CAPÍTULO I
HALLAZGO
PELIGROSO
Era
el día de la presentación, tenía que ir a dejar el experimento a la facultad y
llevaba más de diez minutos de retraso, había pasado toda la noche terminando
los últimos ensayos y estos finalmente habían dado un rotundo éxito, la fórmula
había funcionado. Solo era cuestión de que los maestros lo aprueben para que
puedan aplicarlas con sangre humana, hacer múltiples pruebas y ver la evolución
de las células a un nivel restaurativo inimaginable. Esa era su teoría, pero
aun así, existía el riesgo. Volvió a ver su reloj, corriendo por el pasadizo se
detuvo al acercarse al laboratorio, en su espalda tenía una pesada mochila y
entre sus manos bien sujeta llevaba sus gruesos libros y los folletos de su
trabajo.
— ¡Oh!— el joven de cabello castaño exclamó desde su
asiento — ¡por fin llegaste!— mencionó al verlo entrar agitado.
—
Maestro, ¡disculpe por la tardanza!— dijo él sin prestar atención a Ismael, con
la preocupación en el rostro asintió y segundos después su interlocutor le hizo
entender que no había motivo de disculpas por que estaba a tiempo en la clase.
—
Esto es increíble, mi reloj se le bajó la batería, o es que… —observó la última fila su amigo Ismael tenía tremenda sonrisa
divertida— ¡¡¡ISMAELLLLL!!!...—gritó
en su mente, levantó una ceja al darse cuenta quien había sido el de la broma. Era
su amigo de cabellos castaños y de ojos miel llamado Ismael Fischer, siempre le
hacía bromas pensó —algún día de éstos
seré yo quien haga las bromas pesadas…
—
Comencemos las exposiciones de sus proyectos— dijo el docente a cargo. Así
empezó la ronda de sustentaciones, todos estaban muy entusiasmados por que el
proyecto ganador tendría el apoyo del personal biotecnológico a su disposición
así como toda la plana de doctores para la aplicación y/o ensayos respectivos.
El
proyecto compartido con sus compañeros consistía en hacer que las células madre
embrionarias pueden desarrollar en cualquier tejido. De manera que las células
madre adultas también se pueden transformar en diferentes tipos de células,
pero su potencial de diferenciación se reduce significativamente. Los
mecanismos que influyen en la diferenciación de células madre en los tejidos
están todavía lejos de ser entendido. Sin embargo, su equipo ha sido capaz constantemente
de sintetizar y probar sustancias con potencial cardiogénico.
Es
así, que los nuevos derivados de triazina que utilizamos son mucho más
eficientes en la conversión de las células madre en células del corazón que
cualquier otra sustancia ya probados antes, afirmó finalmente el estudiante Kibo
Levinson al terminar su exposición. Después de previa evaluación y para sorpresa
del bioquímico estudiante, su proyecto fue el ganador.
La
vida le sonreía nuevamente, después del penoso estado en el que fue encontrado
cerca de la carretera por un accidente automovilístico, su padre había
fallecido y su madre había quedado vegetativa, tenía dos trabajos, uno por la
tarde y en la noche, así podía costear los gastos en la Universidad. Vaya que
gran apoyo habían sido sus amigos, sus ánimos y el trato continuo, le hacían
ver que no estaba solo, que aún a pesar de todo, él podía dar lo mejor de sí.
Habían
pasado días de intenso trabajo, la visita del supervisor del proyecto era el
día siguiente y el personal había salido, como último intento de prueba de la
mañana; Ismael Fischer, Noa Wayans y Kibo Levinson sometieron a un ratón muerto
en los ensayos del laboratorio, sus demás compañeros observaban asombrados la
última combinación.
— ¿Qué rayos es ese color?— señaló Noa al ver que el
matiz no era normal en la solución.
Todo
el esfuerzo y empeño por fin se veían reflejados en el procedimiento final, que
alegría sentía junto al asombro de sus amigos presentes, es así que con total
seguridad afirmó —es el color del resultado final.
El
joven de cabello castaño aún estaba preocupado por el último cambio preguntó —Kibo…
¿no es peligroso?
—
Eso lo descubriremos en este preciso momento Ismael— comentó con total
seguridad de lo que hacía.
Sabía
que sus cálculos eran correctos pero igual necesitaba ver sus efectos reales.
Ahora, el objetivo del equipo era transformar esa herramienta farmacológica en
un producto farmacéutico para el ser humano. De esta forma, se abre la puerta a
un tipo completamente nuevo de la medicina regenerativa, la mejora de la
creación de tejidos en el laboratorio con el ADN del paciente, de manera que el
peligro de rechazo del tejido se elimina completamente.
Entonces,
los tres observaron que al agregar una gota de esa solución a un pequeño ratón
muerto, éste segundo después empezó a reaccionar. Causando sobresaltos a los
presentes.
—
¡OH POR DIOS!, ¡¡¡ESTA VIVA!!!— dijeron sus dos amigos con el asombro en sus
rostros.
—Si—Kibo
sonrió feliz —la concentración pura la guardaré en este frasco pequeño— el cual
dejó en las gavetas de seguridad.
—
Si, pero éste último ensayo lo desconoce el docente, ¡qué digo docente!… el
doctor a cargo del proyecto— se agitó el rubio —si… se entera… que logramos
resucitar a un ratón con solo una gota de este líquido… seguro que se alegrará
de nosotros e incluso podemos ser premiados por esto….
—Tranquilízate
Noa— le dijo al joven rubio de ojos azules—sé muy bien a lo que te refieres,
por eso…—sugirió a los demás—démosle la sorpresa al maestro el viernes ¿qué opinan?
Ambos
jóvenes habían estado de acuerdo, saliendo del laboratorio y fueron por sus
pertenecías a sus respectivos casilleros.
No
muy lejos uno de sus compañeros de clase, quien llevaba varias materias
desaprobadas, les había estado siguiendo, y por la rendija de la ventana del
laboratorio que daba para el sótano, escuchó la última conversación, se
disponía a tomarla sin permiso, pero fue sorprendido por uno de las agentes de
seguridad.
—
¡Maldición!, debo hacer algo y rápido si quiero asegurar la materia— sujetó sus
celular e hizo varias llamadas el joven no solo tenía una baja reputación en la
Universidad por su forma de conducta agresiva; faltaba a clases y cuando lo hacía
no se preocupaba por estudiar, tenía dos años repitiendo el ciclo, con varias
suspensiones y la última advertencia en la dirección fue que si no aprobaba
estaría expulsado de la Universidad. Así, culminó su llamada diciendo —perfecto,
nos vemos en el callejón de siempre, avisa a Andrés Palme y los demás.
Tres
horas habían pasado, las clases habían culminado, se disponían a ir a sus
respectivos domicilios. Cuando el rubio se acerca a Ismael muy alegre y
vacilante.
— Amigo, ¡invité a las señoritas Victoria Blair, Alexa
Flynn y Regina Doe para una pequeña fiesta esta
noche!— moviendo su maletín hacia adelante y atrás.
—
¡Oh!...— se detuvo un momento para escucharlo— ¡¿En dónde será la fiesta?!—–preguntó
Ismael interesado.
—
En mi casa—dijo Noa—mis padres están de vacaciones por Suecia; así que tenemos
que festejar y divertirnos, el exceso de estrés no es bueno para nuestros
organismos—se sujetó la cabeza con gesto cómico.
—
Jajajajajaja tienes razón—aseveró Ismael dándole una palmada en el hombro—que
te parece si invitamos a Kibo, últimamente lo eh visto muy pegado a los libros
es hora que tenga un GRAN DESCANSO DE UNA NOCHE por lo menos jajajajajaja.
—
¡Sí!— sonrió el rubio y comentó muy despacio a su amigo—ahí va Kibo, adelántate
luego te doy el alcance.
