CAPÍTULO
IX
En búsqueda de
las joyas perdidas
Los
pasos rápidos y los cabellos agitados de dos mujeres por salir de un túnel el
cual había sido cubierto de tierra por el derrumbe, ambas tenían miedo de
quedar sepultadas vivas, era su único refugio para salvarse de la ira de dos
seres que iban destruyendo cuatro aldeas y dejando yertos a la mayoría de los habitantes.
Después de escarbar, una logró llegar a la superficie, agitada y llena de lodo
por la fuerte lluvia que había en el lugar, ayudó a su amiga que había conocido
desde hace dos meses y le dijo— “por poco terminamos como los demás
cadáveres…”, se limpió la cara con el agua de la lluvia.
—
“Cathalijne, ¡estamos vivas!” —musitó alegre la chica que tenía los ojos
canelas claros de cabellos castaños y con la ropa llena de barro.
—
“No cantes victoria Adaria, debemos seguir huyendo, esta lluvia no es buena” —alertó
la rubia de ojos celestes claros y continuaron caminado varios metros pero su
amiga tenia el tobillo lastimado por un pedazo de madera que se había
incrustado en su pie.
—
“¿Van algún lado?…” —apareció un chico de cabellos castaños cortos y de sonrisa
burlona.
—
“¡Grandioso!” —protestó la rubia— “lo único que nos faltaba Adaria, tener que
tropezarnos con un ladrón”.
—
“No juzgues por los harapos mujer, solo quiero escapar igual que ustedes solo
que tengo hambre no eh comido en dos días y si debo robar para sobrevivir lo
haré sin dudarlo” —comentó observándoles.
—
“Te equivocaste de personas, no tenemos dinero ni alimentos, así que si también
quieres huir de este inmundo lugar trabajemos en equipo”.
—
“Entonces si no tienen nada que me interese, son solo pobres almas en pena que
solo buscar un rincón donde morir”.
—
“Si eso es lo que piensas, ¡lárgate!, por que nosotras lucharemos por seguir
con vida” —aseveró la rubia Cathalijne.
—
“Eso haré jajajajaja”, se dispuso a caminar en medio de aquella penumbra
lluviosa y dos sombras se visualizaron a pocos metros de ellos.
—
“Ama, una de estas personas posee la joya que buscamos” —comentó el guardián.
— “Si” —observó con total frialdad a las
tres personas que estaban a su alrededor, extendió sus filosas garras, una
sonrisa irónica se dibujo en su rostro pálido y en una de sus manos el sello
estaba avanzando. “Sangre, muerte,
destrucción, es un goce que no puedo disfrutar completamente hasta no liberarme”
—murmuró y de dos movimientos rápidos hizo pedazos al chico, luego extrajo del
pecho de este la joya que buscaba, su mirada oscura paso por ambas chicas y
solo dijo— “inmundos humanos deben morir”.
Dos gritos se escucharon antes de sujetarlas del cuello y tirarlas al río; el
agua se tiñó de sangre el cual empezó arrastrar a los cuerpos de Adaria y
Cathalijne.
— “Continuemos por la siguiente joya” —comentó
abriendo sus alas y elevándose por el aire en compañía del guardián.
El
río arrastraba a ambas mujeres y con ello el último aliento de vida, una nadó
hasta sujetarse de una piedra su espalda le dolía por tener las marcas de las
garras de su agresora, sin embargo esperó a su amiga del otro lado la sujetó
hacia una rama y aunque la otra tenia el tobillo muy lastimado con graves
cortes en el pecho, se aferró a la única esperanza de salvarse de aquel
torrente.
—
“Juro… que no moriremos aquí…” —comentó la rubia de ojos celestes.
—
“Gracias por ayudarme… esa mujer no nos destrozó como aquel chico…” —asustada
dijo— “mutiló su cuerpo en varios pedazos…”.
—
“Olvida lo que pasó con esos asesinos, lo único que nos importa es seguir con
vida y salir de este horrible mundo” —sonrió. Unos centelleos salieron de la
orilla del río donde ambas descansaban, los resplandores verde y azul se
incrustaron en las chicas que al recibirlos en sus cuerpos quedaron
inconscientes.
****** ****** *****
Los
documentos sobre su escritorio y las luces de su estudio estaban encendidos,
esa noche había trabajado exhaustivamente desde el día anterior revisando los
archivos de los casos pertenecientes a las victimas sobre aquel libro extraño,
“personas desaparecidas, extrañas muertes relacionadas…” —pensó y dijo— “señorita
Flynn… sus horas de vida se reducen a la voluntad que tenga ese chico Kibo
Susume para salir de aquel embrujo, de lo contrario… solo con su muerte usted
será liberada de aquel pacto”.
Se
levantó de su asiento y dio un golpe a la pared, diciendo— “¡una muerte más sin
poder impedirla!, ¡no!” —apretó sus puños. El timbre sonó y su mayordomo le
avisó que tenia visita. El pelirrojo solo afirmó el ingreso y colocó el libro
“sellos” sobre la mesa de la pequeña sala en la habitación la cual utilizaba
para realizar investigaciones secretas.
—
“Buenas noches Spencer, ahora nos dirás el motivo de esta reunión en tu
mansión” –aseveró Ismael junto a Noa.
—
“Si” —asintió— “los cité en este lugar por que la Universidad no es sitio de
tratar asuntos delicados como éste”. Les invitó a sentarse y estos al ver en
medio de la mesa el libro que ya conocían se paralizaron y observaron al
muchacho.
—
“Pe-pero… este libro” —masculló el rubio.
—
“Lo tenía Alexa… ¿cómo es que lo tienes tu?” —preguntó Ismael perplejo.
—
“La señorita Flynn me confió este libro al igual que su secreto, ella se
encuentra grave en la clínica por causa de la conexión que guarda con ese chico
de nombre Kibo y el pacto que éste hizo para salvarle” —asintió— “pero… al
mismo tiempo ha condenado su vida, si él se salva ella muere y viceversa” —hizo
una pausa— “por los casos que eh tenido acceso lo más probable es que el muera
como las demás víctimas sobre este suceso, solo si eso sucede ella se
salvará…”.
—
“No puede ser…”, se angustió Ismael.
—
“Sea cualquier alternativa que expones, no tienen buenos resultados, el ver a
mis amigos en una balanza de muerte es algo muy cruel” —asintió el rubio
consternando por la situación.
—
“Es por eso que los hice llamar, necesitamos buscar más datos que estén
relacionados con el origen de éste, además hallé las carpetas de los casos
clasificados” —les entregó a ambos unos folletos— “si revisan podrán ayudarme a
encontrar más pistas, por que el tiempo de la señorita Flynn a empezado a
correr en su contra, necesitamos resolver este misterio antes que sea demasiado
tarde…”.
—
“Cuenta con nuestro apoyo”, ambos jóvenes empezaron a leer los documentos y el
pelirrojo volvió a su escritorio, tenía que encontrar algo que sea de utilidad
en esos archivos y eran más de veinte casos sin resolver, estaba revisando los
dos últimos que le habían enviado y sus ojos canelas se abrieron de asombro al
ver la escala de las víctimas en relación a los años, “en total hay 23 víctimas
de diferentes países…” —pensó— “Señor Fischer y Wayans revisen el primer y
segundo caso que tienen en sus manos” —comentó al tener un punto de partida
para su búsqueda.
—
“Hay por favor si estamos trabajando para ayudar a nuestros amigos, no te
dirijas por nuestros apellidos, somos Noa e Ismael” —afirmó el rubio mientras
buscaba las carpetas correspondientes.
—
“Tengo en mis manos el primer caso” —comentó Ismael intrigado por lo que
pensaba el pelirrojo.
—
“Listo, ¡lo encontré!” —comentó el rubio.
—
“Bien” —dijo el pelirrojo al ver que la manera de dirigirse hacia ellos se
había vuelto más amena, “Noa, en tus manos esta el segundo viaje que haremos,
mi padre se encargará de cubrir una buena justificación para la Universidad y
sus padres” —sonrió— “ya sé donde puede haberse iniciado todo esto”.
El
rubio e Ismael intercambiaron ideas, y dijo— “quiere decir que el primer caso…
el país donde encontraron al primer desaparecido con las características en
relación con este libro puede ser el lugar de origen…”.
—
“Si, es lo más probable, aunque debemos descartar más cosas…”.
—
“Más cosas… ¿cómo cuales?” —preguntó Noa.
