corta distancia la falsa acusación adoptando la posición de
ataque.
— ¡¡¡Has matado al guardia que te
crió!!!, aseguraron nuevamente.
— ¡NO, ESO NO ES CIERTO!. ¡NO
ASESINÉ A ESE ANCIANO! —refutó con indignación.
— ¡¡¡Lo encontramos muerto y
susurró tu nombre como culpable!!!, se acercaron rápidamente.
— ¡MALDITO VIEJO, YO NO LO MATÉ! —dijo
retrocediendo y empezó a correr, era imposible ganarle a los guardias de la
primera sala.
—¡¡¡Atrápenla!!!, se abalanzaron más de diez guardias detrás de
ella.
— ESE VIEJO AUN DESPUÉS DE MUERTO
ME FASTIDIA LA EXISTENCIA, Y AHORA NO TENGO OTRA OPCIÓN QUE ACCEDER A ESTA
HUMANA, PERO ES EXTRAÑO…ELLOS NO LA PUEDEN VER. ¿PORQUÉ?.
— Solo tú puedes verme, por que soy parte de ti, recuérdalo —comentó
el alma junto a ella en paralelo a su recorrido.
—¡OH SI! —dijo con ironía— ¡ESTOY
BAJO TUS ORDENES SU MAJESTAD! —sujetó el objeto— ¡TODO ES POR ESTE SIMPLE
COLLAR!.
— No es un simple collar… —dijo
desapareciendo— ahora tu eres la dueña….
— ¡PERO QUE RAYOS!, ¡ADONDE SE FUE!,
en ese momento escuchó a los guardias gritar. ¡¡¡Allí esta!!!. Su sangre
parecía hervir, era del coraje que sentía por todo lo que estaba pasando, ¡OH!,
¡MALDICIÓN!, empezó hablarle al objeto llevaba entre sus garras, ¡COLLAR!, SI
TIENES ALGÚN PODER MANIFIÉSTATE POR QUE SI ESOS GUARDIAS ME LLEVAN CON EL AMO,
NO TENDRÉ ESCAPATORIA. El objeto seguía sin dar movimiento o reacción alguna. ¡MALDICIÓN!,
esa alma era una farsa o ilusión creada por mi imaginación. Las vibraciones en
todo su cuerpo eran evidentes y en su escapatoria se detuvo para dar abertura a
sus enormes alas negras de murciélago las cuales extendía abriendo camino por
los aires en la oscuridad que la rodeaba. Aquellos picos y montañas de
cadáveres era lo que ella conocía y ahora estaba escapando de algo que era una
acusación infundada por ese anciano. Observó que a pocos metros los guardias
que la perseguían utilizarían sus artes para atraparla. ¡Oh!, ¡no!, si tan sólo hubiera una salida…, apretó sus garras y
continuó volando lo más rápido hacia la profundidad de un precipicio y una luz
la envolvió sumergiéndola en el completo silencio.
Unas gotas de agua deslizándose
sobre su rostro despertaron al joven de ojos plomos, había quedado dormido bajo
aquel árbol. El dolor de cabeza había cedido y tenía la fuerza suficiente para
explorar el lugar —se levantó— acercándose al río para beber un poco de agua.
Al pie de la orilla había unas flores azules que llamaron su atención. La
imagen de unos ojos azules se reveló en su mente e hizo que se aparte y de un
paso hacia atrás. ¿Qué fue eso?... acaso
es alguien que conocí… —pensó— la duda lo invadió —sujetó su cabeza— algo no esta bien en mi, quizá una falla en
el laboratorio hizo que llegue a este lugar…pero si ese sería el caso, yo
estaría muerto… sin embargo estoy con vida —indagaba mentalmente, tenía
muchas betas blancas que no conseguía recordar y eso lo angustiaba.
— ¡¿Hay alguien ahí?! —se escuchó
una voz infantil— merodeando cerca de
unos arbustos. El joven de cabellos negros quedó observando al pequeño, este
llevaba unos ropajes muy desgastados y
su rostro tenía señales de haber sollozado. ¡Señor!, por favor, ¡dígame!, ¿ha
visto a mi hermano!, el joven movió su cabeza, para responderle al pequeño, por
la seguridad del niño y la suya sin poder decir una sola palabra y no ser
atacado por algo desconocido como en aquella playa.
— ¡Señor!, ayúdame a encontrarlo,
¡por favor!, ¡ayúdeme! —suplicó el pequeño– sujetándole su mano. Estaba muy
asustado y desesperado por encontrar a
su familiar.