—
¡¡¡KIBOO!!! ¡¡¡ESPERA!!!—se acercó Ismael dejando a Noa a pocos metros de
distancia.
—
¿Eh?, ¿qué sucede?— preguntó deteniéndose en el camino.
—
Tranquilo, sólo queremos saber si puedes ir esta noche a casa de Noa, es que
anda con unos problemas de algoritmos, y créeme no tengo la paciencia como tú,
para enseñarle— colocó una cara de desolación —por eso iras, ¿verdad?
—
Claro— sonrió —estaré a las 8pm por su casa.
—
¡Qué bien!— su cara se dibujó una sonrisa muy graciosa.
Al
terminar la calle Kibo se despidió de Ismael y se dirigió al edificio donde
vivía. No era el más lujoso pero era confortable y tranquilo, lo suficiente
para poder estudiar decía él, cuando lo rentó.
—
¡Ismael! —se acercó el rubio al ver que el joven de cabello negro se había
adentrado en el edificio—¡en serio deberías ser actor!, hasta casi creí que en vez
de fiesta iba a tener que estudiar algoritmos jajajaja.
Empezaron
a caminar y comentar sus planes—ambos sabemos que él es muy inocente y cae
fácilmente en las bromas que le hacemos, jajajajajajaja.
—
Lo sé— afirmó Ismael—no se imagina de la fiesta y de quien lo espera esta
noche.
El
rubio dudó por unos segundos y detuvo su risa para preguntarle— ¿Crees que vaya
Alexa?
—
Irá; Victoria y Regina se encargarán que no falte— sonrió —según mis cálculos,
ella se le declarará a Kibo esta noche, pero tendremos que darle alguna ayuda porque
son bien tímidos, jajajajajaja.
—
Buen par— continúo riéndose.
Por
otro lado, Kibo tomaba un baño en su departamento. Había sido un día agitado
con buenos resultados. Al ingresar el guardián le había alcanzado un paquete, tenía
el membrete de la librería, así que después de ducharse, tomó el paquete y
abrió la envoltura.
Observó
con curiosidad el título del libro decía Sellos,
y se sentó sobre su sillón preferido. Le apasionaba la lectura y su recreación
favorita era el misterio y simbología. Hace unas semanas atrás pasó por la
librería y le llamó la atención el título de éste, no dudó en pedirlo, pero se
había agotado en stock, dejando así el encargo al gerente.
Al
inicio del texto estaba inscrito: >>Todos tenemos un pasado, presente y un futuro escrito en los hilos de la
vida que agita nuestra alma, ven, forma parte de ella, no vaciles ni dudes porque
te perderás a ti mismo, la vida es un camino sin fronteras, donde la pieza que
mueve los escenarios eres tú y nadie más. Descubre lo sellos que guardas en tu
interior. <<
—
Interesante… descubrir los sellos que guardo en mi interior… será posible que
la ciencia tenga las respuestas a muchas cosas pero aún quedan cosas sin
resolver…— comentó sentado en su sillón.
—
Pi pi pi pi pi pi pi— el sonido de su alarma lo desconectó de su lectura. El
tiempo había transcurrido tan rápido que cuando observó su reloj se asombró— ¡son
las 3.15pm!, debo ir al trabajo. Abrió
el closet, donde sacó y se colocó su uniforme blanco; luego, salió del
departamento dejando sobre el sillón el libro, el cual continuaría después con
su lectura. Caminó hacia el restaurant, él estaba a cargo de la cocina y
enseñaba a los demás empleados a preparar nuevos platillos y postres como cortesía
del lugar.
—
Buenas tardes Kibo, llegas puntual como siempre— comentó el jefe desde el
corredor antes del ambiente de la cocina.
— Buenas tardes, señor Rodríguez, enseguida
empiezo las labores— sonrió.
Su
jefe tenía muy buen concepto de él, había llegado hace tres años a pedir
trabajo, nunca había visto a alguien tan empeñoso, sabía lo del accidente de su
padre y el estado de su madre, soportar esa carga no era fácil además estaba
cursando la Universidad.
—
Aun así, es un buen chico, aprende rápido
seguro que llegará muy lejos— pensaba el jefe observando a sus empleados
por la ventanilla de la cocina.
—
¡Wow! ¡Quisiera cocinar como tú!— le dijo Joseph Astrof entusiasmado de querer
aprender.
—
Si prácticas, seguro que lo harás— aseveró Kibo hacia el joven de ojos canela.
—
Jajajajaja, Joseph aunque cocine bien nunca le saldrán las letras en los
postres— comentó aun riéndose una de sus amigas del trabajo.
—
¡Cállate!— protestó con una vena sobre su cabeza por el comentario.
—
Pero el dibujar letras es sencillo—dijo Kibo tranquilo terminando de servir un
plato.
—
Si, sólo que mi pulso no es bueno, por ejemplo— le mostró un pastel —ésta es
una orden para llevar, es el cumpleaños de alguien y quieren que lleve aparte
del Happy Birthday su nombre.
—
¿Cómo se llama?— había preguntado el joven de ojos plomos colocando el plato ya
terminado junto a la ventanilla.
—
Amelia— dijo Joseph.
—
Bien, ahora vas a practicar— afirmó Kibo.
—
Sí, intentaré hacer las letras del Happy Birthday y tu escribes con broche de
oro Amelia, ¿qué dices?— mencionó con una gotita sobre su cabeza y con una leve
sonrisa.
—
Esta bien, pero ya sabes— cerró sus ojos plomos por un momento—lo que escribes
tiene un significado especial para quien lo recibirá, respira suavemente
mientras sostienes firme el trazo cuando empieces.
—
¡Oh, no lo creo! ¡Lo estoy haciendo! ¡Lo estoy haciendo! ¡Lo estoy haciendo!— repetía
una y otra vez al estar decorando el pastel con la sugerencia de su amigo.
—
Ya vez que si se puede— sonrió el joven de cabellos negros.
—
¡¡Gracias Kibo!!—dijo con sus ojos brillantes— ¡chicos!, ¡chicas!, ¡miren!,
¡¡¡lo hice!!! — hablaba Joseph muy entusiasmado.
—
¡Hasta que por fin aprendiste!— dijo una la joven de cabello rojizo—. Ahora sí,
¡toma esta orden!— le colocó la fuente con un menú sobre sus manos— ¡llévala al
mozo que está esperando hace varios minutos!.
—
¡¿Eh?! ¿Qué?— una interrogante salió de cabeza—esto… ¿no se supone que lo haces
tú?.
—
¡Exacto!— respondió la señorita Sanders a espaldas de él con una vena en su cabeza —de no ser por un IMPRUDENTE que me empujó
con uno de sus saltos de alegría, mi uniforme no se hubiera ensuciado y yo
estaría haciendo mi trabajo.
—
¡Oh!, lo siento, no te vi— asintió el joven— ¡discúlpame por favor, Abril! — Se
fue corriendo detrás de la chica—. ¡¡¡Abril!!!, ¡¡¡regresa!!!
Los
demás solo rieron al ver la escena y ahora el muchacho de cabellos oscuros tenía
que terminar de decorar el pastel con el nombre.
—
Un hermoso pastel, para… —observó el papel de la orden—Amelia—. Sujetó con
cuidado la herramienta y empezó a dibujar las letras—. A… m… —un latido muy
fuerte lo detuvo, la última frase que leyó de aquel libro se le vino a su mente,
descubre lo sellos que guardas en tu
interior… —. ¡¿Qué?! —. Se asombró— ¿qué fue eso?... debo estar cansado… si
es eso… —continuó con la orden y terminó de escribir el nombre.
—
Vamos Kibo, ¿qué te pasa?— le había preguntado su compañero de mesa.
—
No es nada— respondió sonriente con la tranquilidad acostumbrada; pero éste
insistió preocupado.
—
Te habías quedado paralizado por un momento y tus ojos más abiertos que los
platos que servimos.