El
sonido de su ordenador sonó y el pelirrojo se asomó a ver, era un email de un
lingüista.
—
“¿Esperas noticias de alguien?” —preguntó Ismael.
—
“Si, le envié una foto que tomé del libro… para que la analice un especialista
y este es el resultado” —movió varias teclas de su laptop para finalmente decir—
“ya sé el lugar de procedencia de este libro y si tengo alguna duda su amigo
Ismael confirmará mis sospechas” —colocó su mano sobre el escritorio y dijo—
“¿de que país proviene la primera victima?, dígalo fuerte y claro Ismael”.
Este
abrió el archivo y dijo asombrado por lo que leía, “es… Beijin en China”.
****** ****** *****
El
día había comenzado en el mundo de Hiya y dos carruajes partieron en rumbo a la
aldea del norte, les informaron que varios pueblos habian sido atacados por dos
asesinos. El Duque meditaba, “si esos asesinos pudieran ser…” —movió su cabeza— “si eso resulta ser verdad
estaríamos en graves problemas…” —abrazó a su hija Sara y al frente de él se
encontraba el espíritu de su esposa, la cual entendía la preocupación que el
sentía, ella no podía ser vista por que poseía un poder de fragancias el cual
aliviaba las penas de los demás, ese poder debía ser destruido según el Rey por
eso decidió ocultarla en su mansión lejos de todos y conservar lo poco que le
quedaba de sus recuerdos con su hija.
En
el otro carruaje estaban Kibo, Joshua, su hermano y Emilio, la sombra prefirió
ir por su cuenta entre la oscuridad del bosque, los jóvenes estaban en silencio
y sumergidos en sus pensamientos hasta que el coche se detuvo y escucharon—
“hemos llegado señores, esta es la aldea”. Los cuatro bajaron y pudieron ver
que a unos cinco metros se encontraban múltiples personas mutiladas y regadas
por todo el lugar, la lluvia había formado charcos y el olor a muerte estaba
presente.
—
“¿Quién pudo haber hecho esta masacre?” —preguntó Joshua.
—
“No lo se… pero al parecer no dejó a nadie con vida” —afirmó Emilio con
preocupación.
Kibo
avanzó observando los restos de los cuerpos cercenados y en dos de ellos notó
las marcas de una grandes y filosas garras habían pasado por el abdomen y
brazos de las victimas. Sus ojos plomos se abrieron imaginándose lo peor y
pensó— “el único ser capaz de matar a sangre fría y de esta manera… es Am…”.
Cerró sus ojos con pesar e impotencia, conocía muy bien la fiereza de los
ataques que ella hacia en cada batalla, abrió sus ojos plomos con brillo
desafiante y pensó— “te hallaré y liberaré del conjuro del cual eres
prisionera”.
—
“¡Kibo!, ¡encontramos algo!” —mencionó Joshua.
Debajo
de unos arbustos habían hallado la capa de Am llena de sangre y justo entre
esas ramas un conejo pequeño salió, sorprendiendo a Kibo.
—
“¡Oh!, ¡estas vivo!” —acarició al animal sosteniéndolo entre sus manos— “quizá
si ella te logra ver, a lo mejor halla la posibilidad de…”.
—
“No seas iluso” —afirmó Roel— “si esa chica esta bajo el hechizo de ese sujeto nada
podemos hacer, si él le ordenó que asesine lo hará sin contemplaciones, si
piensas que se detendrá estarás muerto en menos de tres segundos”.
—
“Lo siento, aun así yo creo en Am y no pienso pelear contra ella” —continúo
caminando.
—
“El rubio tiene razón” —afirmó la sombra entre los arboles— “si ella te ataca y
no te defiendes… te matará”.
—
“¡No lo hará!” —protestó– “ella no lo hará…” —cerró sus ojos con temor que
aquellos comentarios sean verdad.
—
“Auxilio… auxilio…”, se escuchó un murmullo cerca, todos se fueron corriendo,
empezaron a buscar entre los escombros y encontraron a dos chicas cerca de la
orilla del río.
El
Duque, Joshua y Emilio, lograron rescatar a ambas mujeres que estaban heridas.
La primera en despertar fue la rubia, quien estaba preocupada por su amiga y a
la vez no entendía como fue que habían sobrevivido después de aquella caída al
rio.
—
“Gracias por salvarnos, aunque no entiendo… se supone que la corriente nos
arrastraría hasta ahogarnos por completo, ¿cómo es que estamos vivas?” —indagó
Cathalijne al costado de su amiga que estaba inconsciente.
—
“Quizá no se han dado cuenta señoritas, pero ahora ya no son solo personas
comunes sino que poseen una joya en su interior, es por eso que aun están
vivas” —aseveró el Duque Dana.
—
“¿Joyas?...” —dijo con sus ojos celestes llenos de asombro— “¿qué es eso?”.
—
“Las joyas pueden manifestarse como objeto físico o también como una energía
muy poderosa…” —empezó a caminar
Emilio explicando la situación que vivían—
“la mayoría de nosotros al ingresar a este mundo tiene su propia joya que
viene a ser el poder que tiene la persona en su interior”.
—
“Eso quiere decir que si nuestra joya desaparece, ¿podemos morir?”.
—
“Si el cuerpo fue salvado por una joya, si. Pero en la mayoría de nosotros solo
es como una forma de poder superior que nos fue otorgado y del cual nos ayuda a
sobrevivir a los constantes ataques de las bestias del bosque, es por eso que
conforme se vayan destruyendo a las bestias y espectros de este mundo se irán
adhiriéndose al organismo del muchacho” —observó a Kibo, el cual estaba
pensativo— “él es el contenedor de todas
ellas, dependemos de su fuerza para poder salir de este mundo”.
—
“Entiendo…”.
—
“Solo una cosa importante… ¿puede recordar quien fue la que causó tamaño
destrozo a esta aldea?” —indagó Emilio.
—
“¡Claro!, como voy a olvidar a esos asesinos, sobre todo esa mujer de ojos negros,
ella mató a ese chico quitándole algo… y
luego destrozó su cuerpo con una gigantescas garras que brotaron de sus manos” —tembló
de horror ante el recuerdo.
—
“¡Es imposible!, ¡Am no puede matar por diversión!, ¡ella no lo haría!” —protestó
Kibo ante tal declaración de la rubia.
—
“Acaso no lo entiendes muchacho, ella ya no es la misma Am que conociste, ella
esta bajo el hechizo de quien domina este mundo” —dijo el Duque al notar la
reacción de Kibo ante varios comentarios de los presentes. “Solo te diré una
cosa… si sigues pensando de esa forma… vas a terminar muerto y recuerda que no
solo juegan tus sentimientos sino la vida de muchas personas dependen de ti
ahora, solo piénsalo…” —continuó caminando hacia el carruaje a ver a su hija
Sara.
—
“Mis sentimientos…” —repitió sin darse cuenta que Joshua y Emilio estaban por
sus costado.
—
“Claro amigo, por que todos sabemos que te gusta esa chica, ¿no lo niegues?” —aseveró
Emilio.
—
“Q-que… eso no…” —agitó sus manos.
—
“Al principio no niego que estaba celoso de ese lobo o guardián Etel” —continuó
Joshua pensativo–— “pero después del último ataque que recibimos y al ver tu
reacción por ella, mis esperanzas con la señorita Am se fueron al río”.
—
“Pero… yo no…” —comentó Kibo pero mientras lo pensaba se hacia rojo.
—
“Tu cara te delata, pobre de ti… enamorarte a estas alturas de esa loca” —se
corrigió— “perdón esa chica… es no vivir en el presente…” —aseveró la sombra y
se ocultó entre los arboles.
—
“No, no es lo que piensan, están confundiendo las cosas” —agitó sus manos y su
rostro parecía quemarle ante tales comentarios sin sentido. Eso era lo que
pensaba, no podía imaginarse teniendo algún lazo sentimental con ella,
“¡¡PREFIERO MORIR ANTES DE ENREDARME CON UN HUMANO!!”, si ese seria su
pensamiento de Am si estuviera presente en aquella conversación, aparte de los
gritos y quizá algún intento de ahorcarle con sus manos —sacudió su cabeza.
—
“Él tiene razón” —dijo Joshua y Emilio agregó— “lo siento por ti, pero debes
aceptar la realidad y no aferrarte al pasado… esos tiempos no volverán…”.
El
viento deslizó sus flequillos los cuales habían crecido al igual que una
pequeña parte de su cabello negro, prefirió adelantarse unos pasos y quedarse
solo por un momento. Sus amigos tenían razón pero él no quería aceptar tal
realidad, era como si la dejase morir sin hacer nada y eso era peor.