El joven de cabellos negros sonrió
y sujetó la mano del niño, éste entendió y empezaron su recorrido en medio del
bosque.
— ¡Señor! —señaló el final de un sendero—
por ahí queda nuestra aldea y fue la última vez donde lo vieron pasar. Caminaron
y el bullicio de la gente les llamó la atención, había un sujeto de bigote
colocándole unas sogas a un pequeño de cabellos castaños, el cual protestaba
ante las acusaciones de la gente.
— ¡¡¡El las robó!!!, gritaba la
mujer con una bolsa en la mano, ¡¡¡pequeño ladrón!!!, ¡¡¡llévenselo!!! —comentaba
la muchedumbre.
— ¡¡¡Hermano!!!! —gritó— soltando la mano del joven de cabellos
oscuros y corriendo ante él.
— ¡¡¡No se lo lleven!!!, ¡¡¡por favor!!!
—suplicó desesperadamente— ante los ojos
de la gente, su hermano a quien lo acusaban de ladrón, lucia unos años mayor
que él, y todo evidenciaba que el suceso era por extraer varios frutos de una
tienda de la mujer. Así que Kibo al observar todo, se colocó delante del
pequeño y sacó su reloj de plata que le regaló su
padre y lo entregó como precio de por los frutos robados. La mujer y los
pobladores observaron sus ademanes. Les parecía extraño por su forma de vestir
y que no pronunciase ninguna palabra. Así que aceptaron su oferta, soltando al
hermano mayor quien abrazó al más pequeño.
— ¡Gracias, señor!, prometo no
volverlo hacer —asintió el niño— su interlocutor sonrió y revoloteó los
cabellos de ambos.
— ¿Cuál es su nombre? —preguntó el
mayor con curiosidad mientras entrando de camino al bosque— su hermano menor le
sujetó la ropa y le dijo que no podía hablar, era mudo. Lo cual el joven de
ojos plomos escuchó y sonrió, claro que
puedo hablar —pensó— pero no puedo exponer
a ninguno de ustedes en esta aldea a que corran algún peligro, por eso decidí
no articular palabra alguna así evito que esos monstruos que habitan en este
lugar aparezcan. Una idea le vino a su mente, empezó a sacar de su mochila
un cuaderno y lápiz, no podré comunicarme
verbalmente pero si literal —pensó—
escribió unas líneas.
— Mi nombre es Kibo, y el de
ustedes es?...
— ¡Oh!, hermano él sabe escribir
igual que tú —musitó el más pequeño.
— Es cierto —afirmó el mayor— él es Joshua Flannery y yo Roel Flannery.
— ¿Por qué fue que tomaste esos
frutos sin permiso? —preguntó el joven de cabellos oscuros— necesitaba saber
porque siendo un niño haga ese tipo de acciones.
— Es que ya no hay que comer, el
bosque a cambiado y ahora sus frutos tiene sustancias que afectan a los
aldeanos, por eso lo poco que quedó almacenado en las tiendas es lo único
comestible —asintió— por eso dejé a Joshua dormido mientras fui a conseguir
algo para comer… llevamos un día sin alimento y tenemos mucha hambre….
— Comprendo… —escribió— no podía
creer que la gente se la aldea sufra de tal forma. Ahora él era parte de ese
lugar, debo hallar una forma para
solucionar este problema… tomaré unas muestras lo más rápido —pensó—
dirigió sus pasos alrededor de los pequeños y con ayuda de algunos objetos que
siempre llevaba al laboratorio y los cuales estaban en el interior de su
mochila, pudo examinar y descartar si el PH y el nivel de acides estaba en el
régimen normal. Después de breves minutos encontró que algo no andaba bien,
había señales anormales en las reacciones de la muestras. Pero… ¿porque los animales que habitan en el bosque siguen con vida?,
ya hubiesen muerto o estarían enfermos…, varias interrogantes invadían su
mente. No puedo dejar de investigar esto,
por el momento los niños no deben probar bocado de este bosque hasta saber que
el peligro ha pasado. El ruido de un fruto cayendo sobre el suelo, lo sacó
de sus pensamientos. Observó que Roel le había lanzado la fruta a Joshua quien
los recogía y luego se llevaba a la boca una manzana, eso provocó que deje todo
lo que estaba haciendo.