—
Solo recordé algo—expresó él —no es nada importante descuida y disculpa por
preocuparte.
Ambos continuaron con sus trabajos, mientras Abril
y Joseph discutían por cualquier cosa. Ellos
se llevan muy bien pensó Kibo, sonrió aunque aún le preocupaba lo ocurrido,
¿Que ha sido eso? Lo único que está
logrando, es aumentar mi curiosidad por leer ese libro— pensó. Revisó su
celular y llamó a su jefe del turno de noche por la fábrica, ése era su segundo
trabajo, pero como tenía que ir a las 8pm a casa de Noa, supuso que no le
tomaría más de dos horas enseñarle, así que pidió a su jefe permiso por ese
tiempo luego retornaría a su labor hasta las 1am.
Por
otro lado, en un callejón a espaldas de la Universidad, se encontraban los
barrios más peligrosos de la zona, donde lo drogadictos y delincuentes de todo
tipo lo habitaban. En una esquina un grupo de amigos tramaban su próxima víctima.
— Andrés Palme, Bill Knight, Cristian Kensington,
amigos ya saben que hacer mañana por la tarde— dijo el joven Harrison de
cabellos negros alborotados.
—
Claro, mientras nos pagues, tú ordenas Emir — afirmó Cristian quien tenía una
cicatriz en el rostro.
—
El objetivo es quitarle un frasco pequeño que el lleve en su uniforme; no
quiero que lo golpeen demasiado, él es el más destacado de la clase y buen compañero,
no tengo nada contra él, solo necesito su experimento para aprobar la materia,
eso es todo.
—
Hay, a mí nunca me gustó la escuela— dijo Andrés.
—
Claro por eso es que ni sabes llevar bien las cuentas de nuestros asaltos— mencionó
Bill de ojos plomos.
—
Deberías de aprender de Emir, salió igual a su hermano; que Dios tenga en su
gloria.
—
¿No está en el cementerio?... ¡Por qué no me avisaron que gloria se lo llevó!—
comentó el joven de ojos cafés, luego empezó a sollozar.
—
¡Eres un idiota Andrés!, ¡nadie se llevó a mi hermano de su tumba! —aseveró
Emir con una vena sobre su cabeza.
—
No le hagas caso, aparte de tonto, es un sordo—musitó Bill quien ya estaba
acostumbrado a las ocurrencias de Andrés.
—
Jajajajaja, tienes razón, nos vemos mañana— tiró su cigarrillo por una rendija
de una casa abandonada— ¡ya saben!, no quiero errores.
—
Confía en nosotros, todo saldrá bien— dijo Cristian sonriendo mientras
terminaba su cigarrillo.
Cuatro
horas pasaron, el timbre sonó y la joven bajó las escaleras, les había
comentado a sus padres que iba a salir por unas horas con sus amigas. Estos
tenían arduo trabajo sobre la mesa, ambos eran contadores, su padre solo movió
su cabeza y su madre le dijo no llegues
tan tarde que mañana tienes clase temprano. Ella había respondido con una
afirmación y se fue al recibidor.
—
Alexa, ¿aún no te has maquillado?— dijo Regina
con sus ojos verdes muy abiertos del asombro.
—
No, la verdad se me hizo un poco… tarde— sostuvo ella con un poco de pena.
—
¿¿Vas a irte vestida así??— preguntó
Victoria.
—
Si, ¿por qué?— comentó intrigada—. ¿No se ve mal o sí?
—
No, claro que no, tú tienes buenos gustos, pero— dijo con tono de voz baja—si yo me declarara esta noche, debería ir bien
arreglada y con un vestido donde los dioses sientan envidia jajajajaja.
—
Hay Regina como dices esas cosas, pasen rápido a la sala; no tardo— sostuvo
Alexa.
—
Descuida te esperamos—comentaron ambas mientras entraban a la sala y se
acomodaban.
Cuando
bajó de su habitación, sus amigas se quedaron sorprendidas al verla. No sólo
era su maquillaje sino su vestido, le daban un toque delicado.
—
¡Te ves hermosa Alexa! esta vez Kibo, morirá dé la impresión jajajajaja—
expresó Regina.
—
Shhhhh— dijo ella en señal de que hablen bajo porque sus padres estaban en el
otro ambiente.
—
¡Ya regreso!— mencionó ella saliendo de su casa.
En
el camino, sus amigas iban a toda música en el auto de Regina.
—
¿Y ya sabes que le dirás?— preguntó Victoria con toda la curiosidad marcada en
su rostro.
—
Ah…bueno yo… —no sabía que decir en ese momento, de solo pensarlo su cuerpo temblaba
y su voz se entrecortaba—. Tengo que
superar estos nervios, si, debo hacerlo, estoy tranquila… tranquila… tranquila… tranquila…—se lo
repetía en su mente una y otra vez.
—
Vicky ya déjala tranquila, la vas a poner nerviosa— añadió Regina en el
volante.
—
Pero, nerviosa ya lo está, estimada Regina. Hay que hacer algo sino cuando lo
vea se desmayará— comentó divertida su amiga de cabello negro que estaba al
lado de Alexa.
—
Jajajajajajajaja, eres mala Vicky, muy mala, jajajajajajaja.
—
Chicas…— respiró profundo—no me ayuden ¿si?, es cierto que estoy nerviosa, pero
estoy dispuesta a decirle sobre mis sentimientos y saber su respuesta, sea que
me acepte o no, estaré feliz— dijo ella firmemente.
—
Como digas—, respondieron ambas al unísono asombradas por cómo se expresó sabían
que era algo tímida pero cuando se decidía en algo lo hacía.
—
Bien, ¡ya llegamos!— mencionó la joven de ojos verdes.
—
¡¿Eh?!— musitó ella y se puso rígida como un robot.
—
Ya vez Regina, eh aquí Alexa la robot del año— sonrió su amiga divertida por la
situación.
—
¡Vicky! ya déjate de bromas— dijo Regina un poco seria—vamos amiga, recuerda lo
que nos dijiste hace unos momentos o si no te lo coloco como una fórmula y que
tu mente trabaje en ello—le dijo al oído—no importa que procedimiento uses,
sólo interesa el resultado…
—
Si, gracias, entremos— dijo Alexa sonriente de recuperar el movimiento de su
cuerpo y en compañía de sus amigas.
Noa
e Ismael salieron a recibirlas, la música y demás invitados estaban en el
interior de la casa. Preguntaron por Kibo, pero sólo dijeron que no demoraba en
llegar. Así les invitaron a esperar dentro.
—
Pero, ¿por qué no vienen con nosotras a la fiesta?— preguntó Regina con interés
por su respuesta.
—
Estamos esperando al invitado de honor, tú me entiendes… ¿verdad?—sonrió
Ismael.
—
¡Oh!, si, ya veo— dijo cuándo captó el
mensaje—entonces avisas su llegada— dijo ella entrando a la casa.
—
Si— confirmó él cerrando despacio la puerta, observaba para todos lados—. Espacio
cubierto— no había nadie por el jardín solo ellos.
—
Bien, Ismael, pasemos al plan A— dijo Noa.
—
Atento a mi señal de Búho— comentó Ismael.
—
No sería mejor un silbido, ¿porque Búho?— preguntó el rubio.
—
El silbar no es lo mío, cada vez que lo intento me quedo sin aire, así que
mejor el Búho— cerro sus ojos, prefería cualquier tipo de sonidos menos silbar.
—
En fin…, atento a la señal entonces—comentó Noa y su amigo afirmó con un movimiento
de cabeza.
Se
alejaron de la entrada principal de la casa, posicionándose de cada esquina de
la calle, y observaban a lo lejos a su amigo llegar con su uniforme de trabajo.
Caminaba con la mirada perdida, no prestaba atención quienes lo rodeaban.
—
¿Qué tiene Kibo?, no luce el mismo de siempre—dijo Ismael al verlo con esa
expresión en el rostro.