“Encontraré la forma de romper aquel conjuro Am…” —pensó— “no importa lo que
digan o que tan difícil sea, simplemente lo haré”.
Roel
hizo llamar a su joya la cual era el ave el cual al estar en tierra se
convirtió en un fiel chico de cabellos blancos y ojos marrones claros, su piel
pálida y cubierta por una túnica celeste y blanca, con unas botas sujetadas por
unos aros dorados. Este al estar en contacto con el hermano menor de Joshua, le
comentó— “esa chica a quien le quité los recuerdos cuando fue poseída por mi
poder, ella… logró romper mi encantamiento
antes de ser capturada por el amo… pudo recordar todo, es decir… ella es
la única de todos los que habitamos en este mundo que es capas de poseer un
alma fuerte y a la vez temible”.
—
“¿Cómo sabes todo eso?” —inquirió Roel.
—
“Lo sé, por que el espejo en el cual cubrí sus recuerdos donde fue humana bajo
mi hechizo, aquel espejo se hizo pedazos ante mis ojos y creo que Kibo logro
ver una pequeña fracción de eso…” —afirmó la joya.
—
“¿Crees que fue ella quien lo hizo o quizá el poder del Rey tuvo algo que
ver…?”.
De
entre los arboles la sombra apareció sorprendiendo a los demás y dijo— “ella no
pudo haberlo hecho sola, el hechizo más fuerte es el que prevalece y todos
sabemos muy bien que no hay conjuro más poderoso que los que el Rey hace”.
—
“Cierto…” —musitaron los demás.
Las
chicas que estaban en el carruaje descansado de sus heridas se sintieron
extrañas por unos segundos al ver que sus cuerpos empezaban a brillar y a los
pocos segundos escucharon un gruñido de un animal cerca, los demás aun seguían
buscando pistas de más sobrevivientes y solo el carruaje del Duque y su hija
estaba a pocos metros de ellas, así que se disponía a gritar, cuando dos
grandes bestias anunciaban atacarles.
—
“Adaria…” —dijo la rubia y observó a su amiga la cual estaba consciente de lo
que pasaba— “es momento de vengar a todos nuestros amigos que conocimos estos
meses y que perecieron por esas bestias”.
—
“Si” —afirmó y saliendo del carruaje dijo— “¡por ellos!”.
Joshua
y los demás se dieron cuenta de unas presencias y cuando vieron a ambas chicas
en primera fila tratando de enfrentar a dos bestias del bosque, sus ojos del
rubio casi se salen de sus orbitas y solo gritó.
—
“¡¡¡Acaso están locas!!!” —empezó a correr y los demás le siguieron al ver lo
que pasaba— “¡¡¡deténganse!!!”.
Kibo
al percatarse de lo que sucedía también se dirigió hacia donde estaban las
chicas. Cuando llegaron observaron que una extraña energía emergía de ellas.
—
“¿Qué es este poder?...” —murmuró el Duque en compañía de su hija con
preocupación.
—
“Son las joyas que están despertando en sus cuerpos” —dijo la sombra.
En
las manos de ambas chicas aparecieron ciertos objetos mágicos, la rubia tenía
una guadaña y la castaña un arco verde. Ambas apuntaron hacia ambas bestias y
mientras una aplicaba el filo de su guadaña la otra disparó una flecha la cual
al salir despedida de su arco se multiplicaron cayendo por todo el cuerpo de
aquella bestia, el sonar de los cuerpos en el suelo sin vida de las fieras era
motivo de su victoria. Dejando a más de uno absorto por lo ocurrido.
—
“Ahora no dependeremos de nadie para defendernos” —sonrió la rubia.
—
“El que puedan defenderse con sus joyas en sus cuerpos, no significa que puedan
ir por ahí como si no hubiese pasado nada” —comentó tranquilamente el Duque
llevando a Sara en sus brazos.
—
“Es cierto” —dijo la niña— “ustedes dependen de sus joyas para poder seguir con
vida, no abusen de ese poder por favor” —comentó Sara sujetando la mano de la
rubia.
—
“Si, tienes razón” —sonrió Adaria.
—
“Ah…” —suspiró— “esta bien…” —dijo Cathalijne.
Una
nota le llegó al Duque, el cual al abrirla les dijo a todos que debían ir a la
mansión del Clan Chung Hee, tenían pistas sobre el espejo de la verdad. Eso
motivó a más de uno en salir hacia aquella dirección.
****** ****** *****
El
viaje había sido largo, los trámites y sus agentes se encargaron de todo, el
pelirrojo, Noa e Ismael, habían salido en el primer vuelo a Beijin en China,
todo indicaba que ese seria el origen de ese manuscrito encantado, sin embargo
cuando Spencer accedió a una reunión esa tarde con uno de los sacerdotes del
templo de la ciudad prohibida, les seria revelado cosas que nunca imaginaron.
El
anciano cubierto de túnicas chinas con amabilidad empezaba a explicarles a los
presentes, “en nuestra mitología se conoce gracias a los textos que datan de
dinastía Han, a veces se reinterpretaron de acuerdo a sus concepciones filosóficas,
de este modo transformaron los más importantes dioses en soberanos virtuosos
que reinaban tiempos antiguos, así como también asociaron a sus dioses con las
cinco direcciones según la cosmología elaborada durante la antigüedad temprana”.
Hizo
una pausa y luego observó lo que el pelirrojo había colocado sobre el pequeño
altar donde se encontraban.
—
“La mitología China es una de mis preferidas, pero…” –asintió el pelirrojo con
preocupación.
—
“Si conoces las costumbres e historia… ¿tu interés es otro?...”.
—
“Así es”. Lo me que menos quería era escuchar una charla informativa del templo
y cultura asiática. “Disculpe usted sumo sacerdote, pero… este libro está bajo algún
encantamiento y creo que es maligno, deseo romper dicho conjuro para poder
liberar a varias víctimas que han sido capturadas por su poder” —comentó el
pelirrojo, Noa e Ismael aguardaban en completo silencio.
Este
al acercarse y colocar su mano sobre el manuscrito sin tocarlo pudo percibir un
aura oscura, de inmediato una idea cruzó
por su mente, “el texto perdido del clan Ho, ¿por qué lo tienen personas
extranjeras?…”. Observó a los tres y dijo— “¿cómo es que poseen este libro?”.
—
“Es una larga historia…” —comentó el rubio.
—
“Aún si se la contamos, ¿puede ayudarnos?” —indagó Ismael.
—
“Si en mis manos esta solucionar su problema, no dudaré en dar mi mejor
esfuerzo” —comentó amablemente el sacerdote.
El
pelirrojo empezó a narrar los acontecimientos que conocía así con la
intervención del Noa e Ismael, el señor solo meditaba lo que ellos le decían y
después de un profundo silencio, este seriamente les dijo— “existen fuerzas muy
poderosas que rodean este libro, será mejor que tengan cuidado y si de hechizos
quieren buscar…”, les entregó un papel, “ella les guiará en lo que tienen que
hacer” —murmuró.
—
“Entiendo” —sonrió el pelirrojo— “estoy muy agradecido por esta breve reunión
sumo sacerdote”, hizo reverencia retirándose junto a los demás.
Cuando
salieron del templo, el rubio e Ismael, estaban inquietos y a la vez
preocupados solo seguían a Spencer, al parecer el anciano les había dado una
pista de alguien que podía romper aquel conjuro de ese libro. Tomaron el coche
que los estaba esperando, el pelirrojo le dijo que siguiera aquella dirección y
cuando llegaron pudieron percibir que era una mansión. No una mansión
cualquiera, tenia un aire de misterio como si el viento se cortase al ingresar,
los arboles se agitaron empezando a caer muchas hojas de Sakura del cual
estaban rodeados.
—
“Es mi impresión, pero esta mansión es como la madre de este libro…”, un
escalofríos sacudió al rubio.
—
“Noa no empieces…”—murmuró Ismael— sabia que su amigo le tenia pánico a las
casas grandes y peor mansiones misteriosas, estaba sujeto a su mochila de la
suerte según él y no se despegaba de ella. Cuando le había comentado eso al
pelirrojo, ambos les surgió una gran gota sobre sus cabezas.
El
coche ingresó a la residencia y el poco sol que había aquella tarde se ocultó y
densas nubes grises cubrieron la ciudad, la lluvia comenzó formando una
tormenta.