— ¡Nooooooo! –gritó– los pequeños se detuvieron y
observaron a Kibo con extrañeza, mientras él se lamentaba el haber hablado. ¡Oh!, No, ¡que hice! —masculló pálido al
notar que un viento y temblor en la tierra ensombrecía la luz del sol. ¡Vámonos
de aquí! —les dijo a ambos niños— llevando al menor en sus brazos y al otro
sujeto de su mano, era notable que algo estaba a punto de aparecer.
— Lo siento, estábamos jugando y tenía
hambre, pero no llegué a comer nada, ¡en serio! —dijo el menor en sus brazos. ¿Vamos a la aldea? —comentó Roel asustado. ¿Por
qué estamos corriendo?, y ¿por qué ya habla?, ¿Qué ocurre?...
— ¡Debemos alejarnos de la aldea! —agregó
Kibo con inquietud latente.
— Estamos en dirección a la aldea
—dijo Joshua, ¿debemos ir al sentido
contrario entonces? —musitó Roel confundido.
— Debo dejarles a salvo en la
aldea, llegó al camino antes visto —bajando a Joshua de sus brazos colocándolo
junto al de cabellos castaños— ustedes
vayan algún templo y protéjanse ahí, ¡háganlo ya!.
— Pero… y ¿usted? —preguntaron
ambos niños.
— Yo entraré al bosque, no se
preocupen, sea lo que sea, me buscan a mi, no a ustedes, ahora, ¡váyanse! —les ordenó y se fue corriendo lo más rápido
posible lejos de la aldea y de los niños.
El viento se hacia más fuerte
agitando a los arboles, las liebres y pájaros se alborotaban mientras el
continuaba corriendo internándose cada vez más en el bosque. El temblor había
cesado pero la oscuridad había cubierto todo —volteó precipitadamente— al escuchar el desgarro de un árbol cayendo,
una rama de varios metros de largo y de grosor pronunciado fue más rápida
logrando golpearlo en su abdomen y arrojándolo por los arbustos.
— Eres… el elegido —se escuchó una espantosa voz con eco y de entre
los arboles un sujeto salió, tenia el cuerpo con la textura de un tronco, su
brazos eran una ramas las cuales se movían onduladamente; en su cabeza, tenía
los cabellos verdes muy largos, dos orificios conformaban sus orejas, sus ojos
eran como esmeraldas y debajo de éstos una mancha carmesí marcaba su mentón y
parte de sus pómulos, no tenia nariz su boca era un viejo hoyo y sus piernas
eran unas largas y gruesas raíces las cuales se levantaban varios metros
haciéndole ver su fuerza e ímpetu.
— ¡Porque me atacas! —exclamó—
levantándose del suelo enfrentando a su agresor.
— Porque eres el elegido… y debes morir, esas son las nuevas ordenes…
—resopló con fuerza las últimas palabra que hizo volar al muchacho varios
metros atrás estrellándolo contra un macizo árbol.
— Si esto continua, moriré… —pensó—
tenia dolor en su cuerpo y un hilo de sangre que se iba haciendo mas abundante
en su hombro. Que puedo hacer… —sujetó el pedazo de una rama cortándola con sus
manos y sacó de su bolsillo un encendedor que Ismael le prestó en el
laboratorio. Veré si el fuego logra alejarte de aquí —comentó— preparando su
defensa ante su interlocutor.
— La llama que encendiste es tan
insignificante como tú —señaló— la potencia del viento que expulsó con sus
palabras apagó la pequeña flama que éste hizo y lo hizo retroceder varios
metros. Las raíces empezaron a moverse bajo la tierra y al salir a la superficie
sujetaron con fuerza el cuerpo de chico envolviéndolo en forma de un ovillo y
de sus prolongados brazos la punta afilada de uno se extendió con fuerza
dirigiéndose al muchacho. Es tu fin…
La tarde daba comienzo y con la
velocidad de un rayo una luz amarilla se extendía en espiral alrededor de una
larga capucha la cual escondía su identidad, con varios giros su contrincante
evitaba el ataque hasta llegar al suelo, allí con su mano hizo tres gestos
rápidos y el cabello blanco se deslizó sobre la capa.
— Recuerde, nosotros nunca
revelamos quienes somos —comentó su oponente al provocar varias ráfagas de
vientos con su último ataque.
— Si… lo se…. cualquiera que revele
su identidad será sometido al castigo de los cuatro maestros, por ser parte de
la ley —aseveró— siempre se dirigían con el respeto y a una distancia
apropiada, sin embargo, tenia dudas y se detuvo un instante para preguntarle, ¿nadie
cuestionó sus leyes?.