—
Es cierto, pero vas a ver que hoy lo hacemos bajar de su nube perdida jajajaja—
el rubio continuó riéndose muy despacio.
—
Bien es hora— colocó su mano sobre su boca formando un agujero y luego se
escuchó un sonido extraño, cruu… cruu…
cruu… cruuu…
Una
palmada en la cabeza, fue lo que se escuchó en el cuerpo de Noa, el cual había
quedado con sus ojos desorbitados de la impresión recibida. — ¡¡¡¿QUÉ CLASE DE
BÚHO ERES?!!!
—
¡Hola chicos!— dijo Kibo sonriente al verlos discutir como de costumbre.
—
¿EH?— ambos notaron que su amigo de cabellos negros estaba en medio de su
discusión nocturna.
Tratando
de disimular se escuchó un— Ho… hola… Kibo… jajajajajajajaja— dijo Noa el cual
terminó suelto de risa.
—
Amigo pasemos al plan B— aseguró Ismael.
—
Si— contestó el rubio.
—
¡¿Plan B?!—repitió sin entender— ¿Porque entramos por el garaje?
Una
vez dentro del garaje, le explicaron al chico de ojos claros, que no iba a ver
estudio de algoritmos, todo había sido un plan para que se relajen por una
noche.
—
Pedí permiso al jefe de mi segundo trabajo por dos horas, y ¡ustedes hacen
esto!, no, yo me voy, no estoy de ánimos para una fiesta sorpresa— mencionó el
enfadado.
—
Pero Kibo, ya estás aquí, incluso invité a las chicas del laboratorio, hasta
llegó Alexa, la pobre se va llevar tremenda decepción cuando se entere que te
fuiste… además escuché decir a sus amigas que quería hablar contigo, pero tú ya
te vas… ahora que les diré…— dijo Ismael desolado.
—
Eso debiste, pensarlo antes de hacer tremenda farsa— dijo Kibo aún molesto, lo
que más detestaba era la mentira, ya suficiente tenía con sus bromas a diario,
pero engañarlo de esa forma, era algo que no toleraría
— Lo siento, me voy—
abrió la puerta conjunta y se encontró con una chica de la fiesta.
—
¡Oh, lo siento!, buscaba a Regina—dijo ella apenada por la intromisión. Cuando
levantó la mirada y observó de quien se trataba—. KI…BO… ¿ERES TU?
—
Hola, acaso… ¿eres… Alexa?— se había sorprendido tanto que se quedó sin
palabras.
—Si…—
murmuró ella.
—En
serio Alexa, nuestro amigo aquí presente es un ciego, no se da cuenta de la
belleza que tiene en frente— dijo Ismael.
—
Bueno yo…— –dijo Alexa intentando
articular palabra después de la impresión.
—
Lo siento Alexa, yo ya me i…— su amigo le tapó la boca y le dijo—
No te preocupes, el irá en unos minutos hablar contigo, ¿verdad Kibo?— aseguró Noa
sonriente.
—
Si… enseguida voy, espera unos minutos, por favor— respondió él.
—
Si… —asintió y regresó a la fiesta, luego Ismael cerró despacio la puerta.
—
¡Ven en el compromiso que me someten!, yo no quería estar en esta fiesta y
ahora estoy dentro, y lo peor, ¡cometí una falta con Alexa! qué vergüenza…—enterró
su cabeza.
—
¿¿¿Qué??? ¿¿Cuál falta??? Que no lo vimos—dijeron Ismael y Noa con total
asombro.
—
No la pude reconocer, ella es una buena amiga y no la pude reconocer con ese vestido,
soy de lo peor.
—
Vamos Kibo, no te azotes— dijo Noa —la pobre se asustó tanto al verte que a las
justas habló.
—
Iré a disculparme inmediatamente con ella— se adelantó unos pasos, pero su amigo
Ismael lo retuvo del brazo—. A dónde vas con ese atuendo, tienes que cambiarte
primero.
—
¿Cambiarme?, de que hablas, si no traje ropa de fiesta— respondió intrigado por
lo que había mencionado su amigo.
—
Pero, yo si— dijo Noa —hoy seré tu hada madrina, jajaja.
—
Esto no me gusta… —dijo él con una gota
sobre su cabeza.
—
Jajajaja, anda a la habitación continua, ahí encontrarás todo lo necesario y
vístete rápido— mencionó el rubio.
Los
minutos pasaban en espera de Kibo, hasta que por fin salió.
—
Amigo, eres un muñeco de torta— dijo Ismael.
—
Te ves súper— señaló Noa con su dedo pulgar.
—
Me veo raro…— dijo él un poco incómodo.
—
Para nada, ahora serás tú quien fulmine a Alexa, jajaja.
—No
digas esas cosas, ya tengo suficiente como para más de sus bromas— dijo el con
una gota sobre su cabeza y apenado a la vez. No se explicaba cómo había
terminado así.
Caminaron
hacia la sala de la casa y entre la multitud Noa los presentó, luego cada uno
se mezcló entre los invitados, los cuales disfrutaban de la música, comida y
bebida.
—Regina,
¿sabes dónde se encuentra Alexa?—dijo Kibo aún incomodo por el traje.
—Si—
le observó sorprendida por el interés por su amiga —ella salió un momento al
jardín— respondió y pensó —será acaso que
el también él…— sonrió divertida.
—
¡Oh!, gracias— dijo él retirándose de la multitud—. Debo disculparme con ella apropiadamente—pensó, observó en el
jardín y ahí estaba de pie en una esquina observando el firmamento, llevaba un
vestido de seda celeste claro muy largo casi no se le notaban su pies, unas
mangas sueltas cubría sus hombros hasta su cintura, en el cuello un crucifijo
de plata. La luna junto a su luz nocturna la hacía ver muy linda. Si esa es la
palabra, ella ya era una bella persona tan sencilla, inteligente, decidida y
humilde con los demás. Aunque últimamente titubeaba mucho cuando hablaba. —Le habrá sucedido algo… no lo sé, espero
poder ayudarla en lo que pueda—dijo mentalmente.
Por
otro lado, estaba ella, envuelta en sus pensamientos observando la Luna, —sé lo que debo hacer, pero es muy difícil hablar
cuando él está cerca, ya no es como antes…— en los años que lo conocía se
habían hecho buenos amigos, compartían clases juntos, y en ocasiones
practicaban en la biblioteca algunas materias. —ah…—suspiró.
—
Te sientes bien, ¿Alexa?—, se acercó Kibo.
—
¡¿AHHH?!...— sus ojos los abrió tanto y su corazón latía tan fuerte, que su
mente trabajaba a mil para articular
palabras—vamos tu puedes Alexa
¡¡¡habla!!! ¡¡¡Di algo!!! Se gritaba así misma en su mente —Ki… bo… ¿eres tú?
—
Si— dijo un poco apenado y pensó —Si
supieras que todo fue planeado por Ismael y Noa para llegar a su fiesta... esos
dos nunca cambiarán.
—
Es que te vez muy bien con ese traje— comentó ella, alegre de haberse recuperado de tal impacto.
Era la primera vez que lo veía tan elegante, de traje y pantalón negro con
bordes blancos, una camisa blanca, su cabello lucía un peinando diferente y sus
ojos claros brillaban con la luz de la Luna. Parecía salido de algún cuento,
si, un príncipe se escapó de algún cuento había creído eso cuando lo vio, finalmente
mencionó, —al principio no te había reconocido, lo siento.
—
No, el que debería decir lo siento, soy yo, soy un gran torpe al no haberte
reconocido con ese vestido, te vez realmente hermosa esta noche— sonrió.
—
¡Oh!, gracias— dijo ella sonrojada por sus palabras. Y a su vez, pensaba —no puedo esperar más, mi corazón va
estallar, debo decírselo.