—
“Genial, lo único que faltaba…” —dijo Noa al ver la lluvia como empeñaba los
vidrios del coche.
—
“Hemos llegado joven Spencer” —comentó el conductor.
—
“Si, espere aquí por favor” —aseveró Dick.
—
“Como ordene”.
Los
pasos eran cortos a cada movimiento, el aire se hacia más pesado y eso el mismo
pelirrojo podía sentirlo, Ismael sentía un nudo en la garganta, Noa estaba más
pálido que de costumbre y bien abrazado a su mochila como si se tratase de un
oso de peluche al cual apretaba cuando tenia miedo. Al tocar la puerta pasó
unos minutos y una mujer salió, Spencer le mostró la tarjeta que le dio el
sacerdote del templo, con eso los tres chicos ingresaron a la mansión.
—
“Por aquí por favor, mi señora les esta esperando” —aseveró la sirviente
dejando a los tres sorprendidos.
—
“Ismael…”, se prendió del abrigo de su amigo, “quiero irme de aquí… tengo
miedoooo” —susurró y sus ojos azules estaban temblando al igual que su cuerpo.
—
“Noa cálmate, recuerda por que vinimos a este lugar, todos deseamos ayudar a
nuestra amiga Alexa y a Kibo” —comentó Ismael con la tranquilidad que
acostumbraba.
—
“Pero ella dijo que nos esta esperando, como supo de nuestra llegada… es una
burbuja, digo bruja”, se apretó las cienes de terror y se dispuso a correr
hacia la puerta, pero Ismael le detuvo del brazo.
—
“Amigo… sino te calmas esto puede ponerse aún más terrífico de lo que vemos, no
sabemos lo que puede pasar, así que por favor o te calmas o me quedo con
esto”, de un solo tirón le quitó la
mochila.
—
“Nooo, nooo…” —suplicó el rubio entre murmullos— “todo menos eso, mi mochila
noooo”.
—
“Quieren callarse los dos” —afirmó el pelirrojo con tono de enfado al ver que
ya estaban llegando al final de un callejón y una luz se notaba detrás de la
puerta.
—
“Si, si” —dijeron ambos con unas gotas sobre sus cabezas.
—
“Bienvenidos jóvenes no tengan miedo, no muerdo, ni como rubios adorables de
ojos azules” —comentó una mujer con trajes chinos, no era anciana.
Al
escuchar eso, Noa casi se desmaya. Dick se adelantó y se presentó al igual que
los demás.
—
“Un amigo mio les dio la invitación a mi residencia” —sonrió— “espero
ayudarles, ¿cuál es su dificultad?”, se interesó.
—
“Esto es nuestra dificultad” —colocó el libro sobre la mesa de aquella mujer.
—
“Esto es…”, los ojos canelas se abrieron al reconocer el manuscrito, “¿c-cómo
lo encontraron?”.
—
"Un amigo lo encontró y usó, después de eso desapareció y nuestra amiga
sufre extraños síntomas" —dijo
Ismael.
— "Todo indica que este libro
viene consumiendo su vida y necesitamos liberarlos de alguna forma, por favor
le agradeceríamos mucho su cooperación" —aseveró el pelirrojo.
La
mujer quedó en silencio por unos minutos y luego sacó de una gaveta un
pergamino muy antiguo, el cual extendió sobre la mesa. "Todos pensamos que
habíamos logrado eliminar el hechizo pero tenía mis dudas al respecto... el
conocía mucho sobre lenguas y magia prohibida" —pensó y les dijo— "este libro fue hecho con partes
de los pergaminos sagrados... y realizó un sacrificio el cual le otorgó un
poder independiente al manuscrito que creó".
— "¿Quien fue la persona que
creó éste libro?" —indagó Dick.
— "Existen cosas que no
pueden ser reveladas" —cerró sus ojos— sabía que si decía algo sobre el
incidente podría terminar muerta. Lo único que podía hacer para ayudarles era
darles señales sobre lo que enfrentaban. "Conocen el símbolo que su amigo
escogió como sello de poder y el pacto que este realizó, si él es el último de
los elegidos quizá...", se quedó pensativa.
— "¿Quizá qué?..."
—preguntó el rubio al ver que aquella mujer conocía más de lo imaginaban.
— "Lo siento..." —cerró
sus ojos— "deben retirarse...". La presencia de su amigo que les
había enviado a esos chicos estaba cerca y eso era algo que la inquietó por que
imaginó el porqué de su visita.
El
pelirrojo vio que el semblante de la mujer había cambiado al ver el libro.
"Lo conoce... eso es un hecho pero tiene temor de hablar... quizá esta
atada a alguna regla o condición..." —pensó y dijo— "no importa si no nos puede ayudar, seguiremos
buscando y encontraremos la verdad que tratan de ocultar".
Ella
observó a los tres salir de su residencia y notó que aquél chico era muy listo,
pensó— "si se lo propone el
descubrirá todo lo que pasó... ¿que puedo hacer?...".
— "No te agobies por lo que
pueda pasar" —interrumpió una voz pausada ingresando por el pasillo.
— "Sabía que
llegarías..." —asintió.
El
afable sacerdote caminó y tomó asiento frente a la mujer de trajes chinos, la
cual tenía el cabello oscuro sujetado por una peineta —cerró sus ojos canelas y dijo— "observa el
pergamino" —pasó sus manos y una luz resplandeció uniendo varios puntos y
tomando forma— "en aquél tiempo creímos haberle detenido... pero solo
desapareció su poder ocultándolo por esa magia extraña la cual pude percibir al
ver el libro".
— "Se ha fortalecido con los
deseos de las personas que han sido sus víctimas" —asintió— "debemos
dar el aviso a los demás clanes y a los sobrevivientes de aquella familia...
quizás encuentren alguna forma de detenerlo por ser su sangre...".
— “Si…”.
En el taxi rumbo al hotel donde se
quedarían por unos días, Dick y los demás estaban en silencio pensando sobre lo
que había dicho aquella mujer. El celular del pelirrojo empezó a timbrar y
hablando el idioma del país visitante le dijo al taxista que antes de ir al
hotel irían a otra dirección. Después de varios minutos por el tráfico del
centro e la ciudad, el taxi ingresó por varios pasajes hasta que se estacionó
en un callejón.
— “Llegamos señor”.
— “Bien, vamos” —comentó y Noa e
Ismael les siguieron los pasos.
Al ingresar a una de las
viviendas, pudieron ver que una anciana les esperaba y a su alrededor múltiples
artesanías, velatorios e inciensos iluminaban y daban un agradable aroma a todo
el lugar. Ambos jóvenes se sentían a gusto en aquel espacio.
— “Disculpe el retraso señora,
recién me confirmaron el lugar y la cita” —saludó Dick de igual forma hicieron
Noa e Ismael.
— “No se preocupe, siéntese y ustedes también”, se refirió al rubio y
al castaño, “déjenme ver el libro que su
agente comentó con temor”.
— “Es este”, le enseñó y colocó
sobre su mesa, “cualquier información que tenga sobre este libro, será de gran
ayuda” —hizo la reverencia formal de su país.
La anciana solo observó al libro y
les dijo— “este manuscrito tiene una
antigua y funesta historia que en la última reunión de los clanes juramos no
decir nada sobre su pasado, sin embargo los años han transcurrido y creí que al
menos este objeto ya había desaparecido” —asintió— “pero veo que sigue existiendo y con un poder más fuerte que antes…”.
— “Eso quiere decir que ese
sacerdote al igual que esa mujer… nos están ocultando la verdad de este libro”
—pensó Ismael.
— “Esa mujer de aquella mansión debe
estar en complicidad con ese sacerdote y no dijo nada por temor a ese juramento
que hicieron” —pensó Noa.
— “Se que es mucho pedir de
nuestra parte que rompa ese juramento que hicieron pero, la vida de muchas
personas han caído y desaparecido a lo largo de estos años y todo indica que
este libro es el origen de aquellos sucesos, por eso me atrevo a pedirle a
usted como la última matriarca del casi extinto clan Ho, si por favor puede
contarnos esa historia, quisiéramos conocerla para poder ayudar a unos amigos
que en verdad lo necesitan” —dijo el pelirrojo firme en sus palabras.
— “Mi clan…” —murmuró y cerró sus ojos con pesar diciendo— “ha pasado tanto tiempo que alguien mencionó
el nombre de mi clan…” —sonrió—
“sabe, muchos en el país le temen solo por su recuerdo”.