— No y por favor continúe o acaso se
ha rendido…, lanzó dos golpes con una chispa hacia el cielo y mencionó
fuertemente, ¡¡¡undantem ignis!!! (fuego
ondulante). Un rayo impactó sobre su mano sin afectarle, la cual se
distinguió cuatro dedos muy largos y de esta un círculo de fuego empezó a
extenderse creando varios aros del mismo para salir disparados en pequeñas
cantidades hacia la chica.
— Nunca me rendiré —sonrió— el
sonido del viento deslizándose sobre su piel pálida azotando su capa, la
llenaba de vitalidad, había aprendido que podía sentir la alegría en ella,
justamente a ella, quien sólo albergaba odio y rechazo por todo el mundo de los
humanos y demás. Pero haber encontrado a uno de los cuatro maestros los cuales
no eran humanos y ser parte de su práctica, no solo le agradaba si no que
sentía que se había liberado de una gran carga sobre todo su cuerpo, la paz que
encontró en este mundo la llenaba por completo. Alzó dos de sus dedos en su
mano en un ángulo de noventa grados y le dio rotación perfecta hasta completar
la circunferencia, la cual se había tornado azul brillante, al mismo tiempo que
ella mencionó enérgica, ¡¡¡hyacinthum
anulum!!! (anillo azul).
El choque de ambos ataques impactó
con simetría en poder por varios minutos hasta que unos pasos acercándose los
interrumpió, ustedes dos, el banquete esta listo, dejen su entrenamiento para
después y síganme —comentó— arrastrando su capa blanca sobre el suelo y
conduciendo a ambos a la cabaña.
Cuando utilice el hyacinthum anulum trate de sentir su
poder en vez de solo invocarlo, así generará una mayor fuerza al lanzar el
hechizo, sugirió su compañero de combate.
— Lo tendré en cuenta —aseveró—
llevaba su espada en una de sus manos.
— Es bueno saber que ya no depende
de ese objeto filoso, al principio lo empleaba todo el tiempo, pero ahora ya
sabe como darle un nuevo uso.
— Es cierto… —dijo ella quitándose
la capa delante de los demás. Ellos la consideraban una especie de hibrido de
elevadas habilidades las cuales necesitaban de cierto entrenamiento adecuado
para pulir y si ella rebelaba su identidad no les causaba ningún daño por ser
de otro mundo.
Cuando había salido de aquella
oscuridad y esa luz la envolvió la había conducido a otra dimensión desconocida
donde los habitantes no eran diferentes a los espectros y guardias que conocía,
sobre todo no eran humanos (su olor era diferente a ellos y demás seres
vivientes que haya conocido). Estaba muy cómoda y tranquila aprendiendo varias
cosas nuevas, una de ellas era la magia, la cual le llamó la atención desde el
primer momento que observó que era el común denominador de todos ellos. Había
escapado del mundo de los muertos y ahora era una experta en hacer hechizos,
sus habilidades se habían incrementado en las semanas que llevaba en ese lugar
y todo iba de maravilla.
— ¿Se siente bien? —preguntó— la
voz grave en un lado de la cabaña sujetando su presa.
— Todo bien, ¿porque la pregunta? —dijo
ella y continuó alimentándose.
— El silencio es parte de la
meditación y usted se enmudeció por unos segundos sin mostrar sus emociones al
ver el banquete —comentó terminando su festín. Los cuatro maestros estaban
alrededor, cada uno ocupando un ángulo de la cabaña, ella como aprendiz y no
ser de su misma raza estaba como invitada, por lo tanto, para ellos, el lugar
de los invitados y demás era el centro de la casa, así cada par de ojos y
orejas podían leer sus movimientos y actitudes en su estadía; siempre en
vigilia y analizando cada detalle.
— El hecho que hayan sostenido un
entrenamiento de semanas nos sorprende por la forma en que aprende los
conjuros, y su nivel de concentración a mejorado notablemente —comentó otro quien estaba al lado de la
puerta.
— Eso es gracias a ustedes —comentó terminando su cena al igual que los
demás.
— Levantándose y tirando los huesos
de su presa a un rincón —sugirió uno de ellos— que les parece si comprobamos la
fuerza y poder de la invitada en un último encuentro con dos de nosotros y los
que restan evaluaremos todos sus movimientos, pero esta vez será un duelo real,
no como práctica, así que depende de ustedes el no salir heridos.
— Perfecto —aseveró ella— no iba a
ser fácil derrotarlos pero le encantaba los retos y aún más donde demostrase
sus habilidades.