—
¿Qué hermosa esta la Luna esta noche, no lo crees Alexa?—dijo sonriente—transmite
paz y tranquilidad.
—
Si, la Luna está más brillante que nunca— –respondió suavemente ella.
Luego él volteó y observó que sus manos temblaban un
poco. Ignoraba el motivo. Así que ella de repente sintió que alguien le
colocaba algo sobre sus hombros.
—
¿Qué haces?— dijo con un sobresaltó.
—Debes
sentir frio, por eso te coloqué parte de mi traje, no quisiera que tengas un
resfriado— comentó él.
—
Gracias… pero sabes… tengo algo muy importante que decirte— dijo ella.
—
Oh, claro, dime— la observaba con atención.
—
Kibo…yo…, desde unos meses, yo… siento que…— nuevamente sintió que su corazón
daba tremendos latidos fuertes —hay no, porque
los nervios vuelven justo ahora—
pensaba en ese momento.
—
¿Tienes algún problema?— dijo él al verla tartamudear.
—
No, no es eso… bueno un poco… no me salen las palabras…—. ¡Hay Dios! que dije —pensó —no
era eso precisamente lo que tenía que decirle, debo calmarme sino él nunca se
dará cuenta.
—
No puedes hablar bien… eso es raro, ¿deberías ver a un doctor?— dijo él con la
lógica normal.
—
Sabes…, el responsable de eso, es un chico… —apretó sus manos—me gusta mucho y
no puedo expresárselo correctamente… eso me frustra.
—
Pues, ármate de valor y díselo, los sentimientos se han hecho para expresarlos
no para guardarlos, si lo mantienes oculto, no podrás gozar de esa dicha
maravillosa—dijo él calmado.
Se
sorprendió al escuchar esas palabras— ¿Tú has amado a alguien Kibo?— preguntó
ella con curiosidad.
—
A mis padres— sonrió.
—
No, me refiero a ese tipo de amor, ¿quizá lo has sentido por alguna chica?—
inquirió ella nuevamente.
—
No, aun no; casi no tengo tiempo para pensar en ello—con nostalgia observó la
Luna y cerró sus ojos—supongo que algún día me enamoraré plenamente de alguien,
como mi padre amó a mi madre, con todo su corazón— se expresó tranquilo, luego dirigió
su mirada clara hacia Alexa—es por eso, que no debes darte por vencida, deja a
un lado esa barrera que tu mente tiene al no dejarte hablar bien por causa de
los nervios seguro, y dile lo que sientes a esa persona.
—
Si, entonces procederé con tu consejo—se decidió ella observándole a los ojos —la
persona que amo… eres tú Kibo.
—
¡¿Ah?!... ¿qué?... ¿yo?...—un viento helado recorrió su cuerpo, quedando en
menudo silencio.
—
Debe ser difícil para ti asimilar lo que te acabo de decir… este sentimiento ya
no lo pude reprimir más, por eso…yo…
—
Lo sé… es lo que importa— dijo él despertando de la noticia—. Debo decirte que
estoy agradecido por tus sentimientos hacia mí, solo que yo… en estos momentos
no puedo darte una respuesta si de amor se trata.
—
No te sientas presionado a darme una respuesta, no soy de tu agrado supongo…—dijo
ella sonrojada.
—
Te equivocas—movió su cabeza en negación—tú me agradas mucho, tienes cualidades
valiosas, pero en estos momentos, no sé lo que siento hacia ti, te veía como mi
mejor amiga hace unos minutos, pero ahora es un poco confuso.
—
Lo sé, ahora ya no seré tu amiga ¿verdad? —. Empezó a sollozar— soy una tonta,
no debí decirte nada.
—
No eres tonta—la abrazó—si hay un tonto aquí soy yo, por hacerte llorar;
discúlpame Alexa, sólo dame tiempo para pensarlo.
—
Si— asintió ella, mientras él saco su pañuelo y secó sus lágrimas.
—
No me gusta verte triste, así que regálame una sonrisa— dijo amablemente.
—
Si…— musitó ella intentando dibujar una sonrisa en su rostro.
—
Eso es, sonríe siempre, créeme que cuando aclare mis sentimientos serás la
primera en saberlo—. De esta forma ambos terminaron en un tierno abrazo por
unos momentos.
—
Esto es lo menos que podía imaginar, no sé
cómo ocurrió pero terminé de mi trabajo a una fiesta y ahora mi mejor amiga se
confiesa ante mí con un amor sincero. No sé qué decirle, no quiero herir sus
sentimientos, pero tampoco voy a engañarla con falsas esperanzas. Lo único que
pude decirle es que me dé tiempo, sí, tiempo para ordenar mis sentimientos y no
cometer errores—reflexionaba Kibo.
—
Deberíamos entrar a la fiesta…— dijo ella aun en sus brazos.
—
Sí, tienes razón— dijo él soltándola, no se había dado cuenta que habían pasado
varios minutos abrazándola, así que se sonrojo levemente y caminó hacia el
interior de la casa.
Cuando
entraron a la casa, Regina e Ismael, bailaban, mientras Noel bebía unos tragos.
—
Estoy agotado—, se dijo así mismo—solo queda media hora para ir a mi otro
trabajo.
Vicky
se acercó y Noel les dijo—ustedes donde se metieron los estuvimos buscando.
—
Eh… bueno…—, se sonrojaron ambos.
Sus
amigos cruzaron miradas, y Noa dijo fuertemente— ¡¡AMIGOS OBSERVEN BAILAR A LA
PAREJA MÁS ESTUDIOSA DE LA CLASE!!
—
¡¡¡Siiiii!!!!— gritaron los demás.
—
¡QUE! ¡¿Cómo que bailar?! Yo no…— dijo Kibo.
—
Yo no sé bailar— comentó levemente Alexa a los oídos de Kibo.
—
Yo tampoco…que hacemos…— dijo el con un poco de nerviosismo por la multitud.
—
¡¡QUE BAILEN!! ¡¡QUE BAILEN!! ¡¡QUE BAILEN!! —los demás invitados aclamaban con
algarabía.
Kibo
se acercó a Noel, y le dijo, —te mataré por hacer esto…
—
Jajajaja, descuida, me lo agradecerás algún día—sostuvo Noa con una cerveza en
su mano.
—
Vamos Alexa, demostrémosles que si bailamos—, sujetó su mano y la sacó a la
pista de baile. Todos hicieron un ruedo dejando a ambos jóvenes en el centro.
—
¡¡¡MÚSICA MAESTRO NOA!!! —comentó fuertemente Ismael muy sonriente con Regina.
La
multitud observaba con interés a la pareja recién expuesta a bailar. Cuando el
sonido del vals empezó, todos sujetaron a su pareja y el color pálido en el semblante
de ambos jóvenes estaba alcanzando el nivel de sus nervios. A pocos metros,
Regina abrazaba a Ismael en la pista de baile y Noa se reía en la caseta de
música junto a Victoria.
Este le pidió su mano para empezar el vals, en ese
momento la apegó a su cuerpo y la tomó de la cintura con la palidez en su cara
siguió los pasos que los demás hacían su
corazón latía muy fuerte, notando que la mano de ella estaba helada y su cuerpo
temblaba.
—
Alexa, no debes estar nerviosa, anda respira profundo tres veces, eso me está
funcionando—dijo eso sin pensar por los nervios que intentaba controlar.
—
No lo puedo evitar—se detuvo por unos segundos— ¿qué quieres decir con que te
está funcionando? ¿eso significa que también sientes nervios del baile? —preguntó
con curiosidad.
—
En parte si…—, comentó perturbado por la situación en la que estaba.
—
¿En parte?...— repitió ella. Lo observó y este sólo se sonrojó un poco.
—
No deberías de mirarme así, vas a lograr que mis neuronas no hagan sinapsis y
mi sistema nervioso colapse— su sonrojó se manifestó más en su rostro cuando
ella empezó a reír — ¿verme así te causa gracia?— dijo con una ceja levantada.