— “Y eso, ¿porqué señora?” —indagó
Noa.
— “Porque una vez en mi estirpe, hace más 300 años… una persona hizo
muchos destrozos con su poder en la familia real, sino que también aprendió a
usar magia prohibida y oscura, la cual empezó a expandirla por diversos países”
—hizo una pausa— “usando a los sueños de
las personas podía viajar a dimensiones paralelas al mundo humano, casi
considerándose un dios por su temible poder…”.
— “Pero como pudo una persona
hacer tal cosa, acaso se volvió loco” —dijo Noa ante las miradas de
desaprobación de Ismael y Dick por su imprudencia.
— “Puede ser que la locura lo llegó a invadir en esa época por aquella
pérdida… o quizá la fuerza extrema del ritual al cual lo sometió su padre…, sin
embargo lo que sucedió después fue algo muy horrible y doloroso para toda
nuestra familia…” —pasó su mano sobre el libro y la retiró de inmediato,
ahogando su angustia por ver lo que pasaba nuevamente— “aquel día… después de la ceremonia… asesinó a varias personas… utilizó
los manuscritos sagrados, realizó un hechizo con magia prohibida y selló su
alma en aquellos hojas las cuales tiñó con su sangre, luego de eso… un nuevo
poder le invadió todo su ser, sus ojos al igual que sus cabellos cambiaron y a
su hermana menor la cual vio todo asustada y aterrorizada por lo que él hacia,
intentó escapar pero este la detuvo con su magia… casi la mata pero en el
último momento la poca conciencia que le quedaba recordó quien era y la marcó
con uno de sus sellos, para él la había salvado, pero para esa persona era el
inicio de una cruel maldición… una maldición que no tiene fin…”.
— “¿Porque dice que no tiene fin?,
acaso la hermana menor de ese sujeto… ¿sigue con vida después de más de 300
años?” —indagó el pelirrojo con temor en la respuesta de su interlocutora.
— “Si…” —asintió— “he visto
morir a mis hijos, nietos, bisnietos y solo algunos de mis tataranietos siguen
con vida, los cuales ocultan mi ubicación por mi seguridad, pero yo solo deseo
morir desde hace mucho tiempo…” —cerró sus ojos— “cargo con la maldición que mi hermano me impuso y de la cual llevo una
vida sin fin, intenté por mi cuenta suicidarme en múltiples ocasiones pero las
heridas sanan a los pocos segundos y mi vida permanece intacta”.
— “Un momento… hay algo que no
encaja…” —razonó el rubio— “si usted ha vivido por más de 300 años, como es
posible que su vida permanece intacta, entonces no debería envejecer sino tener
la misma apariencia del día que la hechizaron o me equivoco?”.
— “Es cierto” —aseveró el
pelirrojo al igual que Ismael y observaron a la anciana.
— “Creen que voy a permanecer como una niña de 12 años toda mi eterna
vida, no…” —asintió— “las personas
siguen su línea mortal de vida jovencitos y lo único que pude aprender de mi
hermano de pequeña cuando practicaba magia… fue hacer algunos conjuros de los
cuales puedo cambiar mi apariencia, sólo así paso desapercibida ante los ojos
de los clanes en el país”. Se quitó el viejo abrigo que cubría su ropa
desgastada y con un solo movimiento de sus manos al pasar por su rostro de
anciana cambió al de una niña de rostro pálido, sus cabellos negros sujetados
por unas peinetas y sus ojos canelas como los de su madre —les observó y dijo— “no puedo permanecer con esta apariencia
toda la vida, ¿pueden tratar de entender como me siento?, pueden…”.
— “Lo sentimos, no podemos saber por las
difíciles circunstancias que pasó, pero hay algo que si sé y es que solo usted
puede ayudarnos a poder frenar el conjuro de su hermano mayor, a lo mejor así
pueda conseguir que aquella maldición la cual es víctima pueda terminar” —comunicó
el pelirrojo.
Los ojos de ella se abrieron con
una milésima de esperanza ante las palabras del chico y al pasar nuevamente su
mano sobre su rostro, volvió con la apariencia de una anciana. “Solo acepté esta reunión… y les eh contado
por primera vez mi historia, por que los pude ver en uno de mis sueños…” —afirmó
y a la vez pensó— “un don que heredé
después que mamá murió…” —le devolvió el libro al pelirrojo y les dijo a
los tres— “solo ustedes pueden descifrar
los torcidos planes de mi hermano, solo espero que no sea demasiado tarde…”.
**** **** ****
Joshua,
Roel, Emilio y los demás llegaron a la mansión del Clan Chung, el Duque Dana
había recibido una nota donde decía que tenían pistas sobre el espejo de la
verdad. Al llegar Kibo pudo percibir la tensión en aquella reunión y un poco de
inquietud al verse que un asiento le había sido separado en el centro de
aquella gran mesa rectangular, mientras sus amigos y visitantes lo rodeaban.
— “Señores presentes, bienvenidos
a esta reunión y disculpen el retraso” —comentó ingresando y cerrando la puerta
el jefe del Clan Chung, el cual llevaba una gabardina blanca al igual que su
camisa y pantalón, de aspecto rígido y cabello negro corto de ojos cafés —tomó
asiento diciendo— “antes de empezar sería un gusto escuchar una breve
presentación de los clanes que nos acompañan al igual que los invitados recién
llegados”. Los múltiples ojos aprobaron la decisión.
— “Representante del Clan Cheslav
de la aldea nor-oeste” —saludó un sujeto
de unos 30 años, de aspecto rígido, cabello castaño claro y de ojos celestes,
tenía un pantalón y zapatos negros, con una camisa blanca la cual era cubierta
por una chaqueta oscura.
— “Jefe del Clan Hajari de la
aldea sur-oeste” —intervino otro de unos 24 años de piel oscura, serio, de
cabellos y ojos negros, de pantalón y zapatos blancos, con una camisa canela.
— “Jefa del Clan Bha de la aldea sur-este”
—sonriente alzó su mano saludando a los demás una chica alegre, de 22 años, de
piel clara, ojos castaños, cabellos negros a la altura de la cintura y con un
vestido azul, con unas pequeñas botas negras, cubierto por una capa blanca.
— “Jefa del Clan Sarangerel de la
aldea norte” —saludó sin inmutarse con total frialdad en sus palabras, de 26
años, de piel clara, ojos azules, rubia de cabello ensortijado a la altura de
los hombros y con una blusa blanca, falda roja y unas botas negras.
— “Kibo Susume, integrante de la
orden sellos” —comentó en el centro de uno de los lados laterales de la mesa,
portando un traje azul con bordes dorados al igual que sus amigos de aquella
orden.
— “Joshua Flannery, integrante de la orden sellos” —sonrió el rubio de 28 años
al igual que su hermano mayor al costado.
— “Roel Flannery, integrante de la orden sellos” —comentó el hermano 2 años
mayor de Joshua, observando a la rubia de ojos azules que no emitía emociones
la cual estaba al frente de él.
— “Adaria Laryss, integrante de la orden sellos” —saludó amablemente con sus
ojos canelas claros y sus cabellos castaños, llevaba el traje azul que
caracterizaba a la orden y unas botas las cual cubría su tobillo lastimado en
aquel incidente, ella y su amiga habían sido rescatadas por unas personas
quienes compartían joyas de poder al igual que ellas y pertenecían a una orden
llamada sellos que en un comienzo no quisieron verse involucradas pero al final
aceptaron por el simple motivo de querer encontrar una salida de aquel mundo en
el cual habían vivido por unos meses.
— “Cathalijne Limber, integrante
de la orden sellos”, se presentó la rubia de ojos celestes, impaciente por
conocer más sobre aquel espejo que según decían podía liberarlos de aquel mundo
al cual detestaba.
— “Duque Dana, jefe de la orden
sellos” —saludó el pelirrojo de ojos azules, había dejado a su hija dormida en
el carruaje y el espíritu de su amada esposa le acompañaba, eso le
tranquilizaba. Sabia que ella la protegería si en caso algo pasase por que al
igual que su hija también era una joya, solo que estaba con orden de captura
desde hace años por ese sujeto y es que ella después que murió su alma debió
pertenecer a la prisión de la gran muralla, sin embargo el la ocultó en su
mansión junto a su hija.