La luna iluminaba esa noche y el
viento revoloteaba las hojas de los arboles, Amai iba a luchar contra dos de
los grandes maestros. Tiro su espada por un costado y dio algunos pasos para
observar a ambos de cada lado.
— ¡Empiecen! —ordenaron los dos
subordinados— abrieron su puerta de la cabaña de par en par y se sentaron a
observar el espectáculo.
— Este duelo, será realmente
interesante… —murmuró irónicamente el otro a su derecha sentado observando— de su capucha se observó una sombra con ojos
violetas.
Un gesto indicó la señal al otro y
de inmediato este deslizó su brazo con dirección lateral diciendo con fuerza ¡¡¡ignis clavem!!! (llave de fuego), creando un camino de fuego, sin embargo
ella había hecho lo suyo, alzando dos de sus dedos con el filo de sus garras en
su mano dibujó un ángulo de noventa grados con rotación perfecta hasta
completar la circunferencia, la cual se había tornado azul brillante, al mismo
tiempo que ella mencionó con furia, ¡¡¡hyacinthum
anulum!!! (anillo azul). Destellante energía salía de aquel aro y se
dirigía a detener el fuego.
— Estas segura detener el fuego con
el anillo azul… conoces muchos hechizos por que utilizar este…. Había murmurado
su otro oponente a su derecha que permanecía sin inmutarse.
— Necesito perfeccionar el poder de
este hechizo, por que yo lo cree y es parte de mi vida —comentó— fue extraño
ver que su conjuro no estaba dando resultado el fuego avanzaba y su energía
disminuía, rayos, si esto continúa el
fuego me encerrará sin poder moverme y podría morir quemada en pocos minutos,
su mente trabaja y la sangre que corría por su cuerpo empezaba a encenderse,
sus ojos de ser violetas brillaban como flamas, su anillo azul se había
dividido en dos y ahora tenían un color violeta impactando con mayor fuerza
haciendo retroceder a la llave de fuego de su maestro.
— Creo que es momento de intervenir
—dijo el sujeto que había permanecido inmóvil al costado de su compañero.
Dando varios giros con su mano
hacia la superficie empezó a formarse en espiral un torbellino, ¡¡¡aquae verticibus!!! (remolino de agua). Este
remolino iba con toda potencia como una esfera de energía hacia la chica, la
cual se percató al instante fijando su mirada en su otro oponente mientras sus
manos estaban ocupadas con el conjuro anterior, un luz carmesí muy brillante se
observó salir de sus ojos la cual abrirlos con fuerza creó un campo de fuerza que
al recibir el impacto de su otro atacante destrozó el suelo que había a su alrededor
sin causarle ningún daño.
— Esta es su verdadera fuerza —dijeron
los que estaban sentados en la cabaña.
— No solo es su rapidez y fuerza, sino que su agilidad y concentración
han mejorado notablemente… quizá algún día llegue a formar parte de nuestro
cuarteto —comentó el otro a su costado.
— ¡Deténganse! —ordenaron los subordinados—
este duelo tiene ya tiene un ganador.
— ¡QUE!, pero si recién empezábamos
—comentaron ambos aun en combate.
— El duelo terminó desde el momento en que sus ojos cambiaron, de esta
manera su fuerza se multiplicó como sus demás habilidades, no queremos que
salgan heridos, es por su bien, así que les ordeno detenerse —se comunicó
mentalmente con los dos maestros restantes.
— Como usted diga maestro —se
detuvieron al igual que ella, quien despertaba de su estado febril en el que se
había encontrado.
— Y bien, ¿cómo se siente? —preguntó
el mayor de los cuatro.
— No se como explicarlo, mi sangre
aun esta hirviendo por todo mi cuerpo, me siento como si hubiese vuelto a
nacer, ¡¡estoy llena de vida!! —aseveró dando saltos y girando sobre su eje.
— Se ha convertido en una gran
hechicera —le dijeron quienes la habían entrenado.
— Eso fue gracias a su apoyo,
además estoy a gusto en este lugar —sonrió— era de noche y uno de ellos había
hecho una fogata con todos a su alrededor.
— Ahora sonríe con frecuencia —comentaron
los demás. Cuando había llegado por primera vez tenía pésimo carácter pero
cuando empezó como aprendiz del gran maestro todo fue mejorando.
— Así es —aseveró—después de todo
lo que eh vivido, llegar a este mundo es lo mejor que me ha pasado.
— Maestro… ¿qué le preocupa los
últimos días? —preguntó uno con
curiosidad.