—
Lo siento…, lo siento, es que nunca antes estuve tan cerca de ti como ahora y
menos te vi tan nervioso—comentó la joven de ojos azules. Había recuperado toda
la confianza en sus palabras sin titubeos y eso fue gracias a la seguridad que
sentía estando al lado de él, pensó no
sólo es mi corazón el que se regocija ante esta inmensa alegría que tengo sino
también mi alma se siente en paz ante la calidez que él transmite.
—
Estoy muy descoordinado con los pasos y me veo ridículo con este atuendo...— comentó
él con una resignación trémula.
La
chica movió su cabeza en negativa, —no sólo te vez bien, sino que pareces un príncipe
salido de un cuento— dijo ella sonrojada.
—
Jajajaja, tienes mucha imaginación— continúo sonriendo con una gota sobre su
cabeza.
—
Kibo…estoy feliz, de estar contigo así,
es como un sueño— inclinó su cabeza sobre el cuerpo de él en ese momento él
abrió sus ojos de verla descansando sobre si y su corazón empezó a latir
fuertemente—. No importa si me rechazas, mis sentimientos siempre serán tuyos—
dijo ella toda roja por el atrevimiento de sus palabras.
El
joven quedó pensativo y cerró sus ojos escuchando la suave melodía mientras su
mente trabajaba— ¿por qué mi corazón late
tan fuerte? será por los nervios del baile… ¿es eso? o es… ¿por qué su sola presencia perturba mi
mente? no… no, ella es una buena amiga, tan dulce, hermosa y valiente que
confesó amarme; pero yo… ¿qué es lo que realmente siento por Alexa?...
—abrió sus ojos— no descubro la respuesta
todavía… aun así me siento feliz de estar junto a ella— hundió su cabeza contiguo
a la de la joven por unos segundos—. Alexa…—
murmuró suavemente— creo que este sueño como
lo llamas… se va a terminar.
—
Por qué… ¿sucede algo malo?— preguntó ella.
—
Es que yo…tengo que ir a mi segundo trabajo y debo retirarme de la fiesta.
—
Ya veo…— dijo con tristeza en sus ojos azules.
—
Te agradezco por esta maravillosa noche, fue llena de sorpresas y estoy muy
feliz por ello— dijo él sonriente pero internamente estaba abatido al ver esa
expresión en su rostro.
—No
te vayas…—la joven de cabellos castaño le abrazó fuertemente aun bailando—sé
que es algo egoísta de mi parte, pero no quisiera que te vayas.
—
Lo sé…— devolvió su abrazo, algo que hizo involuntariamente y se sorprendió así
mismo por hacerlo, movió levemente su cabeza para desparecer el sonrojo que tenía
en su rostro —debo irme…—apartó sus brazos—vamos a despedirnos de Ismael y Noa.
—
Si…— aseveró ella despertando a la realidad.
Se acercaron a Ismael con Regina; se despidió
dejando Alexa junto a su amiga y observó que Noa estaba de lo más entretenido
bailando desde la casilla de música con Victoria. Aun haciendo señales manuales
de despedida, Noa no se dio cuenta, así que dejo el mensaje a Ismael y salió de
la casa con una confusión previa.
Regina se acercó con algunos tragos de más pero
preocupada por su amiga—te vez feliz, supongo que se lo dijiste, ¿verdad?
—
Si—dijo ella con leve sonrojo de lo que había pasado con Kibo.
—
¿Y qué dijo él? — inquirió la joven de ojos verdes.
—
Dijo que lo pensaría antes de darme una respuesta definitiva.
—
Bueno al menos hay un progreso el día de hoy.
—
Si— asintió ella.
Por
la calle cerca de la fábrica caminando y reflexionando estaba Kibo. Analizaba
su comportamiento el cual lo tenía confundido. —Mi corazón y pensamientos estuvieron sin control esta noche, solo bastó
unas palabras, para que el significado de la amistad tomase otro rumbo— cerró
sus ojos y las imágenes del baile invadían su mente—es extraño pero disfrute bailar con Alexa; aun no puedo decirlo
claramente pero de algo estoy seguro, es que me gusta y siento algo especial
por ella, lo único que falta por definir es…¿Qué es?... afecto, admiración,
agradecimiento por ser una buena amiga, sólo quererla o amor… ¡ah!—sujetó
su cabeza el cual era un mar de preguntas sin respuesta.
Al
llegar a la fábrica de productos lácteos, tomó la guardia nocturna, él formaba
parte de la seguridad en el turno de noche todos los días y solo dos veces por
semana compartía labores con el jefe de control de sanidad; con los horarios en
la Universidad de Pennsylvania no disponía de tiempo suficiente, estaba en el
último ciclo para culminar la carrera y solo dormía tres a cuatro horas al día.
Su jefe le había prometido que cuando acabase formaría parte de su empresa con
el cargo que su carrera merece, pero antes tenía que terminar todos sus
estudios.
Así,
cambió su ropa por un uniforme azul, llaves y una linterna, no le importaba los
comentarios de sus amigos cuando se enteraron que tenía ese trabajo, lo único
que le interesaba a él era poder pagar sus estudios —no importa el método que uses si lo que haces es correcto y lo
disfrutes al máximo…— le había dicho su padre cuando era pequeño. Caminó
recordando esas palabras de su progenitor e ingresó a los corredores y pisos
siguientes para hacer su ronda. Se detuvo en uno de los espejos del pasadizo y
vio su reflejo el cual le recordó la imagen de su padre momentos antes de su
muerte, donde éste le decía… —. Sé un
buen hijo pequeño Kibo, cuida siempre a tu madre y pase lo que pase no pierdas
la esperanza.
—
Padre… en estos momentos que necesito de
tus consejos… estoy sólo…—el sonido de algo cayendo por el siguiente corredor
lo sacó de sus pensamientos al instante—. ¡¿Hay alguien ahí?! —preguntó, el
silencio era profundo que solo sus pasos y voz, se escuchaban con eco, continuó hasta llegar donde provenía el
origen de aquel ruido. Había hallado una pequeña caja que con el aire de la
ventana hacia ruido, pero ésta tenía la envoltura de la librería donde —¡imposible!— pensó, a unos pocos metros
estaba el libro Sellos el cual había
dejado sobre su sillón en la tarde—. ¡¿Cómo es que llegó este libro aquí?!
¡¿cómo?!—Abrió nuevamente la hoja del texto leído comentando—esto va más allá
de la lógica…—. Siguió tras los pasillos en la oscuridad con su linterna
iluminando el libro.
En
la segunda hoja había un escrito a mano, éste se sorprendió al leer las
siguientes líneas, >>El
paso hacia tu destino está por empezar, solo conocerás la verdad si emprendes
el viaje, donde lo imposible no existe, los ojos son horizontes de tu fortaleza,
los prados son la esperanza de una nueva
aventura, una vez que elijas no hay marcha atrás; por eso, lee con
determinación cada una de sus condiciones te ayudará a salvar tu alma en más de
una ocasión. Por toda acción revelada, el libro necesita su recompensa, de esta
forma harás un pacto el cual deberás sellarlo con cualquiera de los símbolos
que éste contiene, al
final hay una hoja de otra textura y diferente a las demás—el joven
interesado revisó la última hoja del libro y se dio cuenta que todo el mensaje
que estaba al inicio era correcto, prosiguió leyendo las últimas líneas—solo cuando hayas terminado de leer todo el
libro, abras hecho tu elección, entonces esa hoja brillará, donde añadirás tres
gotas de tu sangre en el centro de la página, luego con la misma dibujarás un
símbolo el cual será tu sello y te representará durante el viaje. Solo así el
pacto se completará—, el joven de ojos plomos observó con interés el pie de
la página, —ahora que sabes de mi
advertencia, es tu decisión leerlo y conocer tu propia verdad o vivir siempre
en la incertidumbre. <<
—
Por supuesto que lo leeré— respondió a la advertencia planteada por las líneas
desconocidas al autor. —Este libro va ser uno de mis favoritos— sonrió, terminó
su ronda, llegó a su departamento donde en su cama terminó de leerlo y observó
la última hoja por curiosidad, pero no había ninguna señal diferente que la
hiciera brillar, así que dedujo que era porque no había hecho su elección final—.