— “Bien, quien convocó esta
reunión de los clanes soy yo, el Jefe del Clan Chung de la aldea este” —afirmó
quien llevaba una gabardina blanca, el cual extendió un mapa a lo largo de la
mesa, “observen este plano el cual fue hallado por uno de mis hijos cerca de la
aldea Norte, el hecho es que aquí tengo el plano de todo este mundo que viene a
ser una isla la cual tiene 5 aldeas donde pertenecen los 5 clanes y en el
centro se encuentra la gran muralla donde habita el tirano Rey, el cual nadie
puede atravesar su perímetro por que es morir al instante por la magia que lo
protege”.
— "Es bueno saber que al
menos tenemos un mapa de este mundo, pero no veo señales del objeto a
tratar" —comentó el duque Dana con total calma.
— "Es verdad, olvidé decir
que encontré esto". Les mostró un pergamino antiguo y dijo— "esto
perteneció a ese sujeto que enfrentó al rey en su última rebelión y según la
leyenda cuenta que aquél que logre su ubicación del espejo podrá pasar una
difícil prueba y si tiene éxito conocerá la verdad, todos sus recuerdos
volverán y regresará a su mundo de origen".
La mayoría se sorprendió y estaban
curiosos al saber lo que el pergamino contenía. Cuando este empezó a rodar por
las manos de cada uno para que observen y confirme lo mencionado por el jefe
del clan.
— "Si alguno de ustedes
reconoce todos esos nombres escritos, puede decirnos abiertamente quienes son,
por que no logro identificar a todos"
—afirmó el con la expresión rígida que lo caracterizaba.
Después de varios minutos que circuló el pergamino
entre los invitados sólo tres personas
dijeron que conocieron a cuatro de aquella lista pero lamentablemente ya habían fallecido.
— "Si fallecieron... entonces pertenecieron a este mundo, si es
así, sólo indica que esa lista son el número de las primeras víctimas del
rey... de esta forma las joyas encajan a la perfección" —afirmó Kibo
deduciendo el pergamino y asombrando a los demás.
— "P-pero si es cierto...
quiere decir que esas 24 personas de la lista son los nombres de las joyas que
ahora habitan como espíritus errantes en este mundo" —razonó el duque Dana
ante la afirmación de Kibo.
— "Así es" —asintió el
chico cuyos flequillos negros cubrían parte de sus ojos plomos.
— "Si es así, sólo conocemos
sobre las víctimas de aquél objeto más no su ubicación" —comentó el representante
del Clan Cheslav.
— "Eso es cuestión de
tiempo... porque tenemos al contenedor de joyas presente, estoy seguro que él
nos guiará a localizarlo pronto" —aseveró sonriente la Jefa del Clan Bha.
El chico de cabellos negros al
igual que sus amigos se quedó sorprendido por unos segundos al notar que los
presentes conocían de su naturaleza extraña la cual estaba atado en ese mundo y
cerró sus ojos plomos pensando— “la gente de este mundo confía en que pueda
liberarles… debo hacer lo posible en no defraudarlos” —abrió sus ojos y dijo—
"gracias por las esperanzas que tienen en mi persona, haré todo lo que
esté a mi alcance para conocer la ubicación de ése espejo" —afirmó Kibo.
Los demás se alegraron al ver la actitud de él y también prestaron
atención a lo que éste decía.
— "Empecemos de una vez"
—dijo Kibo anotando en un papel una lista de nombres y se la entregó al jefe
del Clan
Chung.
— "¿Para qué es ésta
lista?".
— "Es para averiguar el
paradero que frecuentaban las antiguas joyas, sé que su poder que poseen se
atraen y eso es una ventaja para localizarlas con mayor rapidez, por eso hice
esa lista de los fallecidos que faltan reconocer, debemos buscar a que aldea
pertenecieron como punto de inicio".
El jefe comprendió y dio la orden a sus guardias a que todo aquél que reconociese alguna de las personas anote datos
referenciales. Pasaron esa noche y el día siguiente
alojados en aquella mansión hasta que por
fin completaron los datos de todos. Nuevamente reunidos en la mesa, Kibo le
pidió al jefe del Clan
Chung que extendiese aquel mapa y les indicó a cada clan que ayude a colocar
una ficha sobre el lugar donde murió aquella víctima mencionada en el
pergamino.
— "Akeski, Cheslav, Ari y Keb”
— comentó Jefe del Clan Hajari dirigiéndose por los nombres de las personas
fallecidas en el manuscrito y el representante del Clan Cheslav, vio que un
pariente de su familia había caído en aquella época.
— “Hajari” —se sorprendió el jefe
del clan al ver el nombre de su abuelo, mientras que la rubia colocaba las
fichas de Aatmadeva, Agnidev y Bha, la cual se cruzó con la sonriente chica del
último clan y le extendió la ficha diciendo— “no veo la gracia”.
— “Así soy yo, disfruto mi
juventud y la vida llena de alegría, no como otras…” —comentó sonriente y sin
perder de vista la mirada azul de su interlocutora.
— “Señoritas… pueden calmarse”
—dijo Roel al ver que ambas emitían destellos por los ojos, esta claro que
había clanes que no tenían lazos de amistad y pues aunque una tenia el control
en sus emociones la otra chica era muy alegre pero al mismo tiempo sus palabras
eras como el filo de las navajas.
El jefe del clan Hajari se apartó
al ver la discusión que se había formando entre ambas chicas dejando a uno de
los invitados hablar— “¿les gustaría ayudarme a colocar las fichas de los
siguientes nombres?...” —preguntó Joshua y un silencio obtuvo como respuesta de
ambas. Una gota le surgió a Roel al ver la reacción de ellas y luego su hermano
se dispuso a seguir en aquel trabajo cuando vio que la rubia de actitud seria y
arrogante se dirigió al chico de ojos verdes diciéndole— “ya eh terminado mi
parte, con gusto puedo ayudarle” —caminó y sujetó las fichas observando la
lista que él tenía.
Emilio abrió su boca de asombro y
al mismo tiempo rio mentalmente al ver que su amigo Joshua estaba sonrojado
ante la presencia de aquella hermosa mujer que tenia al costado. Por otra parte
Roel continuaba platicando con la alegre chica de vestido azul.
— “Kazuki es de este lado de la
isla” —aseveró la chica de ojos azules, la cual meditó por unos segundos para
coger tres fichas más y colocarlas sobre el mapa diciendo— “Laryssa, Evia, Filat
pertenecen por este otro lado” —sonó la ficha entre sus dedos.
— “Amai, Liu y Chung Hee están a
una distancia corta” —comentó Joshua y el cual se tornó pensativo por unos
segundos y dijo— “el clan Chung también ha sido parte de lo que sucedió hace mucho
tiempo en este mundo…”.
— “Eso parece…” —murmuró su
interlocutora.
El Duque Dana y Emilio ubicaban a
otros nombres según los sitios donde encontraron sus cuerpos, “Juno, Chander,
Sarangerel…”, a la sola mención del clan supo que la familia de la chica rubia
pertenecía a ese estirpe—pensó el Duque, mientras Emilio continuó colocando las
demás fichas, “Daya y Aditeya”.
— “Marut y So Young” —dijo Kibo colocando dos fichas sobre el mapa y el jefe
del Clan
Chung terminó de situar los últimos nombres diciendo—
“Jnaneshwar y Kirochka”.
Habían terminado de ubicar a las
24 víctimas que equivalían a las 24 joyas que estaban en aquel listado escrito de
aquel pergamino, los jefes y representantes de los clanes estaban inquietos por
conocer que al menos uno de cada familia habían sido las victimas y verdugos de
aquel mundo.
— “Hay algo que aun no comprendo…”
—comentó el Duque Dana— “es claro que los que perecieron en aquella batalla se
convirtieron en las joyas que buscamos pero… sus espíritus se han vuelto errantes
en toda la isla, algunos adoptaron formas humanas o de animales salvajes, otros
son instrumentos de magia, aparte de eso… ese sujeto ha venido capturando almas
a lo largo de los años que han pasado… y los manipula a través de hechizos
incluso las mismas joyas han sido poseídas por el poder oscuro”.
— “Se equivoca señor” —aseveró
Kibo— “las joyas no poseen oscuridad, al contrario tienen un poder lleno de luz
y paz sobre el elemento o valor sellado al cual representan, sin embargo, este
espíritu que habita en la joya en la mayoría es capturado por un espíritu lleno
de maldad y oscuridad, lo digo por que eh luchado contra ello y en la mayoría
han sido sirvientes del amo de este mundo”.
— “Es verdad” —dijo Joshua.