— El espejo de la verdad… —comentó
al resto.
— ¡¿Alguien de ustedes sabe lo que
es? —preguntó ella— quería conocer más
sobre ese asunto la cual le parecía interesante y a la vez recóndito.
— … el espejo de la verdad… es sólo una vieja leyenda… al cual dicen que
si alguien logra encontrarlo, revelará todas sus inquietudes, pero antes de
eso… deberá probar si es merecedor de poder conocer dicha verdad… .
— ¡Oh!, sorprendida por lo que
habían comentado —continuó— y… ¿hay alguien que lo ha visto o ha pasado
esa prueba?.
— Solo uno… pero falleció hace muchos años, y después de eso nadie sabe
si en verdad existe ese espejo —comentó
el mayor.
— Entiendo… —aseveró— lo que no
entiendo… es por qué patriarca de la aldea norte antes de morir dijo que
buscase ese espejo de la verdad…, que sólo así podría encontrar el misterio de
este collar…rayos acaso seguiré a merced de esto… —pensaba y sujetó fuertemente
la cadena. La luz brillante empezó a escapar de sus manos, asombrando al resto.
— ¡QUE RAYOS SUCEDE! —dijo—
colocándose de pie y observando que el brillo de la cadena se hacia mas fuerte.
— Esta luz… ¡es un portal! –comentaron
sus maestros reconociendo de inmediato lo que ocurría ante ellos.
— ¡¡¡COMO!!! —se sorprendió al notar
que empezaba a desaparecer— ¡¡¡AYUDENME!!!.
— No debe asustarse —comentó el mayor— la cadena es un portal que permite ir a otros mundos desconocidos, si
quiere encontrar la solución debe hallar el espejo de la verdad y enfrentar su
destino.
— Lo encontraré, ¡lo juro! —dijo más
tranquila por definir lo que sucedía— gracias por toda su ayuda.
— ¡Sea fuerte!, ¡cuídese!,
¡esperaremos con gusto su visita algún día!..., fue lo último que lograron
decirle antes de que desaparezca por completo.
La biblioteca había abierto sus
puertas y estaba repleta de estudiantes y visitantes foráneos. Habían utilizado
la laptop de Ismael y habían descargado varios datos, después de eso acordaron
ir juntos a buscar algún libro de exorcismo o de signos que le ayudasen. El
rubio estaba cansado de revisar libro tras libro y no encontrar nada que
pudiese dar una señal o indicio de algún texto significativo.
— Deberíamos de exorcizar ese libro
—sugirió el rubio irritado de no poder abrirlo.
— No creo que un exorcismo ayude,
más bien busquemos en la sección hechizos o simbolismo —comentó el joven de cabellos castaños.
— Tienes razón —resopló sus
flequillos rubios— ese Kibo no se va librar fácilmente de nosotros. Habían
pedido permiso al supervisor por su compañero en las investigaciones mientras
ganaban tiempo en traerlo de regreso, según ellos. Después de varias horas,
éste comentó— ¡Encontré uno!, había hablado tan fuerte que los demás lo habían
observado con molestia, la biblioteca es para guardar silencio por los lectores
en estudio, tenga más respeto —dijo la encargada entre susurros con la seriedad
marcada en su rostro. El joven estaba apenado y solo respondió con una disculpa,
mientras escondía su cabeza.
— Hay Noa tu no cambias… —suspiró— déjame
ver el libro que mencionaste con euforia.
— Ya no te burles —colocó el libro
sobre la mesa para el observador, es un libro de símbolos —agregó el rubio.
— Se supone que hay muchos de éstos
en la biblioteca, ¿qué tiene este de particular? —inquirió— ya habían revisado
más de cuarenta libros y no habían hallando ninguna pista referencial.
— Revisa esta página y observa el
símbolo, ¿te parece familiar? —comentó el rubio con una ceja levantada.
— ¡Oh! —se sorprendió— ¡es el mismo
del libro donde esta Kibo!.
—
Así es, y tiene un escrito sobre lo que significa ese símbolo —comentó el rubio
empezando a leer el texto— << la serpiente y el reloj de arena
—pausó—éste símbolo compuesto, es una
combinación de dos símbolos muy antiguos. La serpiente mordiéndose la cola es
anterior al otro. La serpiente era tenida como símbolo de la sabiduría por los
pueblos primitivos. En la literatura sagrada y en los escritos antiguos no se dice
por qué se atribuyó la sabiduría a la serpiente, pero puede ser que haya
surgido de la narración bíblica del Jardín del Edén y de otras historias
semejantes >>.