Que interesante saber que hay símbolos que describen los innumerables anhelos e
insatisfacciones de la humanidad desde
tiempo ancestral y que cada uno tiene un diferente significado que acoplado con
otro puede formar uno nuevo, más poderoso que el primero...— sentía a sus ojos
muy pesados— después de leer su contenido, me pregunto qué clase de misterio
esconderá… para descubrirlo debo tomar una decisión….—comentó quedándose profundamente
dormido— unos pequeños destellos de luz salieron del interior del libro y se adhirieron
al cuerpo de Kibo el cual era ajeno a su visión.
Dos
días pasaron, la alarma había dado las señales que el día tan esperado había
llegado, los pasos eran agitados de un lado a otro en todo el departamento,
había quedado exhausto días antes por diversas cosas de las cuales eran
enumeradas por orden de concatenación; primero alegría; sí, la alegría que sentía al ver que después de arduo
trabajo en equipo el proyecto había sido todo un éxito, además había conseguido
leer un fragmento de un libro llamado Sellos
que era un total misterio. Segundo inquietud,
no es que el exceso de estudio y trabajo lo hallan desvariado un poco, pero al
recordar esa línea —descubre lo sellos
que guardas en tu interior— y su corazón latiese tan fuerte por unos
segundos fue de lo más extraño; tercero confusión
el hecho que sus amigos le jueguen una broma, de improviso hizo que se
comprometa en una fiesta que era ajena a su consentimiento e inclusive
recibiera la noticia que su mejor amiga estaba enamorada de él y para variar
bailaron juntos con los nervios a flor de piel; y cuarto curiosidad en medio de su guardia nocturna descubrir que su libro
el cual debería estar en su departamento había aparecido de la forma más
extraña en su trabajo, además había encontrado que su contenido llamaba mucho
su atención tanto que se desveló leyéndolo.
El
día en que iban a mostrarle al supervisor el grandioso resultado del
experimento del proyecto había llegado. Así que sujetó sus libros, mochila e
incluso aquel libro extraño y se dirigió a la Universidad.
—
Buenos días— habían saludado sus amigos en el laboratorio y cuando escuchó la
voz de Alexa, éste se sonrojó un poco, por suerte ninguno de los presentes lo
notó, continuaron con sus ensayos hasta
que llegó el supervisor y vio todo lo que habían obtenido como consecuencia de
numerosas pruebas.
—
¡Excelente investigación chicos!, con este hallazgo a favor de la ciencia, la
humanidad podrá tener una nueva alternativa de vida— afirmó el señor distinguido
cubierto por una bata blanca—. Debo comunicárselos a mis superiores para que
emitan una determinación al respecto, de cualquier forma, ustedes tienen
asegurados un futuro esplendido en esta Universidad.
Todos
le agradecieron y se felicitaron por el éxito, cuando la joven de ojos azules
se acercaba a Kibo. Siendo detenida por el brazo de Emir, quien había entrado a
escondidas al laboratorio donde el acceso era restringido y tenía un semblante
trémulo al notar que el doctor había accedido a la investigación. Se suponía
que él tenía que detenerlo e impedir que llegue al laboratorio pero no pudo
hacer ningún movimiento por que dos directivos lo acompañaban, ¡maldición! pensó ya no le importaba
desaprobar el curso ni que lo echen de la Universidad, sino que había
contratado a sus amigos para que sustraigan algo que nunca tendrán acceso; y si
encontrasen a Kibo sin ese objeto, quien sabe lo que pasaría. No era su amigo,
pero no quería exponerlo a un peligro extremo.
—
Alexa, ese es su gran experimento, ¿verdad?— señaló el pequeño frasco en una de
las mesas del laboratorio.
—
Si, afirmó ella. ¿Te puedo ayudar en algo?, estas pálido— dijo ella con
preocupación.
—
Olvídalo, nadie puede ayudarme— con temblor en sus manos caminó y le dijo a Kibo, —no se te ocurra
irte sólo por la calle y menos cruzar el callejón que todos conocemos en la
tarde, es muy peligroso.
Noa
e Ismael soltaron una carcajada. — ¿Qué te sucede Emir?, luces como un drogado
sin embargo aconsejas como un padre a un hijo.
—
¡CÁLLENSE! ¡ESTO ES SERIO! ¡NO LO ENTIENDEN!
—
Tranquilízate— le dijo Kibo amablemente —gracias por preocuparte pero estaré
bien.
—
Eso espero, no quiero tener cargo de conciencia por las noches— sacó un
cigarrillo.
—
¡¡NO!! ¡¡Estás loco!! No puedes fumar aquí ¡¡está prohibido!!— comentaron todos
los presentes al sujeto.
—
¡¡Oh!! Lo había olvidado en fin ya estas advertido y felicidades por su ensayo—
comentó el joven de ojos negros y cabellos alborotados.
—
¡No es ensayo se llama proyecto!— dijo Noa con una vena en la cabeza.
—
Bueno lo que sea ¡adiós!, ratas de
laboratorio jajaja.
—
¡¡¡A QUIEN LES LLAMÓ RATAS DE LABORATORIO!!!— gruñó el rubio.
—
Tranquilo, así es él, no le hagas caso Noa— continuó Kibo calmando la
exasperación del rubio.
Después de previa celebración, se fueron a tomar
algo a la cafetería de la facultad, ahí sus amigos se dieron cuenta que ambos
jóvenes intercambiaban miradas. Cosa que fue un júbilo para Noa e Ismael.
—
Aquí sucede algo— comentó Ismael— ¿acaso ustedes son novios?
— No y por favor deja de decir coas
que no son ciertas— comentó serio.
— Ya veo, es un secreto entonces— murmuró
el rubio.
— Por favor… no sigan— dijo Alexa
apenada.
— Disculpen pero debo retirarme,
tengo cosas que hacer— se levantó del asiento y se fue caminando rápido.
— ¡Kibo! ¡Espera! — dijo Alexa
tratando de alcanzarlo.
—Ya ven lo que ocasionan— dijeron sus demás amigos.
—Solo es parte del momento, tienen
que relajarse además ellos se gustan solo que son tímidos, nosotros solo
estamos de cupidos—comentó el rubio tranquilo.
Emir había hecho varias llamadas al
celular de Cristian que era quien lideraba a la banda, pero cuando éste le
había contestado, le dijo —sabes que no cancelamos ningún contrato establecido,
así que verás de donde sacas ese dinero y nos pagas porque si no la vida de ese
chiquillo será nuestra.
— ¡Maldición!, debo de avisarle y decirle lo que ocurre—
empezó a correr visualizó a Noa e Ismael que salían de una cafetería. —¡¡¡USTEDES!!!
¡¡¡VENGAN RÁPIDO!!! AYÚDENME A BUSCAR AL TONTO DE SU AMIGO, CORRE GRAVE PELIGRO—.
Les dijo a ellos lo que pasaba y ahora la sonrisa y carcajadas se esfumaron de
sus rostros, todos empezaron a buscarlo
de inmediato.
— Esto ya no puedo soportarlo— pensaba Kibo mientras caminaba sin
dirección alguna, lo único que quería era desaparecer de la Universidad, se
sentía ridículo en la mesa al no poder controlar su sonrojo ante los ojos
azules de Alexa, Noa e Ismael se habían percatado de mis sentimientos, se
detuvo en una esquina frente a una ventana de una casa—eh sido un tonto por
actuar así con ella, por fin pude darme cuenta de lo que yo la…—se asombró al habían
tres tipos a sus espaldas—¿quiénes son ustedes?...— preguntó el joven de ojos plomos con cierto
temor al darse cuenta que estaba en medio de una calle sólida.