— “La mayoría de los presentes
saben que soy quien se encargará de adherir todas las joyas a mi alma cuando
llegue el momento” —cerró sus ojos plomos y luego dijo— “poseo 4 de las joyas y
quienes me acompañan en la orden sellos llevan una bajo su mando, es por eso
que viajamos con un objetivo en seguir recolectando las demás”.
Los jefes y representantes se
quedaron sorprendidos, no habían imaginado que una simple orden tuviese como
integrantes a poseedores de joyas, ni siquiera ellos como miembros de clanes
que en el pasado tuvieron gran importancia habían logrado mantener tal
posición.
— “¿Existe una manera de comprobar
lo que acaba de afirmar Sr. Susume?” —indagó el representante del Clan Cheslav.
La pregunta inquietó a los demás clanes y los invitados del Duque Dana, los cuales
se incomodaron y al mismo tiempo observaron a Kibo el cual permanecía calmado
en su asiento.
Cuando otro se disponía a comentar
un posible fraude, vio que el chico de cabellos oscuros había cerrado sus ojos
plomos y una luz blanca empezó a rodearle, juntó sus manos y las expandió
lentamente dejando ver un objeto muy brillante, el cual hizo que cada uno de
sus amigos emitiesen un destello y haciendo visible a sus joyas que éstos
poseían.
— “Kibo… mmm creo que no era
necesario hacer eso…” —murmuró Joshua al ver que la rubia se había quedado
observándole como si fuese una especie extraña.
El chico sonrió levemente por el
comentario de Joshua y dijo— “espero que las dudas estén aclaradas para todos”,
una idea cruzó por su mente y pensó— “con este poder quizá pueda ubicarles…”. Se
levantó de su asiento y sorprendió a más de uno con lo que comentó— “por favor,
no se asusten por lo que intentaré hacer, ni yo mismo estoy seguro si funcione
pero si es que tengo éxito podremos tener la ubicación de las 10 joyas restantes con la ayuda de este pergamino y el
apoyo de todos ustedes al ubicarlos correctamente en el mapa”.
Todos estaban pasmados observando
lo que él hacia, mientras la sombra se hizo presente y le quitó la sonrisa que
tenia a la Jefa del Clan Bha, cuyos ojos castaños se desorbitaron al verlo
aparecer por una de las esquinas de aquella sala.
Kibo sujetó al objeto brillante
que había hecho aparecer el cual era el sistro, sosteniéndolo en su mano
derecha y en la izquierda tenía al pergamino el cual lo cruzó diciendo— “¡oh!,
¡gran sello que custodias mi estancia vital!, localiza a las joyas que pertenecen a este mundo”, las
lámparas y luces de la sala empezaron a parpadear, “conéctate y trasciende
espacios, ¡¡¡RELÁMPAGO DE TIEMPO!!!” —dijo fuertemente y colocó a ambos objetos
sobre el mapa que había en la mesa. Un destello de luz irradió el lugar como si
la mansión hubiese sido partida en dos, todos cerraron sus ojos a excepto quien
había hecho el hechizo y se alegró al ver que todo funcionó. “Señores pueden
observar a las 13 joyas presentes y las 11 que faltan en el mapa”.
El hechizo hizo que él y cada uno
de sus amigos libere a la joya que tenían. Emilio poseía cristales celestes incrustados
en su brazos y piernas, Roel con el ave sobre su hombro, Joshua portando su
espada, unas pequeñas alas de ángel en Sara quien estaba envuelta de múltiples
mariposas azules la cual era la presencia de su madre, los ojos azules del
Duque al verlos aparecer a su lado se asustó y sostuvo a Sara entre sus brazos quien
dormía profundamente y para no despertar a su hija con el fuego que era su
joya, sólo movió sus dedos haciendo aparecer por unos segundos una pequeña
flama. La sombra se colocó al costado de Roel y se transformó en un cuervo
pequeño posándose en el otro hombro junto al ave, provocando varias gotas en
los presentes y el suspiro de éste. La rubia Cathalijne gustosa mostró su gran guadaña y su amiga Adaria sostenía
el arco verde entre sus manos. El sello de Kibo surgió de su espaldar y dos
gemas de distinto color estaban incrustadas en sus manos mientras sostenía el
sistro el cual continuaba brillando.
Lejos de aquella mansión, Etel
perdió su fuerza por un momento cayendo al suelo inconsciente, Am lo observó y vio
su marca en su mano, estaba muy avanzada y con enfado murmuró dirigiendo su
mirada hacia el norte, terminó de colocar la sexta joya que había capturado con
ayuda de su guardián y dijo— “el tiempo
de búsqueda esta llegando a su final…”.
La admiración por los visitantes
creció al ver las joyas y el poder que estas tenían, pero su alegría se
extendió aun más al notar que sobre el mapa había 4 pequeñas gemas de diversos
colores flotando en distintas partes de la isla y 7 estaban juntas por el sur.
— “Dividámonos en grupos y vayamos
a por ellas” —comentó el jefe del Clan Chung.
— “Si, pero antes… marquen los
nuevas ubicaciones… por favor” —agregó
Kibo.
El Duque al igual que los demás
observaron su agotamiento, enseguida hicieron lo que indicó y luego de eso, bastó
que él cierre sus manos y toda presencia visible de magia y joyas desapareció,
cayendo inconsciente pero sostenido por Emilio, quien imaginó que algo así le
sucedería por haber utilizado un hechizo de tiempo, “eso debió ser duro
muchacho, te excediste en verdad… pero igual estamos agradecidos, ahora debes
descansar y recuperar tus energías” —pensó.
Después de llevarlo a una de las
habitaciones de huéspedes en la mansión donde se encontraban, dos grupos
salieron en los carruajes. Quedando solo Sara, el espíritu de su madre quien
estaba cerca de ella y Emilio en vigilia de ambos.
Pasaron tres horas y sus ojos
plomos se abrieron, se asomó por la ventana y vio que ya estaba anocheciendo,
“¿qué fue lo que pasó?”, se preguntó y un ligero dolor de cabeza hizo que
recuerde aquella reunión, se dejó caer sobre la cama cerrando sus ojos diciendo—
“lo más probable es que en esas joyas que faltan este Etel y quizá…”, al abrir
sus ojos vio que en la habitación estaba llena de mariposas azules las cuales
empezaron a juntarse formando la figura de una mujer.
— “¿Quién es usted?…” —preguntó
Kibo.
— “Perdón por asustarlo, sentí que
su presencia se hacia notoria después de realizar aquel conjuro, soy la madre
de Sara, esposa del Duque Dana, Fayad”.
— “Es un gusto conocer a la madre
de la pequeña Sara” —comentó amablemente.
— “Solo le traigo un mensaje de
los demás clanes y de mi esposo mientras están fuera, ellos dijeron que no debe
salir de la mansión solo y si en caso hay alguna emergencia el joven Emilio
quedó a cargo de su seguridad”.
— “Entiendo… pero ya me siento
mejor” —demostró una leve sonrisa y bajó por las escaleras a la sala, ahí
estaba Emilio tomando café y a unos metros cerca de la ventana estaba Sara
leyendo un libro en uno de los muebles.
— “Buenas noches” —saludó y uno de
los sirvientes le acercó un café, el dio las gracias y dijo— “Emilio, ¿porqué
no fuiste con Joshua y los demás?”.
La sola pregunta hizo que una
gruesa gota le surgiera en la cabeza, “es que iba a estorbar en los planes de
esos hermanos locos, mira que fijarse en esas chicas” —bebió su café y
continuó— “una demasiado alegre pero mortífera en su forma hablar y la otra
inexpresiva y de pocas palabras muy cortantes” —suspiró— “les deseo suerte a
ambos pero no quiero estar en medio de esa tensión ambiental, por eso preferí
quedarme y de paso cuido a la pequeña Sara y a un chico torpe que casi se mata
haciendo tremendo conjuro sin saber las consecuencias”.
— “No exageres, solo me debilité
un poco no es nada grave”.
— “El cuervo me contó todo
mientras dormías como un bebe en la alcoba”.
— “Así… ¿qué es lo que dijo esa
sombra?” —alzó una ceja.
— “Pues que ese conjuro era casi
equivalente al que usa el amo y al cual deben de obedecer la mayoría de los espíritus
de este mundo” —observó su cara de asombro ante lo que escuchaba y agregó— “incluso no solo a las joyas si no a todos
los que te conocemos nos impresionaste cuando te vimos hacer ese conjuro,
¿cuándo fue que aprendiste hacer algo como eso?”.