— Continúo leyendo Ismael al ver
que su amigo se había quedado pensativo, << el símbolo del círculo formado por
la serpiente con la cola en la boca es el de la eternidad, el universo sin
principio ni fin, completo y sapiente. Cuando este símbolo se combina con el
del reloj de arena, que representa el tiempo, la interpretación es: Sabiduría
universal constante en su acción y eterna en su existencia >>.
— Esto nos quiere decir algo —comentó
el rubio inflamando su cara y sus ojos vidriosos— Kibo quiere vivir eternamente
en ese odioso libro —sollozo…sollozo…
— Hay Noa, por favor compórtate,
pareces una niña llorona —dijo con exasperación.
— Porque nadie me entiende…
deberíamos pedirle ayuda al supervisor, quizá el…tenga una mejor solución a
todo esto —sugirió el rubio.
— Lo único que conseguirías sería
es que te envíen directo a una institución para enfermos mentales, ¿quieres
eso? —se detuvo a pensar con malicia y sonriente—aunque tú ya esta loco de
remate, de seguro que te expulsan pasada la hora en ese lugar jajajaja.
— Ismael… que chistosito amaneciste
—comentó el joven Wayans — ya deja de hacer bromas que estamos en un asunto
serio.
— Si, si… —asintió— quien sabe lo
que su amigo estaría pasando en este momento. Además estaban preocupados por la
salud de Alexa, ella no había dado señales de mejoría los últimos días y según
los doctores había entrado en coma de manera definitiva. Revisemos lo que
tenemos en datos —sostuvo Ismael.
— Lo único que hallamos es el
significado del símbolo que nuestro amigo dibujo ese día y el cual ahora era
parte de la tapa posterior del condenado libro —murmuró Noa.
— Debemos indagar en la sección de
hechizos, quizá encontremos algo ahí… —sugirió su interlocutor.
— Si.
Las horas pasaban y no hallaban
nada relevante en los libros de hechicería, se fueron almorzar y luego al
hospital a visitar a Alexa. Cuando llegaron al pasillo se encontraron con
Regina Doe y Victoria Blair las cuales lucían
preocupadas.
— ¿Cómo amaneció hoy? —preguntaron
ambos chicos.
— Igual… luce tranquila en ese
sueño profundo en el que está, por más que le hablamos ella no nos responde —sollozó—
hasta cuando va estar así…, cuando
saldrá del coma, el doctor nos dijo que puede durar meses o incluso años… eso
no sucederá ¡verdad!, ella es muy joven para perderse de la vida de esta forma.
— Tranquilízate Regina, ella despertará,
ya lo veras —le dijo Ismael abrazando a su amiga.
— ¿Qué andan haciendo ustedes que los
veo poco por la Universidad? —preguntó
Victoria— en las clases y en el laboratorio se van muy apurados bien terminaban
sus experimentos.
— Ah… eso, pues trabajamos en un
proyecto alterno con Noa —afirmó el joven de cabellos castaños.
— ¿Proyecto alterno? —comentaron ambas al unísono.
— Si, el cual esta un poco
dificultoso… —murmuró el rubio.
— Si gustan podemos ayudarles —sugirió Regina.
— Le agradecemos su ayuda, pero
descuiden las dificultades que tengamos lo resolveremos pronto —les dijo Ismael
y pensó— no podemos involucrarlas en algo
que ni siquiera conocemos bien sus efectos.
— Tenemos clase a la 3pm así que
debemos irnos —dijeron ambas chicas— cuídense nos vemos mañana en el
laboratorio.
— Claro, hasta mañana… —se
despidieron e ingresaron a la habitación de la paciente.
La enfermera revisaba el suero,
luego colocó algunas inyecciones, tomó una carpeta que estaba al pie de la cama
de Alexa e hizo varias anotaciones y se fue. Ambos amigos se habían puesto del
lado lateral de la cama y observaron a su amiga en un profundo sueño.
— Lo siento Alexa, si yo lo hubiese
detenido en ese momento no estuvieras así — murmuró Ismael.
— No digas eso —respondió el rubio—
si hubieras hecho eso, ella estaría muerta en estos momentos, y te apuesto que
Kibo le hubiera seguido los mismos pasos.
— Ése se cree listo al dejarnos con
la dura tarea de poder descifrar esta cosa —sostenía el libro entre sus manos y
lo colocó sobre la cama de Alexa— Noa y yo juramos que hallaremos la forma de
traerlo de vuelta y no descansaremos hasta conseguirlo.