— ¡Tú debes ser el chico del
experimento!— dos de ellos lo sujetaron por su espalda mientras uno sacaba un
cuchillo—sí, tú debes ser, la descripción encaja perfectamente— comentó
Cristian.
— ¿Qué es lo que quieren? por qué
dinero no tengo— respondió tratando de liberase, ellos eran el doble de fuertes
que él.
— Mal por ti, mocoso— le dieron
varios golpes en el abdomen, Andrés lo tenía sujeto de un brazo abarcando su
cabeza y los pies del joven no chocaban el suelo—. Esperaremos a Emir, si él no
llega en diez minutos, ¡eres hombre muerto!
— ¡Kibo! ¡Kiboo!— escuchó la voz de
Alexa llegando y al verlo sujetado por esos tipos, se asustó y continuó sus
pasos hacia él. —¡¡Déjenlo!! ¡¡No le
hagan daño!!
— ¡Oh!, esta señorita es tu novia o
algo parecido— dijo con interés.
— ¡Que romántico!— señaló el otro,
dándole un golpe en el rostro dejándolo caer por el suelo, mientras ellos se
apartaron para hablar con Cristian.
— ¡¡¡Kibo!!! —gritó Alexa
ayudándole a ponerse de pie con lágrimas en sus ojos.
— No llores, estoy bien— trato de sonreír
pero el dolor en su cuerpo pudo más.
— Por mi culpa estas en esta
situación, lo siento…— volvió a sollozar.
— No me gusta verte llorar y lo
sabes— intentó levantarse con el apoyo de la joven—porqué viniste a buscarme…
— Acaso no notas lo preocupada que
estoy, vine hablar contigo sobre ese día del baile y sobre lo que te dije, no
quiero que tengas problemas por mí, por eso… yo…
— Yo… también siento lo mismo por
ti Alexa— la interrumpió— solo que el temor a ver mis propios sentimientos
hicieron que me confunda, pero es la verdad, yo también te…
— ¡Mocoso!— le dijo Bill
sujetándolo por el cuello—se terminó el tiempo, espero que te hayas despedido
de esa belleza que tienes a tu costado porque después de terminar contigo, nos
divertiremos un poco antes de enviarla a un camino sin retorno.
— ¡¡¡A ELLA NO LE HARAN DAÑO,
MIENTRAS YO ESTA AQUÍ!!! — empezaron a pelear, hasta que el sujeto de cicatriz
en el rostro sacó su cuchillo nuevamente. — ¡Bill debiste traer la pistola!— exclamó
Cristian en plena pelea.
— Ahh… olvidé cargarla, además no
pensé que la llagáramos a usar, por eso traje el cuchillo jejejeje— comentó desde una esquina con Andrés. Sabían
que el sujeto de cicatriz no le gustaba
que intervengan cuando peleaba con alguien, salvo que él lo pidiese, cosa que
era poco probable.
Ambos continuaron su querella en el
centro de la solitaria calle, Alexa observaba horrorizada todo lo que estaba sucediendo. El cuerpo del joven de ojos plomos estaba muy
lastimado, tenía varias heridas de cortes por sus brazos y piernas, la sangre
espesa comenzaba a teñir su ropa, y en sus cejas hilos de sangre manchaban su
rostro.
— ¡¡¡DÉJENLO POR FAVORRRR!!! ¡¡¡¡AUXILIOOOOOOOO!!!!
¡¡¡¡AUXILIOOOOOOOO!!!! ¡¡¡AYUDENNOSSSSS!!! —. Gritó Alexa con desesperación por
estar en aquella encrucijada.
Esos
gritos de ella fueron escuchados por Ismael, Noa y Emir, quienes se encontraban
buscando al joven y corrieron en esa dirección.
— ¡¡¡Quieres callarte!!!— la sujetó
Bill tapándole la boca para que no gritase más. Pero esta le mordió la mano y con
uno de sus tacones que calzaba le dio un golpe fuerte en su pantalones, dejándolo
arrodillado de dolor y se fue corriendo para socorrer a su amado.
— Dile a adiós a este mundo mocoso—
el sujeto le doblaba en tamaño y le había dado varios golpes al joven, el filo
del metal brilló con el sol para ser hundido en el cuerpo de su víctima, nadie
imaginó que Alexa se lanzaría sobre el cuerpo de Kibo, recibiendo el impacto.
En ese momento llegaron sus amigos
y Emir, cuando vieron la escena quedaron enmudecidos. Kibo sostenía el cuerpo
de Alexa con la espalda ensangrentada.
— ¡Ustedes son de lo peor! ¡la
policía se va encargar de que pasen un buen tiempo en prisión! —gritó Emir
enfadado por lo que habían hecho.
— Si tú hablas, también iras preso—
dijo
Cristian cerca de Bill y Andrés.
—No me importa, hoy fue mi último día
en la universidad así que no tengo nada que perder— aseveró Emir.
—Nosotros nos vamos de este lugar,
no queremos líos con la policía— dijeron ambos amigos cerca del sujeto con
cicatriz.
—¡¡Eso no lo permitiremos!!— Noa e
Ismael hablaron al unísono cerrando el paso e impidiendo que escapen. Mientras
Noa, llamaba de su celular a una ambulancia y a la policía de inmediato.
El joven de ojos plomos estaba
consternado, tenía en sus brazos a la
joven que se estaba desangrando por la herida— ¡porqué hiciste eso! porque me
condenas a verte sufrir así… tonta, porque te atravesaste… porque… porque…
— Lo sé…, pero… daría mi vida por
ti— respondió ella con dificultad.
— Yo haría lo mismo— dijo el acercándose
y diciéndole al oído —porque en realidad…yo… te amo.
Ella le acarició su mejilla —gracias
Kibo, recuerda cuanto… te amo…—unas lágrimas brotaban en los ojos plomos de él—no
llores…, tu eres fuerte… y sé que saldrás adelante si yo faltase…
— ¡No! ¡eso no es cierto! —. Cuando
su mano perdió equilibrio y cayó al suelo sin movimiento— ¡no puedes hacerme
esto! —la abrazó con frenesí exclamando su nombre– ¡¡¡Alexaaaaaa!!! ¡¡¡Alexaaaaa!!!,
¡¡¡ALEXAAAAAAAAAAAAA!!!!
Sus
amigos voltearon al ver que él llamaba a la chica varias veces y esta no respondía—.
¡No puede ser! ¡¡¡POR QUE LA AMBULANCIA NO LLEGA!!! — gritó Noa—. ¡Nuestra
amiga se está muriendo y no podemos hacer nada!— dijo Ismael apretando sus
puños de impotencia por no poder ayudarlos.
— Esta… muerta…— dijo Kibo al notar
que ella no tenia pulso. Sus ojos se turbaron mientras abrazaba su cuerpo, sin
creer que lo que estaba viviendo—. Ella esta… muerta… muerta… no… no ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!!
Sus
amigos no tenían palabras para describir el dolor que cada uno sentía por la
pérdida.
Luego una energía extraña emergía
del cuerpo del chico y en su mente una idea surgió. — Puede ser que para la
ciencia e incluso para los ojos de un médico estés muerta, pero ante mis ojos
no lo estas Alexa, ¡no permitiré que mueras!, ¡no lo permitiré!—. Extrajo rápidamente de su mochila el libro de Sellos comentó sujetando su cuerpo– —eh
tomado una decisión…
Notas de la autora:
Hola amables lectores, es primera vez que escribo algo propio, espero que sea
de su agrado, disculpen si se escapó algún error de escritura, les agradeceré
cualquier comentario y/o sugerencia al respecto. Cuídense y gracias por su
atención.
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