— “No tengo una respuesta a tu
pregunta, solo sé que debía intentar algo diferente en relación a este mundo y
poder ayudarlos”.
— “Todos estamos agradecidos por
ese gesto, pero no lo vuelvas hacer por que te puedes quedar sin energías y…
bueno es mejor no pensar en cosas desagradables, solo te digo que tienes que
ser más cuidadoso cuando realices algún conjuro de alto nivel”.
— “Esta bien, lo tendré en cuenta”
—observó que había empezado a llover— “espero que se encuentren bien…”.
— “Si”, una inquietud invadió a
Emilio y de pronto la puerta de los corredores se abrió dejando ver a unos
guardias los cuales aclamaron ayuda por que la aldea vecina estaba ardiendo en
llamas y muchas personas y niños estaban atrapados.
— “Vamos” —dijeron ambos y la niña
quiso ir también, pero ellos dijeron que lo mejor era que se quede en la
habitación en compañía de su madre.
Sara les vio partir desde la
ventana de la alcoba y su madre al costado le dijo— “hija, no te preocupes ya
verás que todo saldrá bien y regresaran pronto”.
— “Si, mamá” —comentó y varias
mariposas danzaban alrededor de ella.
Al parar el carruaje y llegar a la
aldea vieron que todo ardía en llamas, Emilio socorría a la mayoría de ancianos
y personas atrapadas en el fuego, mientras que los guardias intentaban apagar
el incendio, Kibo atendía a los niños que tenían quemaduras graves. Eran muchos
heridos y no había suficiente gente para salvaguardar a todos.
— “¿Alguien vio quien causó el
incendio?” —preguntaba Kibo a todo aquel que curaba, hasta que uno de ellos le
dijo algo que le intrigó.
— “Fue un señor muy malo… se reía
al quemar nuestras casas…” —sollozó el niño.
— “¿Recuerdas como era?”.
— “Si… era alto de cabellos
oscuros, tenia una vestidura celeste, con una capa negra muy larga y repetía…
encontré a la fragancia perdida…”.
— “¿Fragancia perdida?... ¿pudiste
ver por donde se fue?”.
— “Si, hacia allá” —señaló con su
mano vendada hacia el norte y eso era el camino hacia la mansión del jefe del Clan Chung.
— “¡Oh no!, Sara y su madre corren
peligro…” —dijo con el rostro pálido del susto, dejó unos guardias a cargo y
salió corriendo.
La noche comenzaba y la lluvia
seguía, los pasos de un espíritu oscuro manipulando a una persona se detuvo en
la puerta de la mansión, al ver que tenía un conjuro de protección hizo
aparecer un gran báculo plateado sobre sus manos el cual sostuvo con fuerza y
lo deslizó hacia las rejas de la mansión.
Un campo electrizante observó la
niña a través de la ventana de su habitación y la voz de su madre le dijo—
“Sara, debemos irnos antes que rompa la barrera mágica que protege este lugar”.
La pequeña asintió y salió de su habitación siguiendo a las mariposas azules
del espíritu de su madre, empezó a descender desde el tercer piso bajando por
las escaleras con cuidado, la esposa del Duque le había dicho que por el
corredor del segundo piso había un atajo en uno de los cuadros al lado de la
biblioteca, ese pasaje secreto la llevaría al templo de la siguiente aldea.
Sara se asustó al ver que iba a continuar sola hasta ese lugar y no quiso
avanzar más. “Vamos hija, se buena niña y obedece, no hay tiempo” —le dijo las
múltiples mariposas adoptando el contorno de su madre.
Un sonido muy fuerte hizo que la
mansión completa temblara y los guardias que custodiaban la entrada salieran,
pero todos quedaron inmóviles ante la magia que usó Aris, ingresando a la
mansión tras romper la barrera, alzó su cabeza y respirando el aire, reconoció
el aroma diciendo— “te encontré…”,
una sonrisa se extendió por su rostro causando el terror en la niña al verlo y
las mariposas azules empezaron a unirse dejando ver por primera vez no a un
conjunto de mariposas moviéndose con contorno humano, si no a un ser traslúcido
de una mujer de cabellos castaños recogidos, sus ojos cafés y con un vestido
largo color granate con mangas blancas, la cual se colocó delante de su hija y
de su espalda unas alas resplandecientes se extendieron, expulsando un aroma
purificador y tranquilizador el cual lo convirtió en escudo para ambas.
En Duque Dana se percató del
despertar de su esposa como joya ante la magia que el usó para mantener su
fragancia oculta, “¡no puede ser!, ¡¡SARAAA!!” —gritó al estar lejos de su única
hija y la impotencia de que el carruaje no pueda avanzar más rápido. Dejando a
sus acompañantes de asiento alarmados mientras su pulso aumentaba pensando— “lo
que sea que haya roto mi hechizo expone a ella y a Sara ante esos espíritus,
debo hacer algo…” —apretó sus puños y su mente empezaba a trabajar, tenía que salvar
de cualquier forma a su hija.
— “Fui escogido especialmente para capturarte…” —sonrió el espíritu
oscuro y observó a la infanta que estaba
detrás— “es por esa niña que
desobedeciste las ordenes del amo…”—movió sus manos en desaprobación.
— “Eso no te interesa, ¡tu
objetivo soy yo, a ella déjala en paz!” —protestó.
— “Tienes razón”, el viento alrededor hizo ver sus ojos negros y un
sello grabado en su frente el cual brilló haciendo aparecer múltiples almas en
penitencia intentando arrebatarle sus alas.
— “¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHH!!!” —gritó
Sara al ver que el resplandor que rodeaba a ambas se iba apagando al ser
absorbido poco a poco por esos seres que intentaban invadir el escudo que había
creado su madre.
El báculo de Aris se había
convertido en un gran arco el cual apuntaba hacia espíritu de la mujer quien se
debilitaba al luchar contra las almas que había soltado en uno de sus conjuros.
Los ojos de Sara se abrieron de espanto al ver que este soltó la flecha pero un
sonido similar al eco de un cascabel se escuchó antes que la flecha chocase con
un campo de energía que había creado Kibo al agitar el sistro en su mano,
alejando las almas que consumían la energía de la madre de la niña.
— “Sara, ¿estas bien?” —preguntó
el chico el cual lucía agitado por haber corrido lo más rápido y llegar a la
mansión.
— “Si, pero mamá esta débil”
—comentó preocupada desde el segundo piso, Kibo se encontraba por la extensa
escalera que visualizaba los pisos contiguos desde el interior de la sala la
cual había quedado en completo desorden y con la puerta principal abierta de
par en par donde se ubicaba Aris.
— “Logró bloquear mis conjuros… ya veo, eres el que el amo quiere
capturar” —sonrió— “sin embargo…”
—cerró sus ojos y del suelo unos demonios de ojos rojos y sonrisa siniestra
aparecieron, se desplazaron con tal rapidez y ligereza en sus movimientos que
atravesaron la barrera creada por el sistro, destruyendo las escaleras con gran
parte del segundo piso, envolviendo el cuerpo del chico y sujetando del cuello
a la madre Sara. La niña cayó desmayada por uno de los pilares del corredor
donde se hallaba.
— “¿Quién… eres?...” —preguntó
Kibo al ver que lo había inmovilizado.
Una sonrisa irónica se dibujó en
el rostro de él y solo dijo— “soy
Azariel, más conocido como Aris y uno de los espíritus de la oscuridad más
cercano al gran amo” —le observó y dijo— “pero, no seré yo quien acabe contigo, solo tengo la obligación de
eliminar a esta traidora por no obedecer las ordenes de nuestro señor”. Se disponía a terminar con la madre de
Sara y absorber su joya, pero una fuerte presencia hizo que se detenga, vio que
la lluvia se había convertido en tormenta y numerosos rayos invadieron el
lugar. Envuelto de vientos un ser con capa negra al igual que sus ojos
manifestó su notable figura y segundos después una chica descendía agitando sus
alas, con la capa cubierta con manchas de sangre, sosteniendo sobre el espaldar
una espada, su cabello y ojos eran negros como la oscuridad que los
rodeaba.
— “Hemos llegado ama” —comentó
Etel con la seriedad y sin expresión en su rostro pálido.
— “Si” —dijo ella observando a los presentes, luego abrió sus manos y
unas filosas garras se extendieron.
Con el cuerpo cubierto por aquel
demonio Kibo pudo observar a los recién llegados y con sus ojos grises muy
abiertos de asombro murmuró— “Am…”.
Capítulo X: Rivales hasta la muerte
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