— Una idea cruzó por la mente del
rubio mientras su amigo estaba sentado al pie de la cama de ella, que
pasaría… —sujetó al libro y lo colocó sobre la mano de ella ante los ojos
de Ismael— si él se comunicase a través
del libro con Alexa, tal vez así despierte —ambos observaron si había
alguna reacción pero fue en vano la máquina que registraba sus latidos aun
seguía igual.
— Es inútil…, ni Kibo dentro de ese
libro puede ayudarla… —susurró Ismael.
— Espera, el libro esta
reaccionando, ¡solo observa! —dijo el rubio al ver que un ligero brillo
aparecía en éste— ¡ya vez te lo dije!.
— Dijiste que quizá el libro donde
él está pueda comunicarse con ella y logre que despierte, pero Alexa sigue igual
—comentó Ismael.
— ¡En que momento te volviste
pesimista!, acaso no mencionaste antes que hallaremos la forma de traerlo de
vuelta y no descansaremos hasta conseguirlo —aseveró el rubio— ya sé que mis
ideas son muchas veces irracionales o este loco como me llamas, pero no me
importa, por que sé que todo lo que haga es una forma de poder ayudarlo y
conseguir su regreso, por que él es mi amigo y nos hace falta a todos….
— Si, tienes razón —asintió Ismael—
no importaba si tenia o no razón, aunque sonaba locura desatada tenia razón, se
levantó y empezó a darle ánimos al libro— ¡vamos Kibo!, ¡tu puedes darle fuerza
a Alexa para que despierte y no se rinda fácilmente a ese oscuro sueño que la
invade!.
El ataque de aquella bestia o lo
que sea que fuese, pero no era humano, lo tenia aprisionado bajo sus raíces,
sus ojos ya no podían distinguir a su oponente, sus manos y pies estaban siendo
apretados al igual que todo su cuerpo, cerró sus ojos, este en verdad va ser mi
fin…, mi cuerpo ya no me responde sin embargo mi corazón se siente tan cálido y
tranquilo, no se por qué…será que voy a morir…. En la oscuridad de su mente un
grito con eco resonó simultáneamente diciendo: ¡Kiboooooooo!... ¡Kiboooooooo!...
¡Kiboooooooo!... alguien esta repitiendo mi nombre… ¿quién es?... —abrió
sus ojos plomos y por unas pequeñas aberturas que habían entre las raíces pudo
observar el filo de uno de sus brazos de aquella cosa que se preparaba para dar
su último golpe. No quiero morir aquí… no quiero… —empezó a luchar atrapado en
el ovillo que habían formado las raíces.
— ¡Debes morir! —comentó la voz gruesa proveniente del árbol—
lanzando su filoso brazo directo al corazón del chico. En ese instante una luz
se abrió del cielo cegando a la bestia en pleno ataque y alguien se mostraba
con una capa cubriendo todo su cuerpo, en uno de sus brazos sostenía una espada
de grueso volumen, ésta estaba envuelta con una flama azul, la cual levantó con
fiereza cortando el brazo del atacante y sus garras crecieron de tal forma que
de un solo rasguño hizo pedazos a aquel ovillo de raíces dejando caer al joven
por el suelo.
— Porque interrumpes, debo terminar con ese humano —comentó— estaba vez se disponía atacar a la visitante.
— ¿ERA UN HUMANO?…, DE HABERLO
SABIDO ANTES LO HUBIESE DEJADO QUE LO MATES, PERO SABES, NO ME CAES BIEN, sus
ojos eran rojos y el tronar de sus garras fue lo último que hizo al destrozar
cada parte de su oponente. RAYOS, PORQUE DE TODOS LOS MUNDOS TUVE QUE VENIR
DONDE HAY PERSONAS COMO ESTA —observó quien estaba a pocos metros de ella y se
estaba levantando con dificultad— FUE TU
DÍA DE SUERTE, CHIQUILLO.
— Gracias por salvarme —dijo él.
— NO AGRADEZCAS –murmuró guardando su
espada.
— Como que no debo de agradecerle,
si esa cosa, en verdad quería matarme… aun no se por qué… —musitó él presionando su hombro el cual
sangraba.
— ¡Y QUIEN TE ASEGURA, QUE YO NO LO
HARÉ!.
Con esa respuesta el joven de
cabellos negros se estremeció al ver la hostilidad que ésta mostraba.
Capítulo
II: Los lirios del prado